Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XV: Cálido recibimiento

La llegada a Hesso estuvo llena con más dudas que certezas, pues cuando el carruaje nos dejó en la ciudad al Este del territorio, el conductor no quiso llevarnos a la parte norte de Hesso, donde vive Ahn, por lo cual estuvimos caminando un rato a la deriva por un buen rato hasta que Ahn nos encontró caminando en medio de varias personas. Ya era común para mi verla con su boina para cubrir sus orejas y pasar desapercibida como una simple persona.

Al momento de llegar a la región norte de Hesso, nos sorprendimos por el paisaje y la hermosa vista que nos ofrecía el lugar donde vive Ahn. El sitio es muy al estilo campirano, con personas más dedicadas a la agricultura y ganadería que al comercio; era obvio que, de lo producido ahí, la mayoría era para su consumo, mientras que un poco servía para comerciar con aquellos que se dignaban a hacer negocios con ellos, pues la mayoría de comerciante que querían comprar sus productos querían ofrecer miserias para obtener sus productos, pues esta región, más que nada sus habitantes, son marginados y despechados por el resto de Fess. Que basura de sociedad.

Entre las casas, cercos y establos hechos de madera, y las calles de tierra definidas por una pequeña capa de césped, varios niños jugaban muy alegres, respirando el aire fresco del campo impregnado por la sal del Mar de Seg. Todos en el pueblo tenían alguna parte de un animal, ya sean orejas, cuernos, cola, colmillos o garras. Con cada paso que daba, sentía como ellos me observaban a la lejanía, pues destacábamos como una mancha en tela blanca; lo bueno es que nos acompañaba Ahn, quien al parecer era querida por todos, pues persona que pasaba cerca de ella, persona que la saludaba. Lo malo es que nosotros éramos como un cero a la izquierda, sinceramente era como si nos ignoraban a propósito.

Al entrar al patio de la casa de Ahn, lo primero que nos recibió fue el pequeño jardín con cosecha de diversos cultivos, listos para ser recolectados, entre lo que pude ver eran uvas y fresas. Ahn tomó algunas frutas y nos las ofreció para degustar. De ahí pasamos a su hogar.

Al entrar por la puerta, se hizo presente la sala con varios muebles de madera y estantes con libros diversos y, sobre una chimenea de piedra, varios recuadros con pinturas de la familia de Ahn. Sin duda todo hogareño. Percibimos un fuerte aroma a hierbas proveniente de la cocina.

–Lamento lo del olor –dijo Ahn agachando la cabeza–. Mamá es curandera y suele preparar sus medicinas en la cocina.

Aria se acercó a la olla hirviendo, la destapó y se mantuvo observándola con detenimiento por varios segundos.

–¿Son hojas de Grezzo? –Preguntó ella.

–Sí, ¿cómo sabes?

–Es que las plantas de Grezzo son comunes en Zeon.

–... Entonces han de conocer sus propiedades curativas, ¿no? –Esa voz de mujer provino de otro cuarto.

–¡Mamá! –Dijo Ahn.

–¡Señora Gowell! –Exclamó Aria

–Por favor... Dime Rita –la madre de Ahn dejó salir una leve sonrisa–. Así que las plantas de Gezzo se dan en tu tierra.

–Así es. Pero preferimos lo que proviene del mar.

–Como todo buen habitante del sur. Lo comprendo.

La madre de Ahn, Rita Gowell, era una mujer madura, alta, incluso superaba a Aria, y a la maestra Donna; era claro que eran madre e hija, pues sus facciones coinciden casi a la perfección, salvo por unos rasgos en los ojos y unos mechones de cabello color grisáceo que sobresalen en la señora Gowell. Su presencia emanaba un aire de sabiduría, por el tiempo que lleva de vida, tal vez.

–Así que ustedes son Aria y Albert –no señaló–, es un gusto conocer a los amigos de Ahn. Encantada.

–El gusto es nuestro –comenté.

–¿Dónde está papá? –Preguntó Ahn.

–Salió a una misión. No ha de tardar –dijo mientras se sentaba frente a la chimenea.

–De acuerdo, lo esperaremos. –Se dio la vuelta para vernos–. ¿Quieren conocer la ciudad?

El recorrido fue relajante, con solo sentir el cálido ambiente de paz en la zona nos encontramos satisfechos; los puestos vendiendo fruta y otros comestibles, niñas y niños regresando de una pequeña escuela, ancianos compartiendo sus anécdotas con quien quiera oírlos y otras tantas cosas más. Cuando nos topamos con la salida al mar, a lo lejos pudimos observar como un bote se encontraba pescando, sin nadie en la costa para auxiliarlo, aun cuando el mar estuviera picado.

Las chicas se quitaron los zapatos y se