La mirada de los padres estaba cargada de incertidumbre y miedo, hacían que el ambiente fuera sofocante, la más mínima reacción y alguien saldría lastimado. Y eso pasó.

A unos minutos el silencio fue sepulcral. El padre de Royer comenzó a temblar mientras atendía esa llamada.

    —No, él estaba estable. No me salgan con la ridiculez de que no saben lo que le pasó. Partida de asesinos —pronunció mirándonos y saliendo de una forma desenfrenada.

     —No es posible que nuestros hijos se hayan ido. Necesito una explicación, mi Catalina varias veces me dijo que se sentía observada, no volvió a visitar esta casa porque algo la asustó —declaró la madre.

     —Que le puedo decir, por eso la piedra de nuestra hermandad es el corazón del averno, porque así como ha brillado en la sociedad, también ha caído en la oscuridad. Nosotros no podemos cargar con las huellas de un pasado, sé que pasaron cosas que no se lograron explicar. Solo nos queda respetar la historia y continuar; pero eso si procuramos que todos nuestros nuevos miembros se sientan cómodos —Le informo Werner.

Seguí en silencio, me sentía extraño, odiaba cuando había mucha atención hacia la hermandad. Una vez que se fueron las visitas Werner convocó a una reunión, también  las odiaba, me causaban dolor de cabeza escuchar tantas incoherencias.

     —Hay que detener las sesiones —dijo Xiomara.

     —Sí, es mejor esperar a que se calme la situación —confirmó el líder.

     —A mí me da igual —expresó Melvin

     —Para mí es un descanso, es agotador ayudarles —aclaré.

     —¡Mel! —gritó Emily

     —¿Qué pasó? —respondimos los dos. Eso era otra cosa que me fastidiaba, hasta cuando el bobo de Melvin no entendía que a mí me llaman Mel.

Con la noticia del fallecimiento de Royer fue imposible esperar algo de calma, a los pocos días se realizó una reunión en su honor. Familiares de varias generaciones asistieron, el padre de Royer vino con una vidente juntos a otras personas que tomaban fotos y grababan. Para mí fue una falta de respeto, por eso permanecí lejos, viendo cómo se reunieron en el parque central donde se encontraba la estatua de un guerrero con los símbolos y las joyas de las tres mejores hermandades. La nuestra se encontraba en el pecho, el ojo de sangre representaba a la casa I y estaba en la mitad de la frente, el tesoro del sol a la casa V y su piedra se hallaba en una de las manos de aquella estatua. De repente noté como una señora mayor discretamente se dirigía  hacia mí, se quedó mirándome, eso  me incomodo, pero más lo que ella dijo cuando me di la vuelta

     —Deambulas en silencio porque no sabes la forma en que estás viviendo.

Corrí por el miedo que sentí, me encerré en mi habitación y comencé a escuchar voces que me gritaban "Debes ser perfecto", más el llanto débil de una mujer que logré percibir, ella decía "Encuéntrate, ven a mi lado, te extraño".

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