CAPÍTULO 35
Era la persona correcta.
Kenna Bianchi
El sol comenzaba a salir y todo estaba como lo había planeado. La mansión era una revuelta completa y los rumores ya se estaban corriendo, era el turno de salir.
Mi aspecto era un asco, tenía sangre por todos lados, golpes y sudaba sin cesar. Mi respiración estaba hecha un asco y mi cabello era una maraña. La cabeza no me había dolido tanto en meses como ahora.
-Tus camionetas te llevaran a la casa de seguridad, a mí me llevaran hasta cierto punto y luego me tocará correr. No me puedo arriesgar ¿Entendido?.
-Sí. - Lo observo por un instante para aclararme la garganta.
-Vivirás Keo, te traeré el antídoto como te lo prometí.
-No lo dudo Azul - me da un beso en mi frente - Cuídate por favor.
Eso era un hecho.
-No te preocupes, este es mi juego.
-Y eres la reina en él - me sonríe altaneramente y se monta en la camioneta.
La caravana sale por las dobles rejas dejándome sola con el chofer que me llevaría hasta el pequeño bosque en el que se encontraba la casa de los Andreato.
El plan era sencillo, llegaba y fingía que habíamos sido atacados y que expresamente Keo me pidió que fuera con ellos. Si eran inteligentes intentarían matarme allí mismo y luego le dirían que jamás llegue o simplemente me retendrían con ellos.
Sea como sea yo ya habría piso su casa y nada impediría que la revisara como era debido.
Este era el último día de Kenneth aquí y es por eso que debía de aprovecharlo al máximo. Después de descubrir quién fue la que filtró la información, seguí mi instinto e hice mi investigación más a detalle. Busque las bodegas con menos movimiento, pero sobre toda una que haya estado cerca de la fiesta a la que asistió Keo en ese entonces.Había dos, revisé ambas pero en ninguna había nada.
No me rendí y casualmente en una de ellas di con unos pasadizos subterráneos que llevaban a una casa. La casa en el bosque de los Andreato.
Nadie revisó allí y yo lo haría y era por eso que necesitaba entrar. El alboroto del ataque solo serviría para que ellos me encierren en el mismo lugar que encerraron a Keo, estaba segura de que el antídoto estaba allí.
Luego los fuegos artificiales llegarían.
-¿Lista señora?.
-Lista.
Me monto en la camioneta dejando el aparente desastre intacto. Keo confiaba en su personal, así que el plan solo se les dijo hasta cierta parte, el resto solo inventado en dado caso alguien fuera de bocón complicando el asunto.
Las cosas entre Keo y yo mejoraron un poco. Había muchas cosas que necesitaba decirle pero tendría que esperar a que lo alcance en la casa de seguridad que era de su padre de lo contrario jamás me hubiera dejado venir. Aquella noche había llorado como una niña después de años. Las cosas que me dijo trajeron recuerdos amargos que simplemente reavivaron algo en mí y tampoco era como que mis hormonas estén muy estables últimamente.
Un asunto en particular me dañaba la cabeza. No sabía cómo actuar frente a algo después de tanto tiempo. Tenía miedo a equivocarme y más que nada a que el griego no lo aceptara.
Para: Enzo.
Me tienen en la casa del bosque.
Mi regreso a Italia sería hasta dentro de una semana, quería dejarlo estable. Ayer confirmé que Kenneth no sabía nada más del Anticristo lo que me daba una ventaja sobre el asunto. Aún tenía algo que me respalde; sabía por Enzo que todo estaba tranquilo, lamentablemente la B7 no salió al mercado por mi ausencia y Dante lo estaba haciendo bien junto con Arek.
Las calles comenzaban a perderse y la tierra comenzó a asomarse dándome a entender que ya debía bajar. Mykonos era una isla regular pero muy bien distribuida.
-De aquí hacia adelante sigo yo.
Aviso antes de bajar y comenzar a correr. El olor a humedad comienza a hacer estragos al impregnarse en mis fosas nasales tenuemente, el sonido de las aves cantando me relajaba transportándome a mis momentos en el laberinto jugando con el viejo Samu y con Carlo allí. Quisiera regresar y abrazarlo más fuerte de lo que lo hice la última vez que lo vi. La tierra sobre mis pies a las veces que fui feliz y me ensucie jugando con Gianna o con el griego en el jardín sin miedo a que Beatrice me dañara.
Lágrimas quisieron inundarme nuevamente pero respire profundo y continúe hasta ver la casa de dos pisos aparecer frente a mí. Era hora de actuar como lo había hecho todo este tiempo.
Llegué a la puerta de madera y comencé a tocar sin cuidado alguno. Una mujer con uniforme del servicio me abrió con el rostro enojado que en cuando me vio se transformó en uno preocupación total. Suponía que sabía quien era.
-¿Está Duman?.
-No majestad, pero está la señora.
-Quiero hablar con ella.
-Pase.
El horrible olor a limón fue lo primero que me recibió. El piso de madera reluciente al igual que algunos muebles. Grandes cristales caían del techo formando una sombra de colores al compactar con la luz de una de las ventanas superiores que se encontraban al lado del mueble donde reposaba Sira con una revista en su mano.
-Señora, la reina azul está aquí - Sira levanta la vista de su entrenamiento y me examina con el ceño fruncido.
-Déjanos solas.La mucama se va no sin antes darme una breve mirada de confusión. Bien, ya había entrado en la cueva del lobo.-¿Ese es tu nuevo look? - niego con un rostro asustado.
-Nos atacaron. Keo dijo que hablara con Duman - se coloca de pie fracasando en el intento de lucir interesada - Necesito de su ayuda hasta que él pueda venir por mí, yo... no sé adonde ir.
Finjo derramar un par de lágrimas causando el efecto deseado. La perra loca sonríe por un breve segundo y un brillo de maldad nace en su mirada.
-Tranquila- llega a mí tomándome de la mano - Ven, debemos ponerte a salvo en lo que llega mi abuelo.
Comienza a caminar junto conmigo. Esperaba que me llevase al hueco donde torturan al griego, de lo contrario mi plan B no sería nada bueno porque realmente no tenía uno.
-¿Los demás clanes ya están enterados?.
-Sí, deje a un par con Keo pero él me pidió salir porque venían por mí - asiente.
-¿Quiénes eran?.
-Los italianos.
Nos detenemos por un momento frente a una puerta más oscura que las demás. Los pasillos lograron marearme un poco causándome revoltijos estomacales. Maldición.
-¿Italianos?.
-Mi origen es de allí.
-Vaya ... - murmura con sorpresa.
Abrió la puerta dejándome ver un sinfín de escaleras en forma de caracol que llevaban a alguna parte subterránea. Lo más probable es que este lugar colinde con lo demás. Comenzamos a bajarlas en completo silencio. Un aire frío se sentía y el eco de nuestros pasos llegando a la planta baja resonaban.
-Keo me comento sobre ustedes - suelto revisando todo con la mirada.
-¿Nosotros?.
-Lo del bebé - Detiene sus pasos girando con una sonrisa intacta.
-¿Qué bebé? - hace un sonido raro con la boca - Si yo nunca estuve embarazada.
Después de eso todo se volvió negro.
Florencia, 13 años antes.
Hoy era un día importante para mí. Me habían ofrecido bailar ballet en la apertura de la sala de exposiciones químicas en mi colegio.Mis clases adicionales me habían convertido en la mejor de la clase, además del perfeccionismo de Beatrice.
Todos estaban aquí. La familia de Gianna, mis padres, el abuelo e incluso el inseparable Dante; el único que faltaba era Keo pero Gianna se había ofrecido a grabarle un vídeo que luego se lo enviaría. Estaba tan emocionada porque vieran mis nuevos pasos, El lago de los cisnes fue el primer baile que aprendí.
Fue algo tedioso pulirlo pero como mi maestra siempre decía. No había nada ni nadie que superara a los que teníamos la sangre Bianchi corriendo por nuestras venas. Odiaba a la señorita Monroe en secreto porque presentía que quería jugar con el abuelo.
Tenía un bonito vestido blanco junto con mi tutú y unas medias altas del mismo tono, solo faltaba la bandana que iría en mi cabeza, la cual ahora mismo estaba buscando.
-¿Ya estas lista?.
La voz de mami me hizo girar. Un detalle había cambiado en su aspecto y era que su labial ahora era de un rojo muy parecido a la sangre que Samu tenía cuando abrí la caja que me dio Kenneth.
-No, estaba buscando mi ...
-¡Eres una inepta! - gruñe pisoteando sus tacones brillosos - ¡No sirves ni siquiera para hacer un ridículo baile! ¡Muévete!.
-Mami...
-¡Mami nada! - se acerca a mí y sin esperármelo jala mi tutú llegando a romperlo - ¡Nunca haces nada bien! ¡Ya estoy harta! ¡Ni siquiera sé por qué te aguanto si no eres ...!
Entonces pasa.
Mami ahora estaba en el piso con los ojos abiertos por la sorpresa.Y el rojo ya no estaba solo en sus labios, también en todos lados.
Actualidad.
Una aguja perforando mi piel hace que despierte.
Mis ojos pesaban aún, trataba de moverme pero estaba atada a una asquerosa silla.El ambiente olía a químicos. Podría jurar que eran Arsénico y Mercurio. El lugar tenía cerámico blanco por todos lados justo como me lo había descrito el griego, unas rejas estaban a un costado y un pequeño lavatorio con diferentes accesorios de tortura colgaban de la pared que estaba justo enfrente.
Lo logré, pero ahora mismo no podía festejar demasiado.
-Hasta que despiertas perra. - gruño un poco por la posición. Mis manos estaban atadas en la parte baja de mi espalda, no era nada cómodo.
-¿Qué es lo que crees que estás haciendo Sira?- La pelirroja ahora estaba a mi costado viéndome burlesca, como si fuera más que yo.
Idiota.
-Lo que estoy haciendo - corrige - Verá, vino al lugar equivocado su majestad.
-¿De qué estás hablando? - intento zafarme - Suéltame Sira.
-¿Creíste que te podías quedar con todo? - niega -Llevo años en esto y ese anillo es mío. Si tengo que matar, raptar y traicionar simplemente lo haré pero no te quedarás con lo que por derecho me corresponde - señala mi dedo en el que tenía mis argollas.
-¿Por qué crees eso? - me burlo.
-¡Porque soy mejor que tú! - el reloj que estaba en la pared me indicaba que eran las seis de la tarde. Había estado inconsciente más de lo que creía.
-Sabes Sira, para ser tan perra como decías ser te falta inteligencia
-Cállate - me tira un golpe en mi pómulo.
Me rio.
-¿Crees ser mejor que yo? - bufo - Mírate, no me llegas ni a los talones. A diferencia tuya yo soy alguien desde que nací y tú a tu edad solo piensas en ser Sira de ... Alguien más. Estás realmente jodida.
-¿Eres tan estúpida que no te das cuenta, verdad?.
-Ilumíname por favor - gruñe colocando sus manos en puños.
- Keo me ama a mí, no había día desde que te casaras con el que no me haya buscado. Eres tan poca cosa que ...
-Ya - le corto - ¿es por eso que soy su esposa? ¿Es por eso que mientras a ti te coge a ratos a mí me lo hace toda la noche? O ¿Por eso es que a ti te tiene a escondidas y a mí me luce como el mejor regalo que le dieron? - me rio - Insisto, no trates de compararte a mí, no quiero que te lastimes.
-Cállate.
-Suéltame.- espeto sintiendo un aire más frío recorriéndome. Llegaron.
-No estás en posición de exigir nada.
-No querida, la que no está en posición de exigir algo aquí eres tú. ¿Te cuento un secreto? - me acomodo un poco acercándome más a ella -Yo soy la reina, este es mi juego y tú eres mi peón.
-¿Qué...?.
-Fuiste lo suficientemente idiota como para dejarme entrar a tu casa. ¿Quisiste jugar conmigo? Pues yo jugué contigo desde el inicio. Los italianos acaban de llegar y piensan que tú eres la que me tiene capturada. Puedes estar feliz, le serviste a tu reina.
-Eso es mentira, tú ... - Los disparos de una G43 interrumpen su discurso - Maldita hija de puta.
-No lo niego.
Me coloco de pie tirando la soga a un lado. El rostro de Sira es de puro enojo, intenta golpearme pero lo esquivo, en su lugar giro y alzo mi pie lanzando un golpe directo en su mentón con la punta de mi bota.
-¡Te voy a matar! - chilla.
-Inténtalo si eso te hace sentir mejor - saca un cuchillo de su bota sosteniéndolo de una manera incorrecta - Ya que insistes en morir.
El primer error que comete es evidenciar su odio hacia a mí y dejar que ese sentimiento la controle volviendo sus golpes inexactos, bruscos y fuera de lugar. Lo segundo es golpear como una niña de tres años. Y lo tercero es tirar golpes repetitivos y evidentes.
¿Se creía buena y ni siquiera sabía tirar un buen golpe?.
-Ahh. - chilla cuando mi pie gira y golpea su abdomen haciéndola de caer de rodillas.
-Si el rey te deja caer solo puedes quebrarte ante su majestad- la tomo de su cabello haciendo que me mire - ¿Ahora lo entiendes? Tú estas en el suelo y yo estoy en la cima.
-Que buen discurso Clyte.
Ruedo los ojos.
-Te tardaste.
-Disculpe usted pero estaba tranquilo follando hasta que Enzo apareció y dijo que sabía en donde estabas.
-¿Y se te para como lo hace conmigo? - me burlo - Bueno en fin - miro a la pelirroja que tenía sangre en su labio - ¿En dónde está el antídoto?.
-¿Qué...?
-¡Habla! - la golpeo.
-Yo que tu pelirroja le diría la verdad, la pequeña Clyte no suele tener mucha paciencia - lo miro mal.
-Eso es algo que se hereda evidentemente.
-Lo es - vuelvo mi vista a Sira. -Tu abuelo está muerto, solo quedas tú y sé perfectamente lo que hicieron hace unos meses. Así que habla y te asesinaré más rápido.
Traga grueso.
-Mentira, él dijo que...
-¿Qué iría a una entrega? - me río - Si eso significa que iba a coger con la esposa de Kana, está bien.
-¡Eso es mentira!.
-¿Pensabas que solo a ti te abría de piernas y te lo metía? - finjo inocencia - Creo que no solo tienes la cara de idiota, realmente lo eres.
-Eso es mentira, él me ama.
-Te utiliza que es distinto - suspiro cansada - ¿Vas a hablar o te quiebro el cuello?
Solloza. -Están allí - señala la repisa - Ábrela y encontrarás todo.
-Bien - doblo su cuello sintiendo una enorme satisfacción recorrerme cuando escucho sus huesos crujir.
Hago lo que me dice y efectivamente hay diez jeringas listas para ser inyectadas. Lo tengo.
-Tenemos un problema.
La radio de Kenneth suena y antes de tomarla me mira de una manera que me hace temblar.
-¿Qué sucede?.
-La mafia azul está aquí. Esta vez es el rey quien viene.
¿Keo? ¿Qué hace aquí? Le dije que esperara en la casa.
-Vaya ...
Dejo de escuchar y salgo corriendo con dos jeringas en mi mano. Necesitaba colocárselos, no podíamos perder un segundo más. La infección podría llegar en cualquier momento a alguna vena o arteria importante de su órgano vital.
Después de lo que parecen horas, llego a la superficie sintiendo a Kenneth detrás. Recuerdo por donde vinimos y salgo por los pasillos amaderados. Todo es una laguna de sangre y cuerpos por todos lados. Si se habían esforzado.
-¡Keo!
Grito cuando lo veo bajar de una camioneta. Traía gente con él, su chaleco estaba puesto y tenía un arma en su mano. ¿Qué pensabas hacer griego?.
Su vista se levanta y el brillo clásico aparece en él. Mis pies no se detenían pese a cualquier cosa, el maldito antídoto estaba en mi mano.
-¿Qué haces acá? - mi respiración era un desatre al igual que mi aspecto.
-Llamaron y dijeron que todo había sido una trampa. Los guardias que envíe para asegurar el perímetro no respondieron. Están muertos así decidí venir - frunzo el ceño
- No paso nada - sonrío - Lo tengo - le enseño las jeringas.
-¿Me haces el honor? - asiento sin dejar de sonreír. Se retira el chaleco y se abre la camisa dejando su torso descubierto.
-Lo hicimos.
-Lo hicimos - le planto la inyección justo cuando un disparo suena.
-¡Kenna!.
Otro disparo retumba en mis oídos, pero no logro reaccionar a tiempo. Mi mente quedó en blanco por lo que parecieron ser horas. Los disparos seguían sonando pero solo me enfocaba en los ojos verdes llorosos del griego. Lo detallé hasta que me di cuenta de que un hilo de sangre comenzaba a bajar de su boca
¿Qué...?
-Keo ...
-Azul - escupe sangre. Se empezaba a resbalar entre mis brazos ¿Era normal sentir que la vida se me iba?- Creo que me dieron - tose.
Su peso me gana por lo que terminamos los dos en el piso. -No. El líquido carmesí comenzaba a mojarme. La herida había sido en la espalda justo detrás del pulmón izquierdo. El que tenía un 85% de daño.
-Ponte de pie, necesitamos ir con un médico.
-Azul...
-¡Ponte de pie maldición! - grito pero tose, mis ojos estaban empañados y mis manos temblaban. Podía sentirlo. Quería derrumbarme, el corazón me dolía como nunca. Simplemente quería salir de allí, quería que esto fuera un maldito sueño. No lo aceptaba.
-Siempre fuiste tú.
Niego.
-Tienes que ponerte de pie - lo abrazo - Tienes una razón por la que vivir maldición.
Me negaba a aceptarlo así que me puse firme nuevamente. Como siempre lo hacía cada vez que la vida se empeñaba en darme golpes bajos. Ignoraba todo y comencé a revisarlo, la herida no tenía señal de salida según lo que veía, pudo o no afectar su corazón. Las probabilidades eran mitad y mitad. Ahora mismo me aferraba a lo que sea. Si era necesario creería en lo que no existía para mí.
-Mírame ... -No obedecía y en su lugar trataba de detener la hemorragia - Mírame Kenna.
Un sollozo salió de mí antes de prestarle atención
- Tienes el maldito antídoto Keo, no nos hagas esto.
-Lamento no haber cumplido la parte de mi trato - niego - No quiero verte llorar, tú no eres así.
-No me pidas eso.
-Eres la maldita reina.
-¿Qué voy a hacer sin ti?.
-Ser feliz.
-Eres parte de esa palabra.
-Si hay un cielo te estaré cuidando y si existe un infierno te estaré esperando - sonríe - Hazme sentir que puedo irme en paz.
-¿Qué es lo que deseas?
-Bésame -asiento acercándome.
No me importaba mancharme de sangre, no me importaba ahogarme o incluso tragármela. Era lo que él quería y yo se lo daría. La vida me estaba quitando una pieza importante para mí una vez más.
Y yo no merecía esto. Por primera vez probé la muerte en un dulce beso. Cuando me detuve sus ojos ya se habían cerrado.
-Clyte...
-Le hablaré de ti - sollozo - juro que sabrá quien fuiste.
-Clyte, debemos irnos - asiento mirándolo.
Por primera vez dejaba que alguien más me viera destruida. El juego había acabado.
-Hasta siempre k, fue un honor haber sido tu reina.
¿Qué si me dolió?
Incluso escribiendo esto, no paro de llorar.
Pero bueno. Fue algo duro, pero que sabía que se necesitaba para continuar con la trilogía.
Keo será UNO de sus impulsos, pero no el primordial. Y como dijo, fue el amor correcto más no el que ella necesitaba y secretamente tampoco el que quería. Aún hay muchos secretos por contarse y mi cabeza esta a explotar. Lo juro.
Estaré respondiendo algunos comentarios si les parece. Así lloramos juntas :")
Y en otras noticias, en unos minutos estaré publicando la portada del segundo libro junto con el Prefacio.
Besitos y me retiro a seguir llorando.
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