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Capitulo 12; El broche

Cuando Jorge desperto tenia entre sus brazos a Mariana, que descansaba tranquilamente apoyada en su pecho y rodeada por los brazos de el.  El acaricio la espalda de ella despacio por encima de su camisola, mientras la observaba dormir placidamente.

-Umm –Mariana suspiro, se removió un poco entre los brazos de el y al oír su suave voz Jorge no pudo evitar excitarse.  Cada vez le resultaba mas difícil estar junto a esa mujer sin tocarla, sin hacerla suya.

Mariana abrió los ojos despacio y se encontró con la mirada penetrante de Jorge, en cuanto se dio cuenta de la situación se incorporo rápidamente situándose en su lugar en la cama.

-Buenos días –el la miro sonriente -¿Has dormido bien?

-Si –ella se sonrojo recordando todo lo ocurrido en la fiesta del gobernador –Jorge ¿Mi padre sabe que tu compraste las tierras?

-No –El se giro hacia ella –Nadie lo sabe, un amigo firmo como mi apoderado, no suponen que yo soy el dueño de las tierras.

-Ah –entonces Mariana recordó lo que su tía le dijo, tenían que arreglar algunas cosas de la Mansión en Los Ángeles –Mi tía tiene cosas que arreglar en los Ángeles

Jorge no contesto la miro con el ceño fruncido.

-Tiene que dejar dispuestas algunas cosas en la casa, con los criados, además de algo de dinero que tenemos allí, me gustaría acompañarla –Mariana noto como el se ponía tenso y cerraba los ojos –Pensamos que quizás tu y tu padre nos querríais acompañar.

-¿Qué? –Jorge respondió sorprendido, ¿ella quería que fuera con ella? –Claro, estoy seguro que a mi padre le parecerá una gran idea –el sonrió –Ahora tengo que resolver unos asuntos pero en el almuerzo lo arreglaremos.  Quizás podamos partir mañana mismo.

-Gracias –Ella sonrió ampliamente y le dio un beso en la mejilla, aunque cuando se dio cuenta lo que acababa de hacer se sonrojo –Voy al baño

-Yo tengo que irme –El se levanto de la cama mientras ella entraba al baño y se vistió para luego salir sonriente de la habitación

Mariana desayuno en el jardín junto  a su tía y después pasaron el resto de la mañana hablando del viaje y planeando todo lo que tenían que arreglar en Los Ángeles.

Almorzaron con Miguel y Jorge mientras organizaban todo para partir al día siguiente en la misma mañana.

-Entonces partiremos temprano –Miguel sonreía a Leonor que parecía ilusionada con el viaje –Aremos un alto en alguna de las posadas del camino  y así llegaremos al día siguiente en la mañana

-Me parece bien –Mariana sonreía ilusionada –tía, vayamos a organizar todo para el viaje

-De acuerdo niña –Leonor y Mariana salieron directas a sus habitaciones para escoger los vestidos del viaje

-Te veo ilusionado con el viaje hijo –Miguel miraba divertido a Jorge – Puedes considerarlo como vuestro viaje de bodas

-No lo había pensado padre –Jorge sonrió –Siempre nos viene bien hacer un viaje, ordenare a Gabriel y Tomas que nos acompañen y que el resto permanezcan aquí por si al gobernador se le ocurre hacer de las suyas.

-El gobernador –Miguel sonrió –Imagino su cara cuando sepa que hemos partido de viaje.

-Si me disculpa padre, tengo algo que hacer antes de partir –Jorge se levanto sonriente y salio de la casa, se dirigió a las caballerizas y monto su caballo para dirigirse al pueblo.

Tras escoger los mejores vestidos para el viaje y ordenar a algunas criadas que los dispusieran en los baúles, Leonor se retiro a su habitación a descansar y Mariana decidió salir a pasear al jardín donde se encontró con Santiago.

-Ya nos informo el jefe que mañana parten de viaje –Santiago sonrió –Tomas y Gabriel les acompañaran

-Si, tenemos que resolver algunos asuntos en Los Ángeles –Mariana mostraba su felicidad –Por cierto, ayer conocí a tu hijo, Alejandro

-Oh, si ya el me hablo de vuestro encuentro –Santiago rió –Y de tu espectacular subida a un árbol

-Si, digamos que siempre me gusto desafiar a la naturaleza –Mariana guiño un ojo –Y dime ¿Cuántos hijos tienes?

-Dos –Santiago se sentó a su lado –La mayor Teresa, tiene trece años y el pequeño Alejandro que tiene siete

-Vaya, jamás te hubiera imaginado como padre –Santiago la miro con el ceño fruncido –Quiero decir, que al conocerte como bandolero jamás hubiera supuesto que tendrías familia

-Ya –Santiago reía sin parar –Y supongo que tampoco imaginabas a Jorge como un distinguido hacendado

-Pues no –Ella suspiro –Y ¿Alguien mas de la banda esta casado?

-No –el la miro sonriente –Bueno, Fernando tiene planes de matrimonio con su novia, pero parece que aun no se decide.

-Parecéis entretenidos –Jorge interrumpió sonriente la conversación

-¿Quién no se entretiene hablando con su esposa jefe? –Santiago guiño un ojo a Mariana y después se levanto para marcharse –Con permiso, me he distraído y aun me quedan cosas que hacer.

Mariana  y Jorge se quedaron solos en el jardín, mirándose el uno al otro, el se acerco a ella y saco de su bolsillo una pequeña cajita envuelta en un pañuelo, después tomo la mano de su esposa y se la coloco en la palma.

-¿Qué es? –Ella le miro confundida

-Un regalo –El desvió la mirada hacia otro lado –Lo encargue para ti, como regalo de bodas

-¿Para mi? –Mariana desenvolvió la cajita y la abrió, para encontrarse con un hermoso broche dorado con forma de lazo y un pavo real en el centro. Pequeñas piedras preciosas de color verde claro relucían en el –Es precioso

-Me alegra que te guste –El se acerco y saco el broche de la cajita, después con cuidado y muy despacio, como si temiera que ella apartara su mano, lo coloco en su vestido, justo en el filo de su escote. 

-Gracias –ella le miro a los ojos sin saber como reaccionar

-Mariana, me gustaría pedirte algo –Ella le miro confundida –En nuestra boda, no tuvimos ocasión de bailar y no puedo parar de preguntarme como seria bailar con tigo

-Oh –ella se sorprendió –Pero aquí no hay música

-No nos hace falta –El sonrió y le tendió una mano que ella acepto

Nerviosa Mariana se acerco a el, coloco una mano en su hombro y la siguiente sobre la mano de el, que la sujetaba con fuerza.  El paso el brazo por su cintura acercándola a su cuerpo, para sentir la cabeza de ella junto a la suya, que respiraba agitada. Comenzaron a girar abrazados y a moverse suavemente, como si la mas hermosa de las melodía les acompañara.  Permanecieron bailando en el patio bastante tiempo hasta que comenzó a refrescar y ella sintió un escalofrió.

-Tienes frió –no era una pregunta, el sintió como el cuerpo de ella se estremecía, se aparto un poco, se quito la chaqueta y se la tendió a ella –Entremos, antes de que refresque mas.

-Si –ella cogio la chaqueta y se cubrió con ella, para caminar hacia la casa abrazada por el

Para asombro de ambos, justo ante la entrada de la casa Roberto Sánchez esperaba sonriente, aunque la sonrisa se borro de su rostro en cuanto vio a la pareja abrazados.

-Señor gobernador Roberto Sánchez –Jorge atrajo aun mas hacia el a Mariana -¿Qué le trae por mi casa?

-Quería advertirle algo a usted y a su esposa, por supuesto –Miro a ambos a la cara

-¿Y que advertencia puede ser tan importante para que el gobernador en persona nos sorprenda con una visita a tan altas horas de la noche? –Mariana hablo decidida

-Supongo que vos preciosa Mariana ya sabéis a que se debe esta intempestiva visita –el sonrió suficiente –Pensé que quizás habríais pensado en nuestra conversación en la gobernación y pudiera ser que hayáis cambiado de opinión –Jorge miro a su esposa con el ceño fruncido

-Pues no, no he tenido el tiempo y menos el interés de pensar en aquella conversación señor gobernador –Mariana entrecerró los ojos observándole –Y deje que le diga que en cuanto a mi respuesta, sigue siendo la misma.  Puede que usted este acostumbrado a conseguir todo lo que quiere pero le aseguro que mi no me tendrá, jamás.

-Ya ha oído a mi esposa señor Sánchez –Jorge se puso furioso tras oír de que se trataba dicha conversación –Y no me agrada que se aparezca en mi casa para ofender a mi mujer y menos aun para proposiciones indecentes.

-Nada de indecentes don Jorge, le recuerdo que en un principio era mi prometida y mi intención no era otra que convertirla en mi esposa –Roberto Sánchez camino hacia su carruaje –Me retiro, no me gusta incomodar.

Una vez se marcho el gobernador Mariana y Jorge entraron la casa y justo antes de entrar al comedor donde estaba dispuesta la cena, el la agarro por los brazos y la obligo a mirarle a la cara.

-¿Qué es eso que te dijo el gobernador en la fiesta? –parecía molesto

-Bueno, solo dijo que no jugara con fuego y que aunque mi padre le hubiera pagado el dinero, le seguía debiendo algo y solo olvidaría la deuda cuando yo le perteneciera –Ella le miraba sorprendida, respirando agitada ante la cercanía de el

-Jamás, nunca serás suya –Jorge hablo con voz ahogada y sin previo aviso beso a Mariana en los labios.

-Oh disculpen –Graciela que se dirigía al salón con una bandeja en la que transportaba la sopera, se paro ante ellos sonriente y desviando la mirada hacia otro lugar.

-No te preocupes Graciela –Jorge se aparto de Mariana –Sigue tu camino –Ella asintió y sin dejar de sonreír entro al salón dejándolos de nuevo a solas

-Entremos –el sin mirarla tomo a Mariana del brazo y entraron al comedor, donde Leonor y Miguel hablaban animadamente mientras Graciela sonriente servia  la sopa

-Que hermoso broche niña –Leonor se fijo en el broche que lucia su sobrina -¿Es nuevo?

-Si, tía –Mariana acaricio el broche con sus dedos mientras Jorge se sentaba a su lado observándola –Me lo ha regalado Jorge

-Ah, pues es muy hermoso –Leonor sonreía mirando a Jorge

-¿Y cuando lo compraste hijo? –Miguel miraba divertido a su hijo, ¿haciendo regalos a Mariana?

-Lo recogí esta tarde padre –el miro a su padre con el ceño fruncido, lo conocía bien y sabia que se estaba burlando de el

Cenaron tranquilamente y después se retiraron a las habitaciones para descansar, mañana les esperaba un duro viaje.   Mientras Jorge se cambiaba en la habitación, ella tomaba su baño relajada.  El estaba tumbado en la cama, cuando Mariana salio ya con su camisola del baño y se sentó ante el espejo a cepillarse el pelo, mientras el la observaba atentamente.

-¿Estas bien? –Mariana le pregunto mientras se dirigía a la cama

-¿Eh? Si –el sonrió –me perdí en mis propios pensamientos

-¿Cuántos años lleva casado Santiago? –Mariana sentía curiosidad

-Unos 16 ¿Por? –El la miro divertido

-No se, no lo imaginaba feliz con una esposa e hijos –ella sonrió –lo conocí como uno de los mas serio y rudo de la banda.

-Todo hombre desea formar una familia en un momento de su vida –El se acerco a ella mirándola a los ojos –Si encuentran la mujer adecuada, claro.

-Me gustaría conocer a sus hijos, bueno a su hija –ella se alejo un poco, se estaba poniendo nerviosa.

-Como quieras –el sonrió –Te llevare a conocer a su esposa y a su hija cuando regresemos de nuestro viaje ¿Qué te parece?

-Me encantaría –ella se quedo pensativa – Le comprare algún juguete a Alejandro y perfume para Teresa, en los Ángeles.

-¿Te acuerdas de sus nombres?-el rió -¿Te ha hablado Santiago de Teresa?

-Un poco –ella suspiro –se le veía feliz hablando de su familia

-Parece que ya te sientes mas cómoda con compartir el cuarto –el la miro divertido –no te acuestas ignorándome, al menos hablas con migo.

-Es tarde –ella comenzó a recostarse y el reprimió una risa –Será mejor que durmamos, mañana nos queda un gran viaje por delante.

-Cierto –el la miro de reojo – Al menos esta vez no tendrás que preocuparte de poder escapar y que no te capturen.

-Ni tu de secuestrarme –ella lo dijo sin pensar, simplemente recordó como se sentía entre los brazos de Jorge cuando aun no conocía su nombre ni había visto su rostro y el cabalgaba a galope abrazándola –Ni de tener que golpearme para lograrlo

-Lo siento –el hizo una mueca de dolor –no quería hacerte daño, pero me pusiste muy nervioso, dudo que hubiera logrado llevarte con migo despierta.

-No lo dudes, tenlo por seguro –ella sonrió suficiente –No habrías conseguido capturarme

-Sin embargo lo logre –el se acerco para susurrarle el oído –Y ahora estas aquí, en mi cama y eres mi mujer.

Mariana no respondió y el se rió en silencio, después se tumbo y se tapo con la sabana para descansar.

 OS DEJO LA FOTO DEL BROCHE QUE JORGE REGALO A MARIANA

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