Capítulo 12: "El nido del amor"
Querido diario, no puedo no desear lo que deseo, pero tampoco puedo desear mi verdadero deseo. Mi mente no conoce el término medio para la tormenta y temo no estar tomando las decisiones correctas debido a la tempestad. Así de encerrada me sentí durante las dos semanas próximas a la confesión de Brajko.
A donde fuese él me perseguía, en la escuela había dicho públicamente: "meterse con ella equivale a meterse conmigo", los demás estudiantes, aun sabiendo del hechizo, no se atrevían a acercarse a nosotros. Seguíamos siendo los hijos menores de las dos familias más poderosas de Althae.
Suspiré profundo ante los problemas que inundaban mi mente. ¿Cuándo todo terminó de esta forma?
«Mi dulce humana confusa, estancar tu mirada en esos libros no hará que puedas leer los mismos si tu mente no está interesada»
—Evigkjaer, ¿existe una posibilidad de que Brajko esté realmente enamorado de mí?
«Brajko fue víctima de un poderoso hechizo que transforma sus emociones del odio al amor, la forma en la cual actúa ahora es la forma en la que debió actuar siempre. Pero ese humano es poderoso porque consiguió resistirse durante meses. Solo puedo decirte que finalmente el hechizo fue completado»
Para un hechizo invocado en conexión con una deidad, el amor de Brajko debió haber sido mucho más fuerte en un inicio donde todavía conseguía hasta mantener su consciencia. Eso solo demostraba el odio que me tenía, ¿cómo se me ocurría pensar que ahora estaba enamorado de mí?
«¿Y tú mi dulce humana, lo amas?»
—Yo no puedo amarlo. No tengo ese derecho.
—¿Puedo oponerme a esa sentencia?
Alcé mi mirada y ahí estaba él. Imposible, debía estar soñándolo. Yo me encontraba en la biblioteca de la escuela, dentro de una dimensión alternativa que la simulaba debido a un hechizo de "paradoja de nido", en resumen: era imposible que él hubiese entrado aquí.
—¿Por qué me miras así? La puerta estaba abierta.
—Brajko... no hay puerta para entrar a este sitio.
—Pues hice una puerta, no iba a rendirme luego de estar cuatro horas buscándote por la escuela.
—Me preocupa que repruebes el curso por estas cosas.
Yo no podía reprobar porque había convalidado las asignaturas restantes el año pasado. Él, que no parecía entenderlo, solo se acercó hasta la mesa donde estaba y se sentó en la silla a mi lado.
—Si vas a estar aquí te pido que al menos estudies.
—No quiero, ¿vas a obligarme? —dijo y acortó más la distancia hasta tener su rostro a centímetros—. Vamos, oblígame.
—Yo... no puedo obligarte, corresponde a ti tomar la decisión de estudiar, pero si no lo haces y repites el año, ten por seguro que te ayudaré incluso si soy de un curso superior y nuestros horarios no coinciden.
—¡Favente Syrente vinco! —dijo y tomó uno de mis libros.
Era raro escuchar a Brajko decir esa frase. Significaba "con el favor de Syrente", quien era el dios de la benevolencia y a quien los estudiantes clamaban por un buen estudio.
—Me pregunto si vas a hacerte responsable de mí cuando el hechizo se acabe.
—Ya te lo dije, si quieres odiarme, ódiame, y si quieres vengarte, véngate.
—¿Y si quiero amarte?
Me había tomado desprevenida, pero debía responder con calma.
—Tus palabras ahora solo se deben al hechizo, no son...
Antes de terminar de hablar, él me calló con un beso en el cuello que aceleró todo mi cuerpo, ¿era normal que mi corazón latiese así? Porque con los otros chicos no me sucedía, siempre supe mantener el control.
Con Brajko se sentía como si un nido de mariposas habitara en mi estómago.
—Si mencionas que mis sentimientos por ti son falsos de nuevo, te besaré hasta que la idea no pueda existir en tu mente.
Decía eso, pero su rostro estaba completamente rojo y su mano en mis cabellos temblaba. Aun así... aun así me gustaba demasiado, era una persona terrible.
Desde hacía dos semanas él se comportaba de una forma que me desorientaba por completo, sus gestos, sus palabras. No eran las de ese niño pequeño al que guardaba como mi mejor amigo, y tampoco la del chico que disfrutaba molestarme, esta nueva faceta suya me confundía demasiado.
Porque por dentro provocaba llamas que no conseguía apagar. Quería mantener la calma, quería fingir que no me interesaba, pero, ¿cómo se hace eso cuando sabes que estás enamorada?
—¿Cómo puedes estar tan seguro de que ya no me odias?
—Si te respondo, ¿me creerás?
—¿Por qué no te das cuenta de lo mucho que intento no creerte? —le grité al reprimir las lágrimas—. Aquí, dentro de mí, duele cuando me dices esas cosas porque mi corazón solo quiere entregarse a ti mientras mi cabeza me hace preguntas que me destruyen.
«¿Realmente lo amas o amas la ilusión de este chico amable?, ¿Qué sucederá cuando el hechizo desaparezca y él se muestre como antes?»
No podía soportarlo más, me levanté con intención de irme de allí, pero Brajko me tomó rápidamente de la mano y en un solo movimiento ya me tenía acorralada contra la mesa. Su otra mano alcanzó mi cintura mientras su rostro cerca del mío no me dejaba respirar con coherencia.
—Hagamos una promesa.
—No sabes lo que dices, si rompes una promesa conmigo...
—Aceptaré el castigo, ¿qué hay de ti?, ¿estás dispuesta a cumplir?
—Mi juramento con Evigkjaer me prohíbe no cumplir mi palabra. ¿Qué quieres prometer?
