CAPÍTULO 27
Si el rey te deja caer, solo puedes quebrarte ante su majestad.
Kenna Bianchi
-Vámonos - tomo mi bolso con lo indispensable para esta noche.
No podía llevar mucho en el bolso pues pasaba por una revisión de seguridad antes de entrar así que solo llevaba dos cuchillos allí enfundados y bajo mi vestido una beretta.
-Te ves bien.
Levanto una ceja deteniendo mis pasos al ver que Kenneth solo se había quedado quieto, el italiano estaba enfundado en un traje negro, su cabello estaba muy bien arreglado. Una de sus manos estaba decorada con una pulsera de oro, la otra se encontraba dentro del bolsillo de su pantalón acentuando mucho más sus músculos.
-Lose.
Había optado por un vestido negro largo con cadenas doradas en mis hombros y en partes de mi cintura, era una belleza, a mí realmente me encantaba. Amaba esos tonos en la ropa.
-Que modesta - espeta con fastidio.
-No es que no sea modesta - me giro para verlo acercarse al ascensor - Es que sé lo que valgo y jamás me cohíbo de ello- me encojo de hombros.
Me muestra una sonrisa falsa acentuando sus dos hoyuelos que lo hacían ver sexy incluso a mis ojos, no habíamos salido mucho desde que llegamos. Nos la pasamos follando como dos malditos conejos y tampoco es que me queje, después de todo hicimos mucha actividad física y ahora sé que mis piernas tienen una elasticidad increíble.
-Como digas - exacto idiota, siempre como yo diga.
El McLaren que habíamos traído estaba estacionado afuera del hotel, reluciendo cuál diamante. Kenneth me muestra caballerosidad abriéndome la puerta para hacer lo mismo con él y poder emprender camino hacia la fiesta de Ministros y embajadores. Peces gordos caerán esta noche, de eso me encargaría yo misma.
Dos horas después...
-D1 y D2 en sus posiciones Capitán - asiento en su dirección.
Los Dallas ya habían llegado y se estaban reportando, ahora solo faltaba Acosta reportándose en los aires.Ya habíamos llegado hace buen rato a la fiesta, espiamos los alrededores y algunos posibles lugares de intervención durante cada minuto. Como siempre todos me rendían cuentas a mí, yo era la que usualmente estaba a cargo de los operativos y Max jamás había colocado trabas, realmente los códigos dictaban que él era la máxima autoridad en los operativos, pero siempre habíamos preferido trabajar así y en el equipo jamás existieron conflictos por ello. Al fin y al cabo la estratega era yo.
-A32 reportándose mi Capitán.
-A mi señal, el objetivo ya está en la zona roja del este- Fallon asiente.
Kenneth comienza a caminar conmigo a su costado mientras sonreímos abiertamente.
-Las salidas ya están bloqueadas por el resto del pelotón.
-Nadie sale de aquí.
-Señor Ministro, buenas noches - La imponente voz de Kenneth resuena por la pequeña sala del inmenso Palacio de Lores.
El hombre canoso con ojos verdes llamativos se gira dejando de un lado su pequeña distracción, escondiéndola de nosotros.
-¿Niccolo? - aprieto el agarre del italiano ¿Se conocen?.
-El mismo - su estúpida sonrisa mostraba demasiada seguridad - Ella es mi esposa, Avery Clark - el flamante anillo Cartier relucía en mi dedo anular al igual que el de él.
-Un hermoso nombre para una hermosa dama - besa mi mano. Me trago el asco por los recuerdos y le muestro una sonrisa amable - No había tenido el placer de conocer a una gran magnate como tú.
-Muchas gracias Señor Ministro.
-Por favor solo Manson, el cargo solo son apariencias para la publicidad - sonrió.-Publicidad que le es muy beneficiosa en estos momentos de su carrera como empresario ¿no? - llevó la copa de champagne a mis labios disfrutando del contacto visual pero a su vez mandando una clara señal. Eso era lo mejor cuando me iba de cacería.
-Exacto, las construcciones están de maravilla. Solo faltan tres países más para poder tener una buena cadena hotelera - que idiota.
-Disculpa mi atrevimiento Manson, pero como bien sabes, un hombre de negocios...
-Siempre es un hombre de negocios - termina él por el italiano.
-¿Ustedes los hombres tienen algún fetiche con eso? - ambos me miran - Lo siento por el atrevimiento - me disculpo - pero son pocas las veces que se puede disfrutar de una velada como la que estamos teniendo y ustedes la están desperdiciando hablando de trabajo y de negocios.
-Estamos entrando Capitán.
-Tiene usted toda la razón bella dama - a lo lejos podía divisar como el equipo comenzaba a eliminar la seguridad propia del Ministro que estaban resguardando desde las entradas y salidas alternas. Está todo en orden.
-¿Le parece si salimos al jardín? - asiente.
-Por supuesto, después de ustedes - retomamos el paso hacia las puertas traseras de la pequeña sala en donde lo interceptamos.
Él era un fumador maniático, por ende tenía que estar siempre en lugares abiertos, no era algo que dejaba a notar muy seguido, pero mi equipo es eficaz y lo supusimos, así que albergamos esa posibilidad.
Sentía su asquerosa mirada en mi trasero, estúpidos hombres ¿Es que jamás pueden mantener los ojos alejados de ciertos lugares? - ruedo los ojos.
-¿Cómo está la señora Mitchell? - me atrevo a preguntar - nos conocimos en el club del Royal Empire hace algunas semanas.
Iba a responder cuando dos disparos resuenan por el lugar y dos hombres caen de la parte superior del edificio, justo a nuestro lado.
-Mierda - Kenneth y yo nos miramos, él decide tomar del cuello al objetivo para poder comenzar a andar. Esto no estaba en los planes - ¿Qué están haciendo?.
-Cállate viejo - gruño - D1, D2 ¿Qué es lo que sucede? - se escuchan más disparos.
-¡Saquen al Ministro de aquí! - habla Fallon - ¡El lugar es una revuelta! - maldigo.
-¡Pierce! - mierda.
-¡Blake! - Silencio - ¡Repórtense maldición! - comenzábamos a subir por un pasadizo que se encontraba a la par del jardín, Kenneth había creído oportuno dormir al viejo que no paraba de hablar de las leyes.
-Cinco camionetas más aparcaron.
-Dos más se acercan al perímetro.
-Elimínenlas ¡Utilicen el cerebro, maldición!.
-Me estoy quedando sin recargas Capitán ¿Qué hacemos?.
Esto no estaba en los planes, maldición.
-Utiliza los puños Brown ¿Es que acaso te tengo que explicar como funciona esto?.
-Como ordene Capitán.
-Son demasiados hombres para la seguridad del hotel y la adicional que trajeron, parece que están buscando a alguien mi capitán.
-Muy bien Adams, ahora encárgate de la electricidad de la sala principal cuando la elite logre salir y lanza el maldito gas.
-Copiado.
-Están saliendo al jardín Capitán, trataremos de detenerlos junto con Foster - cierro los ojos y me sobo las sienes con el arma.
-Trataremos de llegar a la azotea y enviaremos al Ministro con Acosta, ustedes ataquen hasta que regresemos.
-¿Cuál es la orden?.
-Disparar hasta morir, son ustedes o ellos y hoy ninguno de mi equipo muere ¿Entendido?.
-¡Sí Capitán!
-Esto no es normal - habla el italiano cuando estábamos llegando, los pies me dolían y hasta el momento no habíamos tenido que disparar a nadie, al parecer la seguridad de estos rumbos o bien fue exterminada, o jamás existió.
-Tenemos que sacarlo de aquí.- asiente mientras doblamos por un pasillo rojo. El lugar se veía mucho más antiguo que el resto del hotel.
-¡Alto ahí! - mierda. Dos encapuchados nos apuntaban.
Levanto las manos con mi arma colgando, Kenneth tira al viejo a un lado causando una distracción. Reafirmo mi arma y disparo junto a él.
-Revísalos - voy hacia ellos para quitarles los pasamontañas - No son gente de aquí, esto tiene que ser obra de la mafia - murmura.
Algo llama mi atención en la mano de uno de los hombres. El lunar. Los recuerdos comienzan a llegar a mí.
No.
-Tenemos que salir de aquí, vienen por mí - Tomo el arma del muerto y mato al Ministro sin dudarlo - ¡Vámonos a joder! ¡Muévete!.
-¿Me puedes explicar qué carajos está pasando? - no respondo - ¡No me ignores joder! - Paso de sus gritos para llegar al último piso y ver el helicóptero que estaba rodeado.
-Mierda.
-¡Explícame lo que está pasando! Vinimos por el Ministro y ahora está muerto ¡Maldición Kenna! ¿Qué hiciste?.
-¡Ve por la colina de ese lado del edificio! - le señalo en medio de los gritos y los balazos - Yo voy a rodearlos, pedí que dejaran armamento en puntos estratégicos y tras esa colina hay prismáticos, un par de armas y gases. La orden es disparar a muerte ¿entiendes? - me mira mal - No puedo explicártelo ahora mismo, solo hazme caso - cierro mis ojos - por favor - malditas palabras, jamás las digo.
Se queda mirándome por un momento antes de asentir. No podía irme con ellos.
-Está bien - me da una última mirada antes de perderse por los pasillos y poder llegar a la colina.
Narrador omnisciente
La mujer se escondía tras los medios muros que rodeaban el helipuerto, sabía que si esos hombres llegaban a ella, las oportunidades de volver serían muy pocas. Los que sabía que la perseguían era demasiados peligrosos y aunque no lo admitía, le temía.
El hombre de ojos grises había dado luz verde a su ejército. La Sacra Corona Unita también se sumaba al enfrentamiento de los encapuchados e italianos.
Ambas mafias rivales en esos momentos intercambiaban miradas de odio, los hombres que el italiano había pedido habían llegado en cuestión de nada, era demasiado obvio decir que gran parte de ellos habían estado encubiertos en la ceremonia, por la misma seguridad de su rey.
Las miradas de odio se hacían notar poco a poco, ambos carteles avanzaban lenta y peligrosamente. Lo que los encapuchados no sabían eran sobre las armas letales que cargaban tras su espalda los de La Sacra Corona Unita, cuchillos con una letalidad inimaginable para que todos fueran parte de la guillotina que se avecinaba en los edificios de New York. Ni el dios más poderoso, ni el demonio más temido detendría la guerra que se estaba afrontando en esos momentos de la noche.
El rey azul se había metido con lo más preciado para aquella organización que ahora luchaban con la mano derecha en el corazón y con la izquierda en el gatillo listo para disparar.
Su reina.
El juguete favorito de Kenneth, su máximo jerarca.
Y la única solución era la muerte, porque como era conocido el viejo dicho en el submundo. La sangre se pagaba con sangre.
Ojos grises observaba todo desde lo alto de la colina del edificio, poderoso e inquebrantable, con más sed de venganza que nunca, pues querían arremeter contra la niña que tanto odiaba.
Por la que tenía más torturas que imponer.
Algo que él había comprendido en esta situación es que, un rey no se sacrifica a sí mismo, los peones lo hacen por él y lamentablemente para su enemigo, esa noche nadie saldrá ileso
-¡Esperen! - hablo por el walkie talkie.
Los hombres que llegaron a la azotea a resguardar a la pelinegra detienen su ataque. Los prismáticos que había encontrado en el lugar le permitieron ver todo el territorio a lo lejos. Gran parte de los griegos temblaban, sabían de lo que eran capaces de hacer, Kenneth no era un blanco fácil y mucho menos con una razón de por medio.
Aquel demonio con voz de mujer y cuerpo glorificado por los más oscuros seres del inframundo.
-Hay dos francotiradores posicionados. El primero está en el edificio del restaurante, tercer piso ala este. El otro está en el edificio seguridad, justo detrás de ustedes. Yo me encargaré de ellos, cuando encienda la antorcha, esa será su señal de matar muerte, capsi?
-Capsi Señor .
La antorcha se encendió y la verdadera muerte se hizo presente en el centro de la ciudad. Una ciudad llena de sueños y mentiras.
Los lobos salían de sus escondites y los alacranes comenzaron a trepar por las paredes buscando algo que picar. Las cabezas rodaban y la sangre era derramada a cada segundo, esa noche no se tendría piedad ni contemplaciones.
La pelinegra estaba disparando al igual que todos, sus artes salían a relucir. Patadas y puñetes eran el postre más nocivo de aquellas horas.
Los que no juegan al ajedrez, piensan que el rey es la pieza más fuerte porque el juego termina cuando él muere, pero no se detienen a pensar que si la reina muere primero, el rey ya no tiene oportunidad de sobrevivir.
Eso hasta que el gran golpe llegó.
-Tenemos a la reina azul señor ... - el helicóptero emprendió vuelo dejando miles de muertos bajo sus pies y al Capo Italiano más furioso que nada al ver que su juguete abordaba dicho transporte inconsciente.
-Mi odio por ti moverá montañas pequeña Clyte, te encontraré y te torturaré. A partir de hoy sangre será lo que más se derramara en el mundo.
Bueno, hoy actualicé más de lo que esperaba. Espero que haya valido la pena y que les haya gustado esta pequeña matarón.
Cuentenme que opinan de todo esto.
¿Que creen sobre el nuevo personaje?.
¿Les está gustando el libro? ¿Que suposiciones tienen?
Creo que este capítulo deja en claro muchas cosas, si no en el siguiente lo entenderán.
Mañana actualizaré doblemente aunque me quede hasta la madrugada hoy, siento que está valiendo la pena.
Pocos saben pero este libro ya estaba escrito y subido, pero decidí retirarlo para darle más enfoque a algunas cosas y modificar otras, como la relación entre Kenna y Kenneth.
Por ahí leí en Tiktok que suponen que son hermanos.
Jajajajajaja.
Beatrice estaba loca que de eso no quede duda, Marcello no es lo que su familia pensaba y pues.... Alessia haría lo que sea por su familia.
L@s quiero y mil gracias por los comentarios, no creo poder responderlos hoy pero mañana es seguro, trataré de avanzar.
Besitos.
N.F.
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