Capítulo 05.
'Dime, ¿Cómo hago?'
V.
No creí tener a Zherhan tan pronto en mi casa, no espere su reacción agresiva y tampoco espere sus frías palabras y reclamos. De vez en cuando me miraba con tristeza y tal vez hasta decepción y no es para menos, yo tampoco me hubiera perdonado. Mucho hace con soportarme ahora mismo y claro que merece una respuesta pero. ¿Con qué cara le digo que me fui porque la amaba? No podría imaginar su reacción, no podría soportar su rechazo, ni su decepción. Busque en mi celular la bendita canción y la más reciente se llamaba "Dime cómo hago." Nunca había envidiado tanto a una persona como a esa tal María, había tanta emoción, encanto y hasta amor cuando hablaba de ella.
Una persona desconocida tenía eso que yo anhelaba.
—¿Estás dormida?—, mi tono fue bajo por si realmente dormía.
—No, solo descanso mi vista. ¿Qué pasa?—, le coloque el audífono, abrió los ojos y me coloco el otro.
Quise replicar diciendo que no era necesario pero ella simplemente se pegó más a mí, casi rozando nuestra manos, escondió su cara en mi cuello y sin que me afectará su cercanía reprodujo la canción.
"A lastimarte ya se ha acostumbrado.
Nunca valoro a la mujer que tiene a su lado.
Hoy he vuelto a soñarte.
Quiero ser lo primero que veas al despertarte.
No quiero ser tu amiga.
Quiero ser la persona que sane tus heridas.
Mírame fijo a la cara.
Te juro que me voy si decís que no sentís nada.
Con mis besos quedaste encantada.
Sabes que no fue un error lo de la noche pasada."
No podía soportarlo, esa canción expresaba totalmente lo que sentía. ¿Con cuántos idiotas habrá estado? ¿Cuántos le habrán roto el corazón? ¿Cómo se habrá sentido?
Sorbí mis lágrimas e intenté quitarme el audífono, no necesitaba seguir torturándome. No necesitaba torturarme aún más. Antes de que pudiera levantarme, Zherhan se encontraba encima de mí.
Su calor corporal me hizo temblar.
—Solo escucha la canción... —, suspiró, mirándome. —No pienses en nada más, solo por hoy no me hagas recordar que me abandonaste, solo por esta noche déjame amarte. —, su voz era tan débil que me dio escalofríos.
(De preferencia reproducir la misma canción "Dime como hago by Maria Becerra)
Le hice caso y volvió a reproducir, con su uña seco mi lágrima y me acarició lentamente hasta sostenerme la barbilla, tenía mis ojos cerrados disfrutando de su caricia. Con su otra mano rasguño con lentitud mi abdomen. Trague grueso mientras alzaba mis caderas, un simple acto me excitaba con rapidez. Ni siquiera me estaba tocando, solo me torturaba lentamente. Por fin saco su cara de mi cuello y con la poca claridad que la cortina ofrecía observé sus ojos azules los cuales se oscurecieron. Me miraba con una sonrisa y mojo su labio inferior con su lengua. Mi respiración era irregular.
—Así que una simple caricia mía causa gran efecto en ti... Es bueno saberlo. —, parecía que había descubierto algo maravilloso.
Se bajó hasta la altura de mis labios y con lentitud atrapó mi labio inferior mordisqueando un poco. De mi brotó un débil gemido.
Nunca había sido tan sumisa, nunca había dejado que alguien más besara mis labios. Solo ella podía causar eso en mí.
Ese débil gemido pareció atraerla ya que volvió hacer la misma acción sin dejar de verme. Finalmente besó mis labios, sus labios eran dulces y suaves. Seguía su ritmo lento mientras ella movía su cadera de atrás para adelante causando una deliciosa fricción por la tela. Enrede las manos en su cabello para profundizar el beso, un millón de sensaciones se acumulaban en mi ser. Ni en mis sueños más remotos se acercaba a cómo se siente besar sus labios, su beso no era torpe. Ella estaba consciente de lo que hacía con sus labios, chupaba y mordía cuando era necesario. Apreté mis manos en su cadera para que detuviera sus lentos y torturados movimientos. No quería obligarla a hacer algo que no quisiera, no teníamos un buen momento. Sabía que podía arrepentirse luego. Antes de terminar el beso terminó de la misma forma que empezó, mordisqueo mi labio para luego observarme con lujuria.
—Zherhan...
—No digas nada, Vero. Mañana podremos hablar de ello, hoy solo deseo dormir contigo... Solo te pido eso, nada más.
Cómo respuesta, la bajé de mi regazo para abrazarla por la cintura. La arrope y bese su hombro para que sintiera mi calor. A los pocos segundos se quedó dormida y yo caí detrás.
No sabía qué hora era, pero todavía no amanecía. ¿Las tres? Tal vez, apenas hemos dormido tres horas. Unos débiles sollozos me levantaron, encontré a Zherhan en el baño llorando sin poder controlarse.
—¿Qué pasa, Nanni?—, rápidamente me agaché para verificar que todo estuviera bien con ella. —¿Te duele algo?—, negó y todavía se negaba a verme.
Me senté a su lado, su llanto era tan doloroso que en silencio corrían las mías por igual. Zherhan se sentó de nuevo sobre mi buscando refugio, acaricié su espalda y luego de minutos su llanto era más calmado. Como pude me levanté con ella y la lleve hasta la cama, en silencio la arrope y me acosté en el espaldar de la cama. Su cabeza reposaba en mi abdomen y acariciaba su cabello, no preguntaría pero tampoco la abandonaría. Eran las cuatro de la mañana y apenas la respiración de Zherhan mejoraba.
—Fabrizio falleció. —, confesó sin más.
Y aunque quede fría por la noticia, no debía decir nada o volvería a llorar, sabía que se iba a desahogar.
—Mi hermana perdió a su prometido en un solo minuto, y aunque estoy triste por la muerte de Fabrizio... Me duele saber que mi hermana ahora estará sola, le costó tanto estar junto a él y cuando justo lo pudo hacer, él falleció. Independientemente de que él hubiera sido o no el amor de su vida, ambos se quisieron y siempre estuvieron ahí. Yo, me sentí tan sola cuando te fuiste, sentí que moría y que perdía parte de mi vida, pero en el fondo sabía que estabas ahí, volvieras o no, lo estabas. Y a pesar de que siento tanta rabia e impotencia contigo y conmigo misma. No puedo permitirme volver a perder, si tú mueres...Yo...
—Shh, está bien. No pienses en eso, solo descansa un poco, cuando vuelvas a abrir tus ojos yo estaré a tu lado. —, la corte para que dejara de torturarse.
Ninguna tuvo la culpa, o tal vez yo sí la tuve un poco.
Bese su frente y sin pensar en sus palabras, cerré mis ojos para dormir junto a mí Nanni..
La claridad del sol me pegaba en la cara, abrí mis ojos intentando moverme un poco pero un gran peso impedía esa acción. Baje mi vista para ver a Zherhan casi sobre mi, sus pestañas reposaban y su semblante era tranquilo y relajado parecía tener buenos sueños y dormir en paz. Tome mi celular para verificar la hora.
10:39 a.m.
Carajo, perdí el segundo día de clases.
Desbloqueé el celular para escribirle a la rectora sobre mi falta, sin embargo había un mensaje que me salvaría está vez.
"Parece que no hará buen clima esta semana, por ende las clases serán virtuales. La ciudad está completamente inundada."
¿Mal clima? Yo veo un... Sí, un muy mal clima, el sol que me despertó desapareció en un solo segundo. La llovizna empezó a caer poco a poco.
¿Suerte o castigo?
Zherhan se giró dejándome en completa libertad, me levanté de la cama para hacer mis necesidades y ducharme. Me coloque un pijama más abrigado, sabiendo que no saldría a ningún lugar. Me encamine a preparar el desayuno, no sin antes echarle otro vistazo a la pelicastaña quien seguía durmiendo plácidamente. Sabía que pronto esa felicidad terminaría y volveríamos a la realidad, debíamos hablar y debía ser sincera. Perdiera o ganara, ella sabría la verdad. Prepare algunas tostadas con huevo revuelto y jugo de naranja.
Era lo único que sabía preparar.
—Buenos días. —, saludó en un murmullo, su cabello estaba mojado por su segura ducha y su mirada estaba fija en sus pies.
Tenía vergüenza, tenía vergüenza por su arrebato.
—Buenos días, linda pijama. —, la molesté.
—Lo siento, no quise...
—Está bien, era broma. Ven a desayunar. —, se sentó al frente de mí y comía sin mirarme.
Es hora... Vamos, no seas cobarde.
—Zherhan.
—Veronicca.
—Habla tú.—, pedimos al unísono.
—Yo quería hablarte de lo que sucedió anoche...
—Lo sé, pero antes quisiera hablar de mi partida repentina. —, eso captó su atención y me miraba fijamente esperando saber más. —Ehhh. —, observaba mis uñas debido a mi nerviosismo.— Yo estaba en Francia, sabes que siempre iba de vacaciones ahí, pero esta vez yo no había ido de vacaciones por eso nunca me encontraste. Un día ... Yo hablé con mamá sobre un sueño que tuve, donde...—Zherhan tomó mis manos para motivarme a continuar. — Donde soñaba que te daba un beso. —, alcé mi vista para retener las lágrimas. — Mamá no dijo nada, al día siguiente me dejó ir a tu casa con normalidad y luego me llevó a Francia para no regresar... Estuve en una escuela católica para mujeres.—, reí de ironía. — Lo cual era ilógico, al inicio intentaba llamarte de alguna forma pero tampoco podía hacer mucho, luego poco a poco deje de saber de ti. Pero eso no quería decir que nunca pensé en ti, hasta que volví a verte en las noticias... Tan hermosa como siempre y esa sonrisa brillante, ya no eras esa niña y aunque yo tampoco lo era, deseaba serlo solo para nunca decirle nada a mamá, solo para que pudiera estar a tú lado. Por eso me marché.—, sequé mis lágrimas esperando por su sinceridad.
—...Yo.—, su labio temblaba por las seguras lágrimas.— Me siento tan mal, siempre creí que me abandonaste y que nunca te importe realmente, te llamé egoísta y mala persona pero en realidad no fue tú culpa...
¿Todo está bien?
¿Volveremos a la normalidad como antes?
¿Me has perdonado?
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