Capítulo 7: "La Confesión"
"Hoy vuelvo a escribir en tus páginas lo que será la historia de cómo perdí a quien se suponía, sería mi salvación. Cuando él no esté poseeré su recuerdo como maldición en mi cabeza. ¿Podré escapar de este destino?"
26 de mayo, ¡era el día! Hoy se celebraba el quinto día del festival del hielo, la fecha más esperada del año para cualquier monarquense. Y como cada año, eran los Huffmoore quienes dirigirían la tradicional fiesta nocturna que incluían al baile de las máscaras.
Como quinta hija de una familia muy poderosa, no podía decepcionar a mis padres que cuidadosamente me escogieron para ser la anfitriona principal, más cuando mi hermana había sido la encargada anterior.
Aunque dudaba que el año pasado existiesen las tormentas del actual.
—Conjuraste un hechizo de amor sobre Brajko Hargreaves, permitiste que se fortaleciera, no controlaste a tu diosa frente a tus amigas, y planeas quedarte con la asíngima que se requiere para romper el hechizo.
Con calma, sentado a su escritorio mientras su papeleo volaba para hacerse solo, mi padre resumía mis últimas semanas desde la ruptura del sello.
—Por favor, señor —decía Brajko a mi lado con la niña dormida en brazos—. Llámela "Eve", no entiende los términos de nuestro mundo.
—No voy a rendirme en la cuestión de liberar a Brajko, pero necesito tiempo para pensar una solución que no implique entregarla.
—¿Y cuáles son sus planes? —preguntó mi madre que reposaba sentada en el sofá de la izquierda.
—Queremos devolverla con su madre, pero dado que ella parece haber perdido sus recuerdos al cruzar a nuestro territorio, será difícil.
—Eso no es todo lo que será difícil —aclaró Brajko—. Si mis padres se enteran del hechizo, temo las consecuencias para ambas familias, y poco no faltará si toda la escuela se entera. Por eso estoy aquí, pido su cooperación para ocultarles la verdad.
—"Incluso si intentas atrasar lo inevitable, el destino tiene sus formas de reclamar aquello que le pertenece" —profesó papá—. Es de Hytee Biechny.
—Lo que su padre intenta decir es que solo podremos prepararnos para el cambio que está por venir, sin embargo, tendrán ayuda en cuanto a "prepararse."
Cada familia de Wingbat tenía un jefe que los representaba en su Círculo de Hechiceros, pero en el caso de mi familia, los Huffmoore siempre habían seleccionado dos líderes, usualmente una pareja. Siendo la mujer el cerebro y el hombre la voz, me recordaba por historias a cómo funcionaba la monarquía en los territorios humanos.
Mi madre demostraba con creces estar a la altura de su papel.
—Debido a que nuestros sentidos son más desarrollados que los de ellos, la asíngima, Eve, no notará de quienes se encuentra rodeada, pero, sin dudas, nuestros invitados serán capaces de percibir su falta de magia, toma esto —me ofreció a solas en mi habitación.
Me acerqué para tomarlo, era un collar usado en seres mágicos con una enfermedad muy específica que los resignaba de tener magia. Antiguamente ellos mismos abandonaron Las Monarcas, actualmente se les daban amuletos mágicos que activaba sus funciones muertas y les permitía lanzar pequeños hechizos.
Como Eve no tenía poder mágico resultaba imposible que este surgiera, el cambio residía en su olor mundano.
—Incluso con mi sutil ayuda, dependerá de ustedes que todo funcione —me decía mientras acomodaba mi cabello—. Eres la anfitriona principal de una de las fiestas más importante para los Huffmoore, pero escondes a una asíngima en una casa llena de magos de alto nivel, guarda cuidado.
—Entiendo mi obligación.
—También... vigila a los Hargreaves.
Comprendí por la mirada furtiva de mi madre que algo se me escondía en este asunto.
—Madre, sé que nuestra relación con esa familia siempre ha sido indecisa debido a su envidia por el cargo de mi padre, ¿pero... hay algo más que haya ocurrido y yo deba saber?
—Digamos que ellos hicieron algo indebido y tu abuelo les dio la sentencia mayor, así que nos culpan por eso.
La sentencia mayor para un Huffmoore era una maldición familiar. El hechizo más poderoso que representaba a nuestra familia.
—Walentyna —me llamó mi madre de pronto—. Sé que te hemos criado para ser alguien muy capaz de pensar por sí sola, así que sabrás de sobra que sería mala idea enamorarse de ese chico, ¿cierto?
...
Abrí personalmente la puerta de la casa para dar la bienvenida a los Hargreaves mientras los recuerdos de esa conversación con mis padres aparecían en mi mente sin motivo.
—Feliz semana de Argenta —me dijo Brajko con regalo en mano.
Lo tomé mientras él y su familia pasaban al interior de la residencia. Vi que las empleadas comenzaban a atenderlos, así que me relajé. Cierto, esto eran simples formalidades. Entonces sentí a Brajko tomar mi rostro para darme un beso en la mejilla. Nuevamente mi corazón se aceleró y esta vez no pude calmarlo cuando lo escuché susurrarme al oído:
—El regalo lo escogí yo personalmente.
—No te preocupes, nunca me enamoraría de Brajko —Fue mi respuesta hacía un mes.
Ahora ya no estaba tan segura.
Di un paso atrás envuelta por un sentimiento que no comprendía mientras él me miraba curioso. Durante las restantes dos horas me mantuve alejada de él con la excusa de que tenía responsabilidades como anfitriona de la fiesta. Pero no sabía por cuánto tiempo podría contenerlo.
Brajko Hargreaves
«La razón de celebrar el festival de hielo se debe a Argenta, diosa de los lazos cercanos, (los no mágicos la conocían como dios) hace mucho tiempo nosotros nos turnábamos para celebrar su cumpleaños, pero ese año nadie presentó un regalo, y eso provocó su ira inaplazable durante una semana entera donde convirtió el verano en invierno mientras bandadas de pájaros azules nos avisaban del próximo infierno»
«Cuenta la leyenda que el rey humano Nicholas Steven Hewlder III, nos salvó en ese entonces al realizar una alianza con un rey extranjero, no tuvo muchos fanáticos de la idea, sin embargo, aquel acto de confianza calmó a Argenta y dio inicio al primer festival de hielo. Siete días de tradición diferente cada uno, pero el quinto día es uno de los más venerados, debes reunirte con tus seres más cercanos para agradecer los lazos cercanos»
Terminé de contarle la historia a los niños más pequeños donde estaba de infiltrada Eve y me cansaba de observarles saltar de emoción. Mi aburrimiento fue tanto que me distraje hasta terminar buscándola, la encontré a los segundos distribuyendo las tradicionales máscaras azules. Walentyna esa noche se veía muy hermosa, era la primera vez que la veía con vestido y ese pensamiento no conseguía sacármelo.
Suspiré profundo ante la desilusión. Desde esa noche que nos besamos un mes atrás, nada había sucedido entre nosotros, pero poco a poco yo sentía cómo el hechizo se fortalecía y se me hacía más difícil alejarme de ella.
—Oh, no todos los días se ve esa expresión en el rostro de Brajko Hargreaves —escuché que alguien decía a mis espaldas.
Me volteé con cierto enojo y efectivamente. Eran esas dos supuestas amigas de Walentyna.
—¿Qué hacen aquí?
—Fuimos invitadas por los Huffmoore, se supone que en esta fecha uno se sincera y agradece a las personas cercanas, pero yo no tenía idea de que te encontraría mirándola de esa forma, ¿qué?, ¿vas a confesártele?
Estábamos a un rincón de la casa donde la música casi ni llegaba mientras los niños jugaban alrededor. Así que, si la mataba, pocos lo notarían.
—Dado que ya no eres su amiga, no tienes derecho a meterte.
—Por supuesto que estoy enojada con ella por habernos ocultado la verdad y cargado con todo ella sola, pero... ese día, cuando me calmé me di cuenta que nunca hubiese reaccionado así de no ser porque tú estabas cerca.
Supongo que ya sabía sobre el hechizo de engaño. La ignoré.
—¿Qué sucede, Brajko?, ¿también usabas un hechizo de engaño durante todos estos años?, ¿te divertías haciéndola sufrir porque estabas enamorado de ella?
Justo eso terminó por provocarme lo suficiente para arremeter contra esa chica y tomarla bruscamente del brazo. Ella era la causante de un enorme desmadre en nuestras vidas y actuaba como si nada sucediera.
—¿Eres imbécil?, de haberla amado nunca hubiese soportado verla llorar.
—Tomaré eso como una confesión, pero no pienses ni por un segundo que voy a entregártela. Walentyna no merece estar con alguien como tú.
No me era necesario escucharlo de ella. Durante diez años mi odio por Walentyna me permitió conocer lo peor de ella, pero no conocía sus virtudes, no la conocía a ella. Lo peor era saber que mis sentimientos se debían al hechizo, podía sentirlo... ¿qué pasaría si liberaba esa parte encerrada? Odio acumulado saliendo por venganza, Walentyna no merecía eso.
Solté a esa chica mientras me tranquilizaba e instintivamente busqué a Walentyna, solo que la descubrí mirándome, ella no reaccionó de inmediato, pero al rato desvió la mirada.
«No, no lo hagas, no te enamores de esto»
Walentyna Huffmoore
El cansancio que gobernaba mi cuerpo era la constatación de cuanto me había esforzado durante la celebración. Otro año en el que se hablaría de la fiesta de los Huffmoore, había hecho un buen trabajo, después de todo, aquí estaban presentes los miembros de varios Círculos, algunos compañeros de escuela, vecinos y familiares.
Un solo error y sería el fin de mis despojos de vida social.
Decidí tomarme un descanso y abandoné el salón principal para dirigirme al jardín donde ya se podían observar los fuegos artificiales... el baile estaba cerca.
—¿La anfitriona huye de su fiesta?
Sonreí al escuchar su voz y me quise voltear, pero ya lo tenía a mi lado.
—Pensaba que no vendrías.
—¿Cuándo tu príncipe se ha perdido una fiesta de hielo? —me dijo Dominik al tomarme de la mano para darme un beso—. Perdona haber desaparecido un tiempo.
—No te preocupes, tus padres me dijeron que estabas bajo castigo por haber lastimado a Brajko.
—Sus palabras fueron: "la escuela podrá perdonarte, pero nosotros no" —rio—. La suerte es que ya estoy de vuelta, aunque veo que algunas cosas han cambiado.
—Walentyna —interrumpió alguien.
—Oh, y justo cuando pensaba que tendríamos un tiempo a solas. Supongo que será en otro momento —dijo y volvió a besar mi mano—. Nos vemos en el baile de máscaras.
Brajko no le quitó la mirada de encima hasta que Dominik desapareció al interior de la casa, luego sus ojos se posaron en los míos y sentí perfectamente su rabia, ¿a qué se debía su enojo?
—¿Para qué me buscabas?
—¿Con quién vas a bailar?
—Bailo con Dominik cada año.
—Entonces ya han acumulado suficientes bailes —me dijo al acercarse—. Baila conmigo hoy.
¡¿Qué?! Por tradición el baile de las máscaras se hacía cada noche del festival, pero la del quinto día resultaba especial. El mismo simbolizaba la unión entre dos personas capaces de aceptarse y permanecer juntas contra cualquier obstáculo.
—No entiendo, ¿tienes algo que desearme?
—Sí.
Estaba escrito en los libros: "Cuando una pareja realiza el baile de las máscaras está haciendo a la misma vez una promesa de eternidad donde deben intercambiar sus deseos, los deseos adoptan un significado diferente porque dependerá de la persona que da el deseo, asegurarse de cumplirlo. Si ambos deseos son completados para el próximo festival, la pareja gozará de estar juntos incluso después de la muerte"
¡¿Por qué Brajko pedía bailar conmigo?!
—¿Tiene algo que ver con lo que hablaste con Charlotte?, ¿qué te dijo?
—Que no puede cederte —me respondió al acariciar mi mejilla—. Ya somos dos.
Quedé paralizada mirándolo mientras de fondo escuchaba los fuegos artificiales que marcaban el inicio del baile. Yo no respondí nada, fue el mismo Brajko quien acomodó su máscara azul para luego colocar mis manos en su cuello y así comenzar a bailar conmigo. Esperaba que mi máscara ocultase mi rubor.
—Pues... mi deseo para ti es que puedas ser libre del hechizo.
—Creo que ya no importa, es demasiado tarde.
Sentí sus manos en mi cintura a medida que sus palabras se escuchaban como susurro por la cercanía.
—¿Qué... quieres decir con eso?
—Walentyna, dentro de mí es como si convivieran dos personas, una que te odia hasta la muerte y desea vengarse, y otra que te desea hasta perder la cabeza. ¿Cuál de las dos crees que está ganando?
Evigkjaer me advirtió de esto. El hechizo se había vuelto demasiado fuerte para controlarlo. Con más razón debía ser destruido.
—Ya no puedo resistirme —susurró en mi oído—. Si mis emociones me guían a querer besarte, por mucho que mi cabeza discuta ese hecho, yo no me controlaré.
No, no, no. Es Brajko, con o sin hechizo, sigue siendo él.
—Mi deseo para ti, Walentyna, es que no te enamores de esto.
Sin pensarlo dos veces lo empujé hasta separarme de él. No podía creerlo, no quería hacerlo, pero mi corazón había estado acelerado todo el tiempo, y ahora mi respiración no encontraba forma de volverse coherente. ¡No!, todos estos años lo había querido, lo había esperado durante diez años, pero nunca lo vi como hombre, ¿por qué ahora que solo resultaba una ilusión?
Volví a mirarlo y me dije a mí misma que debía encontrar una solución. Debía colocar una barrera entre ambos que nadie pudiese derrumbar jamás.
—Lo siento —le dije finalmente—. Cuando lancé el hechizo solo pensaba en salvar a Dominik a cualquier precio, por eso no puedo arrepentirme, sin embargo... lamento todo esto.
—Si buscas mi perdón no puedo dártelo porque yo no puedo odiarte ahora, Walentyna.
Esas palabras me dolieron más que cualquier otra pronunciada con odio porque estas no contenían ninguna emoción real para respaldarlas. Escuché entonces que los fuegos artificiales se detenían y mi madre salió a buscarme para dar el discurso. Yo no podía pensar en nada más que en las inmensas ganas que tenía de ocultarme en un rincón para ocultar las lágrimas.
Empero a mis deseos, me di la vuelta para entrar a la casa y dejar atrás a Brajko sin voltear a mirarle porque no podía. Me limpié el rostro, caminé erguido y respiré profundo. Era mi rutina para despejar la mente, todavía quedaba una fiesta por supervisar.
Llegué hasta el micrófono ubicado en el centro del gran salón donde frente a mí quedaban los Hargreaves de rostros serios, y a mi derecha mi familia de mirada fija en mis actos.
«Yo no puedo odiarte ahora, Walentyna»
Apreté con fuerza los puños mientras intentaba recordar mi discurso. Sin embargo, todo lo que llegaba a mi cabeza eran esas palabras. Quería que me odiase para alejarlo de lo que estaba sintiendo.
—El motivo principal de encontrarnos aquí reunidos es celebrar nuestros lazos de amistad, es perdonar los pecados y agradecer a quienes nos han acompañado en los peores momentos. —Mi voz comenzó a temblar—. Pero también es sobre sincerarse unos a otros, por eso quiero confesarles un secreto que he guardado durante casi dos meses.
Vi el momento que mi familia cambiaba toda su expresión. En vano, para mí era demasiado tarde.
—Como muchos conocen, mi sello fue roto y la deidad con la cual establecí un contrato es Evigkjaer, diosa de las promesas. Usando su poder, le lancé un hechizo de amor a Brajko Hargreaves.
Los Hargreaves se levantaron en ese mismo momento, casi al mismo instante que mi familia lo hizo. No entendí bien cuándo sucedió, lo próximo que supe es que el caos había explotado durante el quinto día de la semana de Argenta.
Buenas noches, días o tardes. Aquí un capítulo que deseaba subir hace mucho y demoré por estar corrigiendo y siendo quisquillosa como siempre jjijijiji. Recuerden dejar su estimado voto o estrellita para saber si les gustó.
Diganme, ¿qué les pareció?, ¿creen que Walentyna hizo bien al contar el secreto? Como quiera que sea, ahora la historia toma otro giro. Me dicen de cualquier error que vean por privado porque recuerden que escribo y edito sobre la marcha.
Como siempre, no se olviden de seguir esta cuenta: LadyLennette Para que no se pierdan las actualizaciones de este interesante libro.
Nos vemos en el próximo capítulo.
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