Capítulo 02.
'Irse.'
Z.
— ¡Zherhan, Leslie ha llegado por tí! —, escuché a mi hermana gritar desde la habitación.
— Ya iré. —, respondí de igual manera.
Ya eran 16 años... Hace 4 no sé nada de ella, desapareció sin más. Cada día hacía el mismo ritual, sola. Un picnic con sus bocadillos favoritos, acostándome en la misma manta esperando como cada año con la esperanza de que en algún momento llegará... Aún así, eso no sucede.
Ella no llegará más.
Pero no entiendo que me detiene a dejar ir toda esta estúpida tradición.
¿Por qué hago cosas que ella nunca hizo, ni hará por mí?
¿Por quién me detengo?
Ella se marchó sin importarle nada.
¿Por qué a mí me duele cada día de mi cumpleaños?
Debo parecer una tonta.
Incluso cuando las estaciones cambian, yo aún no puedo hacerlo.
Cada mes voy intentando desprenderme de cosas importantes para ambas, y cada año mi cumpleaños se volvió más triste para mí. Fotos, pijamada, comidas, ropas, regalos todo eso está en un baúl guardado en el lugar más remoto esperando por esa dueña que jamás llegará. Luego de su partida, llegó Leslie a mí vida, todo lo opuesto a Vero y a mí. Ella era más de las que aparentaba ser callada pero cuando tiene confianza te lleva la mano completa. Leslie es explosiva, sincera pero callada y a veces penosa. Una extrovertida intentando ser introvertida, eso era.
Nunca le dejé entrar tan fácil a mi vida, mi hermana fue quién me terminó uniendo más a ella y sin duda fue una gran decisión. Leslie nunca me ha dejado sola, no conoce toda mi historia con Vero y nunca ha preguntado demás, ella conoce mi dolor y le agradezco no tocar el tema. Nunca quiso ocupar un lugar que no le correspondía y nunca se ha quejado de lo callada que llegó a ser, de lo ausente que soy por momentos y de que a veces necesito mi soledad. Ella es una amiga sincera y respeta mi espacio...
Acomodo mi diadema, me observó por segunda vez y cuando me siento satisfecha, salgo de la habitación. Al llegar a la sala Fabrizio, Zenda y Leslie ríen como desquiciados.
—Parecen que están de muy buen humor. —, saludé, sentándome en el sofá.
Les envidio.
—Hola cuñadita, feliz cumpleaños. —, Fabrizio no me caía mal, pero tampoco estaba segura si sería un buen esposo para mí hermana.
No.
A quién engaño.
Me cae como un grano en el trasero.
Flacucho estirado.
—Gracias. ¿Nos vamos? Llegaremos tarde.—, mis palabras iban hacia Leslie.
—Sí, claro.
—¡Ven aquí, Zherhan! —, pidió Zenda.
Me acerqué a mi hermana para recibir ese abrazo de cumpleaños. La única que nunca me ha dejado sola por estos años.
—Es hora de que ya vayas dejando ir esa tradición. —,susurro con sinceridad.
Asentí en silencio.
—Hoy será la última vez que lo haga, hoy la dejo ir. —, prometí ignorando mi nudo.
Tome el topper, Leslie y yo salimos juntas sin decir nada más. Cinco minutos después, estábamos en ese parque el cual cambió hace muchos años.
Pero yo aun no lo hacía.
—... Entonces, yo me iré. —, dijo, después de ayudarme con las cosas.
—No, ven. Come aquí conmigo. —,le pedí.
—¿Segura? No quiero incomodarte, has hecho esto sola por cuatro años seguidos. Sabes que no tengo problema en dejarte sola unos minutos.
— Y te lo agradezco, Less. Has tenido más paciencia que nadie, y sí estoy segura.
Aunque estaba un poco dudosa, se sentó de igual manera, le ofrecí un bocadillo y me sonrió con timidez.
—¡Feliz cumpleaños, Zher! —, sacó de su bolsillo una bonita pulsera con un dije de Luna, en su muñeca tenía una idéntica, solo que era una estrella.
