CAPÍTULO 6
Todo poder, es deber.
Kenna Bianchi
Meses después, Florencia.
Mis días han permanecido igual. Los enfrentamientos eran diarios y mis horarios de entrenamiento empezaron a aumentar para perfeccionarme al máximo, debía ser mucho mejor de lo que en algún momento aspiré. En este negocio no se admiten fallas y en definitiva todo me tomaba demasiado personal. Día tras día atendía las quejas de la mafia italiana y su inconformismo con mi puesto, era la primera mujer en ocupar un cargo tan alto y sentarme en la mesa en donde mi sexo solo servía para dar placer.
Estúpidos.
Hasta la fecha, no he conocido al gran Capo debido a los asuntos que atendía en estos momentos en Grecia, fue un viaje de emergencia hasta donde tuve conocimiento y estos surgían con demasiada frecuencia por lo que su agenda la mayor parte del tiempo era imprevista.
Gianna por otra parte se ha dedicado todo este tiempo a cumplir su promesa enseñándome el comportamiento adecuado frente al mundo criminal, aunque para ser sinceros, me olvido de todo ello cuando se coloca en tela de juicio mi capacidad por no pertenecer al club de hombres peligrosos. Me tomo muy a pecho las ofensas y ya lo he dejado claro, no de forma directa, pero si de una manera ventajosa para mí.
En cuanto a mi seguridad y a su manejo, Dante ha dejado de ser un mayordomo como yo creía para volverse mi mano derecha, una que no se me despega ni a sol ni a sombra. La estrategia que manteníamos trazada a principio de años que fue cuando sucedió todo esto, empezó a dar resultados a penas dos meses después. El dinero se ha estado lavando de una manera rápida, eficaz y segura.
Podría incluso jurar que estoy a nada de romper el propio récord de mi abuelo.
¿Niran? Bueno, él se ha mantenido en contacto conmigo todos estos meses, lamentablemente por su tiempo ajustado y el mío luego de que me posicioné como dueña de las empresas, solo pudimos vernos físicamente una vez, aunque también sabía que era por los recuerdos que le traían este país. No se quedó más de tres horas.
El esquema de seguridad que trazó Dante ha ido mejorando a diario, siempre viajaba con tres caravanas blindadas en las cuales se albergaban cuatro guardias. Semana ha semana han ido aumentando tras la cantidad de amenazas llegadas y el disparo que casi me deja en coma si no hubiese decidido agacharme a recoger una pelota para un niño en mi edificio, justamente por ello aposté por una doble y esta me cubría solo en lugares público, hasta la fecha solo me han asesinado a dos. Sinceramente pensé que el número sería un poco más elevado, sin embargo, es un alivio comprobar lo contrario. Conseguirlas y entrenarlas resulta algo difícil.
En el largo año transcurrido, logré lo cumplir mi meta, el apellido Bianchi resuena con más fuerza que antes. En el mundo de los negocios legales, soy toda una figura digna de mi descendencia, en el submundo, he conseguido ser una gran pieza indispensable para llenarle los bolsillos a los demás jefes del Consejo.
Mi reputación ha ido aumentando estratosféricamente, actualmente soy vinculada con un asesino a sueldo que acababa con sus víctimas de maneras mucho más crueles, lo apodaban el Anticristo, por alguna razón u otra, me gustaba.
Me gustaba infundir el miedo.
Al principio se me hizo difícil, pero después de recordar el día en el que me arrebataron hasta el último gramo de mi inocencia, lograba convertirme en una completa arma arcana. Disparaba, torturaba y atacaba sin piedad alguna. Si mal no recuerdo, en un ataque de ira logré acabar con 45 de mis hombres; gracias a la difusión de dicho evento mantuve a raya a los peces gordos del Capo, saben lo peligrosa que puedo resultar y eliminarme les supone más esfuerzo que ventaja.
Y sí, soy consciente de mi representación en el mundo legal. Para ellos no soy más que una bonita figura con las mismas capacidades que mis predecesores, con una mente visionaria que hace crecer a diario mi imperio; pero siendo realistas, por dentro me identificaba más con alma sedienta de poder y venganza.
Volviendo al presente, hace algunos días empecé a trazar un plan adecuado para atacar a los rusos. Encontré a la manzana podrida en mi cosecha hace algún tiempo, pero debido a que uno de mis tantos dotes eran los juegos, acepté a jugar su partida, pero no en su tablero.
—Está en los calabozos, Dante se encargó de que confesara —explica.
—¿Mis sospechas fueron ciertas?
—Sí, signora.
—Bien. Pronto le haremos una visita al Boss, tengo un par de muertos que cobrarle.
El hombre asiente y se retira. Las personas que solían trabajar para mi abuelo me respetan y aceptan mi cargo, maduré enormemente en todo este tiempo. Ya no era la chica recién llegada de Manhattan, dejé de lado la poca sumisión que albergaba en mí y ahora hasta amaba estar en la cima y pisotear a mis oponentes.
Descubrí que el mejor regalo para ellos era siempre darles una muerte lenta y dolorosa, pero gloriosamente placentera para mí.
Con respecto a los Carrington, he empezado a rodearlos, a ellos y a sus empresas. Las sociedades eran prácticamente lo único que les quedaba debido a que me encargué de que sus empresas empezaran a caer agonizantemente hasta revolcarse en el lodo de lo que ellos llaman "La quiebra"
Mis peones estaban en su lugar defendiendo a la reina.
—Pase —expreso en cuanto la puerta es golpeteada.
—Programaron una junta de emergencia. El Capo está de vuelta.
Levanto la mirada del computador tras la voz grave de Dante. El año transcurrido no le afectó en absoluto. Fascinante.
⸻Hasta que se digna a aparecer. Necesito a alguien que ponga orden.
⸻¿No lo habías puesto ya?
Ruedo los ojos cerrando la laptop.
⸻De hecho, sí, pero necesito que la figura de autoridad para ellos aparezca y me reconozca como lo que soy y como lo que les jode —suspiré—. Ahora, si este también se niega tendremos que tomar medidas más drásticas, porque sinceramente ya me estoy hastiando de este jueguito de fáltame al respeto y te disparo.
⸻Es un juego que inventaste tú.
⸻Pero ya me aburrí ⸻me encojo de hombros⸻. Traté de confraternizar ideando rutas, aportando fórmulas y aumentando el lavado, pero hasta el momento no veo que eso este dando resultados. A veces se les olvida quién soy y hay que hacerles recordar.
⸻Ahora que el Capo está aquí lo más probable es que coloque en cinta a todos. Incluyéndote. No creo que le guste tu manera de llevar las riendas de la organización.
Avanzo hacia él soltando una risa amarga.
⸻Su título me lo paso por el trasero que aquí él no es el único sádico. Además, se fue por todo un maldito año sabiendo que obligatoriamente tendría que haber un cambio de mando. A falta del jefe de hogar, la madre es la que toma su lugar —declaro segura—. Impuse nuevas reglas y si eso no le gusta que me lo diga y doy un paso al costado trayéndole abajo todo antes.
Dante sonríe.
⸻Si es inteligente mínimamente te respetará. Duplicaste sus ingresos mensuales en tus primeros meses y ahora eres la primera socia aparte de él mismo con los rusos. Podrías funcionar como un cartel independiente.
Suspiro.
⸻Se quiera evitar o no, la guerra sta arrivando.
⸻Prepararé las camionetas ¿necesitas algo más?
⸻Sí. Llama al estilista y luego a Gianna.
Salgo antes que él para pasar a mi habitación. La casa se mantuvo tal y como Carlo la dejó. No quise mover nada a pesar de que me recordaba la terrible niñez por la que tuve que atravesar con la loca de Beatrice como madre.
Incluso hasta una perra tenía más sentido común de crianza que ella.
Me adentro a la habitación para desvestirme rápidamente y deshacerme de las joyas que traía. Preparo la ducha y me adentro en ella tardando apenas quince minutos antes de atravesar el armario para escoger la lencería, mi vida sexual no ha sido muy activa después de la noche de la discoteca, sin embargo, se me hecho un hábito estar envuelta de encaje y ligueros. Me gustaba sentirme sexy, situación que ayudaba mucho al momento de cerrar tratos; no existía hombre que se resistiera a un buen par de piernas y pechos, sobre todo los gilipollas con los que me codeaba.
Todos y sin excepción frecuentaban clubes nocturnos, y aunque lógicamente no era como alguna de esas mujeres, me gustaba saber que era deseada por ellos y aún más el hecho que jamás podrían llegar a tenerme.
Llámenme soberbia, pero era cierto. Mis estándares bajaban conforme pasaba el tiempo y hasta el momento ninguno ha dado en el clavo.
Puesta ya la lencería, agrego un ligero para guardar mi arma extra. Salgo del armario topándome en la habitación con todo el equipo del estilista junto a un vestido blanco que calculo me llega hasta las rodillas, tenía un pliegue que ayudaba a que una de mis piernas se luciera un poco más, en los hombros poseía un diseño caído pero elegante y finalmente los tacones de aguja negro con pedrería real; lo cual me encantaba.
Gianna que se encontraba en algún rincón de la habitación, pega un gritito cuando Dante abre la puerta. La supervisión de mi ropa e incluso el maquillaje, también pasaba por los ojos de ella.
⸻Dante dijo que él está aquí.
Asiento
⸻Convocó a una junta ⸻abre sus ojos⸻, ¿también asistirás?
Cierro los ojos para dejar que apliquen la máscara de pestañas.
⸻No, Arek y yo tenemos un cargamento que entregar en el norte.
⸻Llévense a algunos hombres si lo creen necesario. No se expongan por capricho.
⸻No seas exagerada, no creo que tengamos inconvenientes.
⸻No te confíes, de todas maneras, si hay problemas puedes llamarme, pero aun así sean precavidos.
El estilista ya había culminado con el maquillaje y ahora estaba retocando las ondas de mi cabello. No me gustaba aplicarme un maquillaje cargado, puesto que mis facciones ya eran lo suficientemente llamativas.
⸻Carlo estaría orgulloso de ver lo que lograste en tan poco tiempo. Realmente tienes talento, supongo que lo llevas en la genética.
Aprieto los labios para esparcir mejor el labial rojo.
⸻Lo estaría de ambas —miento—. Te recuerdo que tú también ayudaste ⸻le sonrío tenue a través del espejo. Ahora mis gestos no pasaban de ello y algunas miradas serias⸻. Impresionante, como siempre ⸻Jerad me sonríe.
Decidí traerlo al poco tiempo de haber tenido aquella conversación con Gianna en el despacho y después de que ninguno de los estilistas que ella me conseguía daba un resultado que me encantase. La impresión es lo que cuenta, siempre lo he dicho. Además, le monte un salón de belleza que también me ayuda con el lavado, pero en cantidades menores.
Me coloco de pue dejando de lado la bata de baño, exponiendo el encaje blanco para ayudar con el vestido de tela muy suave. Los tacones brillaban por sí solos resaltando mi pedicura y firmes piernas.
⸻Debo irme.
Salgo de la habitación a pasos seguros y manteniendo la cabeza en alto, siempre recordando de quién soy hija y hacía donde debo apuntar. La cima. El apellido que portaba procedía de un soberano y debía de estar a la altura de ello, lucirlo como era debido. Con más sangre.
⸻Elenco? —¿listo? —pregunté
⸻Elenco —respondió Dante ayudándome a subir a la camioneta.
En el camino trato algunas llamadas con empresas noruegas. Las expansiones que tenía en mente deberían ser mucho más inteligentes que las demás, el sistema del narcotráfico allí era muy avanzado y no podía arriesgarme solo porque sí. Perdería millones invertidos.
Diez minutos después, las camionetas empiezan a detenerse en el estacionamiento privado de los socios. Dante avanza a mi costado hacia al ascensor.
⸻¿Sospechan de algo?
⸻No, pero lo están buscando por todos lados. Según mi contacto, las evidencias que dejaron los guían al Anticristo.
Asiento.
⸻Es mejor que solo lo relacionen con él. Aún no tienen pruebas necesarias para que sepan que somos una sola persona.
El ascensor suena indicando que llegamos a la última planta del edificio. Mis tacones no tardan en empezar a resonar por el frío piso, las miradas son de total respeto; excepto la de la rubia cerca de la oficina de Presidencia.
La igualada es obstinada, pero aprecia su vida.
Florencia, días después de la muerte de Carlo.
He empezado a ponerme al corriente de los negocios y, a decir verdad, los llevaba demasiado bien aunque al principio se me hizo complicado aprender tantos nombres, términos y códigos.
Mi cargo como casetto implicaba lavar dinero y hacer frente cualquier inconveniente legal que pudiese llegar a ocurrir. Por otro lado, mi lugar como sottocapo implicaba guiar como segunda al mando a los jefes que conformaban la mafia italiana. Las jerarquías como tal eran complicadas debido a los significados y roles, pero en la cabeza manteníamos al Capo, luego seguía yo y finalmente los dieciocho jefes restantes que albergaban clanes de todo tipo.
Las puertas del ascensor se abren.
⸻¿Se supone que esto deba estar así?
Dante a mi costado niega. Todos se encontraban gritando y revoloteándose los papeles por el rostro. Esto era un maldito caos.
⸻Impón orden. Tu abuelo fue el vicepresidente en esta y las demás empresas, tienes el mando hasta que el Capo regrese.
⸻Bien.
Tuerzo los labios al ver que conforme avanzamos, el desastre es mucho más notorio. Las personas dormían sobre sus computadoras babeando, otras comían sin cuidado alguno. Que asco.
⸻¿Quién es la persona que está a cargo? ⸻elevo un poco el tono de mi voz sobre el bullicio para que me puedan escuchar.
⸻Yo.
Una rubia detrás del escritorio al costado de la puerta que indica es la Presidencia, alza la voz. Aprieto los labios cuando noto todo un kit de uñas sobre su mesa de trabajo.
⸻Reúne a todos en la sala de juntas en tres minutos. No estoy para perder mi tiempo con personal inepto que hace de todo menos su trabajo.
La expresión de enojo empieza a hacerse notar cuando su blanquecino rostro se torna rojo. La rubia operada se coloca de pie hasta llegar frente a mí.
⸻¿Quién es usted para darme órdenes?
⸻Soy la nueva vicepresidenta y obedece que no me gusta repetir ⸻trato de pasarla, pero se interpone y me toma por el brazo.
⸻No me anunciaron que habría un cambio, por lo tanto, no puedo dejarla pasar.
Me suelto de su agarre.
⸻Dos cosas, cariño. La primera, no me vuelvas a tocar si no quieres perder la mano. La segunda, yo no necesito que me anuncien.
⸻¡Usted no puede venir sin presentación alguna! ⸻chilla levantando la voz.
⸻¡No me grites que no somos iguales! ⸻la señalo.
⸻¡Pero si usted también me está gritando!
⸻Porque puedo y quiero ⸻me yergo en mi lugar⸻. No te confundas chiquita, que si estuviste aquí y hacías lo que se te daba la gana era porque te abrías de piernas con Clark, pero desde ahora te aviso que conmigo eso no va. Así que, por tu bien, aterriza y ubícate.
Actualidad.
No la despedí por una sola razón y era hacerle la vida más jodida de lo que la tenía. La removí de su puesto ocupando ahora el de mi secretaria, la pobre a veces me llora por la presión y crudeza de mis palabras.
Mis pasos se detienen cuando me topo con el primogénito de los Romano: Lorenzo Romano.
El hombre era atractivo y poseía buenos genes, además de provenir de una familia de renombre dentro de la mafia negra; sin embargo, el hecho de haberme acostado con él una vez creía que le daba el derecho a tener poder sobre mis elecciones de compañía. Además de que era insistente y no aceptaba una negativa por respuesta, cuestión que me hastiaba enormemente.
⸻Bella come sempre.
Le sonrío en agradecimiento y sigo mi camino. No necesito aumentar las especulaciones que estoy segura él mismo provocó sobre nuestra "relación".
Las puertas dobles de vidrio se abren dejando a mi seguridad de lado exceptuando a Dante que me sigue hasta la silla de la mano derecha. Solo faltaban dos asientos por ser llenados y eran los centrales, uno que ocupaba el Capo y el otro del sottocapo.
⸻Scusate il ritardo —Disculpen el retardo.
Me fijo en la hora de mi teléfono y verifico que no me haya pasado, pero no, llegué justo a tiempo como siempre.
Los minutos pasaban y el imbécil no aparecía. Estaba a nada de levantarme e irme, pero entonces, las puertas vuelven a abrirse dándole paso al hombre que alguna vez juró ser mi verdugo.
Kenneth Al Capone.
⸻Iniziamo —Iniciemos.
No supe nada de él desde aquella vez en el barco, excepto lo que su hermana me comentó: Kenneth llamó hoy en la mañana, dijo que haría un viaje de negocios, aún no sabe cuándo regresará
Estúpida castaña y aún yo más estúpida por no verlo. En Italia como en la mayor parte de Europa puedes tomar alguno de tus nombres y uno de tus apellidos para que te reconozcan, evidentemente este hombre ha empleado el de Niccolo Clark para los negocios lícitos y el de Kenneth Al Capone para todo lo contrario. Lo curioso es que en ningún documento que ha pasado por mis manos se le menciona.
Todos toman asiento después de que él lo hace, lamentablemente provocando la inmersión de su aroma en mis fosas nasales. Trato por todo lo sagrado de ignorar los deja vu causantes.
Yo sobre su regazo montándolo como la más experta mientras él juega con mi cuerpo.
Sacudo la cabeza y aprieto las piernas. Podía sentir como mi clítoris empezaba a hincharse y a palpitar. Era como si mi cuerpo lo reconociera incluso un año después, es estúpido por lo que la mera idea me molestaba enormemente.
Pronto saldría fuego de esta oficina si él seguía jugueteando con el lapicero sobre la mesa de vidrio mostrándome las venas en sus manos.
⸻Este tiempo en mi ausencia como supongo es bien sabido, regularicé los inconvenientes con la mafia griega. Los territorios que poseemos allá seguirán intactos con la única condición de contactarles nuevos proveedores y rebajarles el precio del mercado habitual.
⸻Podemos surtírselas nosotros.
⸻No, sería involucrarnos más con ellos y no es buena idea. Al parecer el rey azul está teniendo inconvenientes en su sistema interno.
⸻Puedo ocuparme de ello ⸻el jefe de los Russo alza la mano.
Todos dirigimos la mirada hacia Enrico. Es un narco conocido por las rutas y la buena droga que surte.
⸻Bien.
Trago grueso disimuladamente. La garganta se me estaba secando y temía que cuando fuese mi turno de hablar mi voz saliera débil. Kenneth no cambió nada, por el contrario, parecía haberse puesto algo más atractivo para el ojo femenino.
Ahora entiendo las bromas de Gianna sobre el Capo.
No te resistirás a él, es un adonis ⸻decía.
Hubiera preferido que me advirtiera y me dijera que el imbécil era su hermano. No soy idiota, sé que muy en el fondo ella sabe que cogimos. Cualquiera lo hubiera deducido por su forma tan animal en la que me cargó por todo el bar aquella noche.
⸻Ahora pueden proceder a darme sus informes ⸻suelta.
La reunión transcurre en dos largas horas en las que todos exponen las nuevas adquisiciones y nuevos tratos que se hicieron en este tiempo. Ya me los habían reportado a mí, pero en todo el tiempo que llevaba sentada en la mesa el muy idiota no ha intentado ni siquiera verme. No necesitaba que lo hiciera, pero me exasperaba su actuar.
Y a mí me llamaba niña.
⸻Creo que está demás acotar que incrementé las ganancias ⸻me atrevo a hablar⸻. Las dupliqué en poco tiempo y lavé el dinero de las últimas veinticinco entregas en tres días. Como nueva adquisición solo tengo el trato con Arek, él me provee armas adicionales a las que te corresponde surtirnos.
Kenneth posiciona sus acerados ojos en los míos.
⸻¿Con qué fin?
⸻Prevención ⸻le sonrío inocente.
⸻Ya ⸻carraspea⸻. Bien, creo que debo exponer mis más sentidas condolencias por la muerte de Carlo, como bien sabrás fuimos grandes amigos y socios desde hace muchos años.
Asiento.
⸻Sí y ahora que yo entro a ocupar su puesto esperaría lo mismo.
<<Hipócrita>>
⸻Yo también espero lo mismo.
Sonrío elegante y conforme con lo que acaba de decir. Indirectamente me aceptó como miembro de la organización otorgándome un poder inquebrantable frente a los demás que babeaban por todo lo contrario.
Minutos después la reunión llega a su fin y todos quedamos conformes con las nuevas disposiciones. Sinceramente la reunión fue tensa y poco amena, pero obtuve lo que deseaba y eso me es suficiente. Los demás pueden joderse si desean.
⸻¿Qué es lo que sucede? ⸻espeto cansada de las llamadas que no cesaron en toda la reunión.
⸻Signora, disculpe la interrupción, pero afuera de la mansión se encuentra un señor alegando ser su padre.
Frunzo el ceño. No me dijo que vendría.
⸻Déjenlo pasar, pero no lo pierdan de vista. Escondan las armas y que no se acerque a las mazmorras.
Le hago una seña a Dante para que aliste las camionetas cuando llegamos al primer piso, él asiente mandando a algunos guardias, pero siempre quedándose a mi lado.
⸻Hay otro inconveniente.
⸻¿Cuál es?
Las blindadas comienzan a aparcar. Por el rabillo del ojo podía ver a Kenneth caminando hacia mí.
⸻Que viene acompañado, el chico dice ser su novio ⸻frunzo el ceño sin entender el chiste.
Detengo mi andar notando el cambio de mi voz. El calor del cuerpo de Kenneth a mi espalda se intensifica.
⸻¿Mi qué?
⸻Su novio, dice llamarse ¿Ian? ⸻repite y pregunta⸻ sí, Ian.
Siento mi estómago revolverse, fuego es lo que me corre ahora mismo bajo la piel. ¿Qué hacía aquí?
⸻Sácalo ya mismo de mi casa. Ya estoy llegando ⸻cuelgo.
⸻¿Qué suc...
⸻Vámonos ⸻enojada no solo con la vida, sino que también con Niran emprendo los pasos a las camionetas ignorando a las personas que me persiguen. Lamentablemente esa idea dura poco cuando me obligan a detenerme por la intrusión en mi campo, Dante me aleja.
⸻¿Ya te vas, bellissima?
Con la mirada le digo a mi mano derecha que todo está en orden. Retrocede, acción que Lorenzo aprovecha para tomarme de la muñeca ganándose una mala mirada.
⸻Te voy a pedir que no me vuelvas a tocar y mucho menos en público. Sabes bien que no me gusta que los demás hablen de lo que no existe.
Lorenzo rueda sus ojos azules bebé: ⸻Oh vamos Kenna, ¿te parece si nos vemos en la noche?
Suelto el aire fuertemente tomándome del puente de mi nariz.
⸻Estoy teniendo un día pesado y aún está empezando. Lo que menos necesito ahora, es verte.
⸻Fuera ⸻ladran a mi costado.
⸻Pero estamos habl...
⸻Di una orden.
Kenneth aprieta sus dientes esperando por la acción de Romano.
⸻Nos vemos luego, bella ⸻ruedo los ojos pretendiendo avanzar.
⸻No he dicho que puedes irte.
Me detengo y giro.
⸻No necesito permiso para hacerlo. ¿Qué es lo que necesitas? Habla rápido que tengo que sacar la basura de mi casa.
Avanza los dos pasos restantes para lograr una cercanía en la que se me permite apreciar el pequeño lunar en su mejilla.
⸻Que no te metas en mi camino —responde serio—. Existen jerarquías y leyes que por años se respetaron y que ni tú ni nadie puede sobrepasarlas. Aprende bien tu lugar y funciones si no quieres terminar aplastada por el peso de tus errores.
⸻¿A qué te refieres? ⸻cruzo mis brazos.
⸻Sé mucho más de lo que aparento. Conmigo no tienes que fingir así que no te equivoques.
Intenta irse, pero es mi turno de interrumpir su andar. Algo que detestaba es que me dejaran con la palabra en la boca.
⸻No, no te equivoques tú, Kenneth. Si los demás dejan que los pisotees y los mangonees como a ti te venga en gana es muy su problema, pero te advierto de una vez que conmigo no obtendrás lo mismo. No me inclino ante nadie. Yo soy amo, no esclavo.
Lo dejo con la palabra a medio salir y sigo mi camino esta vez llegando a las camionetas tratando de respirar pausadamente. El problema de Ian me desconcertó y si no le ponía un alto, lo más probable es que me deje inestable. Un lujo que no me podía dar ahora mismo.
Mi padre era otro tema. Para mí es un acto imperdonable que lo haya traído, si bien es cierto él no sabe por mi parte el motivo real por el cual dejé la relación, esperaba que por lo menos las lágrimas falsas que le solté le hubieran dolido lo suficiente como para tratar no volver a juntarnos; al parecer estaba equivocada por el sencillo motivo que olvide de quién se trataba.
Él era Niran O'Connor. Por supuesto, nunca haría algo sin investigar y estaba más que segura de su propósito en traerlo.
Dante con el acelerador a fondo se encarga de llegar a la mansión rápidamente. La imponente mansión en la que residía, se dejaba ver conforme las callas pasaban, pronto las rejas son abiertas para darle paso a las camionetas que llegan conmigo. No veía nada fuera de lo normal por lo que asumía que habían acatado mi orden y lo sacaron de la casa.
Abro la puerta de la casa. Mis pasos son seguros, trato de colocar la mejor sonrisa en mi rostro pese a la molestia de la sorpresa. No he visto a Niran desde hace meses y detesto su falta de cordialidad al emitir un simple mensaje de texto para prepararme.
El recibimiento de Samu no tarda en llegar. Es un hermoso Masting Napolitano color negro.
⸻¡Ya llegué!
⸻¡Princesa!
El grito de Niran llega desde el jardín, así que me dirijo allí. Hoy el día estaba algo cálido y la brisa me envolvió ni bien coloqué un pie afuera. Por un momento pienso que es irreal, que era un espectro o que simplemente el sol me estaba jugando una mala pasada, pero no.
Ian Carrington estaba frente a mí de una manera imponente como siempre, mostrándome una sonrisa. Una que en el pasado me derretía, pero que ahora asqueaba.
¿Vendrá por sus empresas?
Lo que juré se hizo realidad. Ya no le quedaban más que unas cuantas que podía contarlas con los dedos de mi mano.
El truco fue dejarlas caer suavemente hasta hacerlas polvo, así solo las compraba a solo un dólar. Las hacía nada y luego las reconstruía con el apellido de mi abuelo en su fachada.
⸻Padre.
Dejo un suave beso en su mejilla mientras me envuelve entre sus brazos, misteriosamente haciéndome sentir mejor.
⸻Ya te extrañaba ⸻se aleja un poco⸻. Ian también ¿verdad?
Mis ojos viajan hacia él quién apresuradamente se acerca. Su oscura mirada me trae recuerdos que fastidian, recuerdos que guardé bajo llave y que no me molesté en desempolvar.
⸻Avery.
⸻Ian.
Mi voz es borde. Después de todo mi cometido era dejarlo por los suelos, así como una vez él lo hizo conmigo.
El propósito siempre estuvo claro y era obtener venganza. Si tanto quería a Avery como a él le gustaba llamarme, debía enterarse que ella ya no podía subsistir sin Kenna Bianchi, la mafiosa italiana que asesina y lava dinero para la mafia italiana.
La maldita hija de Beatrice Bianchi y la impoluta nieta de Carlo Bianchi.
El mismo Anticristo renacido.
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