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CAPÍTULO 21 /SIN EDITAR

Su mente era su peor enfermedad.

Kenna Bianchi

No había dormido nada. 

El médico que vino a revisarme me coloco la inyección para evitar quedar embarazada, no había adoptado algún otro método anticonceptivo después de lo de Ian, el dispositivo que me coloco mi ginecóloga solo duraban dos años y el tiempo ya expiró. 

El estilista acababa de irse y yo me mantenía en el mismo lugar frente al espejo recordando una vez más quienes eran mis padres y del desastre del que provenía. Mi sangre es única y por eso buscan oprimirla, someterla. Pero se equivocaron de mujer. 

Nubes grisáceas cubrían el exterior así que opte por vestirme de negro, tenía un pantalón de cuero y una blusa manga larga pero que dejaba cierta parte de mi abdomen descubierto, los tacones eran de correa del mismo color, mi recogido dejaba algunos mechones sueltos y el maquillaje había hecho maravillas con mis ojeras. 

Hoy era un día apretado, tenía que hacer algunas cosas y no me detendría a pensar en lo sucedido el día de ayer. Suficiente tenía con que todos los Al Capone insistan en querer entrar a verme, incluso Kenneth. Demostraría una vez más de que estaba hecha. 

Tomo mi cartera de sobre verificando mi arma, celular y mis lentes de sol por si era necesario. La rubia cabellera de Arek me recibió cuando abrí la puerta, tenía una enorme sonrisa, era la primera persona que no me miraba con lástima y la única que no tenía miedo de mis arranques de ira porque aunque no lo admita ojos grises también me temía. 

-¿Qué haces tan temprano fuera de la cama? - me inspecciona - ¿Vas a salir?. 

-El oro que tienen estas paredes no se generan solas Arek. 

-Estás delicada y no se si entiendas el significado de eso - ruedo los ojos. 

-Si lo hago, pero si me quedo en lo único que estaré pensando es en el sabor de la sangre. 

Me mira raro. 

-No sé que da más miedo, el chiste o que hayas hecho uno. 

-Debo irme - mis tacones de punta comienzan hacer eco por la casa. 

-Alessia te preparo el desayuno - me detengo abruptamente - me envió por ti. 

-Si no me mataron los rusos muy posiblemente me mate su comida - suelta una risotada. 

-Hizo su mejor esfuerzo. 

-¿Debería llamar a los decoradores?. 

-Solo deben retocar el techo, el humo fue demasiado - respiro antes de girarme y llegar al último escalón. 

Todos estaban en la sala. Alessia estaba con un delantal morado acomodando los platos en la mesa junto con su hija, Kenneth se encontraba hablando al teléfono exasperado por alguna incompetencia de su equipo. Era un bonito cuadro familiar si no fuésemos unos asesinos. 

Imagino que Dante logró acatar mi orden pues Ian no estaba por ningún lado y eso me traía algo de paz en mi desquiciada mente. 

-¡Stella! - Alessia chilla corriendo a mí con sus brazos extendidos para envolverme en un abrazo maternal, algo típico de ella. 

-Hola - murmuro separándome, ahora todos me veían con ojos compasivos. 

-Prepare el desayuno - quise reír cuando su propia hija hizo una mueca de desagrado. 

-Creo que esta vez te lo debo, llego tarde a los laboratorios, tengo algunos asuntos que atender antes del fin de semana - Su sonrisa desaparece colocando sus manos como jarra. 

-Pero estás débil, Dante puede ocuparse - mira a mi mano derecha que estaba en la puerta listo para seguirme - ¿Verdad Dante?. 

-En realidad si puedo, pero ... 

-Listo, ¿Lo ves?. 

-Agradezco tu disposición Dante pero esto es algo que debo resolver yo - lo miro mal antes de regresar a la rubia - Y en cuanto a lo de débil, ¿Qué significa eso?. 

Niega. 

-Eres muy terca, igual que tu padre. 

Trago grueso. 

-Carlo siempre lo decía. - Odiaba las mentiras y ella se me estaba burlando en la cara. 

- Bueno, debo de irme. 

-Ve con cuidado - Gianna me habla con el pequeño cachorro en sus brazos. 

Giro sobre mis talones dispuesta a bajar los escalones externas que me conducían a las camionetas, pero un brazo fuerte me tomo del codo y su maldito aroma llegó a mí con el mismo efecto de siempre. 

-Voy contigo. 

-¿Qué?. 

-Sabes que no me gusta repetir - gruñe metiéndose sus manos en su pantalón del traje. 

-Si te escuche pero no entiendo el motivo - ladeo la cabeza inspeccionándolo - ¿Te sientes culpable por lo que pasó? Porque si es así ya deberías saber que yo no doy un paso sin pensarlo dos veces antes. 

-¿Por qué me sentiría culpable? Dices que no paso nada - se encoge de hombros - Pero debo admitir que fue una buena jugada, me utilizaste para matar a los rusos en tu nombre. 

-Lo sé. 

-¿Qué sacaste?. 

-Nada, solo quería enviar un par de mensajes - recargo mi peso en una de mis piernas mirándolo directamente - ¿Recibiste el tuyo?. 

-No juegues conmigo - gruñe. 

-Ya lo hice - sonrío con suficiencia.

-¿Te casarás con Lorenzo? - su pregunta me descoloca un poco, no venía al caso. 

-Sí. 

-¿Por qué?.

-Él es lo que necesito - para lograr lo que quiero, quise decir. 

-Cada quien se engaña con la mentira que mejor cree conveniente - susurra antes de dar un paso más y dejar un beso en mi coronilla como cuando éramos niños y se enojaba por Keo - Y sigo odiando que toquen mis cosas y tu pequeña Clyte sigues siendo mía

Sonríe con altanería y debo morder mi lengua para no enfrentarlo aquí mismo, pero no quería montar un espectáculo enfrente de todos. 

-Te borraré tu estúpida sonrisa. 

-Como sea, primero las damas - me abre la puerta de la camioneta para pasar. 

Subo sin mirarlo, hoy debía de ocuparme de Enrico pero con el italiano encima se me imposibilitaba y si lo pensaba mejor sería una buena coartada. 

Para: Dante. 

Ocúpate de los Russo y utiliza mis balas. 

Eso significaba que no debía dejar rastros y que colocara todo como si hubiese sido el Anticristo en plena cacería.

Kenneth Al Capone 

La mujer a mi costado estaba en silencio. Demasiado tratándose de ella y eso solo podía significar que su maliciosa mente ya estaba ideando planes para su próximo ataque. Admito que era fuerte, nadie en su sano juicio se levantaría al día siguiente de lo que podría haber marcado su vida mucho más que las torturas de su madre. 

Gianna me había comentado que nunca la vio mal, ni siquiera por la persona que más amo. Sabía tapar muy bien sus sentimientos y eso era inteligente porque en este mundo si no saben cómo te sientes no hay manera de como atacarte. Mi necesidad despojó mi obligación cuando entre por ella, debía capturar al Boss, pero preferí derribar esa maldita puerta y acabar con su pequeña desdicha. 

Su mirada se había vuelto mucho más fría que antes, ahora podría causar escalofríos a cualquiera y me incluiría en esa extensa lista pero entonces recuerdo que somos iguales, cortados por las mismas tijeras y pintados en un mismo lienzo. 

No mentí cuando dije que se había ganado mi respeto, sabía que en esa bóveda había pasado algo de lo cual ella no estaba del todo orgullosa, pero no impidió que se levantara y tomara venganza y el que ahora mismo está como si jamás eso hubiera pasado me lo demuestra. No diría que es el tipo de mujer que se niega a aceptarlo, porque la conozco lo suficiente como para saber que este juego está saliendo como ella quiere. 

Kenna está tramando algo mucho más grande. 

-Tus pensamientos me están mortificando - Dejo de revisar el celular para girarme a ella. 

Tenía sus lentes de sol puestos para tratar de cubrir sus ojos, tenía su mirada hacia al frente, con su espalda recta y su maldito mentón alzado creyéndose superior a los demás. 

Lo era. 

-¿Crees que eso me interesa?. 

-No, pero estas en mi camioneta y a menos que quieras que te baje te detendrás - ruedo los ojos. 

-Hoy tendré una reunión con el clan de los Napoli y te necesito allí. 

-Todo depende si termino a tiempo, tengo que pasar por el laboratorio y luego por la empresa por unos papeles.

-Iré contigo para ayudarte, la reunión es importante. 

Se gira para ver por la ventana, tenía una nariz perfilada y sus pómulos eran atractivos. 

-¿Cómo es que hasta el momento no descubren a ninguna sociedad nuestra? Somos famosos empresarios, estamos a ojos de todos - se mofa - Qué estúpidos. 

-Por más que pasen los años, seguimos entre bestias ignorantes aparentando ser inocentes ángeles.

-Esto es una completa ironía ¿no? - se gira quitándose sus lentes y dándome un poco de vida con sus ojos - Cuanto más perfectos aparentamos ser, más satanismo tenemos dentro. 

-Nunca subestimes el encanto de la oscuridad - le advierto - incluso los corazones más puros se sienten atraídos por ello- Cito las palabras de la serie de vampiros que me hizo ver Lana en su momento.

El auto se detiene y el chofer abre el lado de mi puerta para bajar y ayudarla a ella teniéndole mi mano. Una extraña sensación me recorre desde la punta de mis pies hasta los cabellos de mi cabeza. 

Que idioteces.

 -Buenos días, Señora - saludan - Capo- respondo con un leve asentimiento a diferencia de ella que solo camina hacia un lugar específico. 

El laboratorio del que todos hablaban por estar a vista de todos, era un edificio de aproximadamente quince pisos. Los había organizado de manera estratégica, los primeros cinco era una empresa que fabrica medicamentos, mientras los otros diez superiores producen químicos de nuestra preferencia. 

Y digo estratégicamente por qué al ser los primeros cinco, en caso de una intervención policial, los de investigación se tardarían en revisar los primeros pisos. Para cuando llegasen al sexto todo habría desaparecido. Como también en caso de una explosión por algún motivo, no habría demasiados riesgos. 

Los alrededores era algo descampado en caso de un derrumbe y tenía un helipuerto en caso de una huida si fuese necesario. 

Todo perfectamente planeado. 

Estamos subiendo en el ascensor. Observo que nos dirigimos al octavo piso. La seguridad es normal, pero las cámaras y el vidrio a prueba de balas eran muy notorios 

-Señora. 

Un intento de hombre delgado y alto se acerca a nosotros pero sus ojos solo se enfocan en mi acompañante, suponía que era el científico por la bata. 

-Antonio - le estrecha la mano - ¿Cómo va la producción? - comienzan a caminar conmigo detrás, no quería interferir momentáneamente. 

-Muy bien, de hecho solo falta su aprobación del empaque. La fórmula ya está detallada y lista para ser reproducida - Le tiende uno de sus tubos de ensayo - El color que escogí libremente fue el naranja pues puede confundirse con vitaminas del tipo A, son las más comunes en el mercado por ende nadie sospecharía de ello, además se necesitan pocos elementos para llegar a la misma tonalidad. 

-Me gusta - el chico sonríe orgulloso y su mirada destella. 

-Por aquí tenemos algunas formas de presentación - una bandeja que contiene distintas pastillas aparece frente a nuestro campo de visión - Trate de seguir la misma línea de vitaminas es por ello que solo hice estas y no varían mucho, pero si desea puedo elaborar alguna otra que sea de su agrado. 

-No, me gusta la línea de vitaminas - toma una redonda y algo traslúcida, realmente si parecen vitaminas- Esta - le enseña la pequeña cápsula. 

Observo como la muerde muy sutilmente probando. Demora un poco hasta que abre sus ojos con una gran sonrisa. 

-Definitivamente esto es perfecto. 

-La B7 es una droga muy ingeniosa, romperá con todo en el mercado. 

-Lo es - acepta - Ahora quiero que se produzcan 15 toneladas de este embarque. Lo necesito lo más pronto posible. 

-Estarán listas para dentro de tres días. No se preocupe - el niño científico me mira, logro intimidarlo por la forma torpe en la que se comenzó a mover. Estaba nervioso. ¿Quién no con la mirada que le estaba dando?. 

-Excelente. Dante pasará con tu pago entre hoy o mañana. 

-Gracias, Señora. 

-No hay de que, un placer trabajar contigo - el niño la suelta y antes de girarme para seguir a Kenna lo miro duramente haciendo que se encoja en su lugar. 

-Capo - saluda pero lo ignoro girándome. 

Estúpido niño. 

-Tengo que ir a la empresa ahora - regresamos al ascensor con dos guardias acompañándonos. 

-Vamos - bufa rodando sus ojos. 

-No ruedes los ojos o te castigaré. 

-El jueguito en el que me metes mano se acabó por si no lo recuerdas. 

-Repítelo hasta que te lo creas. 

Kenna Bianchi

La empresa quedaba algunas horas lejos del laboratorio, llevábamos a penas 30 minutos y ya me sentía sofocada.

-¿No te cansas de estar aquí conmigo?.

- No tengo nada mejor que hacer. 

-¿Y tu excusa es pegarte a mí todo el día como una maldita garrapata?.

-Eso o irme a uno de los centros de entretenimiento y follar. 

-No es como si no los visitaras. 

-No lo niego - resoplo - Pero ya me estoy cansando de ello. 

Dante: 

Todo listo

Podía soltar el aire. Dante lo había logrado, no me gustaba que él ejecutara este tipo de actos pero no me quedo de otra, no podía negarme. 

Era curioso, te pasas la vida planeando tu futuro, tus metas y hasta donde piensas llegar. Pero el destino no siempre está en tu favor, te da un golpe que te noquea por completo y te hace pensar en mil y una maneras de desear que todo fuese distinto. 

Ese es mi caso, siempre planeé una vida perfecta, estudiar, graduarme, viajar, enamorarme, casarme y formar una familia. Pero ahora soy una asesina liderando una mafia y yendo contra mis principios morales y militares. 

¿Por qué querría llegar al cielo, si puedo divertirme en el infierno?. 

Siempre fui y seré el fuego infernal que resurge de entre las cenizas encerradas en las paredes del pecado. Alguno de mis favoritos era el placer en asesinar, en follar y en vengar. 

No me arrepiento de nada y eso es lo que me hace replantearme muchas veces si realmente estoy bien mentalmente, pero entonces recuerdo de donde provengo y quienes fueron mi familia y se me pasa. 

Creo que hoy actualizaré doble, así que estén pendientes. 

Me muero porque lleguen los próximos capítulos, les juro que estoy de lo más activa y si pensaron que esto era lo bueno déjenme decirles que estaban equivocados. 

Aún no han visto al Anticristo en acción.

Besitos.

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