Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3. Casi

De un momento a otro ya estábamos en Winter Park... la calle hablaba por si sola, en unos metros más cruzamos y nos encontrábamos frente a un restaurante "Juniors diner".

—No creo que se acepten mascotas, papá —dije al ver el lugar enfrente de nosotros. Mi padre no dijo nada y se bajó, con cuidado tomé a Fer para bajarlo con nosotros. El sol nos saludaba lleno de energía; gracias a el avanzamos rápidamente hasta el interior del lugar... no era muy grande, más bien era acogedor, tenía una barra y un par de mesas; me parecía que al final estaban los baños.

—¡Erick! —saltó alegre alguien detrás de la barra.

—¡John! —respondió mi padre con la misma alegría, ambos se saludaron emocionados y compartieron unos comentarios.

—Camila, ¿cómo estás?, que de tiempo ¿no? —preguntó el señor John mientras me abrazaba.

—Estoy bien... no ha sido tanto, un año me parece. ¿Y usted como ha estado? —le respondí sin soltar al gato. El señor John era un viejo amigo de la familia, y también tenía otra función importante ¡era mi padrino!... también el hombre más emprendedor que he visto.

—Excelente —dijo para observar a mi padre—, ¿a que se debe esta sorpresa?, ¿que les gustaría comer?

—Quise salir con Camila un rato —me miró unos segundos—, ya sabes.

—Es bueno que los padres salgan con sus hijas... ya sabes Camila —advirtió mi padrino—, no puedes salir con un chico que no te presuma como tu padre...

—Ella no necesita a un chico —lo interrumpió mi padre—, necesita a su papá.

—Ajá si —respondió su amigo.

—¿Qué insinúas? —pregunto papá devuelta.

El señor John levantó sus manos en señal de inocencia—... nada, Erick, nada —sonrió y se fue a tomar los menús para entregárnoslos—. Pueden sentarse en donde gusten.

—Gracias, amigo —sonrió papá para luego mirarme y señalar una de las mesas junto a la ventana, sonreí y me senté en frente de él, dándole la espalda a la puerta y dejando a Fer a un lado mío en el asiento.

Cuando nos entregaron el menú mi decisión fue rápida — Muy bien, yo quiero unos panqueques —avisé observando al padrino John.

Papá también pidió unos panqueques y un café... mientras esperábamos la comida papá y yo hablábamos sobre cualquier cosa, con el fin de olvidar el incidente en la comisaría.

—Javier ha estado preguntando por ti —solté—, se que estás con tus cosas del trabajo... pero en verdad le siente que no lo veas.

—Bueno... el trabajo ha estado un poco complicado —comentó con un deje de cansancio—, aveces desearía que el dinero saliera de la nada... parece que desde que Venezuela comenzó a caer en crisis el mundo empezó a colapsar de alguna manera... es como si la desgracia me persiguiera a donde voy —me quede en silencio, esperando a que terminara de hablar—, pero olvídalo... no deberíamos hablar de eso ahora.

Asentí— A propósito... —me removí en mi asiento— ¿de qué trabajas? —apreté mis manos bajo la mesa... creo que preguntarle eso a estas alturas de la vida es ofensivo. Papá se movió en su silla y abrió la boca para contestar, pero luego la volvió a cerrar. Comencé a jugar con mis dedos; sin apartar la mirada volví a hacer un comentario—, es decir... —bajé un poco la voz y me incliné un tanto hacia adelante— se que tenemos una gran fortuna guardada para cada uno, pero, parece que nunca paras de trabajar... ¡y eso es bueno!, pero yo quisiera saber a qué te dedicas —aparté un poco la mirada.

—Bueno... —carraspeó antes de continuar.

—La comida —apareció John en compañía de una de las meseras—, provecho.

—Gracias —dijimos ambos mientras Fer se dedicaba a observar a la camarera.

Me quedé mirando a mi padre esperando una respuesta, pero precisó que sus panqueques eran más interesantes, rechisté un poco por dentro y procedí a cortar un pedazo de panqueque y unirlo junto con un pedazo de salchicha mientras disimulaba una mueca de molestia... molestia que fue rápidamente erradicada por el increíble sabor que me dejaba la comida en las papilas gustativas.

—¡Dios mío!, esto está muy bueno —dije sorprendida—, en serio no lo esperaba —miré a Fer y tomé otro pedazo más pequeñeito y procedí a darle al gato—, para que luego, cuando nos encontremos luego de tu muerte no digas «mi dueña fue terrible, no me dio a probar de eso» —dije tratando de poner una voz más gruesa.

—No toques al gato mientras comes... ve a lavarte las manos —regañó papá señalando el lavabo con la cabeza.

Asentí molesta y me dirigí al baño, el camino fue corto y lavarse las manos no tomó tanto... vi un momento mi reflejo en el espejo y la marca expuesta de mi brazo, claro... había gastado la venda en Fer y el respuesta estaba en el auto. Sin embargo papá no había preguntado por ella, tal vez ya lo sabía... pero no tiene sentido, nadie lo sabía... o tal vez el tenga un libro blanco y sepa todo lo que hago... entonces debería saber que cuando se ahogo mi diario mientras dejaba a Magna con Hally...

Rápidamente me concentré en mi reflejo y miré mis manos... nada había pasado, todo estaba bien, todo había terminado ese día. Suspiré y dejé la paranoia. Mientras secaba mis manos con calma una de las trabajadoras entró con un carrito de limpieza.

¿Usted es la hija del señor Spellman? —me preguntó y asentí con recelo—, ¿hay alguien más en el baño? —negué nuevamente mientras colocaba algo de tensión en mis piernas—, maravilloso —sonrió—, así será más rápido.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo y automáticamente comencé a buscar las mejores opciones, sin pensar más traté de esquivarla pasando a un lado de ella y de su carrito. Entonces lo vi.

Vi como sacó la varita y la alzó, apresuré el paso hasta la puerta, en un escándalo silencioso por huir empujé la madera en lugar de tirar de ella, ocasionando pérdida de tiempo valiosa, rápidamente volteé para enfrentar mi fin... pero resultó ser que no era mi fin, era el fin de las bacterias.

La señorita comenzó a hacer movimientos con la varita y empezó a limpiar cada área del baño, impresionada me quedé observándola unos segundos más mientras las palabras del veterinario llegaron a mi mente «los magos tampoco estamos demás en ciertos trabajos muggles».

Salí del baño y volví a avanzar hasta la mesa en donde tomé asiento, papá al verme llegar sonrió y siguió comiendo como si nada... ese hombre sabe cosas. Yo volví a comer por mientras, pero (si, ni comer puede resultarme fácil), un mosquito pareció picarme en el lugar donde estaba la marca, tuve que detenerme un momento para rascarme, lamentablemente rascarme en la marca no resulta tan fácil como rascarme otra parte del cuerpo, una sensación incómoda me hizo sobre saltar y detenerme de golpe, repetí mi acción unos segundos después más suavemente.

—¿Te hiciste daño? —preguntó mi padre observando mi brazo y el leve rojizo que había ocasionado.

Negué con la cabeza mientras dejaba mi brazo quieto— no, fue el mosquito —respondí. Asintió y no volvió a preguntar más por ella.

Algo sabía ese sujeto.

*

¡Volví! —solté al entrar en el living del apartamento cargando a Fer. El aire parecía más fresco, era evidente que se había solventado el problema de la ventilación.

Bienvenida señorita, ¿qué tal su paseo? —preguntó el vigilante Watch.

Bueno, fue extraordinario, para variar.

Es bueno romper con la rutina de vez en cuando —señaló.

Si... definitivamente la rompí —murmuré lo último en español. Avancé hasta las escaleras y las observé con cansancio... esos panqueques me habían llenado y ahora debería sudarlos, y encima cargando al gato—, Fer ¿crees que puedas ir en la mochila para no llevarte en los brazos?

El gato me observó feo en respuesta, con su mirada de «ush... ¿en serio crees que iré en eso?».

Asentí y lo sujeté bien... a ver, el apartamento estaba en el segundo piso... tampoco tendría que subir tantas escaleras, sin embargo, tampoco me emocionaba mucho la idea de subirlas.

Traté de subir los escalones a mi tiempo, sabiendo que en cualquier momento todo mi sufrimiento terminaría... malditos panqueques... estaban muy buenos.

Cuando llegué al final de la escalera saqué la llave de mi bolso y abrí la puerta del apartamento, inmediatamente el olor a pizza con salami y borde de queso llegó a mi nariz.

—Llegué —avisé y cerré la puerta tras de mi—, ¿hicieron pizza?

—No —negó mi hermana—, la pedimos... luego de ese calor no quisimos hacer más nada que bañarnos y comer —terminó de decir para darle una mordida a su pedazo de pizza.

—¿Quieres? —preguntó Javier.

En realidad si quería, y mucho... pero ya había comido panqueques y sabía que comerme un pedazo sería mucho abuso de mi parte, debía cuidar mi cuerpo... solo tengo uno— claro.

Aveces me caigo mal.

Dejé a Fer en el sofá y mi mamá se ahogó con la pizza en cuanto vio la venda del gato— ¡¿Qué le pasó?? —exasperada soltó su rebanada de pizza y procedió a ver un poco más de cerca al gato.

—¡Por Merlin! —saltó Javier.

—¿Y a ti que te pasó?, ¿que son esos moretones? —preguntó mi hermana.

Me senté en el suelo y tomé un pedazo de la pizza mientras suspiraba— Salí, casi nos arrollaron, me caí... nos caímos, a Fer se le incrustó un pedazo de vidrio, un oficial nos llevó al veterinario, lloré, terminamos en la comisaría, papá llegó, me salvó, fuimos a comer, pensé que me iban a asesinar, llegué al edificio, subí las escaleras y ahora estoy comiendo pizza... ¿preguntas? —mordí la comida.

—¿Viste a papá? —me preguntó Javier con los ojos brillosos— ¿cuando vendrá por mi?

—Mañana —avisé.

—¡¿De verdad?! —volvió a preguntar—, siento no preocuparme por ti, hermana... pero, bueno, ya sabes.

—No pasa nada, los moretones se curan, además... papá se sintió un tanto mal cuando supo que le estabas esperando —sonreí con la mejilla un tanto inflada de comida.

—¿L-le dijiste? —tartamudeó un poco.

Vacilé un poco—Indirectamente...

—¡¿Cómo que indirectamente?!, vo si sois sapa —me acusó.

—¡Mi alma sapa! —respondí ofendida.


*

—Señora Liliana, gracias por cuidarme como si fuera su hijo —dijo Javier con su maleta en la puerta.

—Cuando quieras, mijo —le respondió mami revolviéndole un tanto el pelo.

—Es maravillosa... aún no entiendo como mi padre la dejó —se quedó callado unos segundos antes de volver a abrir la boca—, ¿por qué la dejó? —preguntó desconcertado.

—Ah... bueno... yo... —mamá divagó un tanto en sus palabras, bueno, la respuesta casi siempre era la misma—... la verdad es que no recuerdo mucho aquellos tiempos.

—¿Ni siquiera a la tía Elizabeth? —volvió a preguntar mi hermano, ocasionando que los vellos de Fer se levantaran un tanto—, ella hablaba bien de usted.

Mamá se encogió de hombros y negó.

El claxon sonó desde afuera y Javier se apresuró a salir, lo acompañé hasta la puerta, nos abrazamos una última vez y se fue en línea recta en dirección de las escaleras... sin embargo pasó de largo, llegó al ascensor y presionó el botón, en breve las compuertas se abrieron y desde adentro del mismo mandó un último despido con la mano.

—No lo puedo creer —dije en voz alta—, ¿el ascensor funciona? —volteé a ver a mi hermana—, ¡¿desde cuando?!

—Cuando te fuiste a tu travesía aprovecharon de repararlo —ahogó una risa.

—Yo subí esas escaleras.

—Ay, Camila... tampoco son tantos escalones —defendió mi madre.

—¿Y la defiendes? —señalé. Mi hermana comenzó a reír mientras trataba de cubrir su risa con sus muñecas (ya que tenía las manos ocupadas con las cosas que usaba para lavar los platos). Vi con falsa impresión a mi hermana quien seguía riéndose de mi— me voy, no aguanto esta humillación.

En pasos me adentré en mi habitación, cerrando la puerta tras de mi, con cuidado avancé hacia la cama y traté de acostarme en ella sin hacerme más daño del que ya tenia.

A ver, esa caída había sido fuerte, me dolían las piernas y el trasero; en cima que me aguanté el dolor y no tomé nada, mañana sería un día trágico.

Volteé un poco y vi el diario sobre la mesita de noche, rayos... aun me sentía mal por el que se ahogó.

*

Efectivamente la mañana siguiente fue trágica, me levanté con la mayor serenidad que podía, me temblaban algunas articulaciones y sentía que algunos de músculos pedían algo de piedad, no me quise bañar... de verdad no quería estar parada en la ducha. Me quedé enrollada en la cobija gran parte de la mañana.

Fer se encontraba mejor, ya podía caminar solito (aun cojeaba) me dejó en mis manos aquel viejo recorte de periódico... "Joven fue por vino y ya no vino"... el homicidio. Fer también sabía cosas, al igual que el libro blanco... ese libro, había encontrado la consecuencia de su aparición.

Tener todas las respuestas está bien, pero aveces la ignorancia puede darte más paz mental... esas eran las consecuencias, yo se cosas, se cosas muy fuertes, se que Javier no es mi medio hermano... en realidad el no es un Spellman, pero... luego de todo este tiempo ¿de verdad podía pensar algo así?, es decir, para mi es mi hermano... y me importa muy poco lo que el libro blanco diga sobre el, o sobre mi madrastra, o... no, mejor no, no caeré en la locura, ¡no, señor!, ¡yo soy de mente fuerte!

—¡Mentalízate! —le grité a Fer, logrando que me mirase de forma extraña—, lo siento minino.

—Miau.

—Yo también... por cierto, ya no puedes lamer tu pata favorita, ¿cómo te sientes con eso?, ¿a que te dedicas ahora?

El gato pareció cansarse de repente y apoyó su carita en la almohada, demostrando su aburrimiento.

—Ah... que densos tus pensamientos —volví a hablar en voz alta.

—Camila —tocaron la puerta y luego la abrieron sin esperar respuesta—, te llegaron unas cartas —dijo mi mamá terminando de entrar y cerrando la puerta tras de si.

Me volteé intrigada y dejando el papel de periódico disimuladamente debajo de la almohada— ¿Ah, si?, ¿de quienes?

—mmmm —mami achinó un tanto sus ojos tratando de leer—, por los nombres parecen ser tus amigos de los que tanto hablas.

Me moví lentamente, logrando tomar asiento en la cama, mamá también se sentó y procedió a pasarme las cartas.

—¡Me han escrito las gemelas! —sonreí abriendo el sobre, dentro contenía una caligrafía realmente fascinante, parecía estar escrita con bolígrafo y no con tinta y pluma... soy una maravillosa influencia.

—¿Qué dicen? —preguntó mamá.

—Que están ansiosas por comenzar clases... dicen que el silencio en su habitación es sorprendentemente ensordecedor sin la presencia mía o de Fer —asentí—, yo también las extraño... —luego recordé el incidente con el círculo de sal—... de a ratos —me corregí.

La carta no decía nada tan interesante, más me sorprendía el hecho de que se tomaran el tiempo de escribir algo donde tratasen de implantar sus emociones, eso era un avance... y tenia mucho valor sentimental.

—Uhhh... —dije al ver la caligrafía—... los Potter —sonreí e inconscientemente volteé a ver el lugar en el cual dormía Javier... rayos, lo extraño... ni siquiera había guardado las cobijas que ya se encontraban dobladas. Al ver con más atención me di cuenta de que algo sobresalía de debajo de su almohada—, ¿Qué es eso? —pregunté dejando la carta de lado.

—¡Ay! —saltó mamá agachándose para levantar la almohada, y, ¡oh, sorpresa!— se le quedó la varita.

—Hay que llevársela, papá dijo que en breve nos iríamos a Londres —le recordé a mamá, quien asintió—... supongo que cuando me vaya con ellos se la devolveré —avisé, luego una sensación de melancolía me atrapó desprevenida—... aveces no quisiera irme —murmuré—, ustedes me hacen falta.

Mi mamá me abrazó— Esta bien, es algo que querías... ademas, nos veremos en diciembre, ¿si?

La apachurré más— No es suficiente.

Pasado un momento mamá se separó de mi y colocó parte de mi cabello tras las orejas— Voy a preparar algo de comer, ¿me acompañas?, quiero que cuando Bella llegue del trabajo encuentre todo bien.

—Pero mamá, tu también trabajas —respondí.

—Bueno, pero mis hijas valen por lo menos 30 minutos de mi tiempo, anda, levántate, te espero en la cocina.

Mamá se adelantó y salió del cuarto, dejándome a mi y mi propia fuerza de voluntad el resto...

—Un, dos, tres —conté—... ¡ya! —pero no hice absolutamente nada más que un pequeño saltito.

—Miau.

—¡Lo lograré!

Volví a intentarlo pero la segunda vez no fue muy diferente.

—Miau.

—No me juzgues, ayúdame.

—Miau.

—¡¿Cómo que pesada?!




*

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro