–... Entonces ustedes son los amigos de Ahn. Me agrada conocerlo –el padre de Ahn, el señor Marcus Gowell estaba muy alegre, tal vez por las cervezas que ya había tomado–. Menos mal que nos topamos con aquellos pescadores cuando regresamos de la llanura, si no quien sabe cómo habrían terminado las cosas –en lo que terminaba aquella frase, me estaba dando unas palmadas que me dejaban adolorido, pero el hecho de que me puse a beber con él y sus compañeros me hizo dejarlo pasar.

Si bien no recuerdo cómo terminó la pelea, en los relatos nos comentaban que tras arrojar el hacha que vi volar e incrustarse en el pecho de aquella bestia que lanzó el padre de mi amiga; tras esto, todos ellos corrieron para finiquitar la vida de aquel ser, llevarnos a casa mientras me despertaba durante el trayecto de regreso.

El padre de Ahn era alguien alto, robusto y con una cabellera corta, del mismo color que su hija, al igual que tenía esas características orejas sobre su cabeza, por lo cual no había duda de que eran familia.

–Así que, díganme. ¿A que vienen a esta región? –Preguntó el señor Gowell.

–Simple, a ser aventureros –dije con una leve sonrisa.

–¿Crees tener lo necesario para eso? No te ves tan fuerte para ser uno –él y sus cuatro compañeros comenzaron a reír.

–Yo soy bueno en magia. La fuerte es ella –señalé a Aria, quien estaba tomando su tercer tarro de cerveza plácidamente, solo mirándome de reojo cuando la insinué.

–¿En serio crees que me voy a creer eso? –Todos volvieron a reir.

Aria solo azotó el tarro vacío, con eso Ahn y yo nos volteamos a ver, pues cuando indican que Aria puede ser débil, ella termina por enojarse fácilmente para buscar retar a quien lo dijo. Con ojos entrecerrado, y la borrachera notoria en su rostro, miró directamente a Marcus.

–¿Usted cree que no lo puedo vencer? –El enojo de Aria era evidente. Le apuntó con el dedo, puso el codo sobre la mesa y continuó–. Veamos quien es el más fuerte. ¿O tiene miedo? Fortachón –esa última palabra lo dijo con un toque de burla.

Ver el brazo musculoso de Aria era tan extraño como emocionante, pues yo miraba como entrenaba arduamente en sus capacidades físicas, pero para Marcus y sus amigos parecían abrumados, pero ante el reto, el aventurero no titubeo, más por la presión de sus compañeros que por gusto.

Cuando se tomaron de las manos, uno delos aventureros contó hasta tres para que iniciaran. Al principio Al principio era todo parejo, parecía que ninguno se exigía al máximo, pero los leves deslices de sus manos indicaban lo contrario. El barullo de aquellos hombres apoyando a su compañero eran imponentes, tanto que apenas se podía oír el apoyo que le dábamos a Aria. De un momento a otro parecía que ella estaba ganando con mucho esfuerzo e impulso, con la cara roja por el esfuerzo ejercido, algo que sorprendió a todos, tanto que los aventureros comenzaron a gritarle a Marcus como si eso fuera a ayudarlo de alguna forma, aun cuando la mano del papá de Ahn estaba por tocar la mesa. Por desgracia la lógica jugó en favor de él, logrando dar un tremendo empuje que doblego a mi pareja, haciendo que sus amigos lanzaran vítores a la menor provocación.

Aria estaba enojada por la derrota, pues se sentía ganadora en todo momento, acostumbrada a doblegar a sus oponentes, pero en esta ocasión sintió la derrota. Su frustración provocó un golpe en la mesa para liberar su furia, siendo consolada por su rival ya que logró hacerle frente por más tiempo que sus anteriores adversarios.

–No te preocupes. Lo hiciste mejor de lo que esperaba –le decía Marcus en lo que le entregaba otra cerveza en señal de respeto–. Pero bueno, ya que, según tu, eres mejor en magia –me señaló con la mirada–, ¿por qué no enfrentas a mi compañero? Es el mejor que conozco para dominar la magia –señaló con el pulgar a quien se encontraba detrás de él.

Era una persona con cabello negro, largo y ondulado, casi de mi complexión, solo que él era unos centímetros más alto.

–Juguemos un Pulso de atrape –se dirigió a mí más como asegurando que sugiriendo.

El juego era sencillo, ya lo había practicado antes con Gorith. Ambos acumulamos nuestra energía mágica en la palma de nuestra mano dominante hasta formar una esfera, las cuales chocamos contra la del rival, la cuestión es acumular más energía que el otro con la finalidad de devorar la esfera del contrincante. Así de sencillo.

Puo ser por impresionar, o querer terminar esto rápido, pero al momento de tener ya nuestras esferas juntas, solo decidí generar más energía usando de apoyo al espíritu dentro de mí, por lo cual, al canalizar cierta parte de mi magia sobre mi tatuaje, solo incrementé el tamaño de mi esfera, que tenuemente estaba tomando un color oscuro, para así, de repente y sin dar más tiempo a esta contienda, solo devoré la energía del compañero de Marcus, declarando así mi superioridad ante mi rival. Dirigiéndome a Aria para tomar su hombro y darle un beso en la mejilla, una de las pocas expresiones de afecto que le doy en público, dando a entender que fue también una forma de vengarla por su derrota anterior.

Para esa ocasión, los aventureros no estallaron en júbilo, pues era como si la derrota fuera para todos por igual, si uno gana todos ganan, si uno pierde todos pierden, era algo con lo cual llevaban su vida como aventureros y compañeros.

El estar comiendo lo que preparó Rita y con más cervezas cortesía de Marcus, Aria, Ahn y yo nos quedamos escuchando el relato del señor Gowell sobre el trabajo que hicieron en la zona sur de aquel pueblo, en una cueva sobre las montañas al Este del pueblo, varios cuerpos quemados y animales comiendo la carne de aquellos que perecieron en ese lugar, era por demás extraño, pues casi no hay magias que provoquen eso. Terminado el sombrío relato, que culminó con la anécdota de habernos rescatado, fue cuando hablamos sobre la compra de la casa.

El señor Gowell fue amable en comprar la casa con sus ahorros y esperar a que le pagáramos después, o simplemente fue algo ingenuo, pero no cabe duda de que su acción nos ayudo en mucho en ese momento, pues tras darnos las escrituras y llaves de la casa a la par de nosotros entregarle el dinero, fue cuando pudimos estar confiados en que podíamos llevar una buena vida en este lugar. Sin preocuparnos de no encontrar algo que hacer o de algún otro problema que nos pudiera aconquejar.

Nota del autor

Si bien este capítulo puede ser algo corto, es debido a que solo me quise concentrar en la llegada de Albert y Aria a Hesso y su interacción con los padres de Ahn, a la vez de que solo sería eso y nada más. Sentía que meterle más cosas podría ser algo problemático, así que decidí ir por la parte de lo simple. Espero y aun así lo disfruten.

Una cosa más. Se que no es mucho, pero he estado leyendo las obras de mi amigo IanMorgan4, La nota perfecta y El trazo imperfecto, dos historias que me conmovieron y quisiera que ustedes también les dieran una oportunidad.

HASTA LUEGO