—Prometo alejarme de ti si mis sentimientos no son reales una vez el hechizo sea roto. Pero hasta entonces, permíteme permanecer a tu lado y demostrarte cuán sincero soy.
—¿Quieres que te permita estar a mi lado, aunque eso signifique ser quien sufra una vez todo termine?
—Dame una oportunidad para probarte que sí puedo ser la persona que mereces.
Querido diario, cuando acepté esa promesa no tenía idea de lo serio que estaba hablaba ni de lo grave que serían sus palabras en un futuro.
—Está bien, acepto tu promesa.
Con la poca distancia que existía entre nosotros, me las arreglé para ganar un poco de espacio y estirar la mano en aras de cerrar el trato. Brajko solo me mostró una sonrisa pícara.
—¿Qué es eso?, ¿dónde está mi beso?
—No es completamente necesario, con un apretón de manos será suficiente.
—¿Segura?, yo creo que no podemos tomar ese riesgo.
Ya sospechando sus malas intenciones, ingenié un plan de escape al desaparecer con una palabra la mesa que me acorralaba y convertirla en una pared de cemento que con una ligera inclinación del terreno terminó de soporte para Brajko al caer sobre ella.
Me incliné hacia él que estaba con la espalda contra la pared.
—Olvidas que este es mi nido, mi territorio.
—¿Y qué vas a hacerme por desobedecer?
Cada vez que me acercaba de esta forma podía escuchar su corazón latir con fuerza a medida que el rubor de su mejilla aumentaba hasta casi cubrir todo su rostro. No podía explicarme por qué, pero aquello generaba una emoción demasiado fuerte, como si una corriente eléctrica me estuviera circulando el cuerpo a medida que una ola de calor me recorría por completo.
Era muy fuerte y nublaba todos mis sentidos.
—Reclamo yo el precio mayor —dije y me acerqué a besarle—. Ahora volvamos a clases que has perdido demasiado tiempo.
Me ponía nerviosa esta anómala situación entre Brajko y yo, así que puse rápido una distancia para conjurar el hechizo de retorno.
Por unos segundos nos cubrió una oscuridad gigante que pronto se vio remplazada por la luz del patio exterior. Así es, había invocado la "paradoja del nido" en un ambiente público como este donde las gradas de estudiantes nos rodeaban mientras en las canchas jugaban los chicos vs chicas.
—Si buscabas huir, ¿por qué no un sitio menos concurrido? —me reclamaba Brajko al tomarme de la mano para correr lejos de ahí.
—Disfruto la ironía.
Ese último intento de escape hasta el interior de la escuela me despertó por completo. Todos nos miraron de forma prejuiciosa, fue divertido.
—De cualquier forma, ¿cómo fue que me hallaste? Nunca respondiste esa pregunta.
Caminábamos por el pasillo más alejado de la multitud por la complejidad del mismo. Esta parte de la escuela no tenía puertas ni ventanas, para entrar y salir debías invocar un hechizo de transportación, pero debía ser en el punto que conectaba con el sitio a donde deseabas llegar.
Si queríamos ir a clase de Embrujos contra Brujos debíamos caminar hasta que la densidad del aire cambiase tres veces.
—¿Cómo te encontré? Pues supuse que si no estabas en toda la escuela y el bosque, era porque te habrías perdido en tu propio mundo. Utilicé un hechizo rastreador que me llevó hasta el patio y con un "rompedura del nido" conseguí entrar.
Me detuve en seco. Detenerse aquí era reiniciar todo el recorrido.
Primeramente, los hechizos rastreadores se debían tomar y sabían muy feo, era preferible perder tu libro favorito a beber eso. Y segundo, la "rompedura de nido" era un conjuro de alto nivel solamente empleado por algunos miembros del Círculo.
—¡Brajko! ¿Dónde aprendiste ese contraataque? No es de los que aparece en los libros ni de los que se suelen enseñar a cualquiera.
—Aprendí solo, así de genial soy. Aunque solamente sé entrar, todavía no puedo controlar el nido de otro mago ni salir de este.
"La paradoja del nido" era la mayor defensa que podía tener un mago porque creaba una realidad únicamente controlada por él que amplificaba todas sus habilidades y poderes. Si alguien con suficiente poder mágico entraba, solo podía salvarse rezándoles a los dioses.
Tenía entendido que muy pocos magos en toda nuestra historia habían conseguido semejante hazaña porque se requería un control inaudito de poder mágico. Brajko era realmente sorprendente.
—¡Brajko Hargreaves! ¡Walentyna Huffmoore!
Dirigimos nuestra vista hacia aquellas voces chillonas y lo que vimos fueron cartas volando en nuestra dirección. Las cartas adoptaban siempre una forma distinta, la mía era un duende en patineta y la de Brajko una cara flotante.
Debido a esa repentina e inesperada interrupción, no pudimos llegar nunca a nuestra clase, sino que recibimos el correo metamorfo antes. Al extender nuestras manos el papel tomó su forma original de carta capaz de ser leída.
La mía era de mis padres y ellos me estaban avisando que mi abuelo regresaría mañana para tener...
—Tyna, tenemos problemas.
—Las cartas están firmadas con el sello de "La Doble H."
Nos miramos expectantes de los problemas que íbamos a enfrentar. "La Doble H" era un sello únicamente usado para las invitaciones a la reunión de los Hargreaves-Huffmoore, que debían celebrarse anualmente dado que ambas familias protegían el destino de varios linajes mágicos con su magia, pero desde hacía cincuenta años no se veía algo así.
Según tenía entendido, en ese tiempo mi abuelo le lanzó una maldición familiar a los Hargreaves.
—Nuestros abuelos pidieron reunirse nuevamente para celebrar una nueva reunión Hargreaves-Huffmoore.
Querido diario, los problemas se aproximaban.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro