CAPÍTULO 29
En mis venas está el fuego infernal con el que castigan a las almas destruidas. Soy el peligro en el miedo latente. La mejor arma de Lucifer. El peor enemigo del Señor de los cielos. Soy mi propia destrucción, mi propio miedo. Soy el Anticristo.
Kenna Bianchi
Florencia, Italia.
13 años antes
-¿En serio debes irte? - las lágrimas en mis ojos no me permitían verlo, pero aun así sabía que estaba peinado en la forma en que le había dicho que me gustaba.
-Si K, papi me necesita.
-¿Qué hay de barbie y de mí? ¿Nos dejarás? - Niego.
-No, prometo que regresaré y seguiremos jugando - me limpio mis mejillas - te dejaré mi bolsita de golosinas como prueba de ello.
-Pero tú no puedes vivir sin esto - señala la bolsa dorada en sus manos.
Era verdad, ahí se encontraban un sin fin de dulces que me traían de todos los viajes que hacían, en especial mi abuelo. Esa costumbre era una que Beatrice me había heredado.
-Es para que me recuerdes mientras no esté, te prometo que regresaré y jugaremos en la piscina - sonríe mostrándome su diente faltante.
-¿Algún día serás mi reina azul?.
-Sí.
-¿Lo prometes?.
-Lo prometo.
Actualidad
Mykonos, Grecia
-¿Gustas tomar asiento? - lo sigo hasta el juego de muebles que tenía en su despacho. El ambiente mantenía colores blancos, marfiles y azules.
Era un lugar en el que tranquilamente podrías sentirte en paz, la arquitectura, el olor y los colores e incluso la suave música que resonaba por toda la mansión te transmitían ello. La gama de colores se transportaba por todos lados y de cierta manera me gustaba, me sentía relajada y eso era algo que no había conseguido desde que era una niña.
-Esto es una tontería Keo.
-Puede que si Azul pero eso es lo de menos ahora, tienes una elección, sin embargo ninguna de ellas te llevará a la libertad inmediata. Ambos sabemos que llegado el día tú te quedaras con todo y eso es algo beneficioso para tus futuros planes - me tiende una copa de coñac- Velo como una retribución por el medio año en el que estaremos juntos. Todo por todo, solo que te estoy dando la oportunidad de ser tratada con lo mejor como sé que te lo mereces o simplemente ser una ficha más y siendo así no sabría asegurarte el lamentable final.
No soy de las personas que se dejan manipular, pero tampoco de las que dejan pasar buenas oportunidades. Soy de las mujeres que si ven algo llamativo y le gusta pues va por ello y lo toma, sin permiso, sin miedo, sin demora.
Era consciente de lo que diría, pero estaba muy segura de aquello, en los años que tuve a mi lado a Beatrice me convencí de que la locura era como yo, ninguna de las dos nos deteníamos y mucho menos pedíamos permiso para embargar la salud mental de nuestro huésped. Mi vida se había basado en leyes constantes, en sentimientos profundos y en creencias idiotas, esta podría ser una oportunidad de oro, podía tomarlo o dejarlo. Sin embargo el resultado siempre será el mismo, debía ser el mismo.
Me encargaría personalmente de ello.
Suspiro.
El maldito tenía razón, la propuesta que me estaba cediendo en bandeja de oro era magnífica. A cambio solo necesitaba de mí por seis meses, debía abandonar mi vida y a mi familia para convertirme en una parte de que había retenido por mucho tiempo.
-¿Entonces qué dices? ¿Te inclinas ante el rey o juegas con él?.
-Ten algo claro K - dejo mi bebida en la mesa para acercarme, su olor varonil con el toque de menta aún no se despejaba a pesar de que habíamos abandonado la anterior estancia - Yo nací para que se inclinen ante mí, no al revés. Soy una reina por nacimiento no porque solo me quieras dar ese título, soy una mujer sedienta de poder y de venganza, no soy ninguna santa y el que me quieras unir a ti por ese mínimo de tiempo te traerá consecuencias, me estás pidiendo abandonar problemas que ocasione intencionalmente. Hay una mafia entera buscándome y el pentágono próximamente cazándome, si puedes lidiar con ello y garantizar mi seguridad antes e incluso después de tu muerte. Acepto.
-Toda la mafia Europea se inclinará ante ti - hace un brindis espontáneo - Bienvenida a tu nuevo hogar mi hermosa reina Azul.
Entablamos una conversación que dura por 30 minutos aproximadamente. Me pone al tanto de la situación y de los riesgos que se correrían. Esto sería algo complicado, pero nada que no pueda hacerse.
Estaba en la parte en la que me indica sobre la boda cuando la puerta es abierta de una manera escandalosa y una mujer pelirroja con unos profundos ojos marrones, alta pero no demasiado para mí y con algunas curvas, entra mirándonos de una mala manera.
Creo saber quien es esta mujer.
-¿Se puede saber por qué no me contestabas los mensajes? - su voz a diferencia a como me lo imaginaba no es chillona, muy contrariamente es pasiva pero aun así con rastros de lo anterior.
Sira Andreato.
-Hola Sira, es un gusto también volver a verte - se burla - Pero para la próxima vez te pediría que no entres de esta manera a nuestra casa - le sonrío cuando me toma de la cintura.
-¿Quién es esta? - me señala de mala manera y hago uso de mi autocontrol para no clavarle él abre sobres que está en el pulcro escritorio en la yugular.
-Soy la prometida de Keo, por lo tanto la nueva dama de la mafia griega y te pediría que te dirigieses ante mí con el debido respeto si no quieres sufrir las consecuencias - mi voz es tranquila y no flaqueo ante ello. No me llena de orgullo saber lo que estoy haciendo pero tampoco es que me haga menos, siempre he sabido que no soy por mucho superior a lo que los demás esperan de mí por la genética.
Después de todo soy el caos y la muerte personificada. La maldad renacida.
-No pidas algo a lo que no tienes derecho - se burla - Todos me conocen aquí por ser su mujer, así que vete bajando de esa nube y no te metas con lo mío porque soy una perra con tal de protegerlo de gatas trepadoras como tú.
-Para ser perra hay que saber ladrar y tú querida estás muy idiota todavía - respondo con una sonrisa al ver que su pálido rostro comienza a ser juego con el tono de su cabello - Y si todos te conocen de esa manera es porque yo lo he permitido, solo calentaste mi lugar pero puedes ir olvidándote de quedarte, ya llegue y no existe espacio suficiente para la original y la copia.
Avanza hacia mí con los puños apretados y controlando su respiración. Está furiosa, pero aun así no me muevo cuando levanta su mano.
-No te atrevas a tocarle un solo cabello si no quieres que tu familia salga perjudicada - Keo detiene su golpe y yo ni me inmuto - Ella es la reina azul y será tratada como tal, le deben sumisión y respeto como si fuera yo mismo, tatúatelo si lo crees necesario pero a ella la respetas.
-Estás idiota si crees que me voy a inclinar ante esta puta - me señala y mi mierda oscura sale. Me suelto del agarre de Keo y hago una llave con la pelirroja para que quede contra el escritorio
- Esta puta tiene su nombre y grábatelo bien. Soy el Anticristo, tu nueva jefa y vete acostumbrando porque me verás muy seguido, no me toques los cojones dado que no te conviene, no he llegado a liderar una de las mafias más importantes por irme de rositas, así que cierras tu hocico, bajas tu cabeza y acatas los nuevos decretos ¿Estamos? - gruñe mas no responde y aplicó más presión en mi agarre- No me gusta repetir así que responde por tu bien.
-Si - susurra.
-Respuesta equivocada - presiono más sus brazos y gime de dolor.
-Sí majestad - susurra.
-Usualmente me hubiera gustado que lo gritaras pero debido a que tu olor a zorra me está cabreando más, lo dejaremos así - la suelto recomponiéndome.
Keo solo observa todo con una estúpida sonrisa y con un brillo en su mirada que no podía descifrar en ese momento. No podía creer aun lo que haría. Fuera de necesitar el poder, entendía sus razones, él es el único que queda por parte de los Paspala, hasta el momento no se ha enamorado y tampoco tiene descendencia a quien dejarle su imperio.
Recuerdo haberle hecho una promesa y yo siempre cumplo mis promesas, le hice una de sangre para ser exactos, Carlo me enseño que esas son especiales y deberían cumplirse a capa y espada pues tu honor estaba en juego.
-Piérdete - giro para tomar mi copa, ella me mira con odio y eso alimenta más mi sonrisa - Creo que fui clara.
La observo contener su ira mientras bebía el licor. La cabeza de zanahoria me hará entretenida la estancia aquí. No hay duda.
-Creo que debería advertirle a mis hombres sobre tu carácter.
-No cualquiera puede domarme, tenlo en cuenta la próxima vez que vayas a fomentar un matrimonio forzado - me enojo de hombros
-No habrá próxima vez Azul - mierda.
-Lo siento ... yo no - es la primera vez en mucho que me siento nerviosa.
-No te preocupes, al menos me alegra saber que si cumplí mi palabra - sonríe haciendo que el lunar que tenía en el borde de su labio inferior.
-Y yo la mía. Regresé y me casaré contigo.
-Uhmm verdad - deja de lado su vaso y abre su escritorio sacando una bolsa dorada. -Creo que esto te pertenece.
-¿La guardaste?.
-Guardo cada detalle que tuvimos Azul - siento una mierda rara ¿eso es normal? - Me encargué de agregarle nuevos dulces.
-Eso es lo que veo - tomo la bolsita dorada en mis manos y está mucho más pesada de lo que recordaba- Dios, pensé que no la recordabas.
-Por primera vez, creo que los ángeles del cielo son reales. - sus palabras me hacen detener la risa .
-Y yo ahora sé que los demonios del infierno existen.
-¿Insinúas que soy un demonio?.
-Tú insinuaste que era un ángel - suelta indignada.
-Touche, tan diferentes y a la vez tan iguales.
Keo siempre tuvo la habilidad de sacarme sonrisas pese a todo, él siempre fue ese amigo especial que necesitabas, es justo que ahora esté para él. Se lo debo después de todo, si mi matrimonio con él le asegura los últimos meses de su vida sean tranquilos, haré lo que necesite.
Puede que sea una mierda de persona, que digan que no tenga corazón ni mucho menos piedad, pero si hay algo que siempre he valorado es a las pocas personas que me vieron surgir, a las que jamás me dejaron sola con los demonios de mi madre. Keo Paspala es uno de ellos
-Has estado jugando al ajedrez con mi vida y ni siquiera sabía que estaba en el tablero. Eso es algo muy calculador y típico de ti K.
-La vida es una partida de ajedrez y diariamente hacemos un movimiento que cambiará nuestro futuro.
-Y tú me convertiste en un peón - afirmo odiando eso
-En eso te equivocas. En este juego siempre fuiste la reina, mi reina azul. Ambos tenemos en nuestra sangre el veneno necesario para esta partida y eso bien lo sabes. El imperio que levantaremos será lo mejor de lo mejor, juntos seremos la pesadilla de la CIA, NSA, FBI, DEA, ICE. Nuestra familia creció, al igual que nuestros territorios. No solo nos conformamos con Europa, vamos por todo el mundo.
Vamos por todo, en seis meses habremos conquistado absolutamente todo. Y espero que también asesinado a los malnacidos que le hicieron daño.
Kenneth Al Capone
Roma, Cerdeña.
-¿Alguna noticia Capitán? - niega.
-Han pasado 48 horas desde que ordene que el expediente se abra y no han encontrado ningún rastro - rio irónicamente - ¡Se supone que somos el maldito grupo Alfa!.
-Solo sabemos que el grupo que entró en el Waldorf Astoria, maneja el Jiu-jitsu de sobre manera. Fueron inteligentes y los disparos fueron 666 por parte de ellos, no dejaron ningún rastro de sangre como tampoco ningún fallecido - frunzo el ceño - Existe el reporte de un guardia del Ministro de Economía que afirma haberle disparado a uno en el hombro pero que no se desangró.
Imposible.
Yo asesiné a dos de ellos cuando nos interceptaron con el Ministro, revisaron las cámaras de seguridad más de treinta veces, ninguno llevaba chaleco antibalas, todos estaban perfectamente equipados con una semiautomática. Vestían de negro y tenían una máscara para ocultar su rostro.
-Busquen bien, yo asesiné a dos de ellos en la parte trasera.
-Como ordene.
Nada era imposible para mí, tenía a toda mi gente buscándola. Los viajes aéreos y acuáticos están siendo rastreados. No quise hacerlo con los demás porque sabía que no encontraría nada, secuestrar a una persona tan importante como lo era Kenna llevaba mucho tiempo, requería tecnología y demasiada inteligencia.
Esa mujer es más de lo que aparenta. Ninguna otra mujer se le parece, ella es una bella rosa negra en un campo de flores ordinarias.
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