—Gracias, está muy precioso. —, la abrace por un corto tiempo y me coloque la pulsera.
Feliz cumpleaños para tí, Vero. Este fue el último año que lo celebré por tí, el resto serán para mí, por mí. Hoy te dejo ir de inmediato.
Less seco mi lágrima y le agradecí en silencio.
—¿Deberíamos salir? Ángel hará una fiesta hoy.
—No me digas que...
—Así es, en tu honor.—, aplaudió con alegría.
¿Soy familia de la Reina Isabel o qué?
—¡Está loco! Es un desquiciado. Cada que puede hace cosas "en mi honor" parece acosador. Solo no lo denunció porque es tu hermanastro.
—Shh, baja la voz, Zherhan. Anda, vamos, vamos. —, un simple mohín me convence.
—Bien, pero tengo que hablar...
—La hermana Zenda sabe, solo faltaba que aceptarás. Debemos ir a casa. ¡Hora de la fiesta!
Llegamos a ese sitio donde parecía que los padres no existían, los vecinos no se quejaban y de 16 pasamos a tener 22. Así de gigante era la fiesta, había más humo que una cafetera y más licor que un bar. Por fortuna elegí un pantalón de cuerina ajustado y no el vestido. Es más fácil pasar entre las personas ya borrachas a pesar de que ni era de madrugada. Leslie y yo llegamos a la parte trasera donde estaban las personas más conocidas para mí. Menos uno, un chico pelinegro trigueño de apariencia brasilera. Era un poco apuesto, pero no mi estilo.
—¿Quién es él? ¿Lo conoces?—, susurro Less a mi lado, lo que era raro porque no era de interesarse en chicos, no si estaba en una fiesta.
Me encogí de hombros sin dar respuesta. Todo el grupo volvió a vernos y Less se enrojeció como un tomate, yo la empuje a caminar mientras reía. Saludé a todos, impresionada de que Ángel no estuviera ahí.
—Mucho gusto, soy Leandro. —, se me presentó el chico nuevo, antes de yo hacerlo.
—Yo soy Zherhan y ella es mi amiga Leslie. —, nos presente. — ¿Eres nuevo, verdad? —, sentí un golpecito de Less y sabía que estaba incómoda.
—Sí, llegué hace poco de Brasil, Ángel es uno de mis mejores amigos y me dijo que en esta fiesta conocería a mis futuros compañeros.
Lo sabía.
—Bueno, espero que la pases muy bien. Iremos a buscar algo de beber, que disfrutes.
—Ustedes igual. —, le regalo una sonrisa a mi amiga, a quien menos mal me sujetaba o se cae al suelo ahí mismo.
—Dios, viste esos dientes casi me dejan ciega. —, se bebió un sorbo de agua.
—Lo vi, lo vi. No sueles ser tan penosa así. Es sorprendente que estés tan tímida cerca de él.
—Tampoco soy una buscona, pero tienes razón. Por alguna razón siento un poco de pena a su lado, tal vez su belleza me dejó en las nubes. —, reí por su comentario, y le entregué un vaso con más jugo que alcohol y eso mismo para mí.
Leslie y Leandro poco a poco fueron acercándose más, a veces hablaba con ellos o a veces estaba perdida en mis propios pensamientos.
¿Estará bien?
Me gusta pensar que está viviendo una vida feliz.
Han pasado tantos años y solo la recuerdo cuando tenía 12 años... Ha pasado cierto tiempo, y aunque a veces pienso cómo sería reencontrarme con ella me es difícil imaginarlo, tal vez porque me es difícil perdonarla.
Vivió tantos momentos conmigo, sabía que era casi lo único que me quedaba. Mi madre murió, mi padre... Es ausente y vive su dolor a su manera y estoy segura de que mi hermana pronto se marchara con Fabrizio... Siempre imaginé que ella estaría conmigo en cada etapa.
Ella, quién más prometió nunca irse, lo hizo.
Yo, quién más le dije que pronto me iría, nunca lo hice.
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