CAPÍTULO 7
Ángeles y caídas.
Kenna Bianchi
1 año antes, Manhattan.
⸻¿Qué hacemos aquí? ⸻giro sobre mis talones en busca de Ian, pero no encuentro a nadie⸻ ¿Cariño?
Tengo miedo a perderme. El bosque que queda cerca a su casa es extenso y yo no soy muy partidaria de la naturaleza, sin embargo, hoy mi novio quiso pasar un día de tranquilidad.
⸻Ian, esto no es gracioso.
El olor a la humedad es adictivo, incluso para una persona que detesta ensuciarse. Las suaves aves se hacían presente con su celestial canto, mientras que un sol tímido se rehusaba a dar la cara para secar lo que la lluvia de la mañana provocó.
⸻Lo siento, fui por esto ⸻señala un enorme ramo de rosas y una canasta.
No eran mis preferidas, de hecho, odiaba las rosas; prefería los jazmines o las peonias en su defecto, pero no creo que sea algo relevante, supongo que la intención cuenta.
⸻¿Gracias? ⸻lo observo confusa tomándolas⸻ ¿Pero porque tanto misterio?
Frunce el ceño avanzando con su mano en mi espalda.
⸻¿Por qué habría de tener un motivo para regalarle a mi novia un ramo de rosas?
⸻Pero...
Niega.
⸻Solo es un detalle, Ave.
Deja un beso en mi mejilla algo roja por la situación.
⸻Te quiero.
⸻Y yo a ti bonita.
Me sonríe para pegar sus labios contra los míos muy lentamente dejándome anonadada por la impresión. Ian Carrington había sido mi ficha segura desde hace mucho tiempo, pero él no lo sabía.
Actualidad.
Carraspeo por la incomodidad.
—No quiero sonar descortés Ian, pero creo que cuando nos despedimos dejé las cosas claras —crucé los brazos— Así que dime ¿Cuál es el motivo de tu visita?
Aprieta sus labios.
Nos encontrábamos en el jardín de la mansión, al costado de la mesa del área de la piscina. Niran es un espectador en silencio tratando de evadir mi mirada inquisidora, cuestión que me enojaba mucho mas ¿No fui clara?
⸻Lo sé, bonita ⸻me paso el asqueo del apodo⸻, pero...
⸻Yo le pedí que me acompañara.
Niran interviene. Lo observo y me quedo perpleja por la intensidad de sus ojos marrones, tácitamente me decía que no iba a permitir contemplaciones. Nunca en mi vida utilizo esa expresión conmigo, excepto cuando de negocios se trataba.
¿Era eso? Bueno, sea como sea es divertidísimo.
⸻¿Por qué harías eso?
⸻Porqué ya es momento de que hagas tus niñerías a un lado y dejes de comprar las empresas de los Carrington como si fuesen nuevos vestidos de diseñador ⸻una tenue sonrisa aparece en mi rostro⸻ ¡Es que es inaudito! En solo un mes Avery, un mes, compraste siete de sus edificios en un estado ¿Te parece eso una actitud madura?
Mantengo la sonrisa con el dolor de las uñas clavándose en las palmas de mis manos. Desde muy niña he ido de la mano con ese sentimiento y en lugar de repudiarlo lo he vuelto mi mejor aliado para situaciones como estas.
⸻¿Qué te hace creer que son niñerías?
⸻¡Que las compres a menos de diez dólares! ⸻grita colocando en alerta a los guardias que estaban cerca.
⸻Sigo pensando en que debería hacerlo a un dólar ⸻me encojo de hombros⸻. Eso es lo que valen.
Me mira impaciente.
⸻Tu abuelo se estará revolcando en su tumba al ver lo que haces con su dinero. No haces más que decepcionarme Avery. Mi princesa no era así.
Mi sonrisa desaparece completamente dejando a mitad de camino el bocado que tenía en mente devorar. Tuvo la osadía de mencionar a Carlo, una persona mucho más sagrada que él y eso no se lo permitía ni siquiera a Dante que tuvo mucho más instinto de padre.
⸻En todo caso no sería solo mi abuelo —le señalo— Yo al menos estoy obrando bien con el dinero heredado, cuestión que no puedo asegurar de ti. Desde la muerte de tu padre solo has hecho viajes sin sentido consiguiendo socios que no sobrepasan ni si quiera la mitad de a lo que a este ahora le queda ⸻señalo a Ian⸻. En cuanto a decepcionarte, padre, poco me interesa ya tu opinión de mí, porque hace mucho no somos lo que aparentamos. Si vas hablar de decepciones fíjate primero en lo que has hecho y después reclámame
Tiro mi bolsa de mano sobre la mesa sin siquiera retrocederle la mirada y disfrutando de su reacción de sorpresa.
⸻No te las quieras dar de moralista conmigo Niran, porque no te queda. ¿Crees que eres el único con derecho en hurgar en la vida de los demás? —niego— Puedes escoger no heredarme las empresas y regalárselas al bastardo que tienes con tu amante, pero aun así seguiré ganando.
⸻Signora, la cena está lista ¿desea que la sirva? ⸻Una de las mucamas que se encarga de mantener la casa impecable, interrumpe.
⸻Sírvela. Yo estaré en mi despacho.
⸻Hija...
Levanto mi mano.
⸻Tengo asuntos pendientes y no tengo tiempo para encuentros sentimentales absurdos. Apégate a mis cambios o lárgate, papá. No pienso ceder.
Sin respuesta de por medio, sigo mi camino con Dante acechándome la espalda. Mi segundo al mando sabía que no era un buen momento para hablar, pues estaba a nada de mandar todo al basurero y botar a mi propio padre de la casa.
Ganas no me faltaban.
Cierro de un portazo y me dirijo a la pequeña barra de licores del despacho. Necesitaba algo más fuerte que mi enojo en mi sistema.
⸻¿Me dejaras matarlo?
⸻Ese es un gusto que me daré yo, luego.
Bufa aceptando el vaso.
—Entiendo, pero realmente no lo hago —se rasca la mejilla incómodo—. Se merece morir.
⸻Por supuesto que lo hace —tengo demasiados motivos—. Solo estoy jugando el juego que cree haber ganado, pero te recuerdo que esto es como el ajedrez. Nunca se trata de fuerza, si no de inteligencia; es muy mala costumbre subestimar a tu contrincante —encogí los hombros— Ian cree que soy un gatito indefenso y pienso dejarlo de esa manera, por ahora.
Alzo mi vaso en un brindis silencioso. Esto era un hecho.
El sonido de la puerta nos interrumpe e interiormente pedía que no fuese Niran, aunque ciertamente detestaba la segunda opción.
⸻Pase.
La cabeza de mi exnovio se asoma por la puerta. El alcohol no hace nada por exterminar el amargo.
⸻¿Podemos hablar?
Asiento con resignación.
⸻Déjanos a solas ⸻Dante me observa molesto, pero obedece.
Me daba gracia la mirada amenazante que le da a Ian al pasar por su costado, él decide ignorarla completamente debido a todo su interés puesto en mí.
⸻Toma asiento ⸻bebo un poco del líquido marrón que a este punto me parece agua⸻, pero antes que nada ¿Por qué demonios estás aquí?
Suspira abriendo el saco de su traje.
⸻Te busqué por todos lados a la semana siguiente y nadie me daba razón de ti ⸻ignora mi pregunta.
⸻Es porque nadie sabía en donde estaba, excepto mi padre y Fyre.
⸻Me alegra que estes bien.
⸻Eso fue hasta tu llegada.
Ian se relame los labios poniéndome incómoda⸻ No es lo mismo sin ti, Ave.
Parpadeo.
⸻¿Y?
⸻No sé bien como hacer esto, nunca lo he hecho, pero lo estoy intentado así que valóralo ⸻retengo una risa⸻. Gala me odia, pero si estoy aquí es por ti, quiero otra oportunidad.
Mis cejas colisionan.
⸻Intentaré ser mucho más clara que hace un año —me ruso de manos sobre el escritorio intentando encontrar las palabras adecuadas—. Yo no doy segundas oportunidades, si jodiste la primera eso es muy problema tuyo, no mío. No veo el motivo exacto por el que deba modificar esa manera de pensar por alguien que no vale la pena, porque Ian, no vales la pena.
Baja la mirada antes de responder: ⸻¿Besaste a alguien más?
No entiendo el motivo de su pregunta, pero asiento. El gesto se le descompone un breve segundo, aunque luego me sonríe como si mi respuesta no hubiese existido.
⸻Tu padre me contactó hace unos días, dijo que sabía en dónde estabas.
⸻Supongo que no terminaste de contarle el motivo de la ruptura ¿me equivoco?
Traga grueso: ⸻Nos ha comprometido.
La habitación se queda en un silencio sepulcral en cuanto suelta esas palabras. Mi mente sufría algún tipo de shock impidiéndome hablar por algunos segundos ¿A qué juegas Niran?
⸻Eso es imposible.
⸻¿Por qué?
⸻Soy mayor de edad y con ingresos de 15 millones de dólares fijos mensuales. No tiene como presionarme.
⸻Conmigo lo tendrías todo sin trabajar.
Me cruzo de brazos recostándome en la silla.
⸻No comprendes ¿verdad? No se trata de si deba o no trabajar. La fortuna de mi abuelo se triplicó en doce meses. Si se me da la gana ahora mismo vendo todo y me alcanzaría para vivir cómodamente manteniendo a tres generaciones enteras —declaro sin dejar de observarlo—. No hay nada que desee contigo o de ti, Ian. Hemos terminado.
Intenta decir algo, pero entonces mi celular empieza a sonar con la foto de Gianna en el fondo.
⸻Bianchi ¿diga?
⸻Te necesito. Cogieron a Kenneth y a Arek, la entrega fue una emboscada.
Me coloco de pie.
⸻¿Cómo demonios sucedió? ⸻pregunto alterada⸻ ¿En dónde están?
⸻En los viñedos, por los territorios de los Romano.
⸻¿Saben que estás ahí?
⸻No, estoy escondida en el techo, pero los están golpeando ⸻solloza⸻. No te llamaría si no supiera que son demasiados como para enfrentarme yo sola.
⸻Dame 10 minutos y estoy allá ⸻le doy una mirada rápida a Ian que me ve extrañado⸻, y por tu bien, espero que pase lo que pase no bajes de ese techo hasta que yo llegue ⸻cuelgo.
No doy explicaciones cuando salgo por la puerta de cedro rumbo a mi habitación. Escucho sus pasos detrás de mí, pero no tenía tiempo para recriminar algo. Me adentro en la recámara y me dirijo al armario desnudándome completamente para vestirme con un pantalón negro de cuero y un top de encaje algo transparente. Tomo un maletín para meter algunas armas sin que se dé cuenta. Antes de salir capturo una chaqueta larga y mis tacones.
Paso por la habitación para tomar mis cuchillos y los guardo dentro del abrigo.
⸻¿A dónde vas con todo eso? ⸻el tono de voz que emplea demuestra su enfado.
Giro sobre mis talones.
⸻No tengo por qué darte explicaciones ⸻respondo brusca y corro de regreso por mi celular⸻ ¡Dante!
Necesitaba las camionetas y algo de personal, ser precavida siempre es lo mejor.
⸻¿Qué sucede? ⸻centra sus ojos en las escaleras⸻ ¿Ya me dejaras sacarlo?
⸻Alista todo, nos vamos a los viñedos ⸻asiente y sale por su lado y yo por el mío.
⸻¿Puedes dejar de seguirme? ⸻me giro llegando al final de las escaleras de la entrada.
⸻No hasta que me digas a dónde vas y con todo eso encima ⸻me señala.
⸻Ya te dije que no tengo por qué decirte nada y agradecería demasiado si dejases de joderme la existencia. Suficiente tengo con aguantarte aquí ⸻las camionetas empiezan a aparcar al final de las escaleras de la casa, corro hacia ellas.
Eran en total ocho, suficientes para traerlos a salvo a todos. Los guardias, como yo los llamaba, estaban bien entrenados puesto a que cuando tome el control de todo me asegure de ello. Nos enfrentamos de distintas maneras, incluyendo el clásico cuerpo a cuerpo y con armas. Algunos superaron mis expectativas, mientras que otros, solo siguieron entrenando conmigo hasta poder pulirlos a su totalidad.
⸻Iré contigo ⸻suelto una risa fría con la mano en la puerta⸻, así tu padre no te llenará de preguntas.
⸻No necesito que me cubras, ya tengo edad suficiente como para salir a mitad de noche ⸻intento subirme a la camioneta, pero me toma del brazo⸻. No me toques ⸻me suelto tranquilizando a Dante con la mirada.
⸻Iré contigo ⸻vuelve a repetir con desdén.
Pienso un poco en sus palabras y correría suerte si le pegan un balazo por metiche. Mato dos pájaros de un tiro.
⸻Sube ⸻sonríe, aunque se le borra cualquier gesto del rostro con mis siguientes palabras⸻, pero a donde vamos es un sitio peligroso y no prometo que regreses con vida.
El transcurso es un poco estresante, odiaba tener que entrar de improviso, pero era eso o quedarme sin la castaña y el odioso de su hermano, junto con el idiota de su cuñado.
Minutos después, estábamos fuera de las bodegas cerca a los viñedos.
Podía visualizar algunos coches aparcados afuera junto con algunos camiones varados, supongo que esos eran los que pretendían llevarse. Lo que no entraba en mi mente era como el maldito Capo de la mafia italiana terminó siendo capturado.
Después de esto, Kenneth me deberá un favor, algo que pensaba cobrar descaradamente.
⸻Iré sola. Ustedes respaldan desde aquí hasta que de la señal ⸻cierro mi abrigo por completo⸻. Dante, ubica a Gianna en el techo y sácala que no la quiero cuando empiecen los fuegos artificiales.
Me vuelvo a montar en la Hummer. Con un pie en el embriague y el otro a nada de pisar el acelerador, es cuando Ian me detiene al abrir la puerta del copiloto.
⸻Al parecer tus ganas de morir son más grandes que las de una segunda oportunidad ⸻me burlo.
⸻Estoy muerto desde que te fuiste, qué más da ⸻ruedo los ojos.
⸻Tu romanticismo apesta.
⸻Antes te gustaba ⸻se defiende moviendo sus manos sobre su regazo.
⸻No lo hacía, pero lo soportaba ⸻remarco la primera palabra. Aparco el auto y me bajo sin esperarlo⸻ Mira allá ⸻le señalo su izquierda cuando hizo un ademán a querer bajarse. Lo tomo distraído y le aplico la llave del sueño, con dificultad lo vuelvo a trepar a la camioneta y no me hago problemas en seguir mi camino.
Me gustan las entradas dramáticas así que trato de ser lo más sigilosa posible para impresionar. Las puertas de la bodega son de metal viejo con un olor de abandono flotando por doquier, era razonable debido a que solo la utilizábamos de muy vez en cuando para torturas cuando las mazmorras de la mansión estaban llenas.
El olor a sangre es lo primero que me enfrenta, lo siguiente son jadeos y golpes secos que resonaban por el eco del vacío. La poca luz que entraba me ayudó a ubicarlos sin necesidad de demasiado esfuerzo. El panorama que se presentaba ante mis ojos era realmente divertido.
La bestia Al Capone atado del techo con una cadena y en ropa interior, el esposo ruso en el piso con algunos raspones encima, pero con el cañón de un revolver en su nuca.
¿Cómo demonios terminaron así?
Un montículo de hombres muertos residía en una esquina, eran alrededor de ocho personas. Los atacantes sumaban una generosa cantidad, por lo que me tendría que obligar a moverme rápidamente, la camioneta a mitad de camino me servía de protección, estaba en una buena ubicación como para asesinar a tres sin necesidad de alertar a los demás.
Comienzo a moverme detrás de los muros. El primero es un hombre calvo y con aproximadamente un metro setenta de altura, estaba entretenido en su celular cuando paso por detrás y le corto su yugular. Hice exactamente lo mismo con los otros dos siguientes, por sus rasgos faciales podría sugerir que eran griegos, el lunar que llevan es muy similar.
¿No se suponía que estábamos en paz?
Ubico a dos más en mi mira, por lo que regreso a la camioneta y saco otro tipo de armamento. Me posiciono sobre el capó del auto soltando las balas con el 666 grabado dentro de la ametralladora, eso serviría como señal para que mis hombres avancen, no por el sonido sino porque sabía que estaban observando todo por los prismáticos.
Cambio a una de mis armas de mano y le coloco el suero que formulé hace algunas semanas, ayudaría a inmovilizarlos por 60 minutos.
⸻Buena Notte! —Buenas noches.
Los rostros de los traidores se giran a mi posición sin lograr intimidarme, mi sonrisa se ensancha un poco más. Podía sentir la pesada mirada del italiano, pero como el karma existe, paso de él y me concentro en salvarle el culo.
⸻¡Pero miren que preciosidad nos acaba de llegar! ⸻escucho un gruñido.
⸻Gracias por el halago, hombre ⸻muevo mi mano restándole importancia⸻, pero supe de buena fuente que estaban haciendo una fiesta en mi casa y sin invitarme ⸻carraspeo observando a los hombres muertos y a Arek⸻. Por lo visto también tienen a buenos amigos míos.
⸻Si quieres unírtenos, no tenemos ningún problema ¿verdad? ⸻El resto de sus compañeros comienzan a hacer señas obscenas y sonidos sexuales. En fin, hombres.
⸻¿Saben? Ya me aburrieron.
⸻¡El Anticristo está aquí! ⸻Un pelirrojo entra gritando con una de mis balas en su mano.
Había olvidado la cajetilla tirada.
Sin pensarlo dos veces saco dos boomerangs de mis bolsillos internos y los tiro en la dirección de los dos hombres más cercanos al ruso y al italiano. Desengancho uno de mis cuchillos de mi saco y lo lanzo a la espalda de otro, los tiroteos respaldándome y mi gente entrando invaden la bodega rodeándolos rápidamente.
Retrocedo por un momento para recargar mi arma debido a que los otros implementos que traje ya estaban en los cuerpos de mis víctimas, acto que es aprovechado por uno de los intrusos que me toma por sorpresa en mi escondite. Rápidamente le propicio un codazo en su abdomen girando y enroscándolo con su mismo brazo, golpeo la parte trasera de sus piernas y cae al piso quejándose de dolor por el sonido seco de su hueso. Al ver que no tengo más cuchillos para degollar, utilizo mi arma dándole justo entre ceja y ceja⸻ sogni d' oro. —dulces sueños.
Lanzo tres disparos más a la planta superior en donde estaban dos francotiradores que hirieron a uno de los míos y que casi me disparan. Corro esquivando balas y golpes tratando de llegar hacia donde estaban Kenneth y Arek, los hombres parecían no tener mucho entrenamiento y quién los haya enviado sabía que esto era una muerte segura.
⸻¡Muerte al rey azul! ⸻Volteo esquivando una bala que roza mi mejilla. La orden era clara, disparar a morir y eso fue lo que hicieron pues no tardaron demasiado en asesinar a los captores.
⸻¡Despejado! ⸻Suspiro.
⸻Recojan todo lo que pueda servir ⸻Enzo, la mano derecha de Kenneth asiente antes de hacer lo que pedí. No podíamos dejar la mercancía varada, ya luego nos encargaríamos de los cuerpos.
⸻¿Quién cojones fue el imbécil que te llamó? ⸻Ruedo los ojos, ni siquiera en situaciones difíciles podía contenerse.
⸻Tu hermana y por si aún no lo has notado, te estoy salvando el trasero ⸻miro al rubio⸻. Separa las manos.
⸻¿En dónde está?
⸻Dante la sacó antes de que comenzara todo el show.
Arek me sonríe amable: ⸻Gracias.
⸻¿Pueden dejarse de estupideces y bajarme? ⸻Kenneth gruñe.
⸻¿Puedes ser menos idiota? ⸻Me mira mal, pero se muerde la lengua⸻ Existen cosas posibles e imposibles en esta vida.
⸻Bájame de una maldita vez.
⸻Como gustes ⸻me encojo de hombros y disparo en las cadenas que lo sueltan bruscamente ocasionando que caiga de bruces en el piso.
⸻Mierda.
⸻¿Dolió? ⸻Sonrío tranquila.
⸻Eres ...
—La mujer de tus sueños húmedos, lo sé.
⸻Debemos irnos ⸻Dante aparece con una Gianna completamente dormida entre sus brazos y con la nariz algo roja⸻. Se desmayó de tanto llorar ⸻se la entrega a su esposo.
⸻Supervisa que todo esté conforme y que el cargamento sea guardado. Yo me iré con ellos, aún tenemos asuntos que resolver.
Comenzamos a caminar en dirección a los autos blindados. Suprimo una mueca de satisfacción al ver a mis hombres sonreír cuando notan a su Capo en ropa interior, ciertamente me traía recuerdos que eran mejor despejar de mi mente antes de que quedara en evidencia.
Me trepo de copiloto en tanto Kenneth toma el volante minutos después apareciendo con un pantalón chándal que solo el falso Dios sabe de dónde la sacó. En nuestro tras nosotros solo nos sigue una camioneta con la seguridad que Dante nos asignó.
⸻Trata de despertarla con esto ⸻Arek toma un poco de alcohol que saqué de la guantera.
—Muchas gracias.
Detesto esa palabra.
Me froto los ojos con frustración. Esta noche será interminable.
Kenneth Al Capone
Logro aparcar el auto en las afueras de mi mansión. Arek baja con mi hermana en brazos luciendo mucho mejor sabiendo que su marido está en una sola pieza, ciertamente en la vida contaba con pocas cosas que realmente me importaban y Gianna era una de ellas, odié sopesar la idea de fallarle en algún momento como lo hice con mi madre.
En el momento que los hombres salieron armados apuntándonos totalmente decididos a matarnos, me acojone por ella. La entrega era a penas de dos malditas toneladas, un monto realmente ridículo a lo que acostumbrábamos a repartir, pero subestimé al comprador. El tipo era nuevo, demasiado novato, por lo que ni me lo pensé a mostrar una gran renuencia a prepararme como es debido para las entregas y solo opté por llevar la seguridad habitual.
Mi error casi nos cuesta la vida. Lamentablemente para el circulo que me rodea, van a tener que aguantar mis quejas y dudas ante todo porque solo personas circulantes en mi radar tenían la información exacta de dicho evento.
Había una rata en mi propia casa.
Contaba con el entrenamiento adecuado, porque no llegué hasta donde estoy por irme de rosas por ahí. Asesiné e hice justicia por mi propia mano. El ojo por ojo es mi pan de cada día desde que asumí el puesto de Capo y no doy puntada sin medir antes las consecuencias, detesto las traiciones, las mentiras, pero por sobre todo, que quieran verme la cara de imbécil que no tengo.
⸻Baja.
Los recuerdos que tenía de la pelinegra con zafiros mentirosos, eran escasos, pero ahí estaban, tan pegados como la maldita tinta en mi espalda. Y no, no me refiero solo al reencuentro de hace un año. Me refiero a los recuerdos de su llegada del colegio, el cómo me gustaba fastidiarla por el enorme laberinto de jazmines que contaba la mansión de Carlo. La manera en la que veía la desesperación en sus ojos celestiales, las heridas que se hacía cuando intentaba correr mirando en su tras y caía. Detestaba como le quedaban las trenzas, odiaba verla con ellas, pero mi madre se empeñaba en elaborarlas constantemente, era demasiado fan de sus hebras negras algo rizadas de las puntas y el verlas flotar prácticamente por el azote del aire sobre su rostro.
Kenna siempre tuvo una hermosura angelical, pero una actitud determinante que te obligaba a guardarle respeto por sus ingenios. Compartimos demasiados secretos, somos aliados desde niños en ese sentido y eso no ha cambiado, tengo el presentimiento que tampoco lo hará.
Era mayor que ella por siete años exactos, así que era normal que no me recordara. Pero por mi parte, aun puedo vislumbrar los rasgos de testarudez y prepotencia que tanto la caracterizaba.
Me divertiría quebrándola, eso es seguro.
Su papel de niña jugando a ser una mujer de la mafia le queda demasiado grande y si la reconocí frente a mis jefes del Consejo solo fue para poder tenerla cerca y controlar sus arranques de "señora todopoderosa"
El año lejos fue demasiado satisfactorio. Para mí y para el conejillo de indias en mi casa seguridad que se encontraba hecho polvo una vez la deje tirada a mitad de la habitación previo a regresar a Florencia.
Literalmente.
No niego que el fallecimiento de Carlo me haya tomado por sorpresa, porque realmente lo hizo, pensé en otros planes para el viejito, pero eso no resta que fue todo un caótico sentimiento al leer el mensaje de Arek cuando aterricé en Mykonos. Casi al instante deduje quién ocuparía su lugar en a mi derecha en la mesa de la organización. Kenna era la última con sangre Bianchi que quedaba con vida, la más cercana y con sangre demasiado pura.
El nombre del Anticristo resuena por mi mente de nuevo.
Sabía que vinculaban el nombre con Kenna, pero era imposible que fuesen una sola persona. Evalué sus movimientos y aunque fuesen perfectos, no la creía con la fuerza necesaria para derribar a los cientos de muertos que el asesino a sueldo dejó por toda Europa.
La pelinegra baja del coche sin refutar y la tomo por el brazo para que se apresure.
⸻Enzo ⸻me presta atención dejando de desquitarse con otro de mis hombres, supongo que el estado de mi hermana lo alteró⸻. Llama al médico y que atienda a los heridos.
⸻Bien.
Kenna jalonea mi brazo y pellizca mi mano intentando soltarse: ⸻¿Puedes tener la amabilidad de soltarme?
⸻No —respondo serio.
Abro la puerta y empiezo a subir los escalones de dos en dos para ir a mi habitación.
⸻¿A dónde vamos?
No le hago caso y sigo mi camino hacia la última puerta. Cuando hago un lado el pedazo de madera, la siento tensarse.
⸻Pasa ⸻pido y milagrosamente obedece sin hacerme mala cara o hablar.
Llego hasta la cama y empiezo a retirarme en pantalón con algo de dificultad. Mi torso se encontraba moreteado y con sangre seca por algunos lados, no tuve elección a defenderme, de lo contrario las probabilidades de que este así, serían nulas. Posiblemente solo tenga un par de costillas rotas, nada con lo que no haya lidiado antes.
⸻¿Cómo es que terminaste colgado al techo? Mierda Kenneth, te ves fatal.
Aprieto los labios cuando se recoge el cabello, quiero su cabello suelto.
⸻Quizá, pero eso no quita que haya perdido mi atractivo. Me sigues comiendo con la mirada.
Intenta no sonreír logrando que el ambiente sea un poco más tenso. La observo quitarse su abrigo y dirigirse al baño. Esto era una ridiculez, la traje para planear nuevos ataques contra los griegos, no para hacer chuchería y media.
Escucho los clásicos sonidos de los cajones cuando se cierran y se abren de golpe, luego aparece por la puerta con un botiquín en mano. Ni siquiera sabía que tenía uno.
⸻Acuéstate.
⸻¿Me lo estás ordenando?
⸻Sí. Obedece.
Resoplo fastidiado.
⸻Estás abusando mucho de mi paciencia.
⸻Y tú de la mía, así que ahora déjate de idioteces y acuéstate.
Prepara algunas cosas y empieza a curarme. Su tacto me estremece en primera instancia y me odio por ello, la noche que pasamos juntos en el yate aún me persigue cuando cierro los ojos antes de dormir.
Desee tantas veces tomarla en varias posiciones en mis sueños durante todos estos meses, pero después regresaba a la realidad y entendía que eso no podía ser. Kenneth Al Capone nunca tropezaba dos veces con la misma piedra.
Pero podría hacer una excepción.
⸻¿Cómo es que sabes curar?
Intento hacer platica y sacar los pensamientos de mi cabeza.
⸻Es algo necesario cuando tienes por madre a Beatrice Bianchi.
Finjo no entender su respuesta, pero la verdad me enceguece la vista queriendo tener a la mujer entre mis manos para yo misma separarle el cuello de su cuerpo.
⸻¿Eres el Anticristo?
Me mira.
⸻Eso es algo que todos quisieran saber, pero que no puedo responder.
⸻¿Por qué?
⸻No existe un "por qué", solo diré que no tengo por qué hacerlo.
⸻Yo no soy como ellos, soy el Capo.
⸻Y te felicito ⸻se burla⸻, pero creo que ya viste que tu puesto y tus leyes no aplican sobre mí.
La miro mal.
⸻No me obligues a castigarte ⸻gruño cuando ejerce más presión en la herida.
⸻Lo peor que puedes hacerme, ya lo he vivido ⸻frunzo el ceño⸻, pero ese no es el punto. Ahora cállate y déjame curarte.
Obedezco.
Es hábil al momento de coser y desinfectar, me molesta su notoria práctica con heridas de este tipo. Desato su cabello azabache que permanecía sujeto en una cola con una liga del mismo tono, me gusta poder pasar mis dedos por su extensión.
⸻Listo ⸻carraspeo cuando se aleja⸻. Que solo te mediquen, las heridas ya están desinfectadas y cosidas.
Asiento.
⸻Algo no anda bien con la jerarquía en Grecia.
Bufa.
⸻¿Tú crees? Porque yo estoy muy segura. Están buscando algo, pero considero que lo mejor es no meternos en medio, lo que pasó fue un acto de rebeldía.
⸻¿Dices que es mejor no hacer nada? ⸻me acomodo en la cama.
⸻Sí, tengo un plan.
⸻Bien ¿Te parece si mientras me lo cuentas, te follo?
Abre la boca en protesta, pero mis manos ya estaban aferrándose a sus muslos para montarlos a cada lado de mis piernas, mientras que mi boca invadía la suya recorriendo cada centímetro de la misma.
Estaba actuando de muy mala manera y sobrepasando mis límites, pero si la mafia es el infierno y si ella es el Anticristo, entonces estoy dispuesto a ser su maldita Bestia prendido de ella.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro