🗡️Capítulo 26🗡️
Hidra de Peroe
Tercer Feudo, Patio interior del hogar del Señor Feudal.
Los baños con la sangre del Señor Feudal, han tornado más rápida la recuperación de mi cuerpo. Tras la noche en que he hablado con mi hermano, este atardecer ha sido en que puedo salir de la habitación. Casi he suspirado de alivio por ello, incluso ignoro el dolor que todavía persiste en mi pierna. Evito apoyar el cuerpo en la elfa que, se supone, amo con todo mi corazón. La realidad es que, a veces, prefiero el silencio.
—Esposo mío —la elfa entrelaza su mano con la mía y atrae mi mirada —¿Extrañáis entrenar junto a vuestros compañeros?
Observo de reojo a los hombres que pertenecen a la escolta del Señor Feudal. Algunos disparan flechas a unos muñecos de madera, otros los golpean con lanzas o espadas.
Dejo que la nostalgia y el cariño de la sangre del elfo, se mezclen con mis emociones reales.
—No os mentiré, esposa mía. Extraño los lazos que se forjan, a través de la protección a nuestro señor y del cuidarnos las espaldas.
—Agradezco vuestra sinceridad, querido esposo y por ello sois el dueño de mi corazón.
Ignoro la necesidad de reír a carcajadas y le acaricio la barbilla. ¿Habrá algo más bajo esa dulzura? ¿Qué será necesario para sacar a relucir su lado oscuro? Mi mente divaga unos instantes, en los que paso el pulgar sobre el labio inferior de la elfa.
—Esposo mío, nuestro Señor Feudal se aproxima a nosotros —el rubor que adopta su piel azulada, me toma por sorpresa.
¿Es acaso una mujer recatada, cuyas perversos pensamientos prefiere ocultar a su marido? Será divertido comprobarlo.
Cuando el Señor Feudal se halla lo bastante cerca, rompo toda cercanía con la elfa oscura. Noto la desilusión en los ojos, que reemplaza por admiración cuando realizamos una inclinación juntos.
—Mi señor, ¿qué puede hacer por vos este humilde servidor?
Junto al Señor Feudal, uno de los escoltas me mira con seriedad. Advierto en sus pensamientos, la envidia que tiene hacia quien soy ahora. Todo debido al hecho de que pronto seré ascendido a capitán.
—Desde aquel ataque que os dejase en vuestro estado actual, un grupo de mis hombres han custodiado las afueras de la ciudad cercana. Dicen que pueden oírse gruñidos provenientes del bosque.
—¿Creéis que es la bestia de la que os hablé, mi señor?
El Señor Feudal le cede la palabra al elfo que antes me mirase, cuya rabia por la situación se nota en sus palabras.
—Una bestia como esa resulta ser un peligro, no solo para aquellos que custodian el hogar de nuestro señor. La ciudad de Serenetia puede sufrir un ataque pues, nada asegura que no hayan más.
El Señor Feudal pide que me arrodille para, acto seguido, colocar la mano llena de anillos sobre mi cabeza. Cuando estos comienzan a brillar, siento que mi espíritu gana fuerza.
—Vuestro ascenso tendrá que esperar, Téreniz, os necesito para cazar al peligro que acecha mis tierras.
El poder del Señor Feudal busca mezclarse con el mío, permito que lo haga y me levanto solo cuando lo ordena. Sé que la determinación brilla en mis ojos, como también sé que respuesta he de dar.
—Lucharé siempre a vuestro lado, mi señor. Mi espada y mi vida son suyas.
Si tuviese a mi hermano delante le abrazaría, tras felicitarle por la rapidez con la que ha conseguido a la quimera animalizada. Poco puede importar la muerte de esta, pues contribuye a la más divertida de las farsas.
🗡️🩸🗡️
Elpis
Aunque ansío gritar e incluso suplicar, decido mantener la vista en el suelo de la celda. El Lord disfruta con cualquiera de mis reacciones, lo mejor es mostrar indiferencia. No obstante, esta vez no puedo hacer tal cosa.
—Por favor, no le hagas daño —mi voz apenas se escucha, soy incapaz de detener los temblores de mi cuerpo —Él solo cumple con su deber, no tenemos relación alguna y...
La carcajada del Lord, teñida de crueldad, me estremece.
—Me preguntaba, porque pareces haber recuperado la alegría —se detiene delante de la puerta de la celda, sus ojos chispean unos instantes —De todas las opciones posibles, no contaba del todo con la sombra de mi castillo.
Ryunle gruñe a mi lado y la piel le comienza a resplandecer, a la vez que le aparecen escamas en varias partes del cuerpo. El Lord Oscuro ríe a carcajadas, bajo las botas negras se arremolina una neblina. En unos instantes esta domina toda la celda, trae consigo el hielo que congela de golpe mis piernas.
—Tu deber es vigilar las celdas de este sótano, ser una presencia poco importante en mi castillo —con un gesto elegante de la mano, el Lord consigue que el hielo me ascienda hasta el cuello —Dime, sombra, ¿por qué te arriesgas a provocar mi enojo? ¿Hallaste alguna forma de superar tu debilidad?
—Por favor, déjala... en paz —Ryunle se retuerce en el suelo, advierto que los ojos le lloran sangre —A cambio, haz conmigo lo que... desees.
Niego con la cabeza de forma frenética, hablo pese a que el aire se me escapa a cada instante.
—¡No, no tienes que sacrificarte por mí! —pese al dolor por el frío, intento estirar la mano para tocarle —Piensa un poco más en ti mismo, por favor.
La mirada del Lord, denota que nuestra actitud le parece tan aburrida como absurda.
—Ambos son patéticos pero, al menos, ofrecen el espectáculo lamentable que esperaba —el tono tranquilo de la voz, le cambia a uno amenazante —Poco me importa tu dolor, sombra, así que apresúrate a salir de esa celda.
—¡¿Cómo puedes ser tan cruel?! —las lágrimas se me deslizan por las mejillas y la mitad de mi rostro acaba por congelarse.
Ryunle se levanta con dificultad, apenas sale de la celda el Lord Oscuro lo agarra del cuello.
—Mis órdenes, no se piensan o cuestionan, se ejecutan —cuando el Lord le clava las garras, nacen fragmentos de hielo como consecuencia.
La rabia se mezcla con la impotencia que emerge en mi corazón. Con cada golpe que le propinan en el estómago, a quien se ha tornado mi refugio, este se rompe. Trato de cerrar los ojos pero el hielo lo impide.
—¿Serás capaz de soportar toda clase de dolores, por esta lamentable diosa? —El Lord lo lanza al suelo, le pisotea el rostro repetidas veces —¿Vale la pena, sombra?
Ryunle alza un poco la vista y asiente con la cabeza.
El Lord Oscuro vuelve a reír a carcajadas, luego le propina una patada. Tras darnos la espalda, dice unas últimas palabras antes de desaparecer.
—Bendigo vuestra relación pero, por pura diversión, la tornaré un tormento. Os doy la bienvenida a la eterna oscuridad.
Momentos después de tal suceso, el hielo todavía tiene capturada mi expresión de dolor. La extraña quimera lleva un rato sin moverse, cuando lo hace alguien más se presenta ante ambos.
Él ha salido de las sombras, tal vez incluso ha visto todo lo sucedido.
—Un placer reunirnos, diosa olvidada.
🗡️🩸🗡️
Dragón negro
—¿Disfrutas de vernos en tan lamentable estado? Bienvenido al mayor de los espectáculos del Lord oscuro —el tono de voz de la diosa, demuestra que la amargura y la furia la poseen.
Ella me mira con desprecio unos instantes, hasta que los gruñidos de la supuesta quimera atraen nuestra atención. Las garras que le crecen arañan el suelo de piedra, provocan un ruido chirriante y hace que salten algunas chispas.
—Ryunle, ¡¿qué te sucede?! —la diosa agarra, con la poca fuerza que tiene, los barrotes de la celda.
Camino hasta la supuesta quimera, cuyo nombre ahora conozco, y me agacho delante suya. Cuando levanta la cabeza para mirarme, noto que los ojos casi han tomado la forma de los de un dragón.
—Suprimir tu naturaleza, solo la tornará más incontrolable —hago aparecer fuego oscuro en mi mano, en respuesta, el cuerpo de Ryunle emana una niebla oscura —Eres un dragón, el hijo que he concebido con la emperatriz de hielo y al que creía muerto.
La diosa ahoga una exclamación, la voz se le torna frenética cuando comienza a hacer una pregunta tras otra.
—¿Un dragón? Pero, ¿Cómo ha sobrevivido a la Dragonmaquia? Las leyendas dicen que apenas quedaron sobrevivientes de tal especie porque...
Río a carcajadas, el odio que les tengo a los de su clase sale a relucir en mi voz.
—Los de tu especie, los dioses, nos quitaron todo lo que antaño nos pertenecía. Sin embargo, los pocos que quedamos hemos luchado por sobrevivir y dejar descendencia.
Ryunle vuelve a gruñir, la transformación se acelera y consigue que broten las alas.
—Acepto que resuelvas sus dudas, pero no me agrada es que le hables con ese desprecio —la voz de Ryunle es ronca, la piel le resplandece cuando se alza del suelo —¡Nadie volverá a hablarle de esa forma, o creará más cicatrices en su cuerpo!
El grito de Ryunle viene acompañado de la impulsividad, la oscuridad que le rodea es lanzada en mi dirección. Me quedo en el mismo sitio y la absorbo, camino con tranquilidad hacia él.
—¿Es lo único que puedes hacer pese a tu potencial? Me apena que seas tan débil.
Ryunle cae de rodillas, su respiración agitada es gélida.
—Desconocía mi propia especie, hasta ahora.
En un abrir y cerrar de ojos, estoy delante suya. Paso de una mano a otra el fuego que he creado mientras le hablo en susurros, que no pueda acceder a su mente me enorgullece.
—¿Quieres ser la sombra de este castillo para siempre? O, en realidad, ¿Deseas ser lo bastante poderoso para proteger a la diosa?
Ryunle me mira sorprendido.
—¿Cómo lo sabes?
Le muestro mis dientes afilados cuando sonrío. No es el primer dragón que se enamora de una diosa, la especie no es un impedimento para nuestros instintos.
—Atrevete a salir de este sótano y encuentrame solo por el olor de mi sangre.
Sonrío complacido, contemplo la mirada perpleja de Ryunle antes de ser uno con la oscuridad.
🗡️🩸🗡️
Nota de la autora:
¡Hola, personitas pacientes! Felicidades a todas las lectoras y escritoras que me siguen. Espero que se divierten mucho en este día 🥰. El día de hoy, les he traído un capítulo con la revelación más esperada de todas: Por fin sabemos que es la “extraña quimera" y resulta ser un dragón. Hijo del Dragón negro, nada más ni menos. 🤔
Por otro lado, va a comenzar de una vez la búsqueda del supuesto asesino de los elfos oscuros. La Hidra de Peroe se merece un Oscar, sinceramente.
Besos o lo que sea, Titania.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro