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Capítulo 11.

'Invierno.'

V.

Nunca me había atrevido a ser sincera con otra persona que no fuera yo misma. La sinceridad es una virtud con la cual las personas saben jugar muy bien, fingiendo ser algo que no conocen. Por muchos años temí ser sincera con mis sentimientos hacía otra persona, aunque sea descabellado en esa escuela llegué a enamorarme sinceramente dos veces, aunque nunca terminaba confesando, mi corazón termina doliendo por las palabras no dichas y las partidas con despedidas eternas. Miedos e inseguridades que me devoraban mientras me negaban mis noches de sueños.

¿Algún día dejará de doler?

Esa pregunta frecuentaba mi mente día tras día, parecía no obtener respuestas porque tampoco conocía la causa de mi sufrimiento. ¿Dolía la distancia? ¿Dolía la desdicha? ¿Las palabras no dichas o los sueños nunca cumplidos? ¿Las promesas que se volvieron inválidas al partir sin consentimiento?

Me dolía dejar mi invierno.

Eso era lo que dolía.

Tanta calidez en mi cuerpo era insoportable, parecía un calor infinito que nunca se despegaba de mí por más que lo intentará.

¿Dónde está, mi ángel?

Mi calidez anhelaba un poco de frío en ese verano infinito. Nunca fui gran amante del frío pero por ella me volvería amante del polo norte.

Zherhan es mi invierno y le estaré agradecida por eso.

Su aura fría es el contraste necesario para mí verano.

Ella es mi ángel.

Ella era mi necesidad.

—¿Ahora qué?—, titubeó sin ser capaz de verme.

Quise chillar al verla tan frágil, como si fuera la misma niña que deje.

—¿Ahora? Hmm... No debemos pensar en seguir un plan, cielo. —, susurré, colocando un mechón detrás de su oreja.

—¿Cómo qué no?—, torció el gesto, mientras sus manos frías se envolvían en mi cintura.

Sí, aquí deseaba estar.

—Tenemos sentimientos la una por la otra y eso-

—Sí, tenemos sentimientos. —, me cortó mirándome a los ojos. — Pero no sabemos sí añoramos lo pasado, sí solo es por comodidad o porque realmente hay algo aquí.— ,su uña presiono mi corazón.

Auch.

—¿Añorar? Éramos unas niñas cuando me fui. —, recordé. — ¿Qué propones?—, tomé entre mis dedos su fino mentón.

Maldición, iba a llorar de lo linda que era.

Era extremadamente preciosa.

—¿Conocernos?—, había indecisión en su voz. — Conocernos más, hay cosas que seguramente no conozco, las personas cambian. Quiero saber más de tí.

—¿Más?—, cuestione.

No había tanto que saber de mí, realmente.

Todo, si es posible. —, sus mejillas se incendiaron en un rojizo y yo quise reír.

—Todo, entendido. —, asentí divertida, besando su mejilla. Alcé la mirada para visualizar las bolsas que dejó en la isla de la cocina. —¿Qué traes ahí?—, pregunté.

—Una tarta de frambuesas.

—Sigue siendo mi favorita. —, confesé, acercándome a la bolsa. — ¿Fuiste a ver a Leslie?—, corte el silencio que nos inundó.

—Sí.—, subió ambas piernas al sofá y enterró sus mejillas en sus rodillas.

—¿Algo interesante qué contar?—, indague más.

—No, la verdad. —, se encogió de hombros. — Supongo qué está celosa de tu llegada. —, confesó mientras seguía viendo su reflejo en la televisión apagada.

—¿Eh?—, eso sí que me sorprendió un poco.

—Mi amistad con ella, al inicio no fue fácil. Nunca la dejé entrar en mi habitación, tocar mis cosas o que pasara tanto tiempo en mi casa. Yo le decía que no podía ocupar un puesto que no tenía, inocentemente creía que regresarías.—, susurro con su mirada perdida.

—Lo siento, siento mucho todas las veces que te quedaste esperando por mí.—, realmente mi corazón dolía porque yo también había sufrido.

—Era una niña.—, se encogió de hombros, queriendo lucir despreocupada aunque sus ojos azules se volvieron cristalinos.— Supe que no volverías en el momento que faltaste a ese recital.—, su voz era tan plana que me causó escalofríos.

—¿Ese recital?—, pregunté con miedo.

—El recital dónde le iba a leer un poema a mamá. Ese que fue tan importante para mí y qué tú me ayudaste a escribir. —, sus palabras calaron mis huesos, sentí un picor en mis ojos y mi garganta cerrarse.

—Tal vez pueda perdonarte muchas cosas, pero mi Zherhan de doce años nunca va a perdonar que la persona que mamá quiso como a su segunda hija, no estuviera ahí. Eso todavía me duele aquí.—, se apuntó el corazón, podía ver el dolor en sus ojos. — Y no será difícil olvidarlo.

***

24 de Enero de 2030.

—Hola, Nunni. —, saludé a la bonita hermana Zenda.

— Hola, mi bonita. —, sus ojos estaban tristes pero aún así me sonreía.

—No estés triste. —, con mis pequeñas manos acune su rostro y besé su nariz. — ¿Y... mi Nanni?

—Ya te habías tardado. —, molesto entre risas. —En la habitación, linda.

—Bien. —, volví a dejarle un beso y me marché.

Con rapidez, entré en la habitación y la encontré hecha una bolita, con audífonos en sus oídos. Me acerqué silenciosamente y la abracé por detrás.

—Ya sabía que eras tú, incluso antes de qué entrarás.—, balbuceó.

—No es justo. —, me quejé. —¡Es imposible sorprenderte!

—Conozco muy bien tus pasos, Vero. —, se volteó para verme, su mirada triste me dolió. —, Extraño a mami.

—También extraño a mami. —, confesé.

—Espero hoy pase un feliz cumpleaños.

—¡Feliz cumpleaños a mami! —, aplaudí bajito y la castaña se acurrucó más en mí.

—Debo escribirle un poema. —, habló tiempo después. —¿Me ayudas?

—¡Es imposible decirte que no! —,bese su nariz.

—Debo leerlo luego de nuestro cumpleaños. ¿Estarás ahí? —,cuestionó con preocupación.

Asentí e hice un sonido de afirmación.—Lo haré, siempre estaré en todo lo que hagas. Lo prometo por la garrita.

—¡Lo prometiste por la garrita, eso es sagrado. Debes de estar ahí o no te hablaré nuuunca más. —, me sacó la lengua y estuve a punto de replicarle cuando Zenda nos interrumpió.

***

—No cumplí muchas cosas. ¿No?—, me cuestioné secando algunas lágrimas.

—Así parece. —, afirmó con cierto resentimiento.

—¿Cuánto dolor guardas únicamente para mí? —, me atreví a preguntar.

—No te gustaría saber.

Y tenía razón, no quería ni imaginarlo.

—Recuerdo cada mínima cosa qué me prometiste. Por más ridículo que fuera, lo tengo en mi memoria y ¡Sí! Soy una demente, soy estúpida por qué el irte no estuvo en tus manos, no fue tú culpa. Pero soy bastante egoísta y hay cosas que aún no te puedo disculpar, soy egoísta pero. ¿Cómo le explico a mi niña interior qué no te irás de nuevo? —,tembló y suspiro bajito. —¿Qué pasa sí te vuelves a irte con más promesas sin cumplir?—,negó con dolor y yo sentía que no podía respirar, me dolía cada palabra que salía de su boca porque sabía que las merecía. —No puedo hacerme esto, soy egoísta pero me cuido esta vez. Zenda me espera en Italia, tengo una vida por continuar, no puedo esperar a qué decidas irte o no está vez. Siento cosas inmensas por ti, pero no puedo olvidarme de todo. Lo siento, sinceramente lo hago. —,terminó por quebrarse.

En la sala solo se escuchaban sus sollozos y mis esperanzas derrotadas. Al final, tenía razón, nunca sabía cuando mis padres volverían por mí y yo sabía que no era lo suficientemente valiente para separarme de ellos porque incluso y con todo lo que hacen e hicieron son mis padres y yo los amo infinitamente.

—No te disculpes, cielo. Simplemente no es nuestro momento. —, bese su cabello, evitando derrumbarme, ya tendría tiempo para ello. —Solo deseo que seas lo suficientemente feliz para que dejes todos tus miedos de lado y ames como sé que puedes hacerlo. Yo seguiré siendo tú amiga Vero, que te acompaña y aconseja hasta el final. —, no lo estaba prometiendo, lo estaba afirmando.

La castaña levantó la vista, su nariz roja y esos ojos que solo transmiten dolor, yo quería envolverla en mi calor, consolarla y luego guardarla en mi bolsillo para que nada malo le sucediera nunca.

—No, Veronicca. —,trague grueso y sentí ganas de vomitar. —Sí aquí no va a suceder nada—,nos señaló a ambas. —Es mejor dejar todo hasta aquí, no puedo lastimarme más, no soportó el querer besarte, abrazarte o presumirte. No puedo tenerte atada a mí. —, tragó grueso y desvío la mirada.

Se marcha.

Lo sabía, incluso antes de qué lo dijera y yo no podía hacer nada para impedirlo. Mi corazón dolía, dolía como sí le estuvieran arrancando las entrañas. Me aferré al mueble para escuchar esas palabras qué desee nunca escuchar. Joder, incluso la espera lo hacía más difícil.

—Solo aléjate. —, pidió con frialdad.

—Mírame. —, le rogué bajo.

—Deja de hacerlo difícil.

—¿Ni siquiera eso merezco? —, despreciable, así fue mi voz.

—Haz-hazlo, po-por favor.—, pidió viéndome por un segundo.

Cerré los ojos y mojé mis labios con un evidente dolor...

—Algo me decía que esto sucediera, así que te escribí esto. Léelo cuando te vayas a casa. —, con la voz rota y la presión en mi pecho, me agaché a la mesa para sacar el sobre blanco, lo deje a su lado y sin verla me dirigí a mi habitación, sabiendo que mañana cuando despertará...

Zherhan ya no estaría aquí en mi casa.

Ni en mi vida.

Y era lo que merecía, sinceramente.

Magic Shop de bts, me recibió como ese abrazo que necesitaba.

Estoy en mi tienda mágica, acá nada malo me sucederá. Ellos me cuidarán y me abrazarán, nada malo sucederá.

«Sé que dudas, aunque te diga la verdad.

Al final todo vuelve como cicatrices.

No diré palabras obvias para animar.

Te contaré mi historia, te contaré.

Qué dije.

Dijiste que ganarías.

Realmente no podía creerlo.

puedo ganar.

Un milagro que no es un milagro.

lo logramos.

no, yo estaba aquí.

llegaste a mí.

Creo en tu galaxia.

quiero escuchar tu melodía.

las estrellas de tu galaxia.

¿Cómo bordarás tu cielo?

al final de mi desesperación.

No olvides que por fin te encontré.

estabas parado al borde de un acantilado.

mi última razón.

Vivir.

El día que odio ser yo mismo.

El día que quiero desaparecer para siempre.

Hagamos una puerta en tu corazón

Si abres esa puerta

este lugar esperará

Está bien creer, te consolaré.»

Quería llorar, llorar hasta qué no quedará una sola gota de mi ser,pero me era tan imposible. Solo sentía un vacío, cómo sí una parte de mí fue arrancada y silenciada al mismo tiempo.

«Magic Shop fue agregada a la Playlist "Destino."»

Me levanté en silencio, caminé hasta acercarme a la sala. Magic shop estaba siendo reproducida en el celular de Zherhan y yo no podía estar más confundida.

—Compartimos está playlist.—, aclaró mi duda y yo brinque en un susto, no esperaba que me descubriera.

—¿Cómo...?-

—Aún sigo conociendo todos tus pasos. —, recordó.

Me senté a su lado y agradecía que compartimos una playlist, aunque sabía que era la única que iba a agregar canciones que no podía decir con palabras... Esa playlist quedaría en el olvido para ella pero en mi memoria para siempre.

—Mañana me iré,solo por hoy dormiré aquí.—, informó apoyando su cabeza en mi cuello y aspirando mi aroma.

—Está bien. —, acepte en un susurro vencedor.

Fue bueno mientras duró.

Mi invierno siempre será mi invierno y eso nunca cambiará.

—Buenas noches, Vero.

—Buenas noches, cielo.

Las luces se apagaron y todo quedó en silencio, pero mi mente parecía que se burlaba de mí. No dejaba de repetir lo tarde qué había llegado y lo cobarde que era por dejar que mis padres hicieran lo que quisieran conmigo.

La perderás.

La volverás a perder una vez más.

¿Tanto luchaste por salir de ahí para dejarla ir tan fácilmente?

Patética.

Apreté mis ojos y la abracé más, solo por hoy, solo por hoy deja de molestar.

Pareció ceder,pero sabía que la tortura apenas empezaba.

Sólo por hoy quiero quedarme en mi invierno, ya mañana el fuego quemará mi mente. 

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