"Te arriesgaste demasiado." Habla mi guardián en mi mente.

Tenía que hacerlo, tenía que sacarlo de mi pecho. Respondo llegando a la habitación que nos dio Demian para Xavier y para mí. Él se encuentra en la cama analizando unos papeles.

—¿Qué quería Demian? —pregunta dejando los papeles en la cama.

—Preguntarme como estaba después de la guerra —respondo con una media sonrisa. Él pone una mueca.

—Dime que no le dijiste nada de lo que me dijiste —habla aterrado.

—Fui honesta Xavier, ya no sirve ser mentiroso con alguien que puede verlas —respondo sentándome en la punta de la cama.

—Lo sé cariño, pero no te puedes arriesgar así —él se levanta con los papeles y los deja en el sofá—. Estamos en tiempos difíciles y estás iniciando tu carrera. Lo menos que quieres es que te cierren las puertas mucho antes de haber iniciado.

—Aún veo los cadáveres encima de mí. Las personas que perdieron a sus familias, todavía escucho los gritos —me tapo los oídos, él me atrae a su cuerpo—. Veo a las personas despidiéndose de sus seres queridos. Las personas que maté, la sangre...

—Entiendo —él me hace que lo mire—. No estuve en ese conflicto y en ninguno, pero puedo entender el sufrimiento en el que te encuentras. Considero que el único consuelo que tienes es que tu familia esté bien.

—Mis abuelos, perdieron más de la mitad de su territorio —lo miro con los ojos llorosos—. Los soldados varados en nuestras tierras...

—Entiendo —él hace una mueca—. ¿Por qué no descansas? El viaje ha sido largo y mañana tienes ensaño de las canciones de la boda y la del espectáculo de otoño.

Asiento y él me ayuda a cambiarme.

—Toda va a estar bien, estoy para ti todo el tiempo que necesitas —él me susurra en el oído ya estando en la cama. Yo asiento—. En serio quiero que duermas Aurora, necesitas dormir.

—Lo dices como si no lo hago —replico, aunque no dice ninguna mentira.

—Es en serio —me dice un poco más serio, asiento y me acurruco en sus brazos.

Me quedo mirando hacia la ventana intentando quedarme dormida, pero hay algo en mí que no quiere dormir. Porque quedarme dormida implica tener sueños y los sueños siempre se vuelven pesadillas y no quiero tener pesadillas. Intento no quedarme dormida, pero el cansancio me gana y empiezo a soñar.

Estoy en la nieve caminando algo nerviosa. Los árboles se empiezan a incendiar de la nada, empiezo a correr lo más que puedo. Me transformo en mi cuerpo de hielo, miro hacia atrás y los muertos me persiguen. Corro lo más rápido que mis piernas me permiten, el fuego no parece hacerles nada.

—¡Déjenme en paz! —les grito, pero no me hacen caso. Me elevo con una rampa de hielo y ellos igual me persiguen en manada.

La rampa me lleva a mar abierto. Me detengo y me volteo, solo hay una opción. Rompo la rampa cayendo todos a las profundidades del congelado reino de la diosa del océano. Las criaturas no parecen ser afectadas por el agua, nada les puede hacer nada. Salgo a la superficie y ellos también lo hacen. Congelo una pequeña parte de la superficie y me subo a ella. Creo una rampa y me vuelvo a elevar corriendo lejos del océano.

Me despierto alterada, me toco toda y observo a mi alrededor. Xavier sigue dormido, le sonrío y salgo de la cama con cuidado. La coneja guardiana de Xavier está dormida en su pequeña cama personalizada. Tomo una bata y me la pongo. Salgo de la habitación con mi guitarra y mi libreta, ponerme a componer dentro de la habitación con Xavier dormido se me hace irrespetuoso. Camino por el palacio de Demian, el lugar es bonito. Pero no es bonita la forma en que lo consiguió. Sé que mi familia también conquistó sus tierras, no había pensado mucho en eso hasta que me puse a entrevistar a las víctimas de la guerra que recriminaban los hechos cometidos por mi familia.

¿Con qué moral le reclamo a Demian si mis manos siempre han estado machadas de sangre? Llego al jardín y me siento en el pasto, no me molesta el viento. Dejo la libreta aun lado y abro la página de la canción "el sufrimiento durará para siempre" toco los acordes correctos y empiezo a cantar:

Gran dolor, has estado aquí desde el verano.

Atormentándome sin piedad.

He intentado deshacerme de ti, pero solo te haces más fuerte.

Teniendo pesadillas por no haber hecho más.

La ansiedad no me da tregua pese a que la he aceptado.

Solo estoy segura que este sufrimiento durará para siempre.

No hay forma que escape de ti, me persigues como si fueras mi dueño.

He intentado volver a los malos hábitos, pero solo empeoran mi humor.

Tan solo quisiera que me dejaras en paz, pero no entiendes ese concepto.

La sangre recorre mi cuerpo sin parar, sangre que no me pertenece.

Sin tan solo pudiera dejarte atrás y seguir como si nada.

Pero las muertes que he visto, las que provoqué y las que no pude prevenir.

Me persiguen, en mis sueños, en mis pensamientos, en todos lados.

Solo estoy segura que este sufrimiento durará para siempre.

Me levanto a media noche para superar todo lo que he visto.

Sin embargo, solo empeora la culpa por no haber hecho más.

¿Cómo lo hacen las personas que han visto más muertes que yo?

¿Tienen estos remordimientos nocturnos?

¿El dolor se va o solo se aprende a vivir con él?

Solo quiero saber si el sufrimiento durará para siempre.

Porque no soy lo suficientemente fuerte para tolerarlo.

—Que triste canción —me sorprende la voz de Demian detrás de mí—. Supongo que no puedes dormir —él se sienta al frente de mí. Tiene una camisa y un pantalón negro.

—Me disculpo por cómo te hablé más temprano —dejo la guitarra a un lado.

—¿Sabes por qué eres mi amiga? —pregunta estirando sus piernas. Niego con la cabeza—. Porque eres de las pocas personas que me dirá la verdad en la cara y no será hipócrita conmigo —él suspira—. Yo tampoco logro dormir por la guerra y más las que les vinieron —él se acuesta en el pasto—. ¿Ves el árbol que está por allá? —señala el gran árbol que está un poco lejos—. Allí ejecute a la familia que gobernaba estas tierras. Lo hice porque cometieron traición contra mi familia.

—Había escuchado algo en el camino —comento seria—. Hubo una batalla y el ejército del señor Tristan y tu padre los acabaron.

—No duró ni dos días —él mira al cielo—. Mi padre sabe como acabar revueltas bastante rápido. Los soldados se rindieron cuando mi padre levantó a los muertos, sabes lo que ocurre cuando ellos atacan.

—No me lo recuerdes —me recojo las piernas y las abrazo—. ¿Por qué debe haber guerras? ¿No se supone que acabamos de salir de una?

—Ese es tu juicio, pero hay personas que no les importa —él me hace señas para que me acueste a su lado, obedezco. Obviamente dejando un espacio prudente—. El reino de las sombras es tan amplio y poderoso que todos quieren una parte del pastel. Todos esperaban la muerte del rey Robert con tantas ansias, que el hombre no había dejado este mundo cuando ya muchos ducados se estaban levantando en armas.

—Entiendo esa parte, pero las vidas que se pierden en el camino —hablo frustrada—. No vale la pena.

—Tú convives con los soldados, convives con las personas de a pie. Por eso se te hace tan irracional la guerra porque sabes que esas personas pelearán por caprichos de alguien de arriba —él me mira con una mueca—. Y yo he convivido tanto con las personas de arriba que me he vuelto algo insensible.

—¿Algo? —pregunto incrédula.

—Soy un imbécil, lo reconozco —vuelve a mirar el cielo. Las estrellas son más visibles aquí.

—¿Y no puedes frenar las guerras, aunque sea por el bien de tus soldados? —pregunto algo esperanzada.

—Mi misión es mantener esta región y sus adyacencias en control. Pero las demás si no prometo nada —él respira profundo—. ¿Esa canción la tocarás en mi boda?

—No, lo haré en el concierto que me organizaste en el reino de tu madre —respondo sintiendo un leve viento.

—¿Y supongo que tienes canciones en contra de la guerra? —pregunta más relajado

—Sí, de cualquiera en general —respondo sin tapujos.

—¿Hablas en contra de mi familia? —pregunta tranquilo.

—No directamente, tu familia ha sido buena conmigo —respondo respirando profundo—. Si quieres te puedo dar las letras y las ves por ti mismo.

—Por favor —dice y nos quedamos en silencio por un rato—. ¿Cómo vas con Xavier? Se ve bastante comprometido en ser su representante. Y me imagino que Meghan los ayuda con nuestra empresa.

—Sí, Meghan nos ha ayudado con las relaciones públicas. Incluso ya tenemos nombre como banda —respondo contenta—. Nos llamamos Boyana.

—¿Y eso que significa? —pregunta confundido.

—Batalla en mi idioma materno —respondo tranquilo—. Así como este reino tiene el idioma espectral, nosotros tenemos el idioma natal.

—¿Y por qué no hablan ese idioma? —pregunta curioso.

—Lo hacemos dentro de nuestras tierras, pero no para los extranjeros —respondo sentándome—. Creo que debo volver con Xavier.

—De acuerdo —él se levanta y me ayuda también. Recojo mis cosas y regreso a mi habitación. Xavier sigue dormido, yo me acuesto a su lado y por primera vez puedo dormir en paz.