Prólogo
Tomé una bocanada de aire antes de salir del vehículo, al fin estaba en el centro de todo. Mi pelotón de en sueño.
La mayor y mejor base cuál está a solo minutos de la frontera, donde está la verdadera acción, no se entrenan niños en este lugar, aquí se trabaja con hombres.
Caminé no encontrando a alguien en mi espera, escuché el campo de entrenamiento a lo lejos y decidí verlo antes que nada. Quien se haya retrasando en mi bienvenida puede irse al demonio.
Tomé asiento en uno de los asientos a un lado, notaba los cadetes entrenar y mierda que eran buenos, solo lo mejor está aquí.
Logré ver un par de piececitos que no pertenecían a algún adulto, era obvio.
-¿Que haces aquí mocoso?
-¡Suéltame idiota!- lo había tomado del pie para que no escapara.
-¡Esa boca!, mal educado.
-Tu comenzaste, pareces vampíro- puse los ojos en blanco. -Suéltame
-¿Donde está tu mamá?- no respondió. -Si tanto te gusta estar aquí debería dejarte encerrado en las barracas.
-Inténtalo
-¿Como te llamas?
-Qué te importa.
-Bien que te importa. Iremos por tu papá.- lo tomé de la ropa y arrastré por los pasillos. Continuaba renuente a ir.
-Señor- escuché a alguien decir, saludó ante su superior.
-¿Conoces a este Niño?- este me miraba mal.
-Es el hijo de Lee, la oficina del fondo- asentí y continué arrastrando al Niño por los pasillos.
-Estás en problemas mocoso.- dije por último antes de tocar, pasé seguido de eso.
Pateó mi pie apenas estuvimos dentro.
Mocoso maleducado.
En la oficina estaba un hombre de más o menos unos 40 años y una mujer de poco menos de esa edad, tenía un moño alto y peinado militar y un característico lunar en medio de la frente, su ropa era de civil. Mirada matadora.
-Debería tener más cuidado de dónde deja a su hijo. Este no es lugar para un mocoso- lo solté haciéndolo para donde su padre.
-Mau- habló la mujer -¿Que haces aquí y donde está tu niñera?
-Se fue- la vi tocarse la frente con cansancio.
-Sabes que no puedes venir aquí. Hablaremos en la casa. Song, llévalo a la escuela- dijo y el hombre frente a ella tomó al Niño y salió de la oficina.
-Es la madre- reí con sorna -Si no puede quedarse en casa al menos deje bien cuidado a su mocoso.- dije de mala gana.
-¿Me da clases de paternidad?
-Parece necesitarlas. ¿Cree que las armas son un juego?- di un paso al frente de manera retadora.
-Usted debe ser Min, he escuchado sobre sus problemas de autoridad- dió el paso restante y su altura se sobre puso a la mía -Conmigo aprenderás a cerrar la boca y seguir órdenes sin protestar.- reí
-No sigo órdenes de secretarias
-Comandante Lee- dijo burlona -Saluda, ahora.
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