La leona que ruge
[Opening]
La escena comienza con una toma impresionante del cráneo del Gran Demonio, situado en el horizonte. El lugar, oscuro y lleno de historia, empieza a iluminarse lentamente, con tonos rojos y negro que rodean la escena.
Black Clover: El joven de las llamas nocturnas
Página 156: La leona que ruge
Se ve a un joven Kai corriendo alegremente por un denso bosque, con el sol iluminando suavemente el entorno. En la distancia, aparece una pequeña cabaña rústica, donde en la entrada está Tyler, observándolo con una cálida sonrisa. La cámara cambia al rostro de Kai, sonriendo feliz mientras se acerca.
Súbitamente, las imágenes se suceden rápidamente: Tyler acostado en una cama con Kai a su lado llorando desesperadamente. Luego, un momento conmovedor: Tyler entrega a Kai un collar, su gesto final de despedida. Los dos se abrazan mientras la cámara enfoca el rostro de Kai, quien llora amargamente.
Tyler se encuentra caminando solo en una vasta zona blanca, sereno pero decidido. Detrás de él, la figura de Kai niño sigue sus pasos, como una sombra. La cámara se acerca lentamente a Tyler, quien muestra una leve sonrisa mientras avanza. Kai, ansioso, intenta seguirlo, pero se detiene justo antes de tocar la zona blanca, un límite que aún no puede cruzar.
El Primer Rey Mago aparece, acompañado de Licht, Tetia y otros elfos, todos felices, rodeados de un ambiente de paz. La escena cambia a una colina donde Licht sube lentamente, como si algo importante lo esperara.
La secuencia avanza mostrando múltiples escenas: un área en llamas donde una silueta carga a alguien, Rhya baja su rostro mientras su pelo cambia, el reino entero es iluminado por pilares de luz. En una zona nevada, una silueta mayor se enfrenta a Nieva, mientras Diana, sentada abrazando sus piernas, tiene dos siluetas detrás de ella. Leolpod aparece con la figura ardiente de su hermano mayor detrás, y Luck, envuelto en rayos, se prepara para la batalla. Finalmente, Asta y Yuno chocan los puños con fuerza. La escena culmina con Tyler y Kai entregando a este último su grimorio.
Kai niño aparece en un acto de desesperación, extendiendo su mano hacia Tyler, quien lentamente se da la vuelta, todavía sonriendo, con un gesto que refleja paz y aceptación.
Mereoleona golpea el suelo con un feroz puño de fuego, levantando escombros. Rhya se encuentra en el aire, esquivando los restos mientras Rill, poseído, lanza serpientes mágicas. Mereoleona, Asta y Kairi las enfrentan con determinación, mientras Kai, en su "modo explosivo", destruye a las serpientes una por una con su espada, cortando con precisión y una sonrisa desafiante.
Licht aparece, empuñando dos espadas y liberando un aura blanca cegadora. Kai, Asta y Yuno, en sus respectivas transformaciones, se lanzan hacia él. Yuno desata un enorme tornado, pero Licht lo corta con facilidad. Asta bloquea el ataque de Licht, logrando hacer que retroceda. Desde arriba, Kai se prepara para un golpe final, lanzándose con su puño en llamas hacia Licht. La pantalla se ilumina por completo en un destello de poder.
Kai, aún niño, está junto a Tyler mirando luciérnagas que vuelan en la noche. Tyler le sonríe, y la cámara se enfoca en la expresión alegre de Kai, quien devuelve la sonrisa. La escena cambia a una toma épica de las espaldas de varios personajes importantes: Asta, Yuno, Diana, Kairi, Edward, Yami, Mereoleona, Julius, Raiden y, al final, Tyler. Kai, ahora mayor, cierra los ojos por un momento y luego los abre con una sonrisa, decidido a seguir adelante.
Concluyendo con Kai parado en la cima de la base de los Toros Negros, mirando un hermoso anochecer mientras la cámara se eleva al cielo, mostrando un vasto y estrellado firmamento que brilla.
[Fin de Opening]
Era un día caluroso en el cuartel de los Leones Carmesí. El sonido de espadas chocando resonaba en el campo de entrenamiento, acompañado de las risas y charlas de los caballeros mágicos que descansaban después de una larga jornada. Mereoleona, aún joven, caminaba por el lugar, con la cabeza en alta y una expresión neutral, aunque por dentro un torbellino de pensamientos la consumía.
Al pasar cerca de un grupo de caballeros, las palabras que intercambiaban no escaparon de sus oídos.
Caballero 1: No puedo creer que alguien como ella sea parte de los Leones Carmesí... -en voz baja, mirando hacia el campo- es demasiado fuerte, casi inhumana.
Caballero 2: Entrenar con Mereoleona? Ni loco. No importa cuánto lo intente -suspirando- ¿, nunca podré igualarla. Es como si estuviera en otro nivel.
Caballero 3: Sí, estar cerca de ella me hace sentir como si mi magia fuera insignificante -asintiendo- Es frustrante.
Mereoleona apretó los puños, pero no mostró emoción alguna. Su caminar no se detuvo, aunque aquellas palabras se clavaron como espinas en su mente.
Mereoleona: (¿Así es como me ven?) -pensando- (Como alguien inhumana... una montaña imposible de escalar. ¿Es esto lo que significa ser fuerte?)
Esa idea la inquietaba más de lo que quería admitir. Había trabajado duro para llegar a donde estaba, para convertirse en alguien fuerte que pudiera proteger a los demás. Pero ahora, su fuerza parecía más un muro que la aislaba que un puente hacia los demás.
Cansada, decidió sentarse cerca de un árbol solitario, lejos del bullicio. Se recostó contra el tronco, dejando que el silencio del entorno aliviara su mente. Cerró los ojos por un momento, intentando ignorar las palabras que acababa de escuchar.
Fue entonces cuando sintió una presencia acercándose. Al abrir los ojos, vio a un joven de cabello negro con un mechón rojo que resaltaba entre el resto. Su postura era relajada, pero había algo en su sonrisa que parecía irradiar calidez.
Joven::Hola, soy Tyler. -inclinando ligeramente la cabeza con una sonrisa amistosa
Mereoleona lo observó en silencio por un momento, evaluándolo. Tyler no parecía intimidado por su presencia, ni siquiera dudó al hablarle. Esa simple actitud la desarmó un poco.
Tyler: Pareces cansada. ¿Todo bien? -sentándose a su lado, sin pedir permiso.
Ella frunció el ceño ligeramente, pero no respondió de inmediato. Sin embargo, Tyler no parecía esperar una respuesta; en cambio, miró hacia el horizonte, como si solo estuviera disfrutando del momento.
Mereoleona: ¿Por qué estás aquí? -finalmente, con un tono seco- ¿No tienes algo que hacer?"
Tyler: Supongo que sí, pero me pareció más interesante venir aquí. -riendo suavemente- Además, alguien tiene que asegurarse de que no te quedes todo el día pensando demasiado.
Esa respuesta la tomó por sorpresa. Nadie había hablado con ella de esa manera antes, con tanta naturalidad y sin tratarla como una figura inalcanzable.
Mereoleona: "¿Y qué te hace pensar que estoy pensando demasiado? -cruzando los brazos, con una ceja levantada
Tyler: Es solo una corazonada -encogiéndose de hombros- A veces, las personas fuertes como tú tienden a cargar con más cosas de las que deberían."
Esa simple afirmación hizo que Mereoleona se quedara en silencio. Tyler tenía una manera de decir las cosas que la hacían sentir vista, pero no como los demás. No como alguien inhumana, sino como una persona.
Sin darse cuenta, la joven se relajó un poco más, apoyando su cabeza en el hombro de Tyler. Fue un gesto casi involuntario, pero Tyler no dijo nada, simplemente la dejó estar.
Mereoleona: Eres extraño... -murmurando, casi para sí misma- pero no es tan malo.
Tyler sonrió suavemente, mirando hacia el cielo.
Tyler: No eres inhumana, Mereoleona -en voz baja- Eres una llama que nunca se apaga. Y creo que eso es lo que te hace increíble.
Esas palabras se quedaron grabadas en su mente, más de lo que quería admitir. Por primera vez en mucho tiempo, alguien no la veía como una montaña imposible, sino como alguien que simplemente estaba ahí, luchando como todos los demás.
Fue en ese momento cuando Mereoleona supo que Tyler no era como los demás. Y aunque jamás lo diría en voz alta, en el fondo, estaba agradecida de haberlo conocido.
El sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas, bañando el campo de entrenamiento con un tono cálido y dorado. Tyler se levantó del suelo, sacudiéndose el polvo de la ropa mientras miraba a Mereoleona con una mezcla de determinación y calma.
Tyler:Dime.... -con una sonrisa tranquila- ¿te gustaría entrenar conmigo?"
Las palabras resonaron en el aire, causando un momento de silencio incómodo. Mereoleona parpadeó, sorprendida por la osadía de aquella propuesta. No pudo evitar soltar una carcajada profunda, llena de incredulidad.
Mereoleona: ¿Estás hablando en serio? Eres valiente o muy tonto, Tyler -riendo mientras cruzaba los brazos- Nadie en esta orden se atreve a decirme algo así.
Tyler: Tal vez sea un poco de ambas cosas, pero creo que incluso lo imprevisto puede sorprenderte -manteniendo su sonrisa tranquila
Esa frase la desarmó. Había algo en Tyler que la intrigaba, algo que no podía ignorar. Su confianza no era arrogante, sino firme y genuina. Después de un momento de reflexión, decidió aceptar.
Mereoleona: Bien, pero no te arrepientas luego -esbozando una sonrisa desafiante-No pienso contenerme.
El entrenamiento comenzó con una intensidad que superó las expectativas de los espectadores. Mereoleona atacó sin reservas, como si quisiera probar a Tyler desde el primer instante. Su magia de fuego rugía como un león salvaje, creando explosiones que iluminaban todo el campo.
Sin embargo, lo que sucedió después dejó a todos, incluida ella misma, en un estado de sorpresa. Tyler no solo resistió sus ataques, sino que los enfrentó con una destreza que nadie esperaba. Su magia era ágil, precisa y, sobre todo, impredecible. Moviéndose con una mezcla de fluidez y estrategia, Tyler logró esquivar cada embate y responder con ataques calculados que forzaron a Mereoleona a retroceder más de una vez.
Los miembros de los Leones Carmesí, que se habían reunido para observar, miraban la escena con la boca abierta. Era la primera vez que veían a alguien enfrentarse a Mereoleona de esa manera.
Finalmente, después de una intensa ráfaga de ataques, Mereoleona se encontró en el suelo, jadeando, con las manos apoyadas en la tierra mientras miraba a Tyler. Su cabello estaba despeinado y su manto chamuscado, pero sus ojos brillaban con una mezcla de sorpresa y emoción.
Tyler, por su parte, permanecía de pie frente a ella, con una sonrisa tranquila en el rostro. Pero esa sonrisa no era arrogante ni altanera. No contenía rastro alguno de burla o superioridad. Era una sonrisa llena de respeto, como si reconociera la grandeza de Mereoleona incluso en ese momento.
Tyler: No importa cuán fuerte seas, siempre hay algo nuevo que aprender, ¿verdad? -extendiendo una mano para ayudarla a levantarse
Mereoleona miró su mano por un momento, luego soltó una risa baja y aceptó la ayuda para ponerse de pie.
Mereoleona: Eres algo más, Tyler -sacudiéndose el polvo mientras lo miraba fijamente- No esperaba que alguien pudiera ponerme en esta posición... pero me alegra que lo hayas hecho.
Los espectadores, todavía sorprendidos, comenzaron a murmurar entre ellos. Algunos estaban asombrados, otros inspirados, y algunos incluso se sentían motivados por el inesperado giro de los acontecimientos.
Mereoleona: Muy bien, Tyler -cruzando los brazos, con una sonrisa feroz- A partir de ahora, no voy a tomarte a la ligera. Pero no creas que esto se repetirá fácilmente.
Tyler: Eso espero -riendo suavemente- Siempre es emocionante enfrentar lo impredecible, ¿no crees?
Mientras el sol terminaba de ocultarse, una nueva chispa de respeto mutuo nació entre ellos. Y aunque Mereoleona no lo admitiría en voz alta, sabía que Tyler no solo era alguien especial, sino también alguien que podría empujarla a ser aún más fuerte.
[Presente]
En el corazón del campo de batalla, el aire estaba cargado de magia y tensión. Mereoleona, vestida con el imponente manto de los Caballeros Reales, avanzaba con pasos firmes, enfrentándose a Rhya y a los poseídos por los elfos. Frente a ella estaban Rill, Fragil y Pudin, sus compañeros ahora dominados por aquella antigua magia que los transformaba en enemigos. Rhya, con una sonrisa burlona, se mantenía en el centro, observándola con desdén.
Rhya: La famosa leona de los Leones Carmesí -cruzando los brazos- Siempre creí que te encontraría entre los primeros en caer, pero aquí estás, enfrentándote a nosotros sola. ¿Qué esperas lograr?"
Mereoleona: No espero nada. -dando un paso adelante, con una mirada feroz- Lo único que sé es que no voy a retroceder, ni voy a permitir que ustedes sigan con este absurdo de venganza.
El poder mágico en el ambiente se intensificó cuando Rill, poseído, activó su grimorio, haciendo que lienzos flotantes comenzaran a pintar un escenario de destrucción. Fragil levantó una barrera de hielo, mientras Pudin cargaba un ataque directo, rodeado de energía luminosa.
Pudin: Está humana realmente crees que puedes detenernos-con voz desafiante- entonces eres más arrogante de lo que pensábamos.
Sin embargo, Mereoleona no se inmutó. En su mente, las palabras de Tyler resonaron con fuerza: "Incluso lo imprevisto te puede sorprender." Su confianza no era ciega, sino nacida de su propia fortaleza y experiencia.
Mereoleona: Ustedes creen que por ser poseídos por elfos son invencibles -con una sonrisa salvaje- Déjenme mostrarles lo que significa enfrentarse a una verdadera leona.
Con un rugido de poder, el fuego mágico de Mereoleona explotó a su alrededor, envolviéndola en un aura abrasadora. Sus llamas no solo disipaban el hielo de Fragil, sino que también quemaban los lienzos mágicos de Rill antes de que pudieran materializarse.
Rhya: Impresionante -dando un paso al frente- pero te estás sobreestimando."
Con un movimiento rápido, Rhya lanzó una ráfaga de ataques mágicos combinados, utilizando las magias que había copiado de otros. Sin embargo, Mereoleona esquivó cada ataque con una agilidad sorprendente, cerrando la distancia entre ellos con un puño envuelto en llamas.
Mereoleona: Te equivocas! -impactando su puño contra Rhya- No me estoy sobreestimando, solo estoy calentando.
El impacto lanzó a Rhya varios metros hacia atrás, pero antes de que pudiera recomponerse, Pudin apareció detrás de Mereoleona, listo para atacar con un haz de luz mágica. Mereoleona, anticipándose, giró sobre sí misma y bloqueó el ataque con una barrera de fuego, devolviéndole el golpe con una explosión directa que lo dejó tambaleándose.
Mientras tanto, Rill preparaba una obra maestra mágica, creando un titán elemental que comenzó a avanzar hacia ella. Sin embargo, Mereoleona no mostró miedo.
Mereoleona: Vamos! -gritando con desafío- ¡Denme todo lo que tienen!
Con una rapidez que desafiaba toda lógica, se lanzó directamente contra el titán, atravesándolo con sus llamas hasta llegar a Rill. Con un golpe certero, lo dejó fuera de combate momentáneamente, aunque su cuerpo seguía siendo controlado por el espíritu élfico.
Rhya: Tienes agallas, Mereoleona -levantándose con dificultad, limpiándose la sangre del rostro- Pero esto no ha terminado.
Mereoleona: Por supuesto que no ha terminado -mirándolo fijamente, con su sonrisa feroz- Esto apenas está comenzando.
Mientras el fuego ardía a su alrededor, los poseídos se reagruparon, listos para el siguiente asalto. Mereoleona, incansable y determinada, se preparó para enfrentarlos una vez más. Porque, para ella, rendirse nunca sería una opción.
Con kai
En otro lado del campo de batalla, lejos del calor abrasador de las llamas de Mereoleona, Kai, Kairi, Zora y Asta observaban el caos. La figura de Mereoleona, enfrentándose sola a los poseídos, era un espectáculo impresionante y aterrador al mismo tiempo.
Zora: Escúchenme bien, deberíamos largarnos de aquí y buscar a los demás -cruzando los brazos, mirando hacia la dirección del combate- Necesitamos un plan si queremos salir de esta con vida."
Asta: ¿¡Estás hablando en serio!? -frunciendo el ceño, con el puño cerrado- ¡No podemos dejarla sola! Mereoleona puede ser fuerte, pero son demasiados enemigos.
Zora: Escucha, maldito enano-mirándolo con seriedad- Esa mujer no es como tú o yo. Es una maldita bestia, una fuerza de la naturaleza. Si alguien puede mantener a raya a esos elfos, es ella. Pero si nos quedamos aquí sin un plan, lo único que haremos será estorbar.
Mientras Asta parecía listo para discutir, Kai, que había estado en silencio, finalmente habló, su voz tranquila pero firme.
Kai: Zora tiene razón en algo -con los ojos plateados brillando- Mereoleona es fuerte. Es una fuerza imparable. Pero... no estamos enfrentando enemigos normales. Los elfos reencarnados poseen un poder mágico más allá de lo que cualquiera de nosotros puede comprender. Incluso para ella, esto será difícil.
Kairi, que hasta ese momento había estado escuchando, interrumpió.
Kairi: Aun así, fue una orden directa de Mereoleona -con un tono solemne- Nos mandó aquí porque no quería que interrumpiéramos. Quizás deberíamos respetar eso.
Kai permaneció en silencio por un momento, su mirada fija en la dirección donde las explosiones y los destellos de magia iluminaban el cielo. Finalmente, apretó los puños y habló, su voz llena de determinación.
Kai: No importa si fue una orden o no -mirando a los demás- Voy a ayudarla.
Zora: ¿Y eso por qué? -arqueando una ceja, en tono burlón- ¿No entiendes que si rompes las reglas estás poniéndote en peligro a ti y a todos nosotros?"
Kai giró la cabeza lentamente hacia Zora, su mirada tan intensa como sus palabras.
Kai: Escucha bien, Zora -con firmeza- Es cierto que romper las reglas te convierte en basura... pero aquellos que abandonan a un compañero o a su familia son peores que la basura.
Por un momento, el silencio reinó. Zora parpadeó, sorprendido por la contundencia de esas palabras, mientras Kairi también lo miraba con asombro.
Zora: Vaya... -con una ligera sonrisa irónica- parece que tienes tu propia filosofía, ¿eh? Esa es una frase que no esperaba escuchar.
Antes de que Zora pudiera continuar, Kai lo interrumpió, sus ojos ardiendo con una determinación que no admitía discusión.
Kai: Prefiero ser basura-con una sonrisa ligera, pero decidida- a ser alguien peor que eso.
Asta, que había permanecido en silencio durante la conversación, sonrió al escuchar esas palabras. En su mente, recordó la ceremonia de ascenso, donde Kai había confrontado a Nozel, el hermano mayor de Noelle, y había pronunciado esas mismas palabras. En ese momento, Kai había logrado hacer que incluso alguien tan orgulloso como Nozel bajara la cabeza y reconociera sus errores.
Asta: Sabes, Kai... creo que tienes toda la razón -sonriendo mientras desenfundaba su espada- Prefiero ser basura contigo a abandonar a alguien como Mereoleona.
Zora: Malditos idiotas... -suspirando, pero con una sonrisa de resignación- Parece que no tengo opción, ¿verdad? Si ustedes dos están tan decididos, supongo que tendré que asegurarme de que no se maten en el intento.
Kairi: Entonces no hay más que decir -asintiendo, con una sonrisa tranquila- Vamos a ayudar a Mereoleona."
Los cuatro se prepararon, sus grimorios brillando mientras avanzaban hacia el combate. Aunque sabían que la batalla sería difícil, ninguno de ellos estaba dispuesto a abandonar a su compañera. Porque, como Kai había dicho, ser basura era mejor que ser algo peor.
Volviendo con Mereoleona
La sala ardía con el calor abrasador de Mereoleona Vermillion. A pesar de estar rodeada por cuatro poderosos enemigos, su postura no mostraba ninguna debilidad. Las llamas bailaban a su alrededor, rugiendo como una bestia que no podía ser contenida. Frente a ella, los elfos reencarnados, Fragill, Rhya, Rill, y Pudin, se preparaban para el combate con determinación en sus ojos.
Fragill: No importa cuánto te esfuerces, humana. -alzando sus manos mientras un manto de nieve envolvía a sus compañeros- Nuestra magia es infinita y nuestras almas están llenas de la justicia de los elfos. No tienes oportunidad.
La nieve comenzó a caer en el campo de batalla, enfriando el ambiente y debilitando el alcance de las llamas de Mereoleona. Fragill canalizaba su magia de curación a través del manto, asegurándose de que sus compañeros permanecieran en pie, sin importar los ataques que recibieran.
Rhya: No puedo evitar admirar tu espíritu de lucha, leona. -con una sonrisa desafiante, levantando su grimorio- Pero, ¿qué harás contra un oponente que puede usar cualquier magia que desee?
De repente, Rhya levantó su mano, y una copia exacta de las llamas de Mereoleona apareció en su palma, envolviéndolo con un calor casi igual de intenso.
Mereoleona: ¿Qué haré? -sonriendo salvajemente- ¡Seguir peleando, por supuesto! No importa si puedes copiar mi magia, jamás podrás igualar mi determinación.
Con un rugido, Mereoleona avanzó, enfrentándose directamente a Rhya, esquivando y contrarrestando sus ataques con movimientos precisos y letales. Cada golpe suyo estaba cargado con una furia y precisión que solo una verdadera cazadora podría poseer.
Mientras tanto, Rill desplegaba su grimorio, invocando pinturas mágicas que cobraban vida. Dragones de hielo y bestias de fuego surgían del aire, dirigiéndose hacia Mereoleona.
Rill: No puedo dejar que te diviertas tanto-con una sonrisa emocionada- Rhya. ¡Déjame añadir un poco de arte a esta pelea!
Mereoleona giró sobre sus talones, enfrentándose a las criaturas de Rill. Con un golpe de su puño envuelto en fuego, destruyó a una de las bestias, pero las otras seguían acercándose.
De repente, Pudin apareció desde el aire, utilizando su magia de alas para volar por encima de Mereoleona y lanzar una lluvia de cuchillas mágicas que llovían sobre ella como un torrente imparable.
Pudin: ¡Vamos, Leona! -riendo con malicia- ¿Dónde está toda esa arrogancia ahora?
Mereoleona apenas tuvo tiempo de esquivar, usando sus llamas para desviar algunas de las cuchillas, pero varias lograron rozarla, dejando cortes en su cuerpo. Sin embargo, no mostró signos de detenerse.
Mereoleona: ¿Eso es todo lo que tienen? -riendo mientras se limpiaba la sangre de una mejilla- Yo no caigo tan fácilmente. Si creen que pueden detenerme con esto, están muy equivocados.
Con una explosión de fuego, Mereoleona se lanzó hacia Pudin, derribándolo con un golpe devastador que lo envió contra una pared. Luego giró hacia Rhya y Rill, ignorando por completo el dolor en su cuerpo.
Mereoleona: Ustedes pueden ser fuertes, pero yo soy una leona. -apretando los puños mientras sus llamas se intensificaban- Y las leonas nunca se rinden.
Sin embargo, mientras luchaba, la magia de Fragill continuaba restaurando las fuerzas de sus compañeros, dificultando cada vez más el avance de Mereoleona.
Rhya: Eres impresionante, lo admito. -con una sonrisa torcida, mientras copiaba otra magia del grimorio de Rill- Pero incluso una leona se cansa cuando está rodeada.
A pesar de las palabras de Rhya, la mirada de Mereoleona seguía ardiendo con determinación. Estaba en desventaja, pero no tenía intención de retroceder.
Mereoleona: Sigan viniendo! -con una sonrisa feroz- Estoy justo donde quiero estar: en el corazón de la batalla.
La pelea continuó, un choque de magia, voluntad y pura fuerza. Aunque la balanza parecía inclinarse hacia los elfos, la leona carmesí no iba a ceder ni un solo paso. Su rugido, combinado con el estruendo de sus llamas, resonaba como una declaración de guerra.
Antes de que Fragil pudiera reaccionar, Mereoleona cerró la distancia entre ellas y lanzó una patada envuelta en llamas que la hizo retroceder. Rill y Puldin no tardaron en intervenir, coordinando sus ataques para acorralarla. Rill utilizó su magia de pintura para crear múltiples golems que la atacaban desde todas las direcciones, mientras Puldin lanzaba proyectiles mágicos de alta velocidad.
Mereoleona, a pesar de la desventaja, se movía como una fiera acorralada, pero nunca sometida. Esquivaba, bloqueaba y contraatacaba con una velocidad y precisión asombrosas. Las llamas a su alrededor no solo eran poderosas, sino que parecían actuar como una extensión de su propio cuerpo, creando un aura que desbordaba pura determinación.
Rhya: ¿Cómo puedes mantenerte en pie? -mirando la escena con una mezcla de respeto y frustración- Tu resistencia es inhumana.
Mereoleona: ¿Inhumana? No -con una sonrisa salvaje mientras sus llamas se intensificaban aún más- Esto es lo que significa ser una leona. Nunca retroceder, nunca rendirse. Y si creen que pueden derrotarme, entonces los invito a intentarlo. ¡Pero les advierto que no saldrán ilesos!"
Con esas palabras, Mereoleona desató una técnica más poderosa.
La intensidad del combate llenaba el aire. Mereoleona, de pie en medio del caos, con su magia de fuego ardiendo como un sol, no mostraba miedo. En su mente, este era el momento de demostrar por qué siempre había sido una fuerza imparable.
Mereoleona: Magia de Fuego: Rugido Infernal del León Solar! -alzando su brazo con firmeza
Un rugido ensordecedor acompañó la magia. Desde sus manos, un torrente de llamas tomó la forma de un león colosal, cuyos ojos brillaban con una furia incontrolable. El león avanzó hacia los elfos, quienes apenas tuvieron tiempo de reaccionar.
Rhya: ¡Tch, qué poder tan absurdo! -cubriéndose los ojos del brillo abrasador
El impacto fue devastador. Una explosión de fuego envolvió la sala, lanzando fragmentos de roca y llenando el aire de humo y cenizas. Los elfos fueron forzados a retroceder, protegiéndose del calor asfixiante.
Rill: Esto... esto es ridículo -jadeando mientras levantaba un escudo de pintura mágica- ¿De dónde saca tanta magia?"
El suelo tembló bajo la fuerza del ataque, y por un momento, todo quedó en silencio, envuelto en el humo denso que cubría el campo de batalla. En el centro de todo, Mereoleona permanecía de pie, su respiración controlada, observando el resultado de su ataque.
Mereoleona: Eso debería mantenerlos quietos por un momento -murmurando para sí misma, con una sonrisa tranquila
Sin embargo, un ruido cortante rompió el silencio.
Crash.
Los ojos de Mereoleona se abrieron con un destello de sorpresa. Sintió un dolor agudo atravesar su espalda, algo que no esperaba.
Mereoleona: Qué...? -girando ligeramente la cabeza, sus palabras apenas un susurro
La cámara se alejó, revelando a Rhya detrás de ella. En su mano, una espada de luz resplandecía, todavía incrustada en el cuerpo de Mereoleona.
Rhya: Es impresionante, realmente -con una sonrisa fría, su grimorio flotando a su lado- Pero el orgullo te cegó, leona. Usé la magia espacial de Valtos para posicionarme. Esto... es el final.
Mereoleona, tambaleándose, miró hacia abajo, viendo la sangre que comenzaba a manchar su abdomen. A pesar del dolor, su rostro no mostró miedo, sino desafío.
Mereoleona: ¿El final? No -con una sonrisa feroz mientras su mirada se clavaba en Rhya- Solo estás calentando las cosas.
Con un esfuerzo sobrehumano, Mereoleona liberó una explosión de fuego desde su cuerpo, forzando a Rhya a retroceder mientras retiraba su espada.
Rhya: ¿Cómo sigues en pie después de eso?-sorprendido mientras saltaba hacia atrás.
Mereoleona: Porque soy Mereoleona Vermillion -jadeando, pero con una chispa de fuego en sus ojos- Y mientras tenga un aliento de vida, seguiré peleando.
El suelo bajo ella comenzó a arder, las llamas envolviéndola mientras levantaba ambos puños. Aunque herida, su presencia se volvió aún más intimidante, como un volcán que estaba a punto de entrar en erupción.
Mereoleona:¡Prepárense, porque ahora desataré el verdadero infierno! -rugiendo con toda su fuerza
A pesar de la gravedad de su herida, su espíritu seguía indomable. La batalla no había terminado, y la leona carmesí aún estaba lista para rugir con todo su poder.
[Flashback]
La escena se desarrollaba en lo profundo de las montañas, donde los baños termales naturales de los volcanes, alimentados por la intensa energía de la tierra, eran el refugio favorito de Mereoleona. Allí, el aire estaba cargado de vapor, el olor a azufre y roca caliente impregnaba el ambiente, mientras las aguas burbujeaban suavemente, emitiendo un brillo cálido bajo la luz del crepúsculo.
Mereoleona y Tyler estaban sumergidos en uno de los manantiales. El contraste entre el cuerpo musculoso y relajado de Mereoleona y la actitud calmada de Tyler, que parecía completamente ajeno a cualquier tensión, creaba una atmósfera inusual.
Tyler: Tengo que admitirlo, este lugar es impresionante -recostándose en una roca mientras miraba al cielo- Al principio no estaba seguro de si valía la pena enfrentar a todas esas criaturas en el ascenso... pero ahora lo entiendo. Esto realmente es una recompensa.
Mereoleona: Siempre he dicho que no hay mejor manera de fortalecer el cuerpo y despejar la mente que venir aquí -apoyando sus brazos en el borde del baño, con una expresión de satisfacción- Aunque... me sorprende lo tranquilo que estás.
Tyler giró ligeramente la cabeza hacia ella, arqueando una ceja.
Tyler: ¿Tranquilo? ¿Por qué lo dices?
Mereoleona, con una sonrisa astuta, lo señaló con la mirada.
Mereoleona: Porque estás sentado aquí, completamente desnudo, a mi lado. Y no pareces inmutarte en absoluto.
Tyler soltó una carcajada profunda y sincera, su voz resonando entre las rocas.
Tyler: ¿Y qué esperabas? ¿Que me pusiera nervioso y me escondiera en el agua como un novato? -se encogió de hombros, relajado- Además, somos compañeros. Esto no tiene nada de extraño, ¿verdad? Aunque, ahora que lo mencionas... -le lanzó una sonrisa que no transmitia nada perveso- Es más probable que yo deba estar nervioso. Eres tú la que tiene una reputación como una fuerza de la naturaleza.
Mereoleona se echó a reír, una risa que reflejaba su carácter audaz y sin restricciones.
Mereoleona: ¿Tú? ¿Nervioso? Por favor, si algo he aprendido de ti, Tyler, es que eres demasiado valiente o demasiado tonto para preocuparte por esas cosas.
Tyler: Quizá sea una mezcla de ambas. Pero, admito algo... -riendo también- este lugar realmente tiene su magia. Es como si todo el estrés y la tensión desaparecieran.
Por un momento, ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la calidez del agua y la serenidad del lugar. Era un momento raro, donde Mereoleona podía bajar la guardia y disfrutar de la compañía sin necesidad de demostrar nada.
Mereoleona: Sabes, Tyler, hay pocos que se atreverían a compartir un momento así conmigo -mirándolo de reojo- Pero tú siempre has sido diferente. Quizá por eso te respeto.
Tyler: Y yo respeto a la mujer que, sin importar qué, siempre enfrenta todo de frente, incluso en los momentos más duros -sonriendo con calma- Eso es algo que no cambiará, ¿verdad?"
Mereoleona: Nunca -con una sonrisa feroz
El vapor seguía ascendiendo, envolviéndolos en una atmósfera casi onírica. En ese instante, sin necesidad de palabras, ambos compartieron algo más profundo que camaradería: un mutuo entendimiento y respeto que trascendía las palabras.
Tyler apoyó los brazos en el borde rocoso del baño termal, dejando que el calor del agua le relajara los músculos mientras observaba cómo el vapor ascendía lentamente hacia el cielo estrellado. Después de un rato de silencio compartido, giró su rostro hacia Mereoleona, quien parecía completamente en su elemento, con la cabeza recostada contra la roca y los ojos cerrados.
Tyler: Oye, Mereoleona... -con un tono reflexivo- tengo una pregunta para ti.
Mereoleona abrió un ojo, arqueando una ceja ante el repentino cambio de tono.
Mereoleona: ¿Qué pasa, Tyler? No me digas que este calor te hizo pensar demasiado.
Tyler: Tal vez -con una pequeña sonrisa- Pero es algo que siempre he querido saber... Para ti, ¿qué significa ser fuerte?
La pregunta tomó a Mereoleona desprevenida. Cerró el ojo nuevamente y permaneció en silencio unos instantes. No era frecuente que alguien le hiciera una pregunta tan personal y directa. Finalmente, con una ligera exhalación, miró hacia el cielo estrellado, donde la luz de las estrellas parecía competir con el resplandor del magma en la distancia.
Mereoleona: Ser fuerte... -hizo una pausa, como si las palabras necesitaran tiempo para formarse- Para mí, ser fuerte significa no caer ante nadie. Ni ante el enemigo más feroz, ni ante las dificultades más grandes, ni siquiera ante mis propios miedos.
Tyler permaneció en silencio, escuchándola con atención.
Mereoleona: La fuerza no es solo física -su mirada se tornó más intensa, aunque mantenía un tono tranquilo- Es la voluntad de seguir adelante, incluso cuando todo parece estar en tu contra. Es mantenerte de pie cuando otros se rinden, es no dejar que nada ni nadie te doblegue. Porque si caes... entonces ya no puedes proteger lo que importa.
Tyler: Eso suena como algo que solo tú podrías decir -asintiendo lentamente
Mereoleona: ¿Por qué lo dices?-riendo ligeramente- ¿Es demasiado directo para ti?"
Tyler: No, es honesto. -con una sonrisa tranquila- Y eso es lo que me gusta de ti. Nunca intentas adornar tus palabras ni ocultar lo que piensas. Pero... ¿alguna vez has sentido que esa fuerza te pesa? ¿Que estar siempre al frente y ser inquebrantable te deja sin lugar para descansar?
Mereoleona frunció ligeramente el ceño ante la pregunta, mirando nuevamente al cielo.
Mereoleona: A veces....-después de unos momentos de reflexión- Pero nunca lo admito. Porque si lo hago, entonces dejo de ser la líder que todos necesitan. No tengo el lujo de dudar ni de retroceder. Si yo caigo, entonces los demás también lo harán."
Tyler inclinó la cabeza, su expresión calmada, pero sus ojos brillaban con empatía.
Tyler: Esa es una carga pesada, Mereoleona. Pero creo que incluso los más fuertes merecen un momento para dejar que alguien más comparta el peso. Al menos, eso es lo que pienso.
Mereoleona lo miró de reojo, un destello de algo suave cruzando su rostro antes de que volviera a su sonrisa habitual.
Mereoleona: Eres demasiado amable, Tyler -con una sonrisa feroz- Pero no necesito que nadie cargue con mi peso. Porque mientras yo esté aquí, no hay nada que no pueda enfrentar.
Tyler: Y ahí está la respuesta que esperaba -con una risa ligera- Pero, aun así, Mereoleona... no olvides que incluso las llamas más fuertes necesitan aire para seguir ardiendo.
Las palabras de Tyler quedaron flotando en el aire, resonando en la mente de Mereoleona mientras ambos volvían a sumergirse en el silencio. Aunque ella no lo admitiría, algo en esas palabras había tocado una fibra en su interior, algo que quizá, en el fondo, siempre había sabido.
El vapor del agua caliente seguía elevándose alrededor de ellos, creando una atmósfera tranquila y cargada de intimidad en los baños termales. Mereoleona, después de reflexionar sobre lo que Tyler le había dicho, giró levemente la cabeza para observarlo. Él parecía absorto en las estrellas, con una sonrisa tranquila que contrastaba con la intensidad del ambiente.
Mereoleona: Bueno, Tyler. Ya que tuviste la osadía de preguntarme algo tan profundo, creo que es justo que te devuelva la pregunta -con una ligera sonrisa desafiante
Tyler: ¿Ah, sí? -girando ligeramente la cabeza hacia ella, intrigado- ¿Qué quieres saber?
Mereoleona:Para ti, ¿qué significa ser fuerte? -cruzando los brazos, aun recostada en el borde de la roca.
Tyler desvió la mirada al cielo nuevamente, sus ojos brillando con una mezcla de nostalgia y determinación. Permaneció en silencio unos segundos, como si estuviera organizando sus pensamientos.
Tyler: A veces pienso que me equivoco -con una sonrisa tranquila.
Mereoleona levantó una ceja, sorprendida por el inicio de su respuesta.
Tyler: Dudo de mis decisiones, me pregunto si podría haber hecho algo diferente. Pero entonces miro hacia atrás... veo los pasos que he dado, los errores que he cometido, las cicatrices que he ganado. Y me doy cuenta de que, a pesar de todo, sigo de pie. Y con más ganas sigo hacia adelante.
Mereoleona lo miró con atención, intrigada por la sinceridad en sus palabras.
Tyler: Para mí, ser fuerte no significa no fallar -apoyando un brazo en la roca y mirando directamente al cielo- Ser fuerte es aprender de cada fracaso, porque cada uno de ellos te enseña algo que necesitabas aprender. Es caerte diez veces y levantarte once. Es mirar el caos, el dolor, incluso el miedo, y seguir avanzando, no porque no te afecte, sino porque sabes que detenerte no es una opción.
La intensidad en las palabras de Tyler resonó en el aire. Mereoleona entrecerró los ojos, evaluándolo. No era común encontrar a alguien que pudiera hablar con tanta franqueza y profundidad sobre algo tan personal.
Mereoleona: Esa es una buena respuesta, Tyler -sonriendo de lado- Quizás demasiado poética para mí, pero no está mal."
Tyler:¿Demasiado poética? Tal vez -riendo suavemente- Pero creo que no todos vemos la fuerza de la misma manera. En tu caso, es la inquebrantable voluntad de no caer nunca. En el mío, es aceptar que caeré, pero nunca dejaré que sea el final.
Mereoleona: Supongo que esas son las diferencias que nos hacen interesantes -cruzando los brazos con una sonrisa confiada- Pero no te equivoques, Tyler. Aunque admiro tu forma de pensar, si algún día decides enfrentarte a mí, más te vale estar preparado para no caer en primer lugar.
Tyler:Entonces, tendré que asegurarme de no fallar -con una sonrisa calmada y desafiante- Porque, aunque admiro tu fuerza, Mereoleona, no pienso perder.
Ambos se quedaron en silencio después de eso, el desafío y el respeto mutuo presentes en el aire entre ellos. Aunque las palabras de Tyler parecían ligeras, dejaron una impresión duradera en Mereoleona, un recordatorio de que la fuerza tenía muchas formas y que incluso las caídas podían ser un paso hacia adelante.
Fin de Flashback
En el campo de batalla, el aire vibraba con la intensidad de la lucha. Mereoleona, vestida con el manto real de los Caballeros, se encontraba enfrentando a Rhya y los elfos poseídos con una determinación inquebrantable. El sudor resbalaba por su frente, pero su espíritu seguía ardiente, alimentado por la voluntad de no caer, sin importar lo que enfrentara.
Rhya se acercó con su magia de copia, moviéndose con rapidez, mientras imitaba las habilidades de los otros elfos. Con una espada de luz brillando a su lado, lo lanzó hacia Mereoleona con la intención de atravesarla. Un choque ensordecedor resonó cuando Mereoleona levantó su puño, el impacto de su fuerza resistiendo el ataque de la espada. Las ondas de poder sacudieron el suelo bajo ellos. Rhya se detuvo, sorprendida por la fuerza de la capitana de los Leones Carmesí.
Rhya: No está mal, Mereoleona -con una sonrisa desafiante- Pero aún no es suficiente.
En ese momento, Rill y Pudin atacaron. Rill, con su magia de relámpagos, desató un torrente de electricidad que azotó el aire, creando destellos brillantes alrededor de la batalla. Las descargas caían hacia Mereoleona, pero ella, con un giro rápido de su cuerpo, evadió las descargas mientras mantenía su enfoque en Rhya.
Por otro lado, Pudin, usando su magia de alas, comenzó a volar por encima de la pelea, lanzando hojas afiladas que se dirigían hacia Mereoleona, como una lluvia mortal. Sin embargo, Mereoleona no flaqueó. Su cuerpo se movió con una agilidad inhumana, esquivando las hojas que pasaban a su alrededor, dejando solo una estela de fuego y humo.
Con un grito feroz, Mereoleona desató una explosión de magia de fuego que rodeó su cuerpo en una capa ardiente. Su magia resplandeció con la intensidad de un sol abrasador.
Mereoleona: No permitiré que destruyan a los míos! -con voz firme y llena de rabia
Con un solo movimiento, Mereoleona lanzó un torrente de fuego hacia Rill y Pudin, que se vio inmediatamente rodeado por la onda expansiva de llamas. Las chispas iluminaban el aire, pero los dos elfos esquivaron, con Pudin usando su magia de alas para elevarse por encima del fuego.
Mereoleona, sin detenerse, miró hacia Rhya, quien se había acercado rápidamente, usando su magia de copia para adaptar su estilo de lucha. Un choque de fuerza titánica ocurrió cuando Rhya y Mereoleona se enfrentaron de nuevo, esta vez con un impacto tan violento que el suelo bajo ellos se resquebrajó, creando grietas en la tierra.
Rhya: ¿Qué harás ahora, capitana de los Leones Carmesí?-sonriendo mientras su espada brillaba
Mereoleona: Voy a ganar! -mirando fijamente- ¡Porque los Leones Carmesí nunca nos rendimos!"
Con esas palabras, Mereoleona reunió todo su poder. Levantó ambos puños hacia el cielo y dejó que su magia de fuego tomara el control. Las llamas comenzaron a envolverse en torno a su cuerpo, creando una tormenta infernal que iluminó el cielo nocturno. Rhya no pudo evitar sentir la magnitud de la fuerza de la mujer frente a él.
Mereoleona: ¡Magia de fuego! -con un rugido que sacudió el aire- ¡Rugido Infernal del León Solar!
Una explosión de fuego tan potente se desató, lanzando una ola de calor que empujó a todos los presentes hacia atrás. La presión de la magia fue tan fuerte que Rhya apenas pudo mantenerse en pie.
El campo de batalla estaba cubierto por una espesa cortina de humo y cenizas, y Mereoleona se quedó allí, observando a sus enemigos a través de la nube de fuego, preparada para enfrentar lo que viniera. Aunque estaba agotada, su fuego no se extinguía.
Mereoleona: Todavía tengo más poder -respirando pesadamente- No me detendré aquí."
El viento soplaba con fuerza mientras la batalla continuaba. Aunque rodeada y aparentemente superada en número, Mereoleona se mantenía firme, su espíritu nunca flaqueando, como una leona enfrentando a sus cazadores. El combate apenas comenzaba, y ella no tenía intención de rendirse.
El calor abrasador del fuego de Mereoleona impregnaba el aire, pero Rhya, con su magia de copia y astucia estratégica, comenzaba a inclinar la balanza. Usando la magia espacial de Valtos, creó portales que redirigían los devastadores ataques de Mereoleona, devolviéndolos con una precisión quirúrgica. Cada vez que Mereoleona lanzaba una ráfaga de llamas, estas desaparecían en los portales y reaparecían en su dirección o en lugares estratégicos para bloquear su movimiento.
Rhya: Tienes poder, Vermillion, pero la fuerza bruta no lo es todo -sonriendo con confianza- Con un poco de inteligencia, hasta el león más feroz puede ser domado.
Mereoleona: No subestimes a una leona, elfo arrogante! -mirando a Rhya con una mezcla de frustración y desafío.
Lanzó un nuevo ataque con su magia de fuego, desatando un rugido ardiente en forma de un león en llamas que avanzaba a toda velocidad hacia Rhya y los demás. Sin embargo, Rhya, con un movimiento rápido, abrió otro portal. El león en llamas desapareció y reapareció detrás de Mereoleona, obligándola a reaccionar rápidamente para esquivar su propio ataque.
Rill y Pudin aprovecharon el momento. Rill, con su magia de pinceles, pintó un gigantesco dragón de agua que se lanzó hacia Mereoleona, apagando parte de sus llamas. Al mismo tiempo, Pudin, desde el aire, lanzó una ráfaga de cortes mágicos en forma de hojas afiladas, obligándola a retroceder.
Mereoleona, aunque rodeada, no flaqueó. Con movimientos rápidos y precisos, esquivó los ataques y contraatacó con puños envueltos en fuego, logrando desviar algunas de las hojas mágicas y destruir parte del dragón de agua.
Mereoleona: Si creen que un poco de estrategia me detendrá, están muy equivocados! -gruñendo mientras su magia brillaba intensamente.
Rhya, sin embargo, tenía otros planes. Usando nuevamente la magia espacial, creó múltiples portales alrededor de Mereoleona, haciendo que sus ataques fueran cada vez más difíciles de predecir y evadir. Los portales no solo desviaban los ataques de Mereoleona, sino que también permitían a Rill y Pudin atacar desde ángulos inesperados.
Mereoleona comenzó a notar el cambio en el ritmo de la batalla. Por primera vez, estaba siendo obligada a mantenerse a la defensiva. Los portales se abrían y cerraban a su alrededor, y cada movimiento que hacía era anticipado por Rhya y sus aliados.
Rhya: Lo sientes, Mereoleona? -con una mirada desafiante- Este es el poder combinado de los elfos. Por mucho que luches, no puedes superar nuestra coordinación y magia superior.
Sin embargo, aunque las palabras de Rhya parecían seguras, Mereoleona no mostró señales de rendirse. Su cuerpo estaba cubierto de sudor, y su respiración era pesada, pero sus ojos brillaban con determinación.
Mereoleona: De verdad creen que con esto me harán retroceder? -sonriendo ferozmente- Ustedes no entienden nada. ¡Soy una Vermillion, y yo no retrocedo ante nadie!
Reuniendo todo su poder, Mereoleona concentró sus llamas alrededor de su cuerpo, creando una barrera de fuego que quemaba todo a su paso. Con un rugido feroz, avanzó directamente hacia Rhya, atravesando los portales y desafiando su estrategia.
Rhya, aunque sorprendido por la ferocidad de su oponente, mantuvo su compostura. Con un gesto rápido, activó otro portal, desviando a Mereoleona justo en el momento en que estaba a punto de alcanzarlo. Pero esta vez, Mereoleona, anticipando el movimiento, lanzó una explosión de fuego al portal, causando que el calor abrasador se desatara al reaparecer.
La lucha seguía siendo intensa, con Mereoleona enfrentando no solo a Rhya, sino también a Rill y Pudin, quienes combinaban sus habilidades para mantenerla a raya. Sin embargo, aunque estaba siendo presionada, Mereoleona no mostraba signos de rendirse. En su mente, recordaba las palabras de Tyler y su propia determinación: ser fuerte significaba no caer ante nadie, y hoy no sería la excepción.
El choque de poderes continuaba iluminando el campo de batalla, cada movimiento llevando a ambos lados al límite. Mereoleona, a pesar de estar rodeada y aparentemente superada, demostraba que el corazón de un león nunca deja de rugir.
La batalla había alcanzado su clímax. El aire estaba cargado de energía mágica, el fuego rugía alrededor de Mereoleona, y su determinación ardía más que nunca. Sabía que esta lucha no se trataba solo de poder físico, sino de espíritu y convicción.
Con una sonrisa desafiante, recordó el hechizo que había creado hace años, un ataque tan devastador que lo había ideado únicamente para enfrentar a alguien como Tyler, alguien cuyo poder y corazón respetaba profundamente. Sin embargo, ese duelo nunca llegó, y el hechizo permaneció dormido... hasta ahora.
Mereoleona: Este es mi máximo ataque, algo que jamás pensé usar, pero ustedes han llegado demasiado lejos -mirando fijamente a Rhya y los demás elfos- ¡Prepárense para enfrentarse al verdadero poder de una Vermillion!
Se cubrió en un aura de fuego dorado, las llamas adoptando la forma de un león inmenso que parecía rugir junto a ella. Con un grito que resonó en toda la zona, Mereoleona lanzó su hechizo definitivo:
Mereoleona: ¡Magia de Fuego: Despertar del León Eterno!
El león de fuego avanzó, su cuerpo ardiente destruyendo todo a su paso. Los elfos intentaron defenderse, pero el ataque era implacable, un torbellino de calor y poder puro que desbordaba incluso las defensas creadas por los portales de Rhya. Fragil hizo todo lo posible por mantener la magia curativa activa, pero incluso eso no podía contener el daño.
La explosión resultante fue tan masiva que todo el campo de batalla quedó cubierto por una nube de humo y cenizas. Por un momento, el mundo se sumió en silencio, el único sonido era el crepitar de las llamas que lentamente se extinguían.
Cuando el humo comenzó a disiparse, se revelaron las figuras de los elfos. Rill y Pudin estaban de rodillas, sus ropas casi completamente calcinadas y sus cuerpos cubiertos de quemaduras leves. Fragil, con el rostro empapado en sudor, aún mantenía su magia curativa, asegurando que los daños no fueran fatales. Incluso Rhya, quien había usado portales para protegerse, mostraba signos de agotamiento, su ropa desgarrada y chamuscada.
Rhya: Eso fue... impresionante -con una expresión seria, mirando a Mereoleona- Un ataque digno de alguien como tú, Vermillion. Pero...
Miró hacia adelante y su expresión cambió al percatarse de algo inquietante. Allí estaba Mereoleona, aún en pie, con su cuerpo cubierto de heridas graves. Su respiración era irregular, y sus piernas temblaban, pero seguía de pie, como si su orgullo le impidiera caer.
Rhya: ...está inconsciente -frunciendo el ceño- Incluso así, se niega a caer. Esta mujer es... un verdadero monstruo.
Los demás elfos miraron con asombro la escena. A pesar de todo el daño recibido, Mereoleona había cumplido su promesa: no caer ante nadie.
Fragil: No puedo creerlo... Su cuerpo no debería ser capaz de mantenerse en pie después de ese ataque.
Rhya: Esto no es solo poder físico -cruzando los brazos, con una mezcla de respeto y cautela- Es pura fuerza de voluntad. No importa lo que pase, ella se niega a rendirse.
Mientras tanto, en la distancia, Kai, Kairi, Zora, y Asta sintieron la onda expansiva del ataque. Asta, mirando hacia el lugar de la explosión, murmuró con admiración: "Mereoleona... Realmente eres increíble."
El campo de batalla quedó en silencio nuevamente, el fuego de Mereoleona apagándose lentamente mientras su cuerpo, aunque inconsciente, permanecía erguido, un testimonio de su espíritu indomable.
Continuará.........
[Ending]
Toda la escena Se podría ver un fondo negro mientras que en ese había una pequeña llamas negra con contorno rojo.
Seguido de eso aparecía la mitad de rostro derecho de kai que tenía los ojos cerrados, segundo depues de abrirlo.
La escena cambió esta vez mostrando a akame mostrando solamente mostrando la mitad de su rostro izquierdo que tenía los ojos cerrado para luego abrirlo mientras la llamas de fondo incrementaba.
Ahora nuevamente cambio la escena esta vez mostrando a kai en su modo explosivo mostrando la mitad de rostro derecho.
En eso la llamas consumiría la escena mientras se veía como kai corría evitando cada ataque seguido de dar un gran salto desviado un ataque mágico con su manos.
Un ataque de llegaría que este alcanzaría a bloquea pero seria mandado hacia atrás, para ver como aparecía ahora en su modo explosivo abalanzarse hacia a frente mostrando ahora de frente a kai mientras se acercaba a la cámara mientras había algo de estática mostrando ahora el fondo negro y la llamas negras que seguía ahí.
Próximo capítulo
" Rayo vs Rayo"
No se lo pierda
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