CAPÍTULO 33
Mi error.
Kenna Bianchi
Las semanas habían pasado y yo había hecho mi trabajo de buena manera. Descarté a cinco clanes y solo me enfoqué en dos. Descubrí cosas realmente turbias en cada familia pero nada que pueda juzgar, no tengo la moral suficiente para hacerlo.
Mi boda con Keo fue hace más dos meses, lo noté muy feliz y creo que eso era lo segundo más importante de todo esto. Ahora mismo estaba boca abajo en la extensa cama que compartía con el griego. Al principio fue incómodo pero luego ... Nos acostumbramos, hoy mis músculos dolían por alguna extraña razón.
Quizá haya sido por la cacería que había comenzado. No había día que no me disfrazara y saliera bodega por bodega, embarque tras embarque para conseguir ese maldito antídoto. Los días están corriendo y no he llegado ni siquiera a la tercera parte de los territorios de los Andreato y los Daskas.
Cada que encontraba algo lo examinaba y lo comprobaba con la sangre del griego, pero hasta ahora nada había hecho efecto, la infección estaba avanzando y no había día ni hora que me preocupara por llegar a la casa y encontrarlo mucho peor de lo que lo deje. Agonizaba y él trataba de ocultarlo.
Este tiempo con él había aprendido la definición de cariño, uno que estaba siempre allí . Muy aparte de nuestros planes ambos sabíamos que esto era especial. Que hubiera funcionado en otro momento y como le dije una vez: Quizá en un mundo paralelo él hubiera sido el indicado.
-Buenos días, azul - abro mis ojos de golpe por la melodiosa voz.
El verde oscuro de sus ojos fue lo primero que me recibió junto con una resplandeciente sonrisa masculina. -Esto es para ti, me tomé la molestia de ordenar un ramo para la habitación - lo señala - Sé que son tus favoritas.
Tomo el jazmín en mi mano para recostarme en el respaldar de la cama.
-No tenías porque - me mira mal.
Él estaba de cunclillas al lado de la cama con ropa deportiva negra que lo hacía lucir mucho más atractivo de lo que ya era ¿Qué tenían los hombres con ese color que les quedaba tan bien?. En particular a Keo le gustaba vestir mucho de esos tonos.
-Eres mi esposa y el hecho de que nos hayamos casado por circunstancias difíciles no quiere decir que te trate como a una cualquiera.
Sonrío genuinamente por sus palabras. ¿Tan malacostumbrada debo de estar para que esto me parezca irreal?.
El griego es el tipo de hombre al que le puedes entregar tu corazón sin ningún miedo porque sabes que está en buenas manos. Del que te trata como si fueras la rosa más bella y delicada del mundo. Cometía errores a menudo pero confiaba en que solo era porque quería vivir la vida como si se fuera a acabar pronto.
El era un hombre que todas deseaban pero muy pocas tenían la dicha de tener.
-Gracias - me coloco de pie sintiéndome rara una vez más.- ¿Cómo amaneciste el día de hoy?.
Hace una mueca y se que no es buena señal.
-Puedo estar mejor, pero no es que me falte algo.
-Keo...
-No quiero. - lo miro mal.
-Bien, ¿Bajamos a desayunar ya?.
-No, de hecho... Hoy me levante temprano porque me llamaron del puerto.
-¿Qué sucede?.
-Incendiaron uno de mis cargamentos. -
¿De cuáles?.
-De los proveedores que me dio Kenneth - resopla - Fueron 250 toneladas de mercancía, un total de 300 millones de dólares. Los servidores ya están trabajando en ello, pero aun así eso no le gustara al resto de los clanes. Teníamos una entrega con los búlgaros.
-¿Qué fue lo que lo ocasionó?.
-Gasolina y pólvora - bufo.
-Que no investiguen, ese es el sello del idiota de Kenneth. Posiblemente sea una señal de que ya sabe que me tienes.
-No deje rastro, mis informantes me dijeron que piensa que es el Anticristo. La idea era esa.
No, Kenneth sabía algo porque de no ser así solo estaría armando una revuelta por nada cuando lo que el quería realmente era tener a los griegos en su bolsillo para que no le quitasen los territorios que teníamos aquí.
-Algo paso - me rasco la nuca - Kenneth no es idiota. Ya ha de saber que el Anticristo es una mujer.
Recuerdo que una vez ojos grises sospecho de mí y se lo negué, no creo que esto se confirme mi identidad pero si sé que tiene la duda. Me divierte hasta cierto punto, pero podría ser peligroso para todo lo que teníamos planeado, en especial con Keo.
-¿Cómo...?
-¡Ay no seas idiota! - le grito - Tuvimos al enemigo enfrente Keo, fue Sira.
-¿Qué?.
-Ella era la única que sabía mi identidad alterna, se lo dije el día en que entro a tu oficina como perro por su casa- mis palabras parecen dejarlo pensante por un segundo. Es algo estúpido que no lo haya visto venir - Fueron ellos todo este tiempo y te lo dije pero preferiste no creerme.
-¡Maldición! Solo pensé que sería imposible porque ella...
-¿Por qué?.
-Olvídalo, solo pensé que no podrían ser ellos. - gruñe molesto
-Dale, termínalo. Por que estuviste a nada de tener un hijo con Sira, ¿es eso? - su gesto se vuelve duro y me observa vacío. Vaya, era un tema sensible.
-Tú que sabes de eso ¿eh?, jamás entenderás lo que se siente perder a un hijo. Eso es algo que jamás me perdonaré, las drogas me hicieron ver morir a mi padre y a un niño que no tenía la culpa de nada.
-A un niño que no sabías si era tuyo o no. Sira se acostaba con todos, pero claro ... Que voy a saber de culpas si jamás seré madre.
-Azul ...
-No K, está bien. Yo elijo no ser madre por una sola cosa y es por los malditos errores del pasado. Pude llegar a ser alguien mejor ¿Pero sabes? La vida se empeña constantemente en joderme, pero yo le enseño de que estoy hecha cada que me levanto y sigo. Esto no se trata solo de haber tenido que soportar a Beatrice, esto se trata de que todos saben la verdad, pero ninguno me mira a la cara y me lo dice. Doy todo por ellos e incluso por ti pero ni siquiera eso te da la confianza suficiente como para decirme que tuviste una relación con Sira y que a pesar de lo que te dije el día de la boda. Te la sigues cogiendo y luego llegas aquí y duermes conmigo.
-Azul ...
-He dicho que no, debemos resolver esto. ¿No me funciono ser buena contigo? Está bien, ya estoy acostumbrada a ello. Por fortuna tuya tenemos un trato de lo contrario me hubiera largado en el instante que me engañaste.
-Perdón.
-¿Por qué razón crees tú que haría eso? - lo ignoro regresando al tema inicial -Es obvio, no me quiere aquí y la única manera de quitarme de en medio es asesinándome indirectamente con ellos. Esa maldita sabe jugar.
Avanzo hacia el baño. Necesito ducharme antes de hacer todo. Tenía que demostrar una vez más al mundo quien era.
-¿Qué harás?.
-Tienes que aprender las reglas del juego y luego jugar mejor que nadie. Si Sira quiere jugar, está bien. Juguemos que yo puedo ser más perra que ella defendiendo lo mío.
-¿Necesitas algo?.
-Si - me giro - Que te retires.
De: Enzo
Te encontró.
Para: Enzo
¿Sabe algo?
De: Enzo
Nada en concreto, llegaremos a la mansión en unas horas.
Como dije, son solo sospechas y sobre ello no conseguirá nada bueno. Necesito sacarle sus dudas. Necesita saber que no somos la misma persona, esa es la única manera en la que se retire.
Kenneth Al Capone:
-Sigo pensando que esto es un error, los lazos con los griegos no son del todo buenos aun. - ruedo los ojos.
-Cierra la boca Enzo, que aún no olvido lo que hiciste. -En algún momento tendrás que superarlo, estamos en un operativo - se excusa metiéndose un dulce en su boca.
Dejo caer los prismáticos y me giro para verlo sonreír como si nada - No me toques los cojones Enzo que el que te haya escuchado gemir el nombre de mi hermana no es algo que pueda superar de la noche a la mañana.
-¡Ya pasó más de un año!.
-¡Y seguirá pasando el tiempo que yo crea necesario! - lo miro mal - Ahora deja de joderme y entra.
-Bien - Enciende la camioneta.
La mansión del rey azul nos recibe. Era grande y de colores suaves. Tenía una gran pileta en el centro y guardias por todos lados. Las camionetas que me seguían estacionaron junto con la mía en espera de que alguien nos reciba.
Cuando nos adentramos en la casa un olor conocido llego a mí, pero lo deje de lado al ver el lugar. Era majestuoso y tenía buenos cuadros de arte. Pero nada demasiado especial como para mi atención. Tenía una sola cosa en mente. -La señora los atenderá - su estresante idioma termina tensándome una vez más si eso fuera posible.
-Nosotros vinimos aquí por...
-¿Por mi esposo?.
Una mujer con cabellera castaña hasta su cintura, de ojos oscuros y de tez morena con buenas curvas se adentra a la sala. Su nariz era perfilada y sus pómulos algo definidos al igual que sus labios. Era hermosa, delicadamente pero lo era.
-Sí.
-No se ofendan, pero aquí si creemos en que las mujeres tienen el mismo o más potencial que el de los hombres para los negocios - sonríe - Ahora, si gustan hablar estoy yo, de lo contrario pueden retirarse. Les aseguro que no recibirán algo mejor.
Respiro hondo antes de tomar asiento junto con Enzo. No quería perder tiempo, si me iba sería una estupidez, no perdía nada con intentarlo.
-Seré claro. Ustedes tienen a una mujer importante para mi organización, la quiero de regreso.
Ella toma asiento delicadamente en el pequeño sillón que teníamos en frente, traía un vestido rojo que realzaba sus facciones. Su cuerpo se me hacía extraño ¿Me había acostado con ella?.
-¿Tienes pruebas?.
-No, pero sé que uno de ustedes es el Anticristo y no me iré sin la mujer.
-Crees saber que uno de nosotros es el Anticristo - corrige - Nadie sabe nada de él excepto que asesina sin importar nada y de maneras muy crueles. Sabes lo mismo que yo y eso no te da el derecho de venir a mis tierras a acusarnos de algo que no somos, ni tenemos.
-¡No soy ningún estúpido! - grito perdiendo el control. No me iría sin respuestas, ya había pasado demasiado tiempo - Dime la verdad porque no me importaría comenzar una guerra entre nosotros y no creo que a tu esposo le guste mucho.
-A mi esposo solo le gusto yo y créeme que eso es más que suficiente para que funcione. Tú estás atacando a su reina, un solo movimiento mío y sabes que pierdes - trago grueso - Aquí las cosas funcionan un poco diferente italiano. Yo soy su prioridad así como la de todos los demás - se relame sus labios capturando mi atención - Todos saben que sin la reina, el rey es nada. Quizá eso es lo que te sucede a ti, ¿Estás buscando a tu reina?.
-Sí, estamos buscando a nuestra reina - la voz de Enzo me hace mirarlo mal.
No tiene por qué decir tonterías. Kenna no aparecía por ningún lado, habíamos estado buscando por días a los alrededores pero no encontramos absolutamente nada, así que no me quedó de otra que salir y mostrarme ante ellos.
Todos en Florencia estaban preocupados excepto su perro faldero porque confiaba en que ella estaría en buen estado. Eso era ridículo. Ni siquiera teníamos la certeza que este viva pero no me dejaba guiar por esa suposición, ella tenía que estar viva.
-En ese caso, la respuesta sigue siendo la misma y si no tienes pruebas de lo que nos estás acusando, te pediría amablemente que te retirases. Solo te atendí por cortesía, no suelo perder el tiempo muy a menudo.
-Su majestad, la persona que estamos buscando realmente es esencial para nosotros y lleva desaparecida más de dos meses, tememos a que algo malo le pueda suceder. Rastreamos una llamada que se hizo aquí, fue una mujer, dijo que la criminal la había amenazado. Solo pedimos que nos diga la verdad o que nos ayude.
-La - suelta interesada - ¿El Anticristo es una mujer?.
-Si - espeto.
-Una prueba más que somos mejores que ustedes - suspira colocándose de pie al igual que nosotros, no me estaba gustando el rumbo de esto y estaba a nada de mandar todo a la mierda- Bien, hagamos algo. Les daré dos días para que revisen cada rincón que deseen. Nadie se opondrá ante ello. Si no la encuentran se retiran sin problemas y si el caso es contrario pues ¡En hora buena! La toman y se largan igualmente.
-¿Los clanes no se opondrán?.
-Como dije, aquí las cosas son distintas y mi palabra pesa mucho más que la de mi esposo. Buena tarde.
Se retira dejándome con un pésimo sabor de boca, pero al menos había conseguido el permiso. Necesitaba encontrar a Clyte, no había estado durmiendo bien y cada que cerraba los ojos la veía pidiéndome que la ayudara, me jodía haberle fallado nuevamente.
Esto ya no se trataba de odio, de eso era lo único que estaba seguro.
Quiero aclarar que este capítulo me dolió escribirlo. Por una razón que necesito explicarla.
Kenna siempre tuvo una vida tormentosa, pero Keo de una u otra manera la alegraba. Ella quería una vida con él, pero por cosas que ya saben, no se dieron. Es duro reencontrarte con la persona con la que idealizaste un futuro y más sobre estas circunstancias. No lo he vivido, pero lo imagino y duele.
Como decía .... en ese lapso de tiempo pudo pasar de todo para ella, porque siento que fue como que si ella se aferró a la poca humanidad que sentía que le quedaba. Pese a todo ella siente que Keo es el correcto, pero no es lo que necesita ahora mismo.
Ustedes saquen sus propias conclusiones.
Besitos.
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