Demian: No Somos Iguales
Mi padre me muestra las tierras que voy a heredar y gobernar.
—¿Entiendes lo que tienes que hacer? —pregunta observando el mapa en el suelo.
—Sí, padre. Lo tengo claro —me voy al mini bar y me sirvo vino, el cual no es tan bueno, pero es el que hay—. Entonces me casaré con Meghan en el mes seis y me la traeré a gobernar conmigo.
—Ella no tiene que estar involucrada en tus asuntos —me reprocha.
—Sí, al igual que mi madre no tenía que estar involucrada en tus asuntos y ahora tienes rebeliones y saqueos por doquier —replico con una media sonrisa, él me mira iracundo—. A veces hay que aceptar algunas verdades incomodas para poder resolver los problemas. Como sea, yo hago mi parte, no tengo problema. Con lo que sí me dificulta un poco es que tengo que seguir órdenes de Tristan y su odiosa hija.
—Eso lo resuelves con la marcha, a mí tampoco me gusta seguir órdenes de Kenan, pero no tengo opción —replica guardando los mapas.
—¿Y no podría ser diferente? —cuestiono dejando la copa en el escritorio del castillo de mi nueva residencia.
—Tu madre me dijo que tienes ideas peligrosas —dice dejando los mapas en la repisa—. Entiendo la frustración que puedas sentir, en cierto punto quería que tú fueses el rey, pero...
—Se nos adelantaron —termino la frase y él asiente—. Lo que puedes hacer es obtener poder poco a poco, pero no busques sabotear a Tristan. Aunque no te guste, si él cae, tú te hundes con él. Puedes apartarlo o tenerlo ocupado, pero no seas tonto en librar una guerra que al menos no vale la pena del todo.
—Tendré tu sugerencia en mente —sonrío y él niega con la cabeza.
—Es en serio, no quiero más problemas Demian —me mira firme—. Solo concéntrate en aplacar lo mejor que puedas estas tierras.
—Sí, padre —respondo—. Enviaré por Meghan, la quiero conmigo. Sería bueno para que ella empiece a organizar la boda.
Él maldice y acepta.
—Enviaré por ella, pero su seguridad aquí dependerá de ti ¿entendiste? —me amenaza y yo acepto.
Él se va otra vez a lidiar con sus militares sobre su reconquista. Al parecer varias regiones al sur, cerca con el reino de los espectros se están alzando en pro de su independencia. Tristan se va con él y a mí me dejan a cargo de la región occidental. Tengo contacto con Seraphine sobre mis avances y retrocesos, ella se encarga de mantener el control en la capital en conjunto con su madre.
Ya falta dos meses para el verano, y mi boda. Meghan llega a principios del mes quinto con una caravana de carruajes. Yo la recibo consternado por la increíble cantidad de personas, al menos son cuatro carros que contienen a diez personas por carro.
—¿Y este gentío? —pregunto cuando la tengo delante de mí.
—Yo también te extrañé mi amor —habla molesta y yo le doy un beso en la frente—. Esas personas son el personal para nuestra boda, decoradores con sus ayudantes y mozos. Y sobre todo músicos -señala el carro donde se baja Alex con Aurora con toda su banda. También se baja Xavier.
—¡Ustedes tres! —los llamo y ellos se voltean asustados—. ¿Es que no piensan venir o qué?
—Ahora que eres un dios ¿te comportarás de esta forma arrogante? —cuestiona Xavier subiendo las escaleras y yo le doy un fuerte abrazo.
—Siempre ha sido arrogante, ahora tiene el título y el poder para justificarlo —recalca Meghan y yo la miro mal.
—Como sea —suelto a mi amigo y los invito a entrar. Xavier no lo hace porque tiene que organizar las cosas de los músicos.
—Ahora es nuestro representante y artista conceptual —comenta Aurora cohibida.
—Y me imagino que han tenido mucho tiempo para organizar los que les había pedido, más la boda —hablo mientras que les enseño la residencia. El estilo del castillo es algo moderno, apenas tiene cien años de construido. El cual consta de tres pisos, veinte habitaciones distribuidas entre el segundo piso y el tercero. El primero es más para el salón de baile, un gran comedor, tres oficinas, la cocina y una buena sala de estar con su biblioteca—. Meghan, ¿consideras que es mejor celebrar la ceremonia afuera o adentro en el salón? —pregunto ya a dentro del magnífico salón.
—Creo que mejor será celebrar la ceremonia afuera y adentro la fiesta. No quiero matarme tanto en decorando el jardín para que luego lo arruine el viento o la lluvia —ella se pasea observando con cuidado cada espacio—. Allí puede ser el lugar de la familia —señala al lado este—. Con la gran mesa y allí —señala hacia la derecha—. Irá mi familia, por estos lados organizaré las mesas, no tan grandes para ajustarlo con el espacio. Pero jugando con el espacio del jardín, también pondré algunas mesas con sus respectivas carpas. También pondré un servicio de barra libre y un bufet, pero respetando que habrá una gran comida fuerte —ella sale al balcón y observa el jardín—. Aunque pensándolo bien, el jardín tiene un mejor espacio para la celebración. Y adentro sería la ceremonia.
—También es pensar en los músicos —le recuerda su hermano.
—Exacto —señala donde está un gran árbol, el lugar me trae malos recuerdos porque fue allí donde ejecuté a la antigua familia de este lugar—. Tienen que quedar en un lugar estratégico donde puedan tocar para la ceremonia y la fiesta sin moverlos.
—Y por qué no aquí en el balcón —habla Aurora por primera vez—. Estamos en el medio de la ceremonia y la fiesta.
Meghan analiza el balcón con cuidado.
—Me parece bien, pero tú eres mi madrina y mi hermano el padrino de Demian. Tienen que cambiarse lo más rápido y cantar para la ceremonia —Meghan se recuesta de la baranda de piedra.
—La caminata nupcial no necesita pianista y tenemos unas maravillosas coristas que te harán sentir en el paraíso. Además, Aurora cantará para el primer baile y la ropa; en mi caso, el traje de padrino, solo me cambio de chaqueta y listo. Y el vestido de Aurora es intercambiable —su hermano le pasa el brazo por su hombro—. Lo importante es estar en el medio de todo para poder hacernos oír con nuestra maravillosa y alegre música.
—Me alegra que hagas énfasis en "alegre" —comento mirándolos a los dos.
—Créeme, fue más una necesidad que una obligación —replica Aurora poniéndose al lado de su amigo.
Terminamos de organizar las ideas y se acordó que la boda se lleve entre el jardín y el salón de baile. Xavier se nos une a la hora de la cena, él se convirtió en el organizador de los eventos de su novia porque era la única persona en la que podían confiar y, además, el hombre tiene una pequeña especialización en abogacía gracias a su padre y su insistencia que fuese abogado.
—Quien diría que los dos años de trauma judicial me servirían para algo —comenta riéndose. Los cinco comemos tranquilos, pero me llama la atención que Aurora se encuentre callada y ausente.
Finalizamos la cena y llamo a Aurora a mi oficina. Tristan tiene otra.
—¿Me dirás lo que te pasa? —pregunto sirviendo dos copas de vino.
—¿Cómo puedes estar tranquilo después de la guerra? —pregunta mirándome afligida, ella me acepta la copa.
—Porque tengo otras con las que tengo que lidiar -respondo sentándome en mi silla del escritorio—. No sé si escuchaste, pero mi primo no es tan aceptado por este reino y eso contrae rebeliones y batallas.
—¿Y no se pueden resolver de una forma más pacífica? —me interroga. Observándola bien, se nota el cansancio y el trauma dejado por dicho conflicto.
—Mi familia no es la culpable de estos infortunios. Es culpa de sus súbditos que no saben cuál es su lugar y nuestro trabajo es hacerlos recordar —le doy un trago a mi copa—. Entiendo a lo que te refieres, tu reino recibió el mayor golpe...
—Aún hay heridos en los hospitales, padres que perdieron a sus hijos, familias destrozadas, vidas acabadas ¿y me dices que no sabemos nuestro lugar? —pregunta enojada—. Esa guerra, al igual que las que estás "lidiando" es contra tu familia y es a nosotros los que nos toca pagar el precio —ella se tranquiliza—. Si tan solo pudieras pensar más allá de tus muros y ver que estás peleando con personas cansadas de perder, de ser pisoteada ya sea por alguien más o por tu propia familia —ella se mira sus manos—. No estoy en contra de tu familia, para que quede claro. Solo pido o al menos te detengas a pensar, que la guerra no es siempre la solución. Porque mientras que tú sales victorioso, son las personas como yo que tenemos que enterrar a sus muertos, lidiar con el trauma de ver a tu país arrasado y con el inminente miedo de la mortalidad.
Ella le da un solo trago a su copa y se va.
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