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Capitulo 3: "Yo no amo a esa bruja"

"Si debo narrarte mis memorias, empezaré diciendo que, para una persona como yo incapaz de fijarse en alguien como ella, todo comenzó el día que me besó... todavía cierro los ojos y lo imagino."

La empujé con bastante fuerza al segundo de entender que en serio se había atrevido a tocarme. Para ese momento, por primera vez en mi vida mi corazón se aceleró por alguien y no entendí por qué debía ser por ella si nunca le había tenido más que repulsión.

—¿No funcionó?

—¡¿Qué no funcionó, maldita loca?! —le grité al levantarme de las gradas—. ¿Qué clase de contraataque es ese? Golpéame, maldíceme, pero no juntes tus labios con los míos.

—Oh... —su rostro era sereno cuando se acercó a mí—. Sí funcionó, nunca pensé ver a Brajko Hargreaves sonrojado.

—¡No estoy sonrojado!, ¿y por qué de repente apareces cerca? Aléjate.

Esto estaba mal, volví a mirar el rostro de esa Huffmoore y sentí mi corazón latir tan fuerte que pareciera querer provocarme un infarto. Algo andaba mal, ¿por qué me sentía nervioso?, ¿por un estúpido beso? No tenía sentido.

—¿Qué me hiciste?

—Ah, ya vas comprendiendo —sonrió inocentemente—. Lo siento, Brajko, sé que me odias con todo tu corazón, y ese odio es reciproco, pero aun odiándote me di cuenta al momento decisivo que no quería hacerte daño. Espero que consigas entenderme y perdonarme por esto.

La tomé por el brazo con fuerza porque la ira que crecía al desconocer sus intenciones iba en aumento.

—Responde mi pregunta.

—Es simple, lancé un hechizo de amor sobre ti al vincular mi magia con la de una diosa del amor. Ahora mismo estás obligado a amarme y te dolerá verme sufrir.

—¡Mientes!, tú no tienes magia suficiente para...

—Brajko, en el fondo soy ingenua por esperar que lo entiendas. Mi sello fue roto ayer, y si para dentro de una semana no cambias tu declaración sobre Dominik, lo lamentaré, pero no voy a decirte cómo romper el hechizo.

Cualquier grito, enojo o palabras de ira por mi parte luego de eso fue completamente inútil. Sobre todo, porque sabía que decía la verdad, esa chica fue osada para lanzarme un hechizo de amor capaz de funcionar. ¡Qué deshonra! No pude concentrarme para nada en la escuela y regresé a casa sin lograr algún avance. Normalmente sería posible amenazarla, pero bajo este hechizo hasta tomarla fuerte por el brazo me provocaba raras sensaciones.

¡Debía volver a ser el de siempre pronto!

—¿Brajko? ¿Qué te sucedió en el rostro, hijo? creo que tienes fiebre.

De solo entrar a la sala de mi casa vi a mi madre frente a mí. Raro... usualmente tardaba más de tres días en volver.

—¿El señor Hargreaves sigue en la sede?

—Tu padre es un hombre muy preocupado por su trabajo en el Círculo, y como actual líder de los Hargreaves debe dar el máximo —me dijo con las manos juntas sobre su pecho—. Pero hoy regresó temprano y está en su estudio.

—¡¿Por qué no empezaste por ahí?!

—¿Qué es todo este escándalo con tu madre? —rugió su voz a mi espalda.

Me volteé y lo vi mirándome demoledoramente de brazos cruzados. Mi padre era una persona capaz de ocasionar temor solo por su enorme estatura y fuertes músculos, aunque a mí solo me parecía un impresionante sujeto común.

—Llegas tarde y ni siquiera saludas a tu predecesor como es debido —dijo con una sonrisa.

—Daba por hecho que estabas trabajando.

—Hoy no, quería celebrar el cumpleaños de mi hijo. Tus hermanos ya llamaron y también vendrán para la cena, ¿tienes algún amigo por invitar?

En parte había estado enojado todo el día por pensar que todos pasaban por alto mis dieciocho años, pero resultaba ser que planeaban una sorpresa, qué canallas. ¿Para qué necesitaba falsos amigos con una familia como ellos?

—No hay nadie, los mejores magos crecen en solitario, es algo que siempre me dices —le contesté mientras pasaba por al lado de mi madre para llegar al sofá y tirarme ahí.

—¿Qué hay de Walentyna Huffmoore? Me informaron que los vieron juntos hoy, y tú te comportabas extraño con ella.

Por los mil demonios, mi padre no podía conocer qué había pasado, especialmente sobre este hechizo. No con Walentyna.

—Sólo la molestaba como todos los días, ¿qué hay de mis regalos? Si mi hermana va a regalarme otro animal mágico juro que lo degollaré.

Repentinamente sentí que el ambiente en la sala cambiaba, mi madre ya ni me miraba, solo comenzó a soltar lágrimas de sus ojos producto de su magia de sentimientos. Ella era capaz de absorber las emociones de su alrededor y transformarlas en lágrimas, risas, fuego o escamas.

Lágrimas significaba tristeza o decepción.

Choqué con la realidad en ese momento. Yo no podía permitirme mantener este hechizo de amor por mucho tiempo, debía encontrar la solución a cualquiera que fuese el precio. Y si se trataba de magia de esa chica, no podía haber creado un contrato con un dios muy fuerte.

Probaría que estaba equivocada y sí era capaz de herirla. De hecho, le ocasionaría el dolor más grande de su vida por osar meterse conmigo.

...

"Para ti a quien dedico mis últimas palabras, sé consciente de lo mucho que desearía haber hecho las cosas de otro modo, pero yo era un Hargreaves y ella una Huffmoore, dos familias que se discutían el primer lugar cuyos líderes nunca se hablaban."

Nacimos para ser opuestos. Mi padre como subdirector del Consejo de Hechicería, el suyo como presidente de los siete círculos. Yo no podía perder ante una Huffmoore como ya había sucedido en el pasado, era el hijo menor, se esperaban grandes cosas de mí.

Por eso, la mañana siguiente a mi cumpleaños me dirigí más temprano que nunca a la escuela, nadie lo notó porque mis hermanos estaban invernando, mi madre volvió a abandonarnos y mi padre ya debía estar en la sede.

De solamente llegar a Althae Cea corrí hacia el halo de música donde debían estar las infantiles amigas de esa chica, no me equivoqué porque desde el pasillo escuché la melodía fantasmal.

«Bien, debía prepararme»

—Ghoort —llamé al dios del engaño al hacer la seña correcta—, préstame tu poder divino.

Sentí una fortaleza interior sorprendente gracias a la magia divina que me había sido otorgada por contrato. Ahora estaba listo para la acción, me dije y giré hacia el próximo pasillo. Mi sorpresa fue ver a las dos amigas de esa chica ahí afuera.

—¿Brajko? —preguntó sorprendida la de greñas amarillas.

—Funer toijy —me dijo la rara de greñas verdes.

Las contemplé con sus miradas obstinantes mientras en la otra habitación se escuchaba la música fantasmal.

—Vuestro halo tiene mal gusto musical.

—¿A qué viniste, Brajko?, ¿buscas amigos? —rio—. Cierto, poco podrías saber tú sobre la amistad, nos conocemos desde los seis años y no tienes amigos ni en sueños. Probablemente los dioses te odian.

Realmente tenía una mirada muy seria, me gustaba eso.

—¿Odiarme? —me acerqué a ella hasta contemplar el color dual de sus ojos—. Creo que me hacen un favor, no tener personas que mientan y traicionen a mi alrededor es una tranquilidad.

—Si estás insinuando algo sobre Tyna...

—No insinúo. Esa chica no les ha contado nada sobre ella, ¿verdad? Sobre su familia, sobre sus mayores miedos, sobre sus poderes de nacimiento.

Pude ver gracias a mi magia que mis palabras le estaban haciendo efecto y las dos chicas comenzaban a temblar.

—Tyna es fuerte, amable como nadie en este mundo, pero con pocos miedos. Por eso puede vivir a pesar de no tener poder de nacimiento.

Interesante. Se resistían al engaño.

—Qué triste es tener amigos así, en serio —me acerqué hasta su oído—. ¿Por qué no le preguntas directamente? Sobre ese poder suyo de sentir las emociones ajenas.

—Lo haré —respondió sin pensar—. Ahora, si has terminado, deja nuestro halo tranquilo y desaparece.

—¿Sabes? Si no fueses amiga de esa frágil criatura nos pudiésemos llevar mejor, tal vez nuestra relación cambie de ahora en adelante —dije al posar mis ojos en aquella chica—, ¿no es así, Walentyna?

Me separé de la amiga que rápidamente se volteó a enfrentarla a ella. Nos conocíamos desde los seis años y nunca ni por un segundo me resultó agradable estar a su lado, pero hacía diez años mi familia me contó la verdad sobre los Huffmoore, desde entonces no he podido verlos igual.

Solo quería atormentarla hasta que se rindiera y dejara la escuela de magia. Ahora era yo quien estaba siendo atormentado, no permitiría esta situación.

—Vamos, Walentyna, sé sincera con "tus amigas."

La débil chica se acercó hasta quedar frente por frente al espectáculo de miradas tristes.

—Tyna, está bien, sé que no es cierto. Somos tus mejores amigas, nos habrías dicho si tuvieses un poder de nacimiento.

—Lo siento, no es que no las considere mis amigas, es solo que...

—Las ves como una molestia —terminé de decir yo mientras me dolía el pecho por culpa del hechizo—. Porque sabes perfectamente cómo se sienten ellas cuando están a tu alrededor, la lastima, el hecho de que te ven inferior... pero no tienes a nadie más, así que te conformas con su triste amistad. Niégamelo si es que es falso.

La miré directo a los ojos y sentí todo su dolor en esa mirada que se dirigió hacia las dos chicas que esperaban una respuesta por parte de ella.

—Quirten pokla edeftra vann, Thynna.

—Dice Lilibet que lamenta haber sido una molestia para ti.

No dijeron nada más, se marcharon en un profundo silencio del que disfruté bastante. ¿Ahora podría darse cuenta? Su hechizo de amor era tan débil como ella, ¿Que yo no podía hacerle daño? Mejor no hacerme reír, yo podía hacerle todo el daño que...

—¿Por qué lo hiciste esta vez? Si querías vengarte, hubieses venido directamente hacia mí, eres... eres... por hacerle eso a ellas...

No fue hasta ese momento que mis ojos se cruzaron con los suyos que pude verle las lágrimas brotar de sus pupilas azules. Yo la había visto llorar cientos de veces, y nunca me generó ningún conflicto, pero para ese instante sentí un terrible dolor en mi pecho que no pude calmar.

Mi mano me temblaba a tal punto que la cerré en un puño mientras un horrible arrepentimiento se apoderó de todo mi ser. ¿Esto era por la magia de esa chica? No quería admitirlo, pero se sentía terrible hacerle daño, y más horroroso era resistirme al impulso de consolarla.

—Tú ganas.

—¿Qué? —me preguntó en lo que secaba sus lágrimas.

Dioses, ayúdenme, se veía muy tierna. ¡Estúpido hechizo!

—Voy a cambiar mi declaración sobre tu amigo, y también te ayudaré a reparar el daño que acabo de hacerte, pero a cambio quiero que me digas cómo deshacerme de tu hechizo.

—No, me niego.

—¿Y qué quieres que haga?, ¿Qué te seduzca?

Walentyna era una chica con probablemente cero experiencias en romance, un comentario así debería sacarla de sus casillas.

—Inténtalo, veamos si tienes éxito.

¡¿Qué... demonios?!










Holaaaaa, un capítulo con final interesante, sin dudas. Ahora se van descubriendo las personalidades de cada personaje, junto a sus historias personales.

Dejen su voto antes de continuar si les gustó la historia. 

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