Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 13

Lo mucho se vuelve poco con solo desear otro poco más. 

Kenneth Al Capone

Actualidad, Mykonos.

—Es el Roberto Cavalli ¿no?

—Sí.

—Bien —me giro a la pelinegra que permaneció sentada todo el tiempo entretenida en algún juego de su teléfono— Ya está todo listo.

—Perfecto —se coloca de pie.

El atuendo que había escogido se le ceñía perfectamente a su cuerpo, su cabello caía por sus hombros brillando como siempre. Odiaba admitirlo, pero la pequeña loca tiene una belleza mítica.

—Ya avisé que tengo a Lana y enviaran un jet, pero antes necesito que hagas algo por mí —me hace una seña. Saca su arma ofreciéndomela, la miro sin entender.

—¿Qué quieres?

—Dispárame.

Una tenue sonrisa me aborda, pero no dudo en tomar su arma. Había notado que utilizaba ambas manos hasta para escribir, pero tenía más fuerza con la derecha así que apunte ahí y jale el gatillo.

—Toma —se la devuelvo.

—Bien —No dice más como tampoco mostraba algún ápice de dolor.

¿Tanta resistencia le tenía?

—Mi hermana no sabe nada y espero que así se quede.

—Te tengo en mis manos Kenneth, no estás en posición de exigir nada —la tomo por el cuello.

—Esto no es un juego Kenna, estás metiendo la pata y hasta el fondo.

Penso che tu abbia dimenticato con chi stai parlando, Kenneth —creo que has olvidado con quién estás hablando, Kenneth.

-Yo creo que no, eres Kenna Bianchi, mi puta personal - suelta una carcajada y aprieto más mi agarre.

Mi polla está a reventar.

—¿Tienes una idea de cuántos hombres más comparten el mismo pensamiento?

—Conmigo nadie compite Clyte y si lo hacen diles que ya perdieron, yo siempre gano.

—Que palabras tan conmovedoras.

—No busco conmoverte, soy el mejor y no hay más en discusión

—¿A sí? ¿Y cómo en qué cosa eres mejor? Porque déjame decirte que follando hay hombres mejores que tú.

—Me va a gustar joderte tanto —aspiro su olor de jazmines.

—Sí, lo puedo notar.

—No me refiero al sexo.

Dejo que su cerebro busque a lo que apunto, no tarda demasiado. Clava sus uñas adornadas por un barniz rojo intenso sobre mis manos en su cuello.

—¿Tienes pruebas? —ríe— No hay ninguna alma viva aquí excepto de ustedes dos, yo misma me encargué de ello y te aseguro que Enzo no abrirá la boca.

—Enzo hace lo que yo le diga.

—Si creer eso te hace sentir mejor, está bien.

Se suelta para girar sobre sus talones tomando del codo a Lana que había despertado hace unas horas. No creo que duren mucho, o en todo caso no creo que mi falsa esposa dure mucho debido a sus malos modales y Clyte no ha demostrado tener mucha paciencia después de todo.

Lo más probable es que si no la maté yo, ella lo haga durante su vuelo —sonrío— ¿Qué mejor que darle algo de su propia medicina?

Kenna, esa mujer me estaba encerrando bajo mis propias ideas y odiaba ello. La odiaba a ella por hacerme sentir así.

—Enzo —lo llamo sin dejar de ver como el auto en donde iban las dos mujeres que más dolores de cabeza me habían provocado, se perdía por el pequeño bosque que había mandado a hacer.

—Dime.

—Llama a Aquiles, que investigue al coronel.

—Como ordene.

—Una cosa más —lo observo directamente.

—Te escucho.

—Quiero un león.

—¿Qué? —ladea la cabeza.

—En unos días será el cumpleaños de mi hermana y quiere un león, cómpralo.

—Pero no hay un lugar acondicionado en la mansión.

—Haz uno —suelto simple— Quiero todo en orden para cuando llegue y que no se dé cuenta.

—Está bien.

Kenna Bianchi

Idiota.

A diferencia de las pocas mujeres narcotraficantes que había conocido, yo no le abría mis piernas a cualquiera. Todo lo que había conseguido hasta el día de hoy fue por mí y por mis propios medios. Callando bocas y levantándome con cada golpe, no iba a permitir que ningún hijo de puta colocara eso en tela de juicio.

¿Quería guerra? La iba a tener.

—Lana Peterson ¿no?

—Sí.

—William es un buen amigo mío y él me envió por ti —una débil sonrisa sale de ella—. Necesito hacer un trato contigo.

—¿Me regresarás con Hudson? —niego.

—Una en la vida decide si puede ser inteligente o fuerte y debido a que no puedes ser lo segundo por ahora, te suguiero acoplarte al papel de lo primero —sonrío— ¿Quieres venganza? Yo te la puedo dar.

Me mira raro.

—¿Venganza?

—Claro está que Hudson fue una mierda como esposo ¿no? —asiente con sus ojos llorosos, eso me alegraba— Yo tengo los medios necesarios para hacerlo pagar.

—¿Cómo?

—El plan es sencillo ¿Has escuchado el viejo dicho "el enemigo de mi enemigo es mi amigo"?

—Si, ¿pero eso que tiene que ver?

Bien, daba por hecho que ella no era ni fuerte ni inteligente. Paciencia.

—Que vamos a hacerle creer a todo el mundo que estás realmente mal con las drogas, te internaran en el mejor centro de rehabilitación que está en Rusia en territorios amistosos para mí —En los de Arek— Ellos te llevaran hacia allá y yo luego te sacaré, con la única condición que sigas tu rehabilitación bajo mi cargo. Yo no acepto a mediocres a mi alrededor y el que seas dependiente de algo te hace eso.

—No entiendo ¿Cómo es que me voy a vengar de Hudson de esa manera?

—Porque él cree haberte roto y tú preciosa mariposa, le demostraras lo contrario —le acaricio su dañado cabello— Alza el mentón y sonríe, fingir que no sientes nada es la mejor arma para ser impenetrable.

—Está bien.

—¿Aceptas?

Lo duda por un momento, pero estaba segura de que aceptaría. Soy consciente de todo lo que Kenneth le había hecho y la oportunidad que le estoy ofreciendo es de oro.

—Sí.

—Perfecto.

Bienvenida a mi mundo Lana Peterson, aquí verás algunos monstruos por los pasillos, te recomendaría no asustarlos, se enamoran al primer grito de dolor.

—Es hora.

El coche se detiene frente al jet que tenía el logo de las Fuerzas especiales. Bajo del auto colocándome mis lentes, me había soltado el cabello debido a que el dolor de cabeza me estaba matando.

—Móntenla.

Los soldados acatan mi orden mientras yo sigo mi camino, necesitaba un baño y algo para curarme el disparo. Era un medio para un fin, sería casi imposible haber salido ilesa de todos esos hombres.

Las horas pasaban y yo no podía estar tranquila, estaba en uno de los asientos traseros tratando de mermar el dolor de cabeza que no cesaba a pesar de las aspirinas que me había tomado. Esperaba que no fueran las luciérnagas llegando a mí, de lo contrario esto no pararía hasta ser un río de sangre.

Mis ojos comenzaron a cerrarse poco a poco permitiendo que una paz me llene. Las horas de acción me estaban pasando factura.

Florencia, 16 años antes

Mami se había vestido de rojo.

Y eso significaba que hoy era día de aprender.

Papi y mi nonno habían salido por trabajo hace unas horas, me dejaron a cargo de una señora que ahora mismo estaba roncando a mi costado.

—Kenna —la voz de mi madre fue moderada y dulce hasta cierto punto— Es hora de estudiar.

—Está bien.

Odiaba estar con mami, sus tratos nunca eran los mejores, pero solía decir que hacía lo posible para que fuera mejor que ella. El feo vestido rosa chillón que resaltaba el azul de mis ojos, era largo y había sido confeccionado por un reconocido diseñador, como casi todo lo que me colocaban. Mi cuarto era espacioso y tenía el mismo color rosa por todos lados.

—Ya sabes lo que tienes que hacer.

Asiento.

Voy a la cama sacándome los zapatos, bajo mis medias de mariposas que papi había traído de uno de sus viajes. El vestido quedó a un costado dejándome ropa interior que retire lentamente bajo la mirada de mi madre.

—Saca el banco.

Me tiró al suelo para buscarlo, pues siempre lo escondía debajo de la cama y me decía que no lo sacara si ella no estaba presente.

—Siéntate, hoy aprenderás a como tomar el té.

Las chapas metálicas que ella me había hecho pegar hacían doler mis partes, la primera vez fueron horas en la misma posición y la lección había sido la posición en la que tenía que cruzar las piernas. Mami me hacía demostraciones y hablaba mucho, realizaba mi mejor esfuerzo por levantar mi dedo meñique sutilmente, pero no salía como ella deseaba.

—Eres una inepta, no puedes hacer nada bien —llora—. Nonno se pondrá triste si no lo haces como debe ser, yo a tu edad ya sabía cómo organizar pequeñas reuniones con mis amistades y él estaba más que feliz con ello ¡Así que aprende!

Sus manos en mis hombros hacen presión, su peso acentuado en mí provocaba que mis partes ardieran demasiado. Lo intenté varias veces más, pero sentía que no podía. Quería irme, tenía la intención de ello, pero cuando levanté la mirada alguien más estaba en la puerta sonriéndome.

—¿Papi?

Actualidad

Washington nos recibe con la brisa fría de temporada, Lana había comenzado a temblar a las pocas horas de emprender vuelo y tuve que amarrarla porque se puso como perra histérica a gritar e intentar ahorcarme.

—Bienvenida a Los Estados Unidos de Norteamérica —le abro paso para que pueda inspeccionar un poco el área.

Cabe recalcar que en el estado en el que la encontré fue insultante para la nación gobernada por su padre, afortunadamente había pedido que me trajeran mi maletín. Ahí mantenía ropa interior y un buzo.

Bajo las escaleras en su tras, pude notar su miedo pues saltaba con cualquier ruido como un cachorro herido. Solo satán sabe las atrocidades que Kenneth le hizo y aunque estaba feliz porque le había hecho entender que con personas como nosotros jamás se juega, también era mujer y una hija de puta, pero al fin y al cabo mujer. Realmente no le deseaba a nadie lo que ella había pasado.

Kenneth tenía la fama de ser alguien despiadado y vivía sin algún ápice de remordimiento, quizá por eso se desarrollaban nuestros constantes enfrentamientos.

Eran peleas de poder.

La familia presidencial estaba algunos metros de nosotros, cuando Lana levanto la mirada pude sentir su insoportable luz volver a aparecer y eso me hastiaba, la prefería lloriqueando por todos lados.

—¡Lana!

El presidente Richard Peterson dejó a su séquito de guardias para comenzar a correr como un padre amoroso, olvidándose por un momento que manejaba a su antojo un país reconocido por ser una de las potencias mundiales.

—¡Papi!

Su chillido de felicidad me produce escalofríos ¿era normal tanta alegría?

—Jodido cristo.

William a lo lejos me lanza una señal de agradecimiento que solo pude responder con un asentimiento. La desazón por la mentira que soltaría en cuanto pidieran mi declaración de los hechos, era inexistente.

Eran ellos o yo y siempre seré yo.

—¡Avery!

El grito de Max me hace retroceder y ver a todo el escuadrón junto, apresuro mis pasos para encontrarme con ellos.

—Coronel —propicio un saludo militar que se queda a medias cuando él me toma con fuerza para apretarme contra su cuerpo.

Obviamente llamamos la atención de los demás

—Suéltame.

Finjo quejarme.

—¿Estás bien? —pregunta preocupado al ver mi brazo con la venda.

—Solo fue un rozón —carraspea regresando a su postura seria. Como si ya no hubiésemos dado algo que hablar.

—Me alegra, capitán.

—Gracias —las palabras pesan en mi garganta.

—Debo felicitarla por su valentía, pero fue una completa locura lo que hizo.

—Soy consciente, pero la vida de mi superior estaba en riesgo.

—Comprendo, pero eso no está permitido en otra ocasión. No recogimos evidencias como tampoco sabemos quién es el actor intelectual de todo esto.

—Yo tengo algunos casquillos —Adams interviene.

—Pueden evaluarse.

Jamás darían con nosotros de esa manera, comprábamos los casquillos convencionales para no ser rastreados. Una idea que sugerí.

—Restando ese tema coronel, el código interno 175 me respalda —me encojo de hombros—. Mi superior estaba desfalleciendo y se encontraba incapacitado para poder tomar buenas decisiones, por lo tanto, yo tenía absoluta responsabilidad por el resto del equipo.

Me mira mal.

—No estaba desfalleciendo, me dieron en el hombro —señala el bulto debajo de su chaqueta.

—En cuánto a lo otro, hice unas investigaciones rápidas antes de poder regresar. La persona responsable de todo esto es un duro capo de esa zona, su nombre es Casper y se hace apodar el Rey de los alucinógenos.

—¿Obtuviste algo más?

—Mantiene pequeños centros aquí en Washington y fue el medio por donde se conoció con Lana, ambos se liaron antes de que ella se casara, pero cuando quiso dejarlo se volvió loco y encontró la manera de tenerla a su lado, así que le hizo creer que respetaba su decisión, pero le seguía proporcionando las drogas de refinada calidad lo que la mantenía sometida y es así básicamente como la mantuvo todo este tiempo. Tendrían que ir a verificar todo, aunque no creo que quede mucho debido a que salí antes que la casa ardiera en llamas —Agradecía a Enzo por ello.

—Definitivamente uno por amor hace cualquier cosa.

—Eso no era amor Blake, ella pasó un infierno allá por las drogas y su adicción. Lana no se amaba y no amaba a su familia —los observo mientras lloran, definitivamente no se cansaban de desperdiciar agua.

—Eso es verdad.

—Me alegra verla viva capitán.

—Gracias Foster, pero no por algo soy la mejor en lo que hago.

—La historia está de miedo, el mundo del narcotráfico no perdona y aún más si eres bonita como lo es ella.

Sonrío para mis adentros.

—Así mismo Pierce.

—Debemos ir por la evidencia nuevamente —asiento.

—Si es lo que deseas está bien, creo que deberías llevar a Fallon, ya sabes que es muy quisquillosa —no deje ningún rastro, las cenizas son eso, cenizas—. A todo esto ¿Dónde está?

—¿Ahora mismo?

—Sí.

—Se dirige hacia aquí —sigo su dedo.

—Fue bueno mientras duró —Max mira mal a Adams—, yo solo decía.

—Capitán O'Connor.

—Mayor Dallas —llevo una mano a mi frente saludándola.

—Déjate de tonterías —me remuevo un poco cuando acapara el espacio personal—. Eres una perra loca, lo sabes ¿no?

—Fallon —regaño.

—Bien, pero debo reconocer que demostraste una vez más de lo que estabas hecha. Estoy orgullosa de ti.

—¿Podemos ahorrarnos el sentimentalismo?

Frunce el ceño.

—Ya no eres tan conversadora como antes ¿sucedió algo?

—Juro que un día de estos moriré.

—Mueres y te revivo por estúpida —levanto una de mis cejas.

Fallon era bonita, tenía una belleza delicada pero su seguridad y prepotencia la hacían única. Ella se había convertido en lo más cercano a una mejor amiga cuando vivía aquí, entendía que tuve que irme para tomar el frente de las cadenas empresariales que me había dejado Carlo Bianchi.

—Quizá eso no sea necesario, la regresarán en un santiamén cuando el Diablo se sienta amenazado.

Todos nos giramos para encontrarnos con William que estaba enfundado en un traje de negro con una camisa que le hacían resaltar sus ojos. Tenía la nariz roja y los orbes algo llorosos pero su sonrisa era la que robaba protagonismo.

El grupo ríe y los imito. Me había hecho gracia su chiste.

—Como también puede que me quiera sentada a su derecha —le sigo el juego.

—¿Por qué estar a su derecha cuando puedes estar en el trono?

—Me gusta tu manera de pensar Fallon —la aludida sonríe.

Mi celular vibra.

Contacto 01:

Buen trabajo.

Texteo rápido la respuesta

Yo:

Lo sé.

—¿Quién te mensajea para que te pongas así de contenta?

La rubia intenta quitarme el celular antiguo, pero maniobro guardándolo.

—Nadie importante —carraspeo— Pero debo de regresar, la misión fue completada y no tuvimos ninguna baja.

—Con respecto a eso, mi padre quiere hablar contigo.

—¿El presidente? —asiente

—Joder, me siento importante —me burlo.

—Lo eres. Nos devolviste a la niña de nuestros ojos Ave, créeme que siempre estaremos agradecidos por eso.

—Vamos entonces.

—No hagas esperar a tu suegro —murmura Fallon haciendo que William se ponga rojo y yo niegue divertidamente, jamás lo olvidaran.

—Superen eso y dejen de molestar a William —lo tomo de la mano alejándonos— Creo que no habrá momento en que lo dejen pasar.

—Éramos un par de niños, aunque puede que las cosas no hayan cambiado mucho.

Detengo mis pasos.

—¡Hijo!

La Primera Dama nos intercepta interfiriendo en mi respuesta. ¿Qué había sido eso?

—Madre —sonríe—. Ella es la Capitán O'Connor.

Salgo de mi ensoñación

—Solo Avery, por favor —le tiendo una mano.

—Mucho gusto Avery. Dejando de lado los formalismos, puedes llamarme solo Ivanka ¿Tú eres la hija del ex coronel O'Connor?

Ivanka Peterson, una mujer demasiado bien conservada para los dos hijos que tenía. El vestido de alta costura que lleva puesto la hacía ver mucho más hermosa de lo que era. Definitivamente esto venía de familia, a diferencia de su esposo, la mujer le había heredado todos los rasgos físicos a Lana y su esposo a Will.

Me remuevo incómoda.

—Sí.

—Vaya al parecer heredaste el mismo coraje que él.

—Gracias señora Peterson.

—Solo Ivanka querida.

—Madre —riñe Will.

—Oh, vamos cariño —lo acaricia— Tu padre los está esperando.

La mujer comenzó a caminar delante de nosotros y aproveché la situación para comentar: — Tu madre si sabe que no puede hablar de nosotros, ¿verdad?

—Sí, de hecho, todos firmamos unos documentos de confidencialidad antes de poder entrar a la pista.

—Bien.

La seguridad mantenida por todos lados asegurando el perímetro se encontraban listos para disparar por si alguien se atrevía a atentar en contra de la familia Presidencial, aunque pocos serían los desquiciados en hacerlo estando en plena central. Para cuando llegamos, Lana permanecía entre los brazos de su padre negándose a soltarlo y su madre que había llegado unos segundos antes le sonreía amorosamente.

—¿Tú eres la Capitán O'Connor? —asiento— Es un verdadero honor conocerla.

—El honor es todo mío señor presidente.

—Puedes llamarme Richard. Eres casi como de nuestra familia —frunzo el ceño— Will nos habló mucho de ti ¿eres su novia o algo así?

Trágame tierra y escúpeme en Afganistán.

—Eh...

—No padre, ella es una buena amiga mía y de Max.

—Oh —qué momento más incómodo—. En ese caso una disculpa, pero eso no resta que sigues siendo de nuestra entera confianza. Nos devolviste a mi pequeña.

Una pequeña que quiso pasarse de lista con la bestia que era Kenneth.

—Solo hice mi deber como soldado.

—Estaba pensando en qué ...

—Estábamos —corrige su esposa y el presidente asiente.

—Si bueno, estábamos pensando en que podrías ascender. Demostraste tener un buen entrenamiento y dominio no solo mental, sino físico. Max es un buen coronel siguiendo los pasos de su padre, pero tú pensaste en el equipo primero y después en ti, rescataste a mi hija contra cualquier pronóstico y aunque fue algo arriesgado debo agregar, no quita el poder de liderazgo que tienes.

—Así que estábamos considerando la idea de ascenderte y no a Mayor—interviene Will.

—Si no a General —Completa su madre.

—El gobierno viene considerando abrir una rama para países aliados, tengo información de buena mano que algunos presidentes están manteniendo nexos con las personas incorrectas y bueno...necesitamos a alguien con tu carácter al frente.

—Me encantaría ayudar, pero no funciono bien sin mi grupo. Formar un escuadrón especial como supongo es lo que desean lograr no es sencillo y llevará mucho tiempo.

—Lo sabemos, es por ello que en cuanto se formalice la creación de la agencia vamos a necesitar a todo el escuadrón, contigo liderándolos, obviamente —el presidente me observaba decidido y no mentiría, esa propuesta había sido toda una sorpresa.

—¿Es acaso eso posible? Digo, porque se están salteando dos rangos.

—Todo es posible en esta vida Avery —buen punto—. Además, soy el presidente y nadie puede decirme que no.

—Deberías creerlo —su esposa se abraza a él y yo no puedo terminar de procesar la propuesta.

¿General? ¿Nueva agencia?

—¿Qué dices Ave? ¿Te unes?

Analizando todos los puntos se me sería muy complicado. Tengo a la mafia, a las empresas y luego a mi padre. Mis mundos completamente colapsados. La propuesta era sumamente provechosa, pero ahora mismo con todos los inconvenientes por los que estábamos pasando todo se enredaría. Tenía planeado un regalo para la mafia roja y estaba segura de que eso traería muchos detonantes.

—Es una propuesta demasiado tentadora, Señor...

Me interrumpe.

—Richard, por favor —asiento.

—Es una propuesta demasiado tentadora Richard, pero como bien sabes tengo una vida tras esto y ...

—El programa no requiere dar la cara, de hecho, todos los mecanismos se necesitan manejar bajo cubierta y la central seguirá siendo la misma, se moverán a los grupos a otra base y asignaremos un nuevo escuadrón entrenado por ustedes para que sean su reemplazo. ¿Qué dices?

-Que el coronel Dallas es mi amigo y está mucho más tiempo en esto que yo, no sería justo —¿A quién engañaba? No lo hacía por él.

—Nada en esta vida es justo Avery y si eres una mujer inteligente como lo considero, lo mínimo que harás es pensar en la respuesta. Puedes tomarte tu tiempo sin apuros.

—¿En serio?

-Por supuesto, el programa aún está en gestación y si te decides creo que ya sabes cómo contactarme, yo haré el resto ¿Entendido?

—Sí.

—Perfecto.

¿General O'Connor? Suena del asco con el apellido, pero es ventajoso, demasiado, a decir verdad.

Al fin los peones se alinean.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro