Tristan: Reunión De Familia
Solo con la voz de Aurora, una buena parte de los invitados fuimos a su encuentro. Escuchar sus canciones son tan relajantes, aunque la mayoría de las canciones sean tristes y depresivas. No importa, ella pone en palabras lo que yo no me atrevería decir. La familia también se reúne, canto con Luna, mi hija y la señora Laila casi a grito las canciones de su antiguo proyecto musical, los invitados también lo hacen identificándose con las letras.
Una de las cosas que más me gusta de las canciones de la amiga de mi hija, es un poder de cambio. Veo de reojo a Lina y a Louisa abrasarse mientras que suena "De verdad lo intento". Canción que puede fácilmente aplicarse a cualquier lucha, la mía sería ser un buen rey.
La boda de Demian y su esposa Meghan dura un día más. El cual también me toca entablar conversaciones con distintas personalidades de mi nuevo reino. Dejar claro las alianzas y las estrategias que debo seguir. Pensé que podría descansar estando aquí, pero es lo menos que hago. No puedo descansar ahora cuando todo parece tan tenso. Tengo sombras informándome todo lo que sucede en la capital y en los lugares que el señor Seth y yo hemos reconquistado.
Solo quisiera darme a mi yo de dieciséis años y golpe en la cabeza y decirle que desista del trato de la señora Laila, pero de nada sirve los lamentos. Ya estoy en esta batalla, yo puedo con esto, solo tengo que pelear estratégicamente.
—Debo admitir que la corona te sienta bien —habla Olena sentándose a mí lado en el mueble. Solo cuatro de sus diez hijos se encuentran en la boda, sin contar a Atlas. La novena se encuentra con Atlas y Seraphine, los otros tres se encuentran escoltando a su madre—. Te da una vibra distinta.
—Supongo que eso es bueno viniendo de ti —comento con una media sonrisa—. ¿Y cómo te preparas para la boda de nuestros hijos?
—Tengo mi vestido listo, aunque sabes perfectamente que nosotros no creemos en el matrimonio —responde mirando a un lado—. Pero si esto significa que me dejes comerciar más libre, que más da.
—¿Y cómo van las cosas en tu reino? —pregunto cortés.
—Cálmate, ya nuestro señor me halo las orejas —responde mirando entre la multitud.
—¿Se puede saber a quién buscas? —pregunta mirando en su dirección.
—A la cantante de ayer, quiero hablar con ella —dice con una sonrisa al ver a su mensajero trayendo a Aurora y a su novio ante nosotros. Los dos se inclinan respetuosos
—¿Cómo estás querida? —le pregunto amable.
—Muy bien señor —responde con una sonrisa.
—Siéntate querida —Olena le hace un lugar en el mueble. Los hijos de Olena miran hostiles a los recién llegados. El novio de Aurora se sienta en una silla no lejos de nosotros—. Escuché que tus canciones son autobiográficas ¿cierto?
—¿Ya eres fan, Olena? —cuestiono divertido.
—¿Acaso una mujer no le puede gustar la música? —cuestiona de modo acusador—. Como sea, me gustaría saber más a fondo sobre esas canciones.
Aurora le explica cómo funciona su sistema de composición y en lo que se inspira. Ella había cantado canciones sobre el duelo y la muerte, es eso lo que Olena se enfoca y le pide más a fondo.
—Ayudé a los soldados heridos en la batalla de hace un año. Escuché cada uno de ellos y sus historias. Las mezclé con lo había visto y hecho y lo transformé en canciones —habla dulce. Ellas dos intercambian experiencias—. Madres que perdieron a sus hijos de forma violenta, esposos separados por la muerte. Lo que he visto y aprendido es que no tienes que superar la muerte de alguien, ya que por mucho tiempo que pase, es una herida que siempre va a estar allí. Pero lo que sí se puede hacer es aprender a convivir con la herida, por mucho dolor que nos ocasione. Y de eso voy a hablar más a detalle en mi presentación de otoño.
Olena le da su punto de vista y Aurora con su particular forma de ser, le impulsa a desahogarse. Olena se contiene, pero de igual forma se libera de un gran peso.
—Las emociones son parte de nosotros, al huir de ellas no desaparecen. Simplemente están allí agrandándose hasta que llega el más pequeño estimulo que desencadena todo un río —ella le dice amable—. Ha perdido y ha ganado, ha recorrido un sinfín de aventuras. Solo usted sabe el dolor de su andar, pero eso no signifique que deba estar sola.
Ellas siguen hablando y Olena y ella se despiden con un abrazo. Aurora se levanta y se despide de mí.
—Espero verte en la boda de mi hija —le digo cortés.
—Por supuesto —ella sonríe y se inclina ante nosotros. Ella se va con su novio, perdiéndose entre el tumulto de invitados.
Olena se retira de su sitio y empieza a irse de la fiesta con sus hijos. Por mi parte voy a buscar a mis hijos, sobre todo a Louisa. Necesito hablar con ella.
Esta nueva responsabilidad me llevará lejos de casa por mucho tiempo. El señor Seth se encargará de estar en el reino sombrío mientras que yo me embarcaré en la gira planetaria. Son demasiados planetas que no han sido supervisados por la corona por siglos y eso no puede seguir así. Me duele que no veré a mis hijos y a mi esposa por un largo tiempo. A la diosa Laila le tomó dos siglos poder definir los límites del reino del Norte. A mi padre le tomó dos siglos igual en definir su reino, pero cuatro siglos en unificar y mantener la paz. A las Valquirias le tomó tres siglos el reino del Sur. Pero mi reino es el triple de grande que todos los reinos. Me tomaría casi un milenio en completar mi misión ¿Se supone que debo estar feliz?
Pero tampoco debo ausentarme todo ese tiempo lejos de la capital, se supone que soy un hombre que tiene sobre sus hombros el peso de millones de vidas y planetas. Busco con la mirada a mis hijos y los encuentro. Seraphine baila con Atlas, ambos sonríen felices. Lucian y Lina están con los abuelos. Louisa está hablando con Flora y Fauna al lado de mi hermana Luna. ¿Se supone que tengo irme? No quiero irme, quiero quedarme, pero si dejo pasar más tiempo, las cosas se complicarán. Tengo cartas de gobernadores que quieren guerra si no les doy su independencia.
Me acerco hasta mi esposa, ella me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa. Me siento a su lado y solo me dispongo a escuchar la conversación. Solo quiero escuchar sus voces.
La boda termina y reúno a mi familia en una de las salas del palacio de Demian. Puedo ver por la ventana que los criados están empezando a recoger todo de la boda.
—¿Qué sucede padre? —pregunta Louisa acercándose hacia a mí.
—Quería hablar con ustedes de un asunto importante —digo atrayendo a Lou hacia mi lado, ella me abraza y yo le acaricio el brazo de manera paternal.
—Claro amor. —Lina me mira preocupada—. Has estado extraño durante la boda.
—El señor Seth y yo hemos hablado. Considerando que él se encargará de poner orden en las tierras del reino del Oeste, mientras que yo me encargo de los planetas en conjunto con algunas Valquirias.
—¿A qué te refieres con eso? —pregunta mi hija menor mirándome con el ceño fruncido.
—Que se irá por un largo tiempo —Lucian responde ácido.
—Pero es responsabilidad de las Valquirias la estabilidad de los planetas, no tuya —replica Lina molesta.
—Estabilidad planetaria, no política —intervine Seraphine en una esquina de la sala—. He visto de una forma el caos que hay en esos lugares. La cosa está escalando a un ritmo alarmante.
—Pero él no se puede ir —chilla Louisa enojada.
—Si no lo hace, solo sería cuestión de tiempo para que los gobernadores quieran reclamar los planetas para sí mismos. Y con el tiempo a sus propios vecinos —masculla Seraphine irritada—. Y también hay planetas que no saben de la existencia de otros planetas, piensan que son los únicos en el espacio.
—¡No te puedes ir! —Louisa se aferra a mí con fuerza.
—Podría ayudarte con algunos planetas, tengo registros extensos de todos los océanos. Puedo dártelos para que no te tengas que ir por tanto tiempo —Lina se mira las manos con el ceño fruncido—. ¿Cuánto tiempo planeas estar afuera?
—Es un viaje que tengo planeado por al menos veinte años, tengo un promedio de unos diez planetas en ese periodo —digo con la voz quebrada.
Louisa empieza a llorar desconsolada, la abrazo y ella se aferra más a mí. Lina se levanta y se va a una esquina mientras que Lucian la sigue.
—Pero ¿harías visitas a la capital con regularidad, cierto? —pregunta Lina volteándose y poniendo sus intensos ojos verdes.
—Sí quiero abarcar territorio, tiene que ser un viaje sin retorno. Por lo menos cubrir el primer cuadrante de planetas cercanos al territorio. —Pongo una mueca y ella maldice—. El reino de las sombras está en un estado crítico. Y tengo que solucionarlo como su nuevo rey, entiendo que esto es difícil. Yo no quiero irme, pero el deber...
—¿Y qué sucede con tu deber como padre? —cuestiona Louisa soltándome—. ¿Ese no es importante?
La miro perplejo y por un momento estoy sin habla.
—¿Desde cuándo sabes de esto? —Es mi esposa que interrumpe el abrupto silencio, pero la pregunta no es para mí, sino para Seraphine.
—Mi padre me dejó a cargo de la capital, los problemas solo vienen cada día y se hacen más grande. El antiguo gobierno convirtió este reino en un chiste, ahora está en nuestras manos arreglar lo mejor que podamos —Seraphine le planta cara a su madre—. Odio que mi padre se tenga que ir a solucionar todo este embrollo, pero ¿qué otra opción tenemos? Ahora es el rey y tiene que hacerse cargo de su reino por muy doloroso que sea.
—¡¿Y nuestra familia qué?! —explota Louisa, todos la miramos. Intento acercarme a ella, pero me golpea la mano.
—Hay que calmarnos todos —intervine Lucian, él toma a Louisa y la sienta en uno de los muebles de la sala—. ¿No puedes enviar emisarios en tu nombre para dialogar, poner embajadores?
—Ya se enviaron, algunos gobernadores aceptaron dialogar, pero solo con nuestro padre. Algunos otros, han sido asesinados. Nuestro padre tiene que poner orden y reparar las alianzas con los planetas —responde Seraphine por mí.
—Nos reuniremos en el planeta Lorach para hablar con los gobernadores. De ahí a planificar acuerdos que nos lleve a mejorar todos los tratos comerciales, políticos y sociales —hablo con calma—. De allí supervisar los planetas que cumplan con todo lo que les ordene y dejar a un embajador que siga con mis planes. Y hacer así con cada cuadrante.
—Son miles de cuadrantes, dudo que en veinte años hagas todo eso —replica Lucian con el ceño fruncido—. No pensarás...
—Quiero dejar un precedente. Quiero crear una alianza planetaria que me permita generar liquidez y fuerza en mi reino, y no puedo hacerlo solo —miro a mis hijos y mi esposa—. Seraphine se encargará con Demian en controlar políticamente el reino sombrío. Lina, sé que tienes tus propios problemas, pero te necesito aquí controlando la marina de mi reino.
—¿Y nosotros qué? —cuestiona Lucian tomándole de la mano a Louisa.
—Tú seguirás encargándote de ser mi representante en el reino central —interviene Lina llevándose las manos a la frente—. Louisa seguirá yendo a su colegio y preparándose para gobernar o formar parte de tu gabinete. Tal vez sea una embajadora y hable...
—No pueden hablar así de mi futuro sin consultarme —cuestiona ofendida.
—Harás lo que se te ordene, necesitamos a todas las personas confiables en esto. Y no está a discusión —Lina habla firme, Louisa se calla con el ceño fruncido.
—En cuanto Demian termine su luna de miel, me pondré en contacto con él —dice Seraphine más tranquila.
—Bien —asiento—. Vamos a salir de esta como una familia unida ¿de acuerdo?
Cada uno asiente y nos reunimos en un abrazo, Louisa se une a regañadientes.
—Para dejar claro, me iré contigo en tu viaje —dice en el medio del círculo que todos formamos. La miramos fijo—. Así que te sugiero poner seguridad extra. No quiero que me vuelvan a secuestrar.
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