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8. Capricho


No pude dormir casi nada. Entre más intentaba convencerme de que todo estaría bien y que no debía seguir dándole vueltas a las incógnitas en mi cabeza, más me desconcentraba en tomar un descanso apropiado.

Lamenté mucho mi falta de control sobre mi propia mente cuando el sonido ensordecedor de instrumentos musicales llegó hasta mis oídos. Escuché un golpe sordo en la habitación, haciendo que fijara la vista en dirección al sonido... el pobre Fer se encontraba de pie en el suelo con una evidente expresión de odio hacia la humanidad, se había caído el pobrecillo.

Zoé estaba cubriendo su rostro con una almohada (no se si era para camuflar el sonido o si estaba atentando contra su propia vida), por otra parte, Eva corrió directo a la cama de su hermana, donde se metió bajó su cobija en busca de comprensión o algo de silencio.

¿Cómo le habrá recibido el ruido a Lily? Apenas es su primer año... pero seguramente James y sus padres le habían advertido sobre cómo se ponía toda la casa el día de las pruebas de Quidditch.

Bueno, toda la escuela.

No todas las casas realizaban las pruebas los mismos días, pero cuando una lo hacía, lo virotes no dejaban de hacerse notar y la emoción estaba palpable. Les juro que intenté sentarme en otra mesa que no fuese la mía (más que nada porque quería comer tranquila), pero mi casa no me lo permitió... es decir... participaría en las pruebas al fin y al cabo.

La directora se levantó con una sonrisa de orgullo... tengo la impresión de que dió un discurso bastante lindo y conmovedor, pero no recuerdo nada para el momento en el que escribo esto. Estaba fatigada, tenía sueño y estaba ensordecida por todo el ruido que hubo desde que me levanté... el pobre Fer se quedó debajo de la cama, no lo culpo, sus orejitas son más sensibles.

—Las pruebas serán en dos horas, los espero en el campo. Si no están puntuales; automáticamente los descartaremos... —James daba indicaciones con bastante claridad y firmeza, creo que nunca había visto esa faceta en el; no entiendo porque Albus se lleva tan mal con su hermano.

Inconscientemente voltee un poco a la mesa de las serpientes. Traté de encontrar a mis amiguitos con la mirada pero solo vi a Scorpius que parecía un poco apagado... ¿estará recordando a su mamá? Sentí que alguien jaló de mi manga y rápidamente volví a prestar atención a las indicaciones.

El gran comedor se apaciguó un poco y por fin pude comer (por decir que comí algo porque en realidad no podía rodar la comida).

¡Te irá excelente! —la emocionada voz de mi hermano hizo que mi mañana se iluminara completo.

¡Javier! —llamé con ilusión al verlo vestido con un sweater rojo escarlata que tenía graba mi inicial. Logró hacer que mi corazón se ablandara— ¿Qué traes puesto?

Mi hermano sonrió contento y tomó asiento frente a mi, estirando su brazo para tomar una barra de cereal— ¿Te gusta? Los hizo Amanda, tiene un gran talento para hacer ropa con magia y unos cuantos materiales... no entiendo porque no lo usa más seguido. Creo que también hizo para cuando sea mi turno, pero no le insinúes nada; quiero que sea sorpresa —habló rápidamente antes de darle un mordisco a la barra de cereal que había elegido cuidadosamente.

No sabía que Amanda podía hacer eso... —me quedé en silencio unos segundos antes de caer en cuenta—... ¡¿Van a verme?!

Obvio. —respondió extrañado, como si no se esperara mi pregunta.

Pero me voy a poner más nerviosa, ni siquiera puedo comer bien —el aire que pasaba por mi garganta de pronto se comenzó a sentir frío, haciendo que sintiera un revoltijo en el estómago.

Rayos.

Estoy demasiado nerviosa y no había caído en cuenta cuánto podía afectarme esto... ¡Son las pruebas de quidditch! Honestamente mi intención no es entrar al equipo, realmente lo hago por no dejar pasar la experiencia pero, ¡Son las pruebas de quidditch!

¿En que lió me había metido por mi propia cuenta ahora?

Llevé ambas manos a mi cabeza mientras apoyaba mis codos sobre la mesa, miré mi plato con absoluta preocupación. Mi vista se desvió hacia la venda que cubría parte de mi brazo izquierdo... ¿si le pedía fuerzas a Magna, me la daría?

No, definitivamente no lo haría.

Ya veo, no lo habías asimilado —habló Javier mientras negaba con la cabeza—... ¿te vas a tomar ese jugo?

Miré a Javier, quien parecía bastante divertido con la situación.

¿No hay comida en tu mesa? —pregunté cegada por el miedo. Tomé mi vaso y se lo pasé; estaba más que claro que yo no era capaz de beberme ese jugo.

Si hay, pero la tuya se veía mejor —sonrió con picardía antes de comenzar a tomarse el jugo que supuestamente era mío.

Dios mío, voy a participar en las pruebas.

*

Me coloqué un conjunto deportivo que había traído en mi maleta especialmente para este día... si iba a hacer el ridículo y a ser una extra, por lo menos procuraría verme bien.

Caminé hasta el campus en compañía de las gemelas, quienes también traían su respectivo sweater... a medio camino nos topamos con el resto de la pandilla: Javier, Amanda, Natalia, Jim, Scorpius... Albus no estaba.

¡Pero si estaba Fer y se veía demasiado adorable porque también tenía un pequeño sweater!

¡Te ves precioso! —corrí alegremente y me arrodillé delante de él para darle un abrazo colmado de amor— No eres un mal gato, eres hermoso, el más bueno y noble del planeta, mi niño precioso —lo alcé para verlo de frente, se limitó a observarme mientras su cola con elegancia tras el, tarando un suave ronroneo con suavidad.

No pude evitarlo y dejé un par de besos en su rostro felino antes de dejarlo mareado en el suelo.

Jim estaba en la pandilla.

Recapacité muy tarde luego de haber hecho esa escena tan absurda... me levanté con el orgullo que me quedaba y le sonreí a mis amigos y familiares (evitando con la mirada a Jim).

—Olvida lo que mencioné en el gran comedor, Javier... estoy agradecida por su apoyo —miré a cada uno. Podría ver el apoyo desde sus rostros, no hacia falta palabras; pero tampoco me molestó oírlas.

Mientas me daban ánimos, consejos y estrategias; el camino se hizo demasiado corto, más de lo que recordaba. El olor a césped recién cortado inundó mis fosas nasales; mis acompañantes me dejaron en la entrada de los "deportistas" (así le llamó Malfoy al área para entrar a la cancha).

Eran varios miembros de la casa, pero no tantos como esperaba... no me sorprendía tampoco, el equipo se complementaba muy bien.

Aunque eso estaba cambiando porque varios de ellos se estaban graduando, quizá sea por eso que hay más participantes que el año pasado.

A lo mucho 15.

Una caja marrón donde aguardaban los diferentes instrumentos para el deporte se encontraba en el suelo; cerca de ella un grupo de escobas colocadas en fila. Me posicioné junto a una que estaba desocupada y me dispuse a esperar.

No fui la última en llegar, pero tampoco de las primeras...

—Me alegra que una cara conocida esté aquí también —me saludó una voz... esa voz...

Giré levemente a mi derecha, aterrorizada, era el. No puede ser.

—¿Charles? —pregunté como si quisiera que todo fuera un espejismo delante de mis ojos.

—¡El mismo! —se señaló orgulloso— Escuché que participar en las pruebas sumaba puntos a la casa, así que vine... por lo de ya sabes... tú estabas ahí —explicó mientras me miraba con pena.

En parte lo entendía. Gracias a su notable torpeza e inocencia nos restaron bastantes puntos; siempre conseguía restarle consecutivamente puntos a la casa, el año pasado alcanzó un puntaje de 370; espero que este año no se supere.

Pero no lo culpo del todo, pocos profesores tienen paciencia para enseñar y Charles es un experto en llevarlos al límite, nunca lo hace apropósito, es buen sujeto... en parte lo entiendo.

—Si, esa profesora es una cascarrabias, quita puntos por todo —defendí su noble acción, exponerse a las pruebas de por si es un acto de valor—. ¿A que posición vas a aplicar?

—A golpeador —explicó, y luego se acercó con intención de decime algo por lo bajo, así que también me incliné un poco a su dirección—. Escuché que se necesita a alguien bastante fuerte y con equilibrio; no entro en la descripción así que será fácil que no me acepten.

Sonreí con complicidad ante sus palabras. Excelente estrategia, es igual a la mía.

—Yo también pensé en lo mismo —confesé. Su mirada pareció iluminarse y sonrió ampliamente. Tener a una persona que te acompañe en sentimiento es gratificante, incluso si es un poco malo—. Iría golpeadora, igual que tu... pero como buscadora creo que tengo menos chances...

Charles tomó la frase que quedó al aire y la terminó por mi—... por James... que inteligente eres, debiste estar en Ravenclaw —me halagó mientras retomaba su compostura.

La sonrisa en mi cara flaqueó, ¿debía decirle que fue el mismo James quien me lo sugirió?, ¿o le comentaba que realmente sí debí estar en Ravenclaw?

Un aplauso seco llamó nuestra atención y observamos con atención como el capitán del equipo nos miraba bastante animado, siendo acompañado por las dos mismas personas que estaban con el en el pasillo, el chico y la chica cuyos nombres no se, tampoco me molestaré en aprenderlos, desconozco si mi cerebro tiene la capacidad de seguir recordando más nombres.

—¡Los aspirantes de este año se ven geniales!, ¿cómo se sienten?, ¿nerviosos? Yo también estaba nervioso el día de mi primera prueba... pero heme aquí, ahora soy el capitán del equipo —frotó sus manos y nos observó como un loco que había estado una semana abandonado en el desierto y se acababa de encontrar un garrafón de agua fría filtrada.

Más de uno se removió en su lugar.

—Voy a necesitar que se separen por las posiciones a las que van a aplicar. Los cazadores irán con Beth —«como mi hermana», pensé mientras veía a la amiga de Potter... bien, sería fácil de recordar—, golpeadores, con mi amigo de aquí —«"amigo" se seguirá llamando amigo de James.»—, guardianes irán a los aros y los buscadores conmigo.

Me quedé en mi lugar un momento, viendo como comenzaban a caminar hacia sus destinos, por un segundo me giré para ir tras Charles, seguramente sería más divertido así.

Pero mis movimientos se vieron detenidos por una mano que me tomó de la muñeca. Miré agresivamente a la persona que había osado tocarme sin mi permiso, pero gracias al cielo no me encontré con nadie.

Solo era mi brazo izquierdo... «Magna»... su nombré recorrió mi mente y mis mentidos cuando un jaloneo invisible se hizo presente en mi brazo vendado, el cual me tiraba en dirección de los buscadores. «¡De acuerdo!», grité en mi mente mientras pegaba mi brazo a mi cuerpo y caminaba en la dirección designada aprovechando que nadie se había dado cuenta de mi movimiento visualmente esquizofrénico.

La línea de buscadores estaba prácticamente sola. Solo un chico de dos o tres años mayor... el cual me miró por un momento de arriba a abajo con desdén, como si yo oliera a zapato mojado. Le regresé el gesto bastante ofendida, ¡Que atrevido!

Pero las conclusiones habían sido ciertas, con James en el equipo nadie se atrevía a participar para tener su posición. En parte lo entiendo, es el hijo de Harry Potter, y es un excelente buscador (por lo que vi el año pasado y lo que dicen las malas lenguas).

—Me alegro que se hayan postulado, el año pasado me quedé solo en la línea —nos comentó James mientras nos miraba con una sonrisa tranquila.

Miré en dirección de Charles para buscar apoyo moral, pero estaba ocupado recibiendo indicaciones a las cuales se veía que intentaba prestarle la mayor atención posible.

Como segunda opción busqué en las bancas, esperaba encontrarme con los rostros alegres de mis amigos... pero en lugar de eso solo vi miradas constipadas y de pánico, cosa que no me reconfortó en lo absoluto.

Javier batía los brazos en el aire claramente expresando un "¿por qué?", "¿qué estás haciendo?". Amanda solo tenía la aboca entre abierta, parecía incapaz de creer lo que sus ojos veían. Natalia sujetaba su cabeza apunto de arrancarse los pelos mientras veía en dirección a Charles. Jim solo me alzó el pulgar en símbolo de apoyo... Scorpius me observó con una sonrisa demasiado intranquila mientras intentaba calmar a Fer, quien estaba teniendo una especie de ataque de pánico.

Si, los entendía perfectamente.

Deslicé un poco mi mirada para encontrarme con los ojos verdes de Lily, quien no tenía un sweater carmesí, pero el hermano que estaba sentado a su lado si... al final Albus si había venido.

Bien, mis amigos están aquí y no puedo permitirme fracasar tan estrepitosamente, por lo menos haré un intento del cual se puedan sentir complacidos.

—La prueba es muy sencilla. Primero haremos un vuelo en escoba alrededor de la cancha, ustedes dos me seguirán a mi —nos señaló James mientras hablaba— y el resto irá con sus respectivos guías. Yo llevaré una Snitch, como son dos; cada uno irá a un extremo de la cancha, yo la liberaré en medio. El primero en atraparla gana.

—¿Es todo? —preguntó el muchacho que era mi competencia. No podía evitar sentirme intimidada por su altura y complexión atlética.

—Si... pero recuerden que mientras ustedes la buscan, los demás también estarán usando el campo, así que deben estar atentos —explicó.

Me puse nerviosa, no porque los demás estuvieran en el campo o el hecho de sentirme intimidada por ambos chicos... me puse nerviosa porque sabía que tendría que compartir el campo mientras Charles llevaba un bate en la mano.

Quería refutar, pero preferí guardar silencio.

—¿Cuánto tiempo tenemos? —pregunté.

—Hasta la hora de dormir —explicó—. Por eso todas las casas hacen sus pruebas días diferentes.

¿Hasta la noche?, no son ni las 11:30am. Esta gente está loca.

McGonagall y la profesora de vuelo veloz supervisaban todo desde la distancia, sentadas cerca del resto (que no eran muchas personas tampoco, creo que el grupo más grande era el que me apoyaba).

—¿Listos? —preguntó James delante de nosotros mientras nos daba la espalda, pasó una de sus piernas sobre su escoba permitiéndole estar preparado para volar en cualquier momento.

El otro chico y yo no dudamos en imitarlo mientras lo veíamos... mis ojos tuvieron un reflejo que nunca antes me había pasado, se deslizaron por la espalda del capitán hasta detenerse en su trabajada y redonda retaguardia; rápidamente los moví a un lugar más decente.

«Que vergüenza... Dios, perdóname, por favor. Yo no soy así.»

Un silbato sonó y fue nuestra señal para elevarnos... no pude evitar sentir miedo de que ni escoba no subiera, pero la vieja madera parecía saber lo que hacía.

Sonreí nerviosa, nunca me había elevado tanto. ¡Mentira!, uno de los parciales en clase de vuelo veloz del año pasado era elevarse a la altura de un juego de quidditch (por más tonto que suene, más de uno no pudo completar el requisito).

El viento era muchísimo más fresco, especialmente cuando James comenzó a acelerar de la nada, sobrepasando al resto de participantes... a ese paso terminaríamos las dos vueltas antes de lo estimado.

Dimos la primera vuelta siguiéndole el paso, pero al inicio de la segunda vuelta el chico Potter se volteó a vernos con una sonrisa maliciosa. Mi corazón estaba palpitando rápido desde hace rato, pero luego de ese gesto pareció que mi músculo encargado de bombear sangre alrededor de mi cuerpo se detuvo en ese momento, mientras sentía como la sangre de mi cuerpo me abandona, James Desgraciado Potter, aceleró de un tirón mientras dejó que el viento nos entregara las palabras que soltó.

"Síganme el paso".

En ese momento se me olvidó que tenía un competidor personal que me doblaba en tamaño, me sacaba ventaja en años y experiencia.

Se me olvidó que Fer tenía permiso misterioso de asistir a clases.

Olvidé que mi pandilla estaba en la banca.

Ni siquiera recordaba que había tenido un problema con Evelynn o con la profesora Laura.

Dejé todo atrás cuando apreté mi agarre sobre la escoba y aceleré. Ni siquiera sabía que podía acelerar tanto.

«Inclínate lo mas que puedas sobre la escoba, eso te permitirá ir más rápido» la voz de la señora Ginny llegó a mi mente.

Inclinarse y volar rápido fue fácil... maniobrar la escoba a esa velocidad, no tanto.

«Lo difícil es dar une vuelta muy cerrada a tanta velocidad; normalmente se desacelera para equilibrar un poco... pero esas cuevas también permiten ganar un impulso extra si se saben hacer» explicó el recuerdo de Jim en mi mente «... si, Javier, como en Mario Kart».

Pero ahora no tengo una curva cerrada. James está yendo en línea recta y parece tener la intención de ascender.

«Pero recuerden que mientras ustedes la buscan, los demás también estarán usando el campo, así que deben estar atentos», recapitulé lo que James había dicho momentos antes.

Ay no... no va a subir más. Desvíe mi mirada hacia el campo un momento para corroborar mi teoría, efectivamente los demás estaban teniendo una especie de juego. Volví mi vista a James mientras mordía mi labio nerviosa, era la ruina de mi existencia.

Rápido como una bala y haciendo referencia a la frase "que nadie sepa tu próximo movimiento", James Potter se lanzó en picada. No tuve más remedio que rezar el padre nuestro mientras lo seguía a una distancia prudente, temía que si me acercaba demasiado pudiésemos acabar chocando en alguno de sus movimientos frenéticos y totalmente irracionales.

En menos de cinco segundos estábamos volando demasiado cerca de los demás. El tipo de complexión atlética se mantuvo un poco más arriba... bien pensado.

Dos ojos no era suficiente para todo lo que estaba experimentando; el ruido del viento chocando en mis orejas me ensordecida un poco (bastante) por la velocidad y altura que tenía, además del ruido que se mantenía en el campo de juego.

Querido diario, hoy descubrí que no tengo tanta coordinación en espacios obsoletos.

La silueta de James se confundía con los demás, mientras esquivaba escobas, Quaffles y una metra gigante con instinto homicida; me mantuve al margen. Si algo había aprendido era a esquivar y no dejarme abrumar demasiado, el trauma que me dejó Magna no sería en vano.

Miré a mi alrededor, busqué una apertura para subir un poco más, imitando la técnica de mi contrincante.

James se lanzó de nuevo hacia abajo, así que no tuve más remedio que pegarme detrás de él. Cuando parecía que besaría el suelo, frenó de golpe.

«¡Auxilio!», mi propio grito mental hizo que mi brazo izquierdo sujetara con fuerza el palo de la escoba y lo enderezara, me empujó a sentarme derecha (de esa manera ya no estaría inclinada), desacelerando mucho más cerca del suelo a comparación de la distancia que mantenía James.

Potter me regaló una sonrisa divertida desde arriba, aunque sus ojos si parecían expresar bastante preocupación... lo comprendo, presenciar la casi–muerte de alguien no está divertido.

El otro chico desaceleró de forma elegante posicionándose al lado de James unos segundos después.

Disminuí la distancia que había entre los tres cuando ascendí los dos metros que me pasé.

—Bien —felicitó James con una respiración levemente acelerada. Largó un suspiro y sacudió su cabeza antes de hablar, esta vez más tranquilo—. Buen calentamiento... ahora. Spellman, ve hacia aquella dirección, y tu grandote, irás para ese lado —señaló—. Soltaré la Sitch en medio, como había dicho... pero no les daré ningún aviso especial, confío en su visión.

Son casi las doce del medio día, así que el sol está en medio... el brillo de la Snitch por más pequeña que sea, debería hacerse notar, por lo menos al momento de su liberación.

Mientras avanzaba hacia la dirección designada, seguía pensando.

Si la cosita vuela directamente hacia arriba estaría perdida porque el sol no le dejaría verla, pero a esa altura la cosita produce un sonido... si pudiera guiarme de mi oído en una situación así; lo agradecería mucho.

Un punto a favor es el lugar de arranque (James estaba subiendo para encontrar el punto de liberación), con el sol en medio, ninguno de nosotros (mi contrincante y yo), estábamos en ventaja ni en desventaja... ya que al vernos no nos encandilaríamos.

Jame alzó el puño y abrió la mano.

No vi ni madres.

Mi contrincante salió disparado hacia arriba... ¿me había equivocado en mi teoría? Mientras pestañeaba confundía y estaba dispuesta a carcajearme de mi misma, vi como la otra mano de James se abrió (la que permanecía abajo). De esa si salió un destello.

Ya lo sabía yo, soy tonta pero no mucho.

Esta vez si aceleré en dirección de la Snitch, la cual estaba volando apresuradamente hacia bajo.

¡La puedo atrapar!

¿Atraparla?, ¿por qué?

Me mantuve siguiendo el rastro de la Snitch mientras procuraba que ningún balón, bate, pie o extremidad me golpearan por accidente en el proceso.

¿Desde cuando tenía sed de victoria? Me había olvidado por completo que no quería estar en el equipo... pero cuando Charles me compartió de su coraje y ese tipo me vio mal, simplemente no pude evitar seguir.

¿Competitividad?

Me mantenía al paso de la Snitch, no quería perderla de vista... ¿pero quería atraparla en serio, o solo deseaba demostrar que podía hacerlo? El cualquier caso, mi contrincante me va a ver y comenzará a seguirme.

Debía decidir que hacer antes de eso.

Es una decisión rápida, fugaz... como la arena roja.

Se me ha olvidado recapitular el verano. La arena roja es importante, pero no es momento de pensar en eso.

Ser o no ser.

—¡Cuidado!

El grito me alertó, calculé la dirección del sonido pero no hizo falta concentrarme mucho porque una Quaffle iba directo a mi dirección. Alcé mis dos manos y la atrapé, temblé en mi escoba pero al menos no me caí.

Ahora una manada de jóvenes estaba detrás de mi. En mi pánico arrojé la pelota como si me quemara; no se si por suerte, estrategia o porque ese tipo random si sabía lo que hacía, pero el balón cayó en manos de mi equipo y siguieron su juego mientras yo volvía mi vista al frente.

¿Y mi Snitch?, ¿y mi boleto dorado a tener un trasero bonito?

Avancé porque quedarme estática no ayudaría en nada. Ni bien recorrí cinco metros cuando escuché los gritos desesperados de mi hermano desde las bancas, volteé a verlo y avancé hacia el.

Pero mi pandilla señalaba desesperadamente delante de ellos, ¡la Snitch!

Como se da a desear esa condenada.

¡Agarralaaa! —el grito de desesperación de Javier fue todo lo que necesitaba.

Con la esfera dorada nuevamente ubicada en mi radar, avancé con decisión hacia ella.

Pero los gritos no solo me alertaron a mi, habían logrado ser un arma de doble filo.

El grandote bajó con el rostro rojo... ¿esfuerzo, ira o vergüenza?

—¡Apártate de mi camino! —me advirtió molesto antes de acelerar.

Lo que más me molestó fue que pretendiera que se iba a quedar con la última palabra de esta discusión.

Rápidamente me puse a su lado, en cuanto me vio amplió sus ojos, ¿sorprendido? Seguramente pensó que me intimidaría con su tamaño y grito amenazador.

—¡A mi no me vas a estar hablando así, cara de albóndiga! —respondí antes de concentrarme en la Snitch dorada que parecía ansiosa por huir.

—¡Yo te hablo como me de la gana! ¡¿Me oíste, respondona?!

Iba a responder, pero le iba a quitar la sonrisa de peleonero con un evento canónico. Lo tenía decidido, atraparía esa bola amarilla voladora y lo callaría una semana entera con el amargo sabor de la derrota.

Nuestra dinámica se volvió simple, íbamos cabeza a cabeza detrás de la Snitch mientras el ruido del resto se intensificaba, la pequeña cosita se paseó unos segundos entre la gente. Los equipos intentaban darnos paso pero también era difícil con balones siendo pasados por aquí y allá.

—¡Bludger! —avisó alguien. Por inercia voltee y la cosa peligrosa arrasó con dos jugadores de un solo tiro.

¡Demonios!

Se vieron obligados a descender porque sus escobas estaban casi infuncionales... hablando de bateadores, ¿cómo le estaría yendo a Charles?

La Snitch nuevamente se volvió alcanzable, de no ser porque un cuerpo más grande que el mío me estaba empujando y desequilibrando, ya la habría alcanzado.

—¡Déjame! —le grité.

—¡No!

Su respuesta contundente me hizo chistar, así que casi riéndome me separé bastante de él, pero no dejando de seguir la Snitch. Esperaría el momento indicado, para esta oportunidad debía acelerar bastante si quería arremeterme, aprovecharía para bajar y dejar que se desequilibrara solo.

Como intentar pisar un escalón cuando no hay ninguno.

Desequilibrio y me daría la ventaja que necesitaba.

Solo necesitaba que su avaricia lo consumiera un poco más...

Al vernos tan próximos a la Snitch, pensó justo lo que deseaba, "si la desequilibro, aprovecho la ventaja y gano". Así que puse mi mejor cara de niña débil que no aguantaría un empujón más, para que se sintiera en confianza de hacer su movimiento tramposillo.

El tipo exageró, aceleró bastante. Cuando estuvo lo suficiente cerca bajé de golpe como hice con James. El cascarrabias casi sale volando de su escoba y trastabilló para reincorporarse.

Segundos suficientes como para permitirme acelerar rápido y atrapar la Snitch.

No se como explicar la satisfacción que sentí cuando estuvo entre mis dedos. Desaceleré y sonreí victoriosa hacia el cascarrabias.

—¿Qué pasó grandote?, ¿te consumió la avaricia? —me sentía demasiado bien. Bajé hasta nivel de tierra y dejé mi escoba en la marca donde estaba cuando la encontré. Se sentía raro tocar el suelo luego de haber estado tanto rato en el aire.

El tipo bajó rápido y caminó en mi dirección mientras sostenía su escoba con bastante fuerza. Se veía amenazante.

Y yo no tenía mi varita para defenderme de él.

Me quedé pasmada en mi sitio buscando ayuda con la mirada, James venia a toda velocidad al mismo tiempo que el coordinador de guardianes bajaba para ver la situación.

—¡No te lo tomes a pecho! —le grité con pánico mientras ejercía fuerza sobre la Snitch. Era mi fin, al menos quería morir con mi premio en mano.

—Ese... —comenzó a hablar, pero James llegó y se posicionó entre nosotros, no se como se miraron porque yo solo veía la espalda de Potter y la mirada seria del tipo—... ese movimiento que hiciste al final... me manipulaste para que lo hiciera y perdiera.

Lo miré unos segundos mientras el calor volvía a mi cuerpo al sentir la seguridad que irradiaba la espalda de James.

—No te manipulé nada, tú te volviste te a lanzar como habías estado haciendo. —expliqué. A mi nadie me iba a estar acusando de hacer trampas o algo (aunque la intuición que me dejó Magna me salvó como dos veces, pero eso no cuenta y no se lo diremos a nadie).

—¡Claro que si! —atacó nuevamente—, me miraste con cara de conejo herido —alcé mis cejas con sorpresa, nunca había escuchado una comparación como esa que no saliera de mi boca—... me hiciste creer que estabas vulnerable y que si arremetía te ganaría.

Pestañee lentamente, no me debería sorprender que lo dedujera. Al fin y al cabo por su manejo de la escoba se veía como alguien que sabía lo que hacía.

El cascarrabias sonrió y resopló... parecía orgulloso de alguna manera— usaste tu desventaja a tu favor. Nada mal, principiante.

—¿Desventaja? —pregunté en voz alta.

Pero esta vez habló el portero (guardián) en jefe que había en la zona— Tu falta de intimidación y que parece que te pondrías a llorar si se te parte una uña a medio juego.

Posiblemente si lloraría, pero no se si dejaría el juego por algo así.

Un pequeño "ah" salió de mi boca en son de aceptación— Ya veo, muchas gracias por el halago agresivo.

El tipo se cruzó de brazos emitiendo un sonido de conformidad y fulminó con la mirada a James antes de irse.

—Pensé que me iba a pegar. —confesé.

—Yo también. —respondieron los otros dos que me acompañaban.

Cuando el tipo se hubo ido y la tensión se disipó, tuve la valentía de mirar el juego... ya no quedaba casi nadie, ¿donde estaban los jugadores?

¡¿Y cómo es que Charles seguía ahí?! Su cara de pánico lo decía todo, ni siquiera el sabía como lo había hecho.

—Ese chico va en tu año, ¿cierto? —me preguntó el guardián en jefe.

—Si. —respondí directa.

—Se llama Charles, tiene un brazo demasiado ágil para hacer desastres con una Bludger —explicó James—. Bajó a dos de un tiro e incapacitó a los bateadores del otro equipo.

Lo vi sorprendida... ¿pero si era Charles?, ¿el mismo chico que el año pasado tenía problema para montarse en su escoba?

James bajó de su escoba y me tendió la mano, lo miré confusa pero le tendí la mía para que la sostuviera.

—¿Que haces? —me preguntó.

—No se, tu me tendiste la mano primero —expliqué.

—Para que me des la Snitch, preciosa —soltó una con una risa antes de que yo retirara mi mano con mucha vergüenza y le diera la pequeña esfera dorada.

—Perdón, no había entendido —intenté defenderme mientras volvía mi vista al campo. James se quedó ahí otro momento.

—Se ve mejor desde las bancas. Podrías esperar ahí mientras ellos terminan —me aconsejó—. Por cierto, excelente trabajo.

Le di las gracias y me dispuse a caminar hacia las escaleras. Se que a ambos nos habría gustado alargar la conversación, yo tenía muchas dudas... pero el tenía un partido que supervisar y yo no podía estar en el campo sin hacer nada.

Subí las escaleras con cansancio, pero firme. Cuando llegué al área de bancas donde estaban todos, sentí como un abrazo de grupo me aplastó.

—¡Pensé que ibas a salir volando!, ¡Pero lo hiciste volar a el! —me sacudió Lily.

Las felicitaciones no se detuvieron, ni siquiera cuando nos sentamos, sentí mi cuerpo relajarse. Me dediqué a observar fascinada como Charles parecía otra persona, mi compañero escuálido y torpe había logrado tumbar a varios, lo más impresionante era que no se debía a un talento muy oculto, se trataba de su talento innato.

Era tan torpe que confundía a los del equipo contrario y golpeaba las Bludger tan raro y con tanto pánico para que se alejaran de él, que no se daban cuenta cuando debían evadir.

Estoy ansiosa por saber cómo había hecho desde el principio.

—Pensé que no entrarías —escuché la voz de Albus—. Dijiste que procurarías fallar, ¿qué pasó?

Analicé con cuidado lo que iba a decir— No se, creo que fueron muchas cosas; más que todo el apoyo que recibí, no quería fallar estrepitosamente frente a ustedes... —cuando todos colocaron cara de sentimentalismo, bajé la mirada hacia Fer, quien se veía que había sobrevivido a su ataque de ansiedad—... también a ese tipo cascarrabias, me insultó y me molesté mucho, así que no lo quise dejar ganar.

El gato me miró con orgullo.

—Pensé que se iban a pelear, yo había apostado por James. —respondió Natalia con un sonrisa obscura mientras las gemelas soltaban risitas ante su comentario.

—James no le hubiese ganado —argumentó Scorpius—, ese tipo era demasiado grande —los demás negaron, llevándole la absoluta contraria.

—Es que no lo haz visto pelear, es muy bueno a puño limpio —habló Jim, al ser mayor no me sorprende que lo haya visto pelear anteriormente.

—Si, James gana —confirmó Albus.

Bueno, si su hermano lo decía, ¿quien era yo para llevarles la contraria?

En un parpadeo los aspirantes estaban todos en tierra y tanto McGonagall como la profesora habían bajado corriendo.

Aparentemente los últimos en pie cayeron, dando por terminada las pruebas para el equipo a las 12:45.

James nos llamó y bajé de nuevo. Mientras unos eran llevados a enfermería, se hizo un conteo y se sacaron conclusiones.

—Bueno... Charles —habló la co-capitana que se había encargado de los cazadores y golpeadores. Al soltar ese nombre, la profesora de vuelo veloz estaba apunto de lanzarse sobre el mencionado para regañarlo por algo—, es increíble que pudieses desestabilizar a tantas personas... nos da miedo pero creo que podemos entrenar esa habilidad innata tuya, además de que los otros golpeadores están inhabilitados. Te dejaremos en reserva, estás dentro.

Chafles cayó de rodillas al suelo. Me mordí el labio inferior con pena, entiendo su desespero, pobrecito.

La profesora se sentó junto a él y lo miraba con pena— ¿Cómo lo hiciste?

—No se... —respondió afligido.

Se repartieron a los cazadores pero no se seleccionó ningún guardián nuevo.

—Por último, Spellman —habló Beth (la co-capitana)—... eres la única en pie, así que también estás en reserva. En la tarde estaremos pasando el horario de entrenamiento, cualquier duda pregúntenos a nosotros.

Minnie nos felicitó con orgullo, tomó mi mano con alegría y luego desvió su mirada hacia Fer, regresando sus ojos a mi después.

Temblé en mi lugar; quise preguntarle pero no parecía ser el lugar ni momento adecuado. Acepté sus felicitaciones y vi como la fuente de respuestas a muchas de mis preguntas iban caminando con elegancia hacia el castillo.


*


Luego de una merecida siesta salí al área común, Rose Weasley se encontraba ahí, mirando a la chimenea que se encontraba apagada.

—Weasley, ¿haz visto a tu primo? —le pregunté con calma mientras me acercaba a ella.

La pelirroja volteó a verme, parecía recién espabilar de sus pensamientos— Ehh... ¿cual de todos?, ¿el tonto de Albus?

—James —respondí; pero al ver la mueca de disgusto que adornó su rostro, decidí continuar—. Necesito preguntarle unas cosas del equipo —expliqué para que dejara de juzgarme con su mirada.

Su rostro volvió más a la normalidad (si es que se puede decir eso porque la mayoría del tiempo tiene la nariz arrugada como si todo su entorno fuera disgustante).

—Salió a robar unos pasteles a la cocina, no debe tardar en regresar.

Comprendí y me senté en uno de los sillones a esperar pacientemente. Rose me recorrió con su mirada antes de volver a centrarse en la chimenea. Realmente me hubiese gustado hablar con ella para pasar el tiempo pero no se veía con muchas ganas de entablar conversación con el resto... ¿le habrá sucedido algo?

Antes de que pudiera entrométeme en asuntos que no me competían, una persona se detuvo frente a mi, subí la mirada encontrándome con el prefecto del otro día. Me le quedé viendo, intentando encontrar una respuesta en sus ojos.

Carraspeó un poco antes de hablar— Te debo una disculpa.

Pestañee lentamente ante sus palabras.

Si, se había pasado de la raya pero no puedo negar que yo tampoco me comporté como una dama respetable en ese momento... ni el año pasado.

—Está bien, apenas va empezando el año... es normal que estas situaciones te estresen cuando pretendes comenzar con buen pie... de todas formas, a mi también me faltó tacto para hablarte.

El tipo negó.

—Soy el mayor, debí mantenerme a raya. Y ahora que también te disculpas, me haces sentir peor —admitió—. Pero realmente lamento haberme descargado contigo y echado la culpa cuando ni siquiera me molesté en averiguar qué pasó.

Asentí, eso si era su culpa y no lo iba a minimizar.

—Como prefecto debo estar para ustedes, no en su contra.

Terminó su discurso con esas palabras. Yo le solté un "está bien, no pasó nada"... el tipo terminó yéndose, llevándose un peso de mi; luego de ese momento mi espalda se sintió las ligera.

—¡Volví, primita! —la voz de James llenó el silencio agradable que se había producido—. Te traje tarta de durazno —dijo mientras le pasaba el alimento.

—Gracias —contestó recibiendo su tarta, ahora con un humor bastante diferente... comprendí al instante; yo también me molesto cuando tengo hambre—. Por cierto, Spellman quiere hablar contigo.

James volteó a verme y yo me levanté de donde estaba. No se porque me puse nerviosa de repente.

—Si... sobre eso... —estaba comenzando a hablar cuando James dejó su botín sobre una mesa e inició platica.

—No te preocupes sobre el Quidditch, por ahora estarás en banca mientras te entrenamos, así que no deberás salir a menos que me desmaye a medio juego o algo... pero eso es algo que hacía mi papá, yo no soy así.

Inflé mis mejillas al contener el aire, ya me estaba cansando de que me interrumpieran todo el rato; lo peor del caso es que yo me dejaba.

—Entiendo pero no es sobre eso precisamente... te quería dar las gracias —para ese punto sus cejas se levantaron con sorpresa, hizo ademán de querer hablar pero esta vez no lo dejé—. Si no me hubieses sugerido ir como buscadora seguramente ni siquiera estuviera en banca.

Se señaló así mismo— ¿Yo te sugerí que aplicaras a buscadora?, ¿por que haría eso? —pensé que estaba siendo sarcástico pero su cara de confusión hizo que yo me confundiera.

—Si... en el pasillo el otro día... me dijiste que nadie aplicaba, me llevé la sorpresa fue con el tipo, solo éramos dos —argumenté intentando que refrescara su memoria.

James negó— ...no recuerdo haberte dicho eso ¿Segura de que fui yo? Es que... —pareció dudar un momento antes de seguir hablando—... sabía que el grandote iría a aplicar para buscador, jamás te hubiese sugerido competir contra el.

Guardé silencio un momento... ¿lo habrá hecho a propósito? Tipo: creyó que sería divertido poner a dos polos opuestos a competir y ver que pasaba... pero ahora mismo James se veía serio y no con su típico aire humorístico o bromista.

Pero juraba haberlo visto ese día.

Devolví las paginas, y en efecto, había sido el... yo creo que se está haciendo el loco.

—Ajá —mis cejas se fruncieron un poco ante su respuesta y mi análisis rápido—... ¿creías que me humillaría?

James pareció alarmarse al saber a donde se dirigía la conversación ahora— ¡No lo malinterpretes! Pero si me preocupé un poco cuando apostaste... el grandote es transferido de otra escuela y formaba parte de un equipo —explicó rápidamente haciéndome entender de inmediato—. Pero no iba a quitarte la ilusión de participar si eso querías... de todas maneras, cuando aceleré el paso durante las vueltas, me seguiste tan bien que cambié de opinión...

>> El era muy bueno y tenía experiencia, pero de los dos, no te desvaiste cuando pasamos entre los jugadores, el grandote lo hizo porque era lo más sensato; pero algunas veces la snitch pasa por donde sea... en ese momento acepté que tuviste más chances de alcanzar una Snitch primero que el... aunque cuando tuviste la primera oportunidad no lo hiciste, ¿Por qué?

Tragué grueso ante su confesión sincera— Porque no estaba segura de querer entrar al equipo... —admití con vergüenza—... aposté pero no tenía las intenciones de ganar —James me observaba atento—. Luego se me despejó la mente y un hambre de victoria me poseyó... ademas, el grandote me insultó, entonces decidí darle un merecido con el sabor de la derrota.

James asintió— Spellman —llamó serio—. Estar en el equipo es algo serio y muchos hemos dado bastante por mantenerlo como uno de los mejores; realmente contamos contigo para que siga siendo así —explicó—... me alegra que te hayas encontrado a ti misma en el campo, pero, aunque haya sido un accidente estás dentro y necesito que tengas la responsabilidad de afrontarlo, porque el grandote dejó de entrar al equipo por tu suerte.

Me quedé fría. No sabía que decir porque lo último que esperaba de esta conversación es que se convirtiese en una especie de regaño o advertencia.

Asentí, ahora con bastante preocupación— S-si, no te preocupes; lo daré todo —llevé una mano a mi frente para hacer una especie de saludo militar.

James asintió conforme y me tendió un pastelito que llevaba en su bolsa de botín. Lo acepté sin chistar y observé como el capitán del equipo se iba con la frente en alto.

Entonces el peso que me había quitado el prefecto regresó a mi.

Agradecí que no había más nadie en la sala común. Corrí escaleras arriba y volví a mi habitación compartida. Las gemelas dejaron de jugar con Fer en cuanto me vieron llegar y dejar el pastelito sobre la mesa de noche.

—¿Pudiste hablar con Potter? —preguntó una.

Yo asentí mientras me sentaba sobre mi cama y observaba mis pies, la nariz comenzó a picarme al igual que mis ojos... el calor que surgió en mis mejillas pronto se vio aplacado con las lágrimas que se me escapaban.

—S-si, de hecho... me regaló un pastelito...

Tragué saliva de nuevo y me hice bolita sobre mi cama, no se porque su comentario me había afectado tanto, quizá fue un golpe de realidad que no esperaba, es decir... por mi infantilismo un tipo que realmente se esforzaba por una oportunidad la perdió; lo peor es que ni siquiera fue contra alguien digno, lo hice por puro capricho.

Las gemelas llegaron a mi lado extrañadas y se acostaron sobre mi cama para hacerme compañía mientras Fer se acurrucaba junto a mi estómago.

¿Por qué me lo tomé tan mal?



° ~ ° ~ ° ~° ~ °

Intentaré hacer los capítulos largos porque Wattpad pone anuncios y yo se que molesta estar pase y pase la página con anuncios de por medio.

Lo más probable es que a diferencia del anterior, este tenga menos cantidad de páginas, pero las mismas serán más largas.

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