Pov Fary

Hace 8 años...

-¡Sorpresa!- jugueté con las sábanas bajo mis dedos, no eran tan sorpresa porque él sabía que venía pero no que me encontraría sobre la cama con esta pieza solo para él.

No se como acabé involucrándome con lo que Preciosa llama "Mi enemigo" pero aquella fue la mejor decisión que pude tomar, yo en verdad amo a este hombre y por como se ilumina su rostro al apenas verme él también lo hace.

Lo nuestro no tiene nada que ver con la enemistad de dos países y no tiene porque hacerlo, después de todo somos solo dos elementos. Así que cerré los ojos ante lo que sentía, hoy cumplimos dos años en esto.

No me gustan las etiquetas y a el tampoco pero soy suya. Ambos tenemos la certeza. Él también es mío.

-Bella- prácticamente gruñó contra mi boca. Le encantaba llamarme por mí alias en él espionaje, aquello le generaba algún tipo de morbo extra pues cuando lo hacía nuestros cuerpos conectaban aún mejor.

Más crudo

-¿Me extrañaste?- su voz era gruesa e intensa, tanto que me hacía nadar en mi ropa interior al recordarlo gimiendo de manera placentera.

Aún llevaba su uniforme cuando entró a la habitación, sus zapatos incluso, pero a medida de nuestras palabras este comenzó a despojarse de ambos quedando tan duro y perfecto para tomarme.

Sus músculos brillaban bajo la escasa luz que se filtraba por las ventanas y sus ojos eran como los de un lobo a punto de cazar.

Tomó ambas piernas y tiró de ellas antes es posarse sobre mí y besarme de manera hambrienta. Sus callosas manos fueron a mi trasero desnudo y lo apretaron haciéndome jadear, sus mordidas en mi cuello y hombro marcándome como suya fueron la distracción perfecta para no gritar cuando todo lo duro de el entró en mi de manera rápida, con solo un movimiento lo hizo y sin siquiera despojarme de lo que traía puesto.

-Te amo- exhalé mientras mi orgasmo nos envolvía, y mi corazón se llenó de gozo al escucharlo responderme de igual manera.

-¿Tardaste mucho en llegar aquí?

-No, las fronteras no me dieron tantos problemas esta vez. ¿Estás tenso por algo?

-Trabajo- se limitó a decir, tenemos este acuerdo, no podemos discutir este tipo de temas pues cualquier cosa mencionada puede meter en problemas al otro, así que solo usamos nuestros cuerpos para comunicarnos.

Su teléfono comenzó a vibrar sobre la mesa y este lo tomó para luego disculparse conmigo, sé mantuvo escuchando hasta que encendió el televisor, hablaban de una espía surcoreana que había cruzado la frontera, hablaban de mí. Solo que las razones que daban no podían estar más lejos de la realidad.

-Bella, dieron la orden de abrir fuego al apenas verte, también de reforzar la frontera. No podrás salir.

-Esta bien- su preocupación por mí bienestar lo haría cometer una locura si trato de cruzar. -Me quedaré hasta que todo mejore.

-¿Aquí?- asentí -Ohh no sabes lo aliviado que me dejas- lo vi sonreír en grande -Amaré tenerte todo este tiempo solo para mí.

-Y yo.

...Dos meses después...

Jugaba con la prueba en mis manos, agradecí internamente que el botiquín que habían preparado para mí tenía de todo, incluso dos de estás. Las pastillas que acostumbro a tomar pero quien sabe si solo los frascos rellenos con otra de baja calidad.

Estaba embarazada, se supone que no debería. Aunque también se supone que no debería estar sonriendo, con esta boba sonrisa en mi rostro imaginándonos con un pequeño pedazo de nosotros.

Estaba en una cabaña en el interior de uno de los bosques menos habitados, esta tenía varios compartimentos bajo tierra que me permitirían esconderme si tratan de entrar.

Taec-Yeon la cierra desde fuera para hacer notar que no hay nadie dentro y de esa manera mantenerme a salvo.

Guardé las cosas y fui a la cocina, esta estaba bajo el nivel del suelo para alejar los olores del alrededor, coloqué un sartén y comencé a preparar dos filetes para celebrar.

...

La celebración acabó conmigo encerrada en el baño con un golpe en el pómulo y el labio, se había enojado. Al parecer el no quería esto y a penas ahora lo sé.

...

Actualidad

Abrí los ojos y un intenso dolor de cabeza se apoderó de mí. Recuerdo haberlo visto, tan imponente como siempre se atravesó en mi camino y no lo dudé para acelerar contra el, acabó alejándose y mi vehículo perdió la dirección, luego despertar aquí.

Estaba en movimiento, atada en la cajuela de un vehículo y por lo abrupto de mis movimientos el camino no era más que un sendero, partículas de polvo se colaban por mi boca y nariz.

No tardé mucho en perder el conocimiento nuevamente.

Cuando desperté lo hice sobre una cama, escuchaba la ducha correr y busqué mis brazos y piernas pero estaba libre, tenía una venda sobre mi cabeza incluso.

Estaba su ropa pero no su arma, el no es tonto.

-Mi amor, despertaste.- aquella sonrisa que me enamoró me parecía oscura justo ahora, macabra.

-¿Dónde...

-Debemos movernos, pronto saldremos del país. A Suiza como tanto querías. Mi padre se encargará del Niño mientras nosotros disfrutamos de la libertad al fin.

-Estás loco. Yo no pienso seguirte a ningún lugar.

-¿Entonces debería volver por el y matarlo? Después de todo el te hizo huir de mí- tomé asiento sobre la cama.

-Tu me hiciste huir de ti. ¿Tan malo era tener una familia conmigo?- recordé como me hizo sentir, como me trató.

-Si eso es lo que quieres podemos ir por el- sus ojos se iluminaron al decir aquello. -Nos vamos los 3 y...

-En ese entonces lo habría hecho. Ya no

-¡¿Es por ese Mayor con el que duermes?! ¡USAS SU APELLIDO PARA MI HIJO!

-¡No te equivoques maldito imbecil!, el es más padre de MI HIJO de lo que tú podrías llegar a ser.- su dura mano impactó contra mi cara haciéndola arder y luego un golpe seco sobre mi mandíbula que me hizo marear.

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