-Quiero dispararle a algo que se mueva- reí ante lo dicho

-¿Qué pretendes? ¿Que te entregue un cadete para que practiques?

-¿Puedes?- pidió con ojos de cachorro, pero esos no funcionan conmigo -El abuelo dijo que mañana cenarías con nosotros, ¿dormirás allá? Tengo un nuevo videojuego. ¿Sabes jugar videojuegos?

-¿Acaso te compran todo lo que pides?- pregunté con fastidio.

-Si. Mi mamá siempre me compra muchos juguetes. Porque cuando vivíamos con mi papá no me compraba.

-¿Hace mucho no lo ves?

-Desde que murió- dijo mirando el arma -Pero no lloré cuando mamá dijo porque luego nos mudamos mucho y eso. Papá no jugaba conmigo, yo recuerdo, ella cree que no pero si. Y cambié de nombre y mamá.- me abstuve de preguntar más pues noté a su madre llamarlo. -Nos vemos mañana. Le diré a mamá que me compre dulces para comer mientras jugamos.

Se perdió por el pasillo y su madre ni siquiera me dirigió la mirada hace días es así.

Caminé fuera de la zona de tiro sintiéndome levemente aburrido, aquí no pasa nada nuevo y los dos gatos y medio que trabajan aquí no son de mi interés.
Aunque me avergüenzo al reconocerlo, mi único entrenamiento es el mocoso.

Caminé hasta la oficina de mi hermana y la encontré recostada sobre el sofá mirado al techo. -Se te paga para dormir ahora.

-Estoy haciendo un bebé, no seas pesado.- levantó levemente la cabeza dándome a notar que podía sentarme ahí. -Jimin está ocupado y tu te la pasas con Mauricio, no quería interrumpir.

-Pues, me la paso con el porque tú siempre estás dormida.- bufé

-Si hubiese sabido lo duro que esto era habría tomado un vientre de alquiler- aquello me hizo reír.

-¿Y cuando nazca que? ¿Irás al hospital a que lo pujen y dejen caer sobre tus rodillas como en los tiempos antiguos.

-Bruto- dijo aquello pero sonrió -Minmi  ¿Qué te traes con ella?

-¿Con quién?

-Fary, pareces repeler la idea de ella siendo nuestra hermana...

-No es mi hermana. Es tuya si, no pueden pretender que la considere como tal cuando  no nos une ningún lazo de sangre o nos criamos juntos y...

-Lo se, se que ya te lo había pedido pero ¿puedes ser menos brusco en su presencia? En serio mamá es lo único que tiene.

-Dime de que huye. Fingiré no saber.

-Del padre del niño- dijo sin más -La escuché hablar con la pelirosa antes de venir aquí. Al parecer busca matarla, a ella y al niño.

-¿A su propio hijo?- asintió

-Fue allá intentando matarlo pero no lo consiguió.

-El niño lo cree muerto.

-Um, según se los tenía encerrados. Según porque si los veían los matarían, el niño una vez salió mientras ella dormía, solo estaba en el patio pero el se molestó mucho. Le pegó y amenazó con matarlo si no lo controlaba. Luego la otra los rescató.

-Eso es irreal Yoori, ella sabe luchar. Mierda, tiene una técnica limpia y letal, es una espía entrenada.

-Si, una que se enamoró de un ideal y cuando ya era demasiado tarde entendió que era prisionera, le teme. Tiene un pavor horrible por el. Mamá dice todos esos años la marcaron de alguna manera y que por eso es tan reacia a los hombres. Cuando escapó mamá le ayudó a tomar un nombre, para ella y el niño. Esperaban contarnos, en los años que estábamos lejos ellos los ayudaron. Y luego retomó sus funciones con la ayuda del SSC. Al inicio se le creyó una doble espía, pero al parecer es de la confianza del antiguo líder del SSC. Es todo lo que se.

-Gracias

-Preciosa, vamos a comer- Park parecía ajeno al hecho de que se encuentran en una base. -¿Vas con nosotros?- negué

-Iré más tarde- mi apetito era nulo los últimos días.

-Solo no olvides comer, sabes que debes cuidar tu salud. Pronto será tu chequeo semestral.

-Um- me puse de pie para irme, soy consciente de ello, nunca me he saltado una cita.

Apenas entré a mi oficina noté unas largas piernas sobre mi escritorio, pulía sus uñas. -¿Ya te lo follaste?- alcé una ceja y entonces esta me miró, ahora era rubia pero sus coletas estaban ahí. Soltó una carcajada.  -¿Es la del frente?- asentí, obvio se había equivocado de oficina. -Hola bombón.

-¿No deberías ya bajar las piernas?

-Por supuesto- me miró coqueta  -Has estado comiéndote los hierros. Me encanta.- me recorría con la mirada con descaro. -Hasta luego bombón.

Salió de la oficina cantoneando las caderas y negué para mi mismo, la cantidad de documentos para firmar me hizo enojar, debía firmar todas la salidas por el día festivo.

Había recibido una llamada de papá más temprano alegando que debía llegar temprano mañana pues saldríamos de la ciudad para comprar lo que necesitábamos para la cena.

Una exageración si me lo preguntan pero así lo preferían ellos. El pueblo era pequeño y al los reclutas que suelen ser del mismo, regresar a sus casas el mercado se abarrota de personas. Así que los vegetales frescos no suelen hallarse con facilidad.

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