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CAPÍTULO 30

Diamantes vacíos.

Kenna Biachi 

Beatrice me solía decir que mi belleza podría traerme grandes problemas, sería mi condena en un mundo tan emergente en el que nos encontrábamos. 

Vaya que no se equivocaba. 

No podría definir mi infancia como una tranquila, siempre existía algo que la perturbaba como las luciérnagas de mi madre. Cada que aparecían sus ideas cuerdas se desligaba de su raciocinio, aun recuerdo como me lastimo aquel día. 

La prueba de ello aún vive no solo en mi mente, sino también en mi piel. 

15 años antes - Florencia. 

-¡Es hora de su baño, niñas! - Gianna y yo nos miramos haciendo una mueca. Odiamos las duchas justo después de haber ido con la nana por los ponys. 

-No tía, un ratito más. 

-No hay pero que valga muñeca, hoy llega Marcello y es mejor que estés limpia para recibir el enorme regalo que te trae - mi prima brinca de un salto y comienza a correr -¿Dónde está mami?.

-Tu madre te está esperando en tu habitación. 

Gianna sale corriendo enfundada en un blanco casi marrón por el polvo, tenía el estilo princesa que mami decía que era adecuado para nosotras. 

-¿Hoy llega papi también? - mi madre se acerca a mí con mi muñeca que había dejado tirada en el pasto. 

-Lamentablemente sí, tenía ganas de jugar con Marcello pero arruino mis planes - bufa. 

-¿Jugar?.

-Exacto, así como Gianna y tú se divierten jugando con sus muñecas - señala mi torre de barbies - nosotros también lo hacemos, pero... de diferente manera. 

-¿Así como juegas con papi?.

-Si - suspira quedándose por un momento viendo el atardecer. 

Sus ojos dejaron de ser los grises convencionales y se convirtieron en unos negros vacíos. Sabía lo que venía. Trate de ponerme de pie y salir corriendo con tía Alessia, pero ella me tomó del brazo tan fuerte que hizo que callera de rodillas y me las raspara. Ardían. Pero sabía que no sería nada comparado al dolor que me podría ocasionar ella. 

-Duele mami - su risa me asusta pero me niego a decir algo más. 

-Pensándolo bien, no tengo por qué cambiar mis planes ¿no? - su risa aumenta y mis ojitos se empañan por la presión que hace en mi brazo - Me divertiré, pero contigo princesa. Papi aprenderá la lección. 

Su agarre se intensificó y comenzó a caminar con esos enormes tacones que siempre llevaba, Beatrice siempre fue una mujer alta y esbelta, solía tratar bien a mi padre pero desde que nos mudamos a esta casa las luciérnagas que aparecen en su mente hacen que ella no piense bien y me lastime. Aunque diga que busca enseñarme y protegerme. 

No tiene piedad de mí ante mis sollozos, me arrastra por todo el jardín antes de llevarme al cuarto donde mi nonno me prohibió entrar demasiadas veces, dijo que ahí había cosas que aún no podía ver y lo entendí. 

¿Por qué mami me lleva ahí? Mi nonno se molestará. 

-Mami el abuelo dijo que no podi.. .- deja de tirar de mi brazo para tomar mi coleta - Mami duele. 

-¿Qué te dije sobre hablar? ¿Es que acaso no entiendes que tu voz me molesta? ¿No entiendes que no debes mostrarle tu dolor a los demás? ¡Sonríe! - mi sonrisa sale como una mueca y trato de acallarme, sentía como su mano jalaba tan fuerte que mi cabeza ardía lentamente. 

-Lo siento. 

-¡Una Bianchi no pide disculpas! pero ahora verás maldita perra - Quería protestar y decirle que esa era una mala palabra y que el abuelo no lo aprobaría pero me reservo toda objeción. 

El lugar era completamente de madera, todo el lugar estaba limpio aparentemente y no había nadie, lo único extraño eran las rejas que había. ¿Para qué quería eso mi nonno?.

Mi madre se acercó a una de las mesas que se encontraban en el extraño lugar, traía un fierro de color anaranjado ¿Qué es eso.

- Retírate el vestido. Quizá quiera pintar. Obedezco sin entender mucho de lo que haría, mis pasos son torpes pero rápidos. A mami no le gustaba esperar mucho, las luciérnagas se alborotarían, ella gritaría y me golpearía. -Acércate. 

Ella se inclina hacia a mí dejando el fierro naranja que desprendía mucho calor justo en la parte baja de mi abdomen. 

-¿Qué es eso mami? - mi curiosidad me gana y pronto la sonrisa de mi madre se ensancha aún más. 

-Un pequeño recordatorio de cuál es tu lugar en esta casa. 

Los gritos de dolor que brotan de mi garganta son desgarradores, sentía como me quemaba. Mis lágrimas brotaban de mis ojos sin parar a pesar de las órdenes de mami. Sentía como algo ardía en mi piel ..... Hasta que se detuvo. 

-El dolor querida Kenna, es soportable cuando te acostumbras a ello - sonríe - Sé buena niña y no le digas nada al abuelo, No quieres que él esté triste ¿verdad?.

-No mami. 

-Perfecto. 

Actualidad 

-Ble- salgo de mis pensamientos al escuchar la voz del hombre en la puerta - Realmente serás una diosa griega esta noche. 

Había optado por un vestido negro apegado a mi cuerpo, me llagaba tres dedos antes de la rodilla con un lado descubierto al igual que en la cintura. Mi cabello lo llevaba suelto y lacio, había descubierto la extensa caja fuerte de los Paspala junto con algunas joyas reliquiales como los aretes que ahora mismo traía puesto. Mi maquillaje era sencillo y en tonos suaves pero resalte mis labios con un color rojo sangre, porque eso es lo que se derramaría cuando ese anillo esté en mi dedo. 

-¿Estás lista?.

El griego estaba vistiendo un hermoso traje azul noche, su camisa blanca muy bien acomodaba. Su cabello oscuro como sus ojos resplandecían con un cierto brillo, no sabría decir si era el gel o lo tenía naturalmente. Keo siempre tuvo una hermosura llamativa y suave. 

-¿Quién estaría lista para anunciar su compromiso?.

-La boda será en dos semanas - se encoge de hombros - tampoco es que podamos esperar mucho. 

-Lo lamento. 

-Yo también, me hubiera gustado vivir más para disfrutar de mi futura esposa - sonrío. 

-Entonces ¿estarías asumiendo que me hubiera casado contigo igualmente? 

-Siempre consigo lo que quiero. 

-Yo soy la excepción a tu regla - recalco. 

-Nos casaremos ¿no? Siempre consigo lo que quiero. 

-Ya es hora de bajar - me pongo seria. -Es momento de que conozcan a la próxima señora Paspala. Mi reina azul. 

Jabes Ivanov 

Rusia, Moscú. 

Años antes 

-¡Tú no eres mi Beatrice!.

-¡Ya estoy cansada de que siempre me compares con esa maldita perra!.

-¡Cállate! - los cabellos de mi madre en el suelo eran lo único que podía ver desde mi lugar - Ella es mucha más mujer que tú, maldita sea la hora en la que acepte casarme contigo y tener a ese bastardo inservible. 

Bladerik se sacó el cinturón que sujetaba sus pantalones, sabía lo que venía. A veces odiaba a Anastasia por buscar a mi padre, hoy era martes lo que significaba que vendría alcoholizado y muy posiblemente drogado. 

Ella nunca obedecía, lo mejor era que la bestia estuviera sola. No entendía lo que significaba supervivencia y por ello me refiero a que halle una manera de matarlo.Los gritos de mi madre se escuchaban por toda la casa y los golpes de mi padre cada vez eran más constantes, su rostro estaba rojo por todo el esfuerzo que hacía. 

Mi sangre hervía por tales atrocidades, nunca era distinto. Desde que tenía uso de razón siempre fue así. Él es una bestia que no merece tener todo lo bueno que le pase. 

Yo lo iba a destruir, ya no era un propósito, era una promesa de sangre que marcaba mi historia. 

Actualidad 

Lo hice. 

Mis manos estaban cubiertas de un líquido espeso color carmesí, una sangre muy parecida a la que ahora mismo recorría mis venas, bañaba gran parte del espacio y de mi ropa negra.Había tardado mucho más de lo previsto pero al final tuve mi oportunidad y no falle. 

Aún puedo ver sus ojos con un terror único, eso fue lo que más alimentó mi alma y mi oscuridad para seguir empuñando la daga que embestía el lado izquierdo de su pecho. 

26 puñaladas.

Una sola cosa en mente.

Venganza.

Cada una en nombre de los años que me torturo y me maldijo, por cada lágrima de ella. Por haberme arrebatado lo que más quería en el mundo y por sobre todas esas cosas, por haberla tocado. 

Ahora mismo la Bratva entraría en un estado de anarquía, asumirá el cargo del Boss hasta que encuentren a Bladerik. 

Mis pasos fueron sigilosos así que nadie se esperaría que realmente fuese yo quien cometió esta atrocidad. 

El peor error de las personas siempre es subestimar al enemigo.Nunca juzguen a los callados, nadie planea un asesinato en voz alta. Adiós padre, espero que en el infierno nos reencontremos. 

-Incinéralo. 

-Si señor. 

Hoy es un día memorable. Ian Carrington está siendo arrinconado por el próximo Boss de la mafia roja. Jabes Ivanov. 

Dulce Avery ahora solo me faltas tu. 

Kenna Bianchi 

Poder. 

Sangre. 

Oro y pólvora.Era todo lo que emanaba la gran mansión griega de Keo. Había mandado a reformar gran parte de ella en menos de tres horas a mi llegada, podía ver a grandes socios de los que me había hablado. 

Tengo buena memoria, desde pequeña me rodeé con niños de mi tipo de intelecto, claro está que en las fotografías que me había mostrado se veían algo menores. 

Cabezas poderosas como Corea, Afganistán, República Dominicana, Venezuela, Perú, Brasil y muchos países más se encontraban en la enorme sala dorada. 

Mi matrimonio con Keo resonaba por todos los clanes mundiales. Él era un capo de renombre pero se hacía llamar el rey azul es por eso que jamás lo tuve en mente.No me preocupaba que los italianos me encontraran, aquí me conocen bajo el sobrenombre que el griego me había impuesto.

La próxima dama griega y reina azul de toda la extensión territorial que ahora mismo estaban pisando. Esto me serviría para irme en contra de los rusos.

En el mundo del que me codeaba era importante las identidades, la mayoría de nosotros tenemos dos nombres, uno que nos mantiene a flote en el submundo y el otro en el exterior. Y es que la mafia y la ley jamás deben mezclarse. 

Algo muy ambiguo en mi caso. 

En el mundo solo existían cinco personas bajo mi mismo nombre, si bien era peligroso pues una de ellas estaba del lado de la ley mientras que la otra se dedicaba a la mafia, encontré el placer en el peligro y en la sangre así que decidí no cambiarlo. Odiaba el nombre de Avery y había tomado un cierto asco por el apellido O'connor así que nada me detenía para realzar mis otros nombres, después de todo no se puede tapar el sol con un dedo. 

Teníamos algunos planes trazados, mi matrimonio con Keo no era más que meramente intereses mutuos, por su lado mata dos pájaros de un tiro. Deja a alguien de confianza con su legado mientras que por el otro sabe que no lo dejaré caer y moveré cielo, mar y tierra para encontrar la cura de su enfermedad. 

A Keo lo habían secuestrado hace unos meses en una guerra incesante con un clan griego por el poder que ahora poseía, tras varias investigaciones por su lado la extensa lista se redujo solo a siete familias y una de ellas estaba mucho más cerca de lo que creíamos. Lo ayudaría a exterminarla y encontrar el antídoto de la inyección que ahora lo estaba matando lentamente. 

La infección ha ido avanzando cada vez más rápido alterando distintos órganos vitales, ahora el punto de ataque es su corazón. Su punto a favor es que es un buen atleta por lo que es un órgano sano, sus médicos asumen que resistirá mucho más que seis meses como él se lo plantea pero él se niega a aceptarlo. Le llama instinto. 

Cumpliré mi promesa y si eso no basta, cuidaré de su legado como si fuera el mío. Keo estuvo para mí en mi niñez y me ayudó a soportar muchas cosas que ahora marcan mis pensamientos y mis acciones. 

El griego me conocía a puntos extremos, Kenneth siempre fue mucho más idiota con él las pocas veces que llegaba. Decía que no era bueno el acercamiento y que era un niño que apestaba, ambos eran de la misma edad y finalmente se entendían, por mi lado era algo que ignoraba completamente porque mientras yo gateaba ellos ya casi corrían. 

Su mano estaba en mi espalda baja, su enorme sonrisa no abandona su rostro en ningún momento. No era el típico mafioso cegado por la ira y con más sed de sangre que nunca como el italiano, Keo se valía de la justicia y es por eso que todos los habitantes de este lugar lo amaban y respetaban. Era alguien como Gianna, que expandía luz a pesar de todo pero cuando tocaban algo que él apreciaba todo se iba a la mierda. 

Amaba a los niños y lo pude comprobar mientras estaba en la recámara que me proporcionó, la ventana estaba abierta y por ella vi como jugaba con unos pequeños, él sería el hombre perfecto si no nos dedicáramos a esto, si nuestros mundos no fueran tan oscuros como mis pensamientos y mis deseos de acabar con mis enemigos tan pronto como regrese.El hombre emanaba seguridad y poder, pero a la vez calidad y amor inquebrantable, era justamente por eso que haría lo que fuera por él. 

Quemaría lo que tuviera que quemar para salvarlo de todo esto. Yo no me rendía fácil y él significaba mucho para mí como para soltarlo sin dar pelea, fueron años sin verlos y no es justo que nos encontremos por circunstancias desagradables, ambos nos merecemos mucho más. 

-No sé si debería sacarles los ojos por mirarte de esa manera o solo alzar el pecho al saber que serás mi esposa y jamás les corresponderás - mi copa queda a mitad de camino al escucharlo. 

-¿Esos son celos K?

-Muchos, créeme - me mira de soslayo para centrarse en la pelirroja que viene acompañada de un hombre mayor y de un séquito de guardias.

La presa está a la vista. 

-Ya llego cabeza de zanahoria - los señalo - ¿Cómo pudiste meterte con ella? Te creía de buenos gustos ¿Era algún tipo de fetiche? 

-Dicen que las pelirrojas son salvajes en la cama, no me culpes. 

-Buenas noches, majestades - El idioma que manejaban era el griego, uno de los idiomas que entendía y hablaba a la perfección. 

El hombre era guapo hasta cierto punto, su barba era muy poca, pero sin duda alguna su atractivo eran sus ojos. Tenía un buen cuerpo y era alto como la mujer que colgaba de su brazo. 

Aquí a las máximas cabezas como Keo se les trataba como la realeza, él era el rey, dueño y señor de todo. El jodido Dios. Por otro lado estoy yo que era su reina. Una pieza fundamental en el juego. 

Sus creencias mayoritarias se basan en juegos de ajedrez y las palabras por lo general esconden un par de secretos entre líneas, Carlo me lo había dicho cuando pedía sus relatos para dormir pero realmente me estaba preparando para tomar el cargo. Siempre lo supo y jugó con mi mente. 

Viejo desgraciado. 

-Duman - ambos se tienden la mano en un acto cordial. Definitivamente eran puercos que debía exterminar lo más pronto posible- Te presento a Azul. 

Sonrío cálidamente, sentía que el rostro en cualquier instante se me acalambraría de tanto hacerlo. Duman me hace un repaso muy sutil y rápido pero no tanto como el mío. 

-Una muy hermosa debo acotar - ríen y la cabeza de zanahoria se remueve - Pero siempre me mantendré firme ante la idea que mi nieta es la más hermosa, espero no se moleste por ello majestad.Para nada. 

-De ninguna manera. Podrán existir mujeres más hermosas que yo, pero ninguna tendrá mi habilidosa mente. 

-Es maravillosa ¿no? - el griego deja un beso en mi mejilla e inevitablemente me sonrojo. Parezco una adolescente por dios. 

-Lo podemos ver - cabeza de zanahoria decide abrir la boca- ¿Cuándo será su boda?.

-En dos semanas. 

-Vaya, ¿No creen que van demasiado rápido? - su abuelo intentó callarla pero levanto mi mano para intervenir. 

Algo que entendí con Ian es que debemos aprender a distinguir quién merece una explicación, quien merece solo una respuesta y quien no merece absolutamente nada. La pelirroja no merecía nada mas sin embargo mis ganas de joderla cada cuanto me invaden. 

-En realidad no, ambos nos conocimos desde muy pequeños por nuestras familias. 

-Y siempre supe que ella sería mi compañera de vida - interrumpe. 

-Exacto - le devuelvo la sonrisa.Las personas a nuestro alrededor murmuraban de vez en cuando, hasta el momento no habíamos hecho ningún anuncio pues queríamos esperar hasta que los Andreato aparecieran, queríamos ver las caras de nuestros próximos enemigos. 

-Creo que ya es momento, ¡Atención a todos!. 

No soy un centro caritativo que se compadece de cada persona convaleciente que se me acerque, Keo es especial para mi y rompería mis reglas por salvarlo. Las personas entenderían que somos más que dos niños en el poder jugando con él.

Soy el Anticristo, el mensajero de lucifer y estoy aquí para reducirlo todo en cenizas insignificantes, el me envió para acabar con todo en lo que los demás creen. Para convertirlos en sus súbditos al igual que en los míos.

Larga vida a la reina azul.

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