6. Cincuenta y diez puntos
—¡Cincuenta puntos menos para Gryffindor!
Todos hicimos diferentes muecas cuando la sonora voz de la profesora Laura rugió con fuerza por el patio.
—Bien hecho, Charles. —felicitó falsamente una de las chicas.
Miré con pena al más bajo. La verdad era que me sentía culpable por alegrarme en cuanto le bajaron puntos a la casa. No era un secreto que yo le cayese mal a la profesora (todo gracias a mi fabulosa presentación el primer día); de hecho, todos la consideraban un ángel, una diosa, una profeta envidada por el altísimo... todos menos yo y un pequeño grupo de inadaptados (entre ellos figuraba Albus).
La profesora Laura tenía una manía bastante mala, sólo tenías una oportunidad, si te portabas realmente mal o hacías algo que atentase a su imagen de respeto; incluso sí hacías algo completamente estúpido y sin precedentes automáticamente quedabas "tachado", ganándote su odio.
Pero, ¿por qué yo estaba feliz?, muy simple: «otro más para nuestro grupo». Los demás alumnos creían que era mentira, pero la minoría sabía que no.
—¡¿C-cincuenta?! —exclamó Charles en respuesta—. P-pero, profesora...
—¿Cómo no vas a saber sujetar la varita?, tres veces te he corregido. Ya es suficiente. —regañó la profesora para luego darse la vuelta y continuar con su explicación.
Hoy nuestra clase de defensa era afuera por motivos lógicos, intentábamos atrapar pequeños insectos con un par de hechizos. Se que parece fácil, pero se necesita demasiada puntería; por suerte estaba bendecida en ese aspecto, de hecho, comenzaba a sospechar que solo era buena en eso.
Mientras la profesora se concentraba en enseñar y corregir con amabilidad a los buenos estudiantes; el resto aprendíamos compartiéndonos nuestros escasos conocimientos adquiridos en la clase teórica y práctica. De hecho, consideraba que la retroalimentación era una muy buena vía para aprender en estos casos.
—La debes sujetar así. —escuché el murmuro.
Por el timbre de voz me di una idea, pero no pude creerlo hasta que lo vi. Evelynn estaba ayudando a Charles; yo estaba sorprendida y la mayoría no podía creérselo.
Nadie dijo nada al respecto, pero si nos intercambiamos miradas como si quisiéramos buscar respuestas en los ojos de los otros.
Debo destacar que Jim pasó corriendo por el patio; me tomé la completa libertad de observarlo ir, mientras la brisa hacía revolotear su cabello y los rayos del sol iluminaban su rostro cual estatua de porcelana expuesta a la estrella más grande de nuestro sistema solar haciendo resaltar cada uno de sus rasgos, la profesora se encontraba llamando mi atención.
Pero claro, como yo estaba tan ocupada concentrada en el coreano no la había escuchado; como siempre, mi enemigo resultó ser nada más y nada menos que mis propios pensamientos.
—Spellman, 10 puntos menos para Gryffindor. —sentenció.
Cerré los ojos lentamente y luego arrugué mi cara, mientras me daba la vuelta para encontrarme con mi clase relajé mi rostro y miré a la profesora. Solo pude asentir, ¿qué más iba a hacer?, especialmente luego de que mis demás compañeros me miraran mal.
*
Luego de esa clase tenía hora libre, así que junto a las gemelas fuimos a la sala común. Llegué exhausta, creo que una clase jamás me había cansado tanto como la de ese día, y eso que era una de las primeras. Cuando recordé que aún me faltaban otras clases por ver resoplé con cansancio... me habría gustado faltar, pero ya le quité suficientes puntos a mi casa en menos de dos semanas... no podía darme el lujo de perder más, apenas y los estaba reponiendo.
—Que fastidio, hay demasiadas escaleras. —me quejé frustrada mientras tomaba asiento en uno de los sofás.
—Están las suficientes. —respondieron ambas gemelas tomando asiento junto a mi.
El maullido de Fer hizo que soltase otro resoplido— es verdad, también tengo un gato... más responsabilidades. —eché mi cabeza para atrás buscando apoyo en el espaldar del asiento, ya no quería hacer nada más.
—Podemos alimentarlo por ti. —hablaron las gemelas.
Esas palabras me aliviaron un poco, levanté mi cabeza y las vi con una sonrisa— ¿en serio harían eso por mi?
—Si. —respondieron y se levantaron.
—Ay, gracias... no se que haría sin ustedes, son mis mejores amigas. —agradecí, quería llorar, ese acto de amistad fue hermoso.
Cuando se fueron con el gato siguiéndolas de cerca sentí que podía relajarme un poco, total, no estaba sola y tenía a mis amigos, a mi prima, a mi hermano... si, todo estaría bien mientras tuviese su apoyo. Cuando sentí que la paz venía a inundar mis sentidos la puerta de la sala común se abrió de golpe, de hecho, nos sobresaltó a los pocos que nos encontrábamos ahí.
—¿Y ahora qué pasó? —preguntó un estudiante de unos años más arriba.
—¡¿Alguien me puede decir porqué demonios nuestro contador de puntos está casi vacío?! —exclamó el prefecto de este año, ya ni me acuerdo de su nombre.
Solté un quejido bajito mientras cerraba los ojos y dejaba caer mi cabeza en el respaldo del asiento en donde me encontraba.
—Fue Charles, de segundo año. —habló a vocecita de Evelynn.
Esa acción me hizo reincorporarme, de hecho, las niñas se segundo con las que me topé el otro día (cuando pregunté por indicaciones sobre dónde encontrar a la pelirroja) estaban tan estupefactas como yo.
—¡Ese niño! —se quejó el chico— Con Potter y su banda ya tenemos suficiente... no quisiera más problemáticos...
Antes de que el tipo siguiera soltando quejas y amenazas de como tomaría cartas en el asunto, la pelirroja volvió a hablar.
—Y Camila Spellman. — siseó nuevamente. Sus palabras parecían traer veneno consigo. Yo volteé bruscamente a verla de frente, la tipa parecía que no se había dado cuenta del poder de sus palabras.
No les voy a mentir, mi boca se abrió por si sola mientras aspiraba un poco de aire por la sorpresa. Las otras chicas estaban casi (o más) estupefactas que yo, se intercambiaron miradas, luego vieron a Evelynn, luego a mi, luego a ellas de nuevo y por último al prefecto; quien comenzó a armar un escándalo.
El rostro del tipo se deformó en cuanto nuestras miradas se toparon, yo intenté cerrar la boca pero aún así mis labios no llegas a tocarse del todo.
—¡¿Tú otra vez?! —explotó el tipo.
Yo levanté mis manos en señal de llamar a la calma.
—N-no, no es lo que parece, yo... —por más que lo intentaba no podía evitar sentirme intimidada por la mirada bastante enojada del chico. Hace un momento estaba en un manojo de tensión, luego sentí el alivio de la magia de la amistad, después sufro una especie de traición gracias a Evelynn y ahora uno de los prefectos me anda armando un escándalo. ¡¿Cómo se supone que me deba de sentir?! ¡Apenas y había digerido el desayuno de ese día!
—Tu ¿qué? —respondió tajante el chico mientras se cruzaba de brazos frente a mi.
Por inercia me levanté de mi lugar... pero la diferencia de altura entre ambos seguía siendo evidente.
—Yo estoy casi por terminar de reponer los puntos que perdí —respondí rápidamente tratando de apaciguar un poco las aguas—. Esos 10 puntos los podría reponer hoy mismo en el resto de mis clases...
El prefecto chasqueó la lengua, interrumpiéndome, eso había sido muy grosero de su parte.
—¿Y cómo se que no vas a seguir perdiendo puntos en el resto de tus clases? —atacó.
Me sentía diminuta. El tipo me desafiaba con la mirada, era más grande y seguía siendo el prefecto, en realidad me sentía demasiado atacada y el que no creyera en mi palabra no ayudaba.
—Solo tengo problemas con la profesora Laura, ella me detesta. —respondí a la defensiva.
—La señorita Laura es demasiado buena—la defendió—. Tuviste que hacer algo realmente malo, seguramente te lo ganaste.
—¡Claro que no! —repliqué—, ni siquiera estabas ahí, no sabes nada. —hablé sin pensar. Sentía como el calor se acumulaba en mi espalda y mi nariz se enrojecía, la sangre parecía fluir más rápidamente por mi cuerpo y mi corazón había comenzado a acelerar sus latidos desde hace rato.
—Y supongo que el profesor Longbottom te sacó de su clase el primer día solo porque si —soltó burlón—. Algo de problemas debes causar.
Bueno, eso si me cortó la respiración por un segundo, el chico lo notó y sonrió con suficiencia; como si hubiese dado en el blanco... lo cual si logró.
Yo guardé silencio un par de segundos que parecieron eternos, eso mientras analizaba mi situación y cómo fueron realmente los eventos de ese día— Pero eso es diferente —comenté—, ni siquiera fue mi culpa...
—No se si fue tu culpa o no —interrumpió—, de hecho, yo no estaba ahí y no se nada... —esas palabras volvieron a cortarme el aire—... solo sé que tú nombre y un llamado de atención estaban en la lista de ese día, y es la única prueba que me importa.
Me había dejado sin palabras, el chico lo había logrado; lo que ni siquiera Albert consiguió en su estadía aquí, me había ganado la discusión. Ladeé un poco la cabeza ante esa idea.
—Vas a ayudar a Charles a reponer sus puntos, o...
—¿Qué? —cuestioné—, yo no tengo porque ayudarlo, esos cincuenta puntos son su responsabilidad...
—¡Es suficiente! —exclamó—, no tengo tiempo para discutir con una niña de segundo año. Escucha, yo soy el prefecto, y si te digo que vas a ayudar a Charles lo vas a hacer. —sentenció, y sin esperar nada más rápidamente se fue de ahí.
La picazón debajo de mis ojos comenzó, tuve que pestañear varias veces mientras seguía viendo el lugar en donde había estado parado el tipo segundos antes.
Mientras escuchaba los latidos de mi corazón en mis oídos escuché como alguien silvó con ese característico sonido de "vaya". Eso fue lo que me hizo reaccionar.
—Nunca abres la boca... —arrastré las palabras mirando hacia ese punto vacío—... y cuando por fin decides abrirla es para esto —voltee a ver a Evelynn—. Eres una sapa.
Había más estudiantes que antes, no muchos, pero si los suficientes. Tomé mi mochila con brusquedad y salí de ese lugar, parecía más sofocante que antes, apenas y podía respirar ahí. Avancé por el pasillo hacia las afueras del castillo por el camino más largo, de todas formas tendría clases de herbología.
Las gemelas bajaron con calma las escaleras, seguidas del pequeño gato negro. Al llegar a la planta baja sintieron las pesadas vibras del ambiente, todos parecían más callados que de costumbre.
—¿Qué sucedió? —preguntaron a nadie en específico.
A pesar de que todos les tuviesen algo de idea al par de hermanas, ninguno sujetó su lengua al momento se soltar el chismesito. Con lujo y detalles narraron el evento acontecido. Las hermanas albinas escucharon atentamente la historia, al final se miraron entre ellas y asintieron.
Ese si era un problema.
*****
Holi, feliz año... lamento si no he estado respondiendo sus comentarios, es que Wattpad ya no me notifica nada.
¿Si les está gustando?, en lo personal ya extrañaba actualizar 😌
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