—¡Mel!, último llamado, apresúrate, llegarás tarde—gritó Werner, el encargado de la casa.

—Ya voy— contesté con aburrimiento, tenía ganas de todo menos de ir a monitorías y ganar créditos académicos.

Mientras me apresuraba en bajar las escaleras, el Idiota de Melvin por poco me lleva.

—¡Oye, más cuidado! –Le reclamé viendo como continuo sin importarle nada.

—Lo siento, lo siento me quede dormido—comentó estando en el primer piso, riendo y agarrando la bebida que le entregó el líder para luego salir corriendo.

Quería aprovechar la oportunidad y hablar con ambos sobre ciertas actitudes que han estado molestándome. Pero por desgracia también me vi obligado hacer lo mismo cuando noté que el bus venia, corrí detrás de él, pero no conté con que el perro de la hermandad comenzara a ladrarme y a perseguirme. En plena huida me fui por un atajo y logré evitar un mordisco y llegar a la otra parada. Allí estaba Emily y Xiomara, quien llegaba sin aliento. Ambas tomaban clase conmigo, y asistían para dar tutorías. En el último año lograron entrar en la lista de las mejores estudiantes.

—Hola— dijeron al mismo tiempo, mientras revisaban las notificaciones de su celular.

—Hola—contesté.

—Llegas tarde, ¿trabajaras conmigo?— inquirió Emily pegada aun a su celular.

—Creo que sí, no quiero tomar la de literatura y hacer resúmenes, es una pérdida de tiempo, nadie los lee —confirmé

Xiomara rio y asintió con la cabeza a la vez que subíamos al bus.

Durante los 40 minutos que demora el recorrido revisé el horario de las monitorias que debía hacer y descansé la vista por un rato. Un frio repentino me hizo reaccionar, me asombré por el cambio de clima, enormes nubes grises cubrían el cielo, a distancia se veía el edificio de comunicación, apagado, oscuro, y sin vida.

Al llegar todos se apresuraron a bajar antes de que la lluvia nos sorprendiera, demasiado tarde, en cuestión de segundos el aguacero dio inicio con truenos y relámpagos. Corrí como los demás y en esas vi una joven con mascara correr como alma que lleva el diablo. Justo cuando estaba por entrar choqué con un cuerpo alto, vestía traje oscuro y también llevaba otra mascara. La pude detallar; tenía pintada una sonrisa no muy convincente y sus ojos eran un par de X.

—Discúlpeme— expresé entrando para quedar en shock con lo que vi.

Todos portaban esas mismas máscaras, había un silencio sepulcral, poco a poco unas voces que venían de un pasillo comenzaron a llamarme.

—¡Mel ayúdanos a sacar buenas notas, tu eres el mejor de todos!

—Te pedimos que nos guíes

Con prisa fui hacia ese lugar, las otras mascaras se detuvieron y giraron hacia mí, de repente un golpe me lanzó.

Al abrir los ojos me encontraba en el bus, había caos, la gente se asomaba a ver y otras gritaban y lloraban.

—¡Qué horror, quedó debajo del bus!

—Por dios, él está vivo, ¡rápido llamen a una ambulancia!

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