Capítulo XXIX: Riesgos tácticos
Decir que nos encontrábamos abatidos era poco, pues no sabíamos cómo actuar o tan siquiera por donde iniciar para encontrar y recuperar a Ahn, pues los rostros decaídos de Aria y Gorith reflejaban lo que sentían por ella, y lo que significó su secuestro a manos de Shadra y sus colegas. Aunque a mí también me pesaba su pérdida, mi mente se encontraba en un suelo interno por las palabras finales tras nuestro encuentro con aquellos tres sujetos en la cueva, pues no esperaba que todo esto se tornara de esta forma. Si bien creía que tarde o temprano tendría que involucrarme con ellos, no supuse que las intenciones de ellos fuera hacerme partícipe de su organización. Pero a como actuaron al verme, parecía que esa era su intención desde un principio.
Sentados en el suelo frente a la fogata arropados por un cielo oscuro, con pocas estrella para contar, pero con la luna en toda su majestuosidad posándose sobre nosotros. Aquel paisaje natural era dejado de lado gracias a nuestras dolencias. Vernos a la cara era algo difícil, pues no queríamos vernos en un estado tan deplorable. Aria solo se limitó a preparar la comida junto conmigo, en pleno silencio, y al momento de comer se sentó en un lugar a parte, al contrario que otras ocasiones, pues lo común era que comiéramos juntos. Por su parte Gorith se quedó en un lugar a parte alejado, solo siendo molestado por Aria para darle su plato de comida, pero al caer la noche se acercó para calentarse con la hoguera.
Así fue como pasamos nuestra primera noche sin Ahn con nosotros.Silencioso, triste y sin ánimos.
–¿Qué es lo que vamos a hacer? –Preguntó Aria sin ánimos.
La pregunta resonó en mi cabeza como si eso fuera en lo único que pudiera pensar. No encontraba una solución, ni siquiera incoherente, para hacer que todo vuelva a la normalidad. Lo único que había en mi cabeza es una amalgama de ideas y todas ellas terminaban en una cosa: enfrentar a quienes secuestraron a Ahn.
Lo único que necesitaba saber era el "cómo", pues ahí era en donde todo me fallaba. Donde ya no concebía una idea más. Donde todo se volvía confuso.
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando Aria me agarró violentamente por los hombros y comenzó a agitarme, obligándome a dar una respuesta para el caos en el cual nos encontrábamos. Pero al no tener respuesta alguna, solo pude agachar la mirada, pues no sabía que responder ante la insistencia de ella. No quería decepcionarla, por lo cual preferí no darle respuesta. Aún no sé si fue la mejor opción.
Nuestras miradas fueron capturadas por los movimientos bruscos de Gorith, quien estaba preparando su caballo como si estuviera listo para partir.
–Oye, tú, ¿a dónde vas? –Parecía que Aria no quería disimular su enojo.
Al no encontrar respuesta, tuvo que repetir la pregunta, pero con su enojo aún más marcado.
–Directo a Manes –respondió sin dejar de hacer su trabajo–, necesito saber lo que está pasando y, lo más importante, recuperar a Ahn.
–¿Sin nosotros? –Replicó.
–No se ofendan, pero ahora como están, me serían más una carga que un apoyo.
–Así que ahora eso somos para ti. Una simple carga –ya comenzó a levantar la voz, y con ello su frustración–. Una simple carga. Vaya, y yo pensé que nos entrenaste bien.
–No lo veas de esa forma. Pero la verdad es que, con el estado de ánimo que tienen, no creo que puedan ayudarme mucho. Tú con la sangre caliente y él con la mente en las nubes... No sé cómo pueda terminar esto si los llevo conmigo.
–¿Y no crees que tú también puedes correr peligro? ¿O piensas que por ser descendiente de una leyenda lo puedes todo? –Por donde se vea, eso fue un golpe bajo, incluso para mí.
Mientras ellos discutían, yo seguía debatiéndome el qué hacer, sin llegar a algo en concreto. Hasta que las palabras de Aria fueron tomando forma poco a poco en mi mente. "Ser descendiente de una leyenda". En un amplio sentido, soy parte de esa leyenda. Pero ¿cómo jugaba yo en esa historia contada por Donna? Si bien lo recuerdo, era mi espíritu quien dominaba a Borac ¿no?
Fue ahí donde me iluminé.
–¿Qué tan locos están? –Dije mientras me paraba.
–¿De qué carajos hablas? –Respondió Gorith.
–Literalmente lo que pregunté
–¿Se te ocurrió algo? –Preguntó Aria, caminando hacia mí.
–Sonará arriesgado, pero es lo único que tengo.
–¿De qué se trata? –Fue Gorith quien me interrogó.
–Básicamente es ir e intentar dominar a Borac para usarlo contra ellos. Se escucha loco y arriesgado, pero es lo único que se me ocurrió. Si bien aún no conozco la forma para hacerlo, creo que deberíamos intentarlo.
Los dos se quedaron pensando un largo rato, pues aun recordaban que tenía la capacidad de controlar a aquella bestia, solo quedaba descubrir cómo usarla. Lo que pude percibir cuando estábamos en la cueva, era una gran inestabilidad de mi poder mágico, por lo cual entendí la conexión que teníamos.
Los minutos pasaban y pasaban mientras intentaban analizar ya sea otras opciones o la misma factibilidad de la idea, pero cada vez que intentaban dar otra solución se callaban antes de comenzar a siquiera decir una palabra. Señal de que era lo único que podíamos hacer.
–¿Si no hay algo más que se pueda hacer...? –Inquirí.
–Pues no hay más opciones, las otras o son suicidad o tardarían mucho tiempo –supuso Gorith.
–Solo nos queda saber dónde se encuentra ese maldito dragón.
–Puedes usar tu habilidad para eso, ¿no?
–Claro. Entonces andando.
–Andando.
Antes de subirme al caballo, le di un pequeño beso en la mejilla a Aria como símbolo de buena suerte, mientras le daba palmadas en su hombro y nos subimos a nuestros animales. Ella quedó confundida, pues no comprendió como entre los dos logramos decidir algo tan importante de forma rápida y sin titubear. Solo faltaba el plan para recuperar a Ahn.
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