5. Desconocidos y conocidos
Esa misma tarde luego de clases, la mayoría de los alumnos estaba rondando por el castillo y sus alrededores buscando disfrutar de su tiempo libre. Lo cierto era que el día estaba bastante bonito, al fin y al cabo aún era verano; la estación del año dejaba el cielo un poco más despejado de lo usual.
Yo estaba sentada en las escaleras que daban a las mazmorras, esperando la presencia de Albus y Scorpius para hacer cualquier cosa. Mientras ataba las agujetas de mis gomas sentí una presencia acercarse, no fue hasta que una sombra cubrió la poca luz que me daba en la cara que levanté la mirada, encontrándome con la persona que menos esperaba ver.
—Profesor Philip —dije en forma de saludo.
El profesor sonrió sin mostrar los dientes (como siempre solía hacerlo)— señorita Spellman, que sorpresa encontrarla por estos lugares tan... fríos —el profesor pareció estremecerse a causa del aire bastante fresco que salía de las mazmorras, haciéndome sacar una risilla—. ¿Está esperando a alguien?
—Si, estoy esperando a unos amigos. —respondí alegre, el profesor parecía haberme contagiado de su vibra optimista.
—¡Oh!, entonces lo mejor será que me retire, no quiero interrumpir —dijo mientras comenzaba a avanzar por las escaleras, pero ni bien dio dos pasos cuando chasqueó dos de sus dedos haciéndome voltear—. ¡Ah!, me he acordado de algo. Usted comparte la clase de pociones con la señora Thompson, ¿cierto?
—¿Evelynn? —pregunte de vuelta.
—Si, la pelirroja —afirmó—. ¿Crees que le podrías entregar esto por mi? —comentó mientras me extendía un pergamino.
—Por su puesto —dije mientras me ponía en pie y recibía el objeto—. ¿Puedo preguntar qué es?
El profesor Philip le restó importancia con un gesto de manos— son los temas que vamos a manejar este año... —«la planificación», pensé mientras veía el papiro con curiosidad—... ella es una muchacha muy brillante, casi parece una pena que sea tan introvertida; creo que si interactuarse más con sus compañeros... —comenzó como quien no quiere la cosa—... podrían avanzar más como grupo de clases. —terminó.
Yo no dije nada, ¿qué iba a decir?, jamás había intercambiado palabras con Evelynn más allá de saludos corteses y preguntar la hora (eso cuando mucho). Nunca establecí una conversación "casual" con ella... no se le veía interés de hablar con nadie así que no pretendía obligarla a nada (especialmente porque de esa forma todo sería incómodo); preferí no hacerlo y llevar la fiesta en paz.
—¿Por qué no hablan con ella? —preguntó el profesor con un ligero deje de preocupación.
—Supongo que... es porque es bastante... introvertida, como dice usted. —alegué.
El profesor no pareció convencido con mi respuesta así que decidió volver a hablar— he tenido varios alumnos introvertidos... pero ella es diferente, nunca la he visto pasar tiempo con nadie... ni siquiera con su primo.
—¿Su primo? —pregunté de vuelta.
—Claro, Thompson Albert... me parece que el jovencito y usted tuvieron algunos percances el año pasado.
Inmediatamente sentí mi rostro arder, ese comentario me había avergonzado... "percances"... al parecer así le llaman a las personas que cada vez que se ven se quieren pelear.
—"Percances" ha sonado lindo. —respondí sarcásticamente haciéndole sacar una risa al profesor.
Si Evelynn es una Thompson descendiente de ese tipo español, podría quedarme tranquila; hasta donde sé, la maldición de odio y enemistad se había roto cuando Albert y yo hicimos las paces. Aún así, no sabía que ellos eran primos.
—Camila. —llamó la característica voz de Scorpius.
—Veo que sus amigos han llegado —comentó el profesor mientras veía a los chicos acercarse a nosotros—, continuaremos nuestra conversación luego. Nos vemos. —se despidió y reanudó su camino.
—¿Qué sucedió? —preguntó el peli-plata cuando hubo llegado a mi lado.
—¿Por qué demoraron tanto? —cambié de tema—, ya se me estaba entumeciendo el trasero de estar tanto rato sentada. —me quejé con falsa molestia.
—L-lo sentimos —tartamudeó Scorpius—. Es que los chicos de la casa se pusieron un poco pesados y salir se volvió un tanto complicado. —explicó.
Mientras lo escuchaba sentí como Albus se asomaba un poco con recelo la hoja que me había dejado el profesor Philip antes de irse.
—Natalia tiene razón —sonreí un poco mientras me cruzaba de brazos—. Las personas en esta escuela pueden ser muy molestas.
—Más de lo que crees. —murmuró Albus mientras trataba de leer la hoja.
—Es solo la planificación de clases —le dije a mi amigo de ojos verdes mientras agitaba un poco la hoja—, no es tan interesante. ¡Por cierto! —exclamé—, debo llevársela a una compañera, ¿quieren venir conmigo o los encuentro en otro lado?
—En realidad queríamos llegar rápido a la biblioteca, tengo que buscar unos libros. —se apresuró a decir Albus.
—Ah... —dije tratando de no lucir tan desilusionada; lo cierto es que pasar tiempo con los chicos no era un evento muy cotidiano, así que trataba de extender el tiempo de convivencia lo más que podía—... está bien, no hay problema.
—Pero podemos acompañarte hasta que tomemos direcciones diferentes. —añadió Malfoy con tranquilidad.
Dicho y hecho, emprendimos camino hasta donde el destino nos separara; en el trayecto habíamos comenzado a hablar de temas triviales. Todo iba bien... exactamente así «iba» armónicamente hasta que Jim apareció en mi campo de visión por el pasillo, fue entonces cuando dejé de escuchar la conversación.
Jim pareció sentir mi mirada posada sobre el así que volteó a verme. Su contacto visual hizo que mis manos temblaran un poco; inevitablemente tuve que juntar mis manos para controlar mi nerviosismo.
—... Camila, ¿estás bien? —preguntó de pronto Scorpius.
—¿Yo?, pff... —reí nerviosamente—... obvio si.
Ellos parecieron mirarse entre sí, pero antes de que pudiesen hacer mucho más, la inconfundible voz de Jim llegó hasta mis oídos.
—Spellman, ¿cómo estás? —saludó mientras dejaba ver su hermosa sonrisa.
—Mucho mejor ahora que te veo —le sonreí de vuelta. El pobre me miró confundido y mis amigos parecieron no haber comprendido... y digo «parecieron» porque el rostro de Albus si se deformó un poco luego de que hablé (tal vez si entendió algo y se le hizo incómodo)—. Me encuentro excelente, ¿y tú?
—Fantástico, me acaban de aprobar en el club de defensa contra las artes oscuras. —comentó haciendo que el nerviosismo abandonara mi cuerpo.
—¿Tú también? —pregunté sin pensar.
Antes de que el chico dijese algo más escuché el carraspeo de Malfoy.
—Ah, lo siento —me disculpé entendiendo el mensaje—. Jim, ellos son Albus y Scorpius... seguramente ya los conoces.
—Mucho gusto —estrechó la mano con ellos—. Si... he oído de ustedes un par de veces.
Albus bufó— seguramente, mi reputación me precede.
Jim lo miró un poco confundido por su respuesta tan brusca.
—Perdónalo, no ha tenido un buen día. —le defendió Scorpius.
—Ya veo... —respondió Jim irguiéndose un poco—... ¿y a dónde van?
Antes de que Albus pudiese responderle nuevamente de mala gana (cosa que no entendía porqué si Jim lo había tratado bien) Scorpius decidió volver a hablar.
—Nosotros vamos a la biblioteca, Camila va a su sala común. —soltó amablemente.
—¡Bien! —celebró el asiático—, yo también voy a mi sala común, ¿puedo acompañarlos?
—No. —respondió cortante Potter, el cual inmediatamente recibió un ligero golpe por parte de su amigo.
Mientras ambos amigos tenían una batalla rápida de miradas yo accedí a que Jim nos acompañase el resto del camino.
Cuando estábamos por separarnos de Scorpius y Albus para dirigirnos a las «escaleras movedizas», mi amigo Jim soltó un comentario bastante imprudente el cual no tuve tiempo de advertir.
—Por cierto, ¿ya hiciste las pruebas de quidditch? —preguntó de golpe.
La pregunta me hizo estremecer, miré disimuladamente a mis otros dos amigos, quienes me veían casi estupefactos. Sabía que a ellos no les gustaba ese deporte, así que obvié comentarles sobre el tema.
—Ah... bueno, son el sábado. —respondí.
—Esas son buenas noticias, estaré ahí para apoyarte... moralmente, claro. —sonrió.
Entonces mi camino con los otros dos chicos se separó, ellos se fueron en dirección de la biblioteca y yo avancé con Jim hasta las escaleras. Llegué rápidamente a la sala común, la cual estaba prácticamente vacía.
Gracias al destino (lo cual debía de ser más que justo ya que siempre me pone en situaciones tremendamente desagradables) me encontré a un par de chicas de segundo año que posiblemente compartían habitación con Evelynn.
—Hola —saludé rápidamente a las niñas, quienes me devolvieron el saludo cortésmente—, ¿de casualidad saben donde puedo encontrar a Evelynn?... —al decir el nombre ambas intercambiaron miradas y luego me vieron confundidas—... Evelynn Thompson, es pelirroja, no habla con mucha gente... —comencé a explicar pero una de ellas me interrumpió con la respuesta que buscaba.
—Ah, ya se quien es... —respondió la chica más relajada.
Pero... esa voz... ya la había escuchado en otro lado...
—... ¿por qué te interesa?, solo pierdes tu tiempo si intentas hablarle —continuó—. El otro día quise invitarla a comer y fue demasiado grosera.
Intenté controlar mis expresiones faciales, no me quería mostrar sorprendida. Era una de esas chicas que estaba en el baño esta mañana, ahora estoy 99,99% segura de que estaban hablando de Evelynn; ya que habían dicho algo parecido.
—Que mal —respondí tratando de ser lo más neutral posible—. Lo qué pasa es que debo entregarle algo, es importante. —expliqué.
—Bueno... en ese caso; ella puede estar en la biblioteca, cerca del lago, o puede ser que en la torre de astronomía... ya sabes, lugares en donde se la pasa para hacerse la interesante —agregó un poco extrañada—, si tienes suerte puede estar en la habitación, te recomiendo empezar por ahí ya que estás más cerca.
—Está bien, muchas gracias.
La chica asintió en respuesta y cuando avancé para alejarme retomó la conversación que llevaba con su amiga antes de que yo las interrumpiera.
Rápidamente llegué hasta las habitaciones y revisaba los pequeños carteles buscando en nombre de Evelynn, no me tomó tanto tiempo como pensé; toqué la puerta en cuanto estuve frente a ella. Sentí como algo se movió adentro y luego unos pasos ligeros. En breve la puerta se abrió lentamente, dejando ver los ojos mieles de la chica pelirroja.
—¿Si? —preguntó un tanto a la defensiva.
—Em... —vacilé un poco—... no se si me recuerdes pero soy Camila, vamos en el mismo curso. —dije tratando de hacer una pequeña introducción para aminorar la presión que se comenzó a sentir en el ambiente a medida que los ojos de Evelynn se iban entrecerrando con recelo.
—Si, se quien eres —murmuró—. ¿Qué trae a una persona como «tú» a hablarle a una persona como «yo»? —enfatizó los pronombres personales.
Me había dejado sin palabras, «una persona como yo», ¿cómo es eso?— ¿cómo es eso de «alguien como yo» y «alguien como tú»? —pregunté en busca de una respuesta lógica.
La chica bajó por un momento la mirada y luego volvió a levantarla mientras abría un poco más la puerta y se dejaba ver al completo.
—No te hagas... ya sabes. Una chica popular que siempre llama la atención con entrar a un salón... —me señaló, lo que me hizo sentirme medianamente atacada con algún tipo de etiqueta—... y una chica que siempre pasa desapercibida, en la sombras. —se describió.
Para ese punto yo me encontraba bastante perturbada, últimamente había estado escuchando descripciones de mi en bocas ajenas... pero definitivamente esta había sido la más extraña. No sabía que las etiquetas de "prototipos de personas" se seguían usando hoy en día, creí que eso solo pasaba en las películas.
—N-no se a que te refieres, pero te aseguro que yo no te veo de esa forma. —traté de explicarle.
—¿Ah, no? —respondió con un poco de burla—, ¿y cómo me ves?
Les juro que casi iba a responderle "con los ojos", pero no sentía tanta confianza y creía que el momento era el menos indicado.
—Pues... te veo como mi compañera de clases, una conocida que puede volverse amiga.
—¿Es una broma?
—¿Una broma? —pregunté estupefacta, ¿en serio no me creía?, ¿me veo como alguien mala?—, no, no, claro que no —levanté ambas manos en forma de demostrar algún tipo de inocencia.
—¿Y cómo puedo estar segura? —comentó mientras aferraba su mano a la puerta y parecía quererse refugiar tras de ella.
Esa señal bastó para hacerme entender que ya había complicado un poco la cosa, tal vez la asusté de alguna manera— si te incómodo mucho puedo irme, pero antes de eso, ten... lo envía el profesor Philip.
Le extendí el papel y me vio curiosa, lo tomó con una de sus manos y pareció leerlo un poco. En breve sus facciones se relajaron y levantó la cabeza.
—Gracias. —murmuró y apartó la mirada.
—De na... —pero cerró la puerta de golpe—... da.
Resoplé un poco antes de sonreír para mi misma. La chica de verdad era extraña, no se podía negar, era un poco cerrada, tímida y tal vez algo bipolar... pero había logrado mantener una conversación con ella, ya era algo.
Comencé a caminar para bajar las escaleras; para entonces el recuerdo de sus palabras me había invadido «persona como tú», «popular», esa última se me hacía la más preocupante... ¿que entendía esa chica por popular?, ¿que intercambio palabras con varias personas?, ¿que maltrato a las personas creyéndome importante?, o... ¿podría ser el hecho de que mi nombre estaba en boca de todos gracias a que enfrenté a un profesor el año pasado, consiguiendo su despido y borrar parte de mi memoria en el proceso?
Si, el término se prestaba para muchas cosas. Especialmente si recordamos cuando defendí a mis amigos públicamente de Albert... ay, hablando de ese muchacho, ¿qué será de su vida?, ¿se habrá arrepentido de lo que hizo o simplemente lo olvidó?, es casi un chiste que yo pretenda asumir su antigua posición en el equipo de quidditch.
¿Ya estoy divagando?, me parece extraño porque el que suele divagar es Javier... y ahora que pienso en Javier, ¿sabrá lo de Georgia?
Entre pensar teorías conspirativas y sacar conclusiones el camino a la biblioteca se hizo rápido, por un momento pensé en pasarme de largo y luego volver para pensar un poco más, pero no iba a ser posible.
—Llegaste. —murmuró Albus mientras dejaba un libro en la estantería.
—Claro, dije que vendría. —contesté mientras veía algunos textos que cargaba.
—Pensé que tendrías otras cosas que hacer. —respondió tajante; dejando que levantase mi vista y enfocara mi total atención en el. No me podía engañar, el tipo estaba molesto, es más, me atrevería a decir que se encontraba furioso.
—Albus... —le llamó la atención Scorpius—... cálmate.
—¿Por qué crees que los dejaría plantados? —le pregunté en respuesta con un tono bajo.
—Oh —soltó con un tono evidentemente sarcástico—, no lo se... tal vez entrenar para las pruebas de quidditch sin avisar mientras recibes el apoyo moral de ese Jim.
—Viejo... —intentó calmarlo Scorpius, pero yo me adelanté a sus palabras que posiblemente promovían la paz.
Mis puños se cerraron solos, pero no los iba a levantar, tenía la situación controlada y mi «yo» camorrera y agresiva no iba a salir, no mientras yo tuviese potestad y los cinco sentidos bajo mi control.
Lo que más me había molestado de su comentario no fue el mensaje para nada subliminal de que no le había contado sobre las pruebas, si no; que había involucrado a Jim (que es inocente) en todo esto.
—¿Por qué me lanzas indirectas? —me quejé—, anda, dime porque estas molesto.
Entonces Potter dejó los libros sobre el escritorio con brusquedad— porque no nos dijiste que harías las pruebas, se supone que somos amigos.
—No les dije porque me comentaron que odiaban el quidditch y no se cuantas cosas mas sobre lo abominable que es. —ataqué rápidamente.
—Oigan... ¿y si mejor seguimos buscando los libros? —comentó Scorpius mientras tomaba algún libro de la estantería.
Siendo ignorado completamente por Albus, el pelinegro me respondió sin titubear— es que es cierto —defendió su punto—, no has ni bien enterado al equipo y ya nos estás ocultando cosas, haciendo nuevos amigos y estamos discutiendo.
—Discutimos porque eres irracional —acusé aún con los puños cerrados—, hacer amigos no está mal, deberías intentarlo.
—Para ti es fácil decirlo, nadie te odia —difirió.
Antes de contestarle sentí un movimiento al final del pasillo, levanté la mirada y me encontré a Jim... genial, lo que necesitaba. La cosa se puso peor cuando Albus notó mi falta de atención en el por unos segundos, se dio vuelta encontrándose con el chico de Ravenclaw que nos saludaba.
—Tu amigo chino te está llamando. —espetó.
Lo miré sintiendo picazón en mis ojos, y un nudo en mi garganta... ese fallo había sido mío, incluso dejé de discutir con el por prestarle atención a otra persona ajena a nosotros.
—No es chino —vi de frente al ojiverde antes de ponerme en marcha fuera de ahí—, es coreano. —corregí.
Ambos nos fruncimos el ceño una última vez antes de que yo me diera vuelta y me largase de ahí bastante molesta e impotente.
Ahora si podía decir que el inicio de este nuevo año escolar era terrible.
Aceleré el paso hasta que llegué a los dormitorios, en donde entré a mi habitación. Para mi suerte (o no tan surte) Fer y las gemelas se encontraban entretenidos en distintas actividades. El gato estaba concentrado en atrapar una pluma que flotaba por la habitación (a una distancia prudente del animal). Zoé parecía maravillada con un libro de mariposas, mientras que Eva escribía algo.
—Llegaste —dijeron ambas sin levantar la vista. El único que llegó corriendo a recibirme fue Fer—. ¿Qué tal tu día?
Un puchero comenzó a apoderarse de mis labios sin permiso, haciendo que la picazón en mis ojos aumentara a tal grado que las lágrimas se desbordaron.
—¡Mal! —berrinché corriendo a lanzarme en mi cama, sintiendo como Fer saltó detrás de mi y pegó su nariz por detrás de mi oreja (ya que estaba tirada boca abajo)—, ¿dónde estuvieron ustedes tres todo el día? —me quejé antes de sentir como otros dos pesos caían a mis lados.
—Distraídas. —contestaron.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Nota que rompe la cuarta pared
Actualización seguida porque les quiero y sé que se los debo. Espero que les haya gustado <3.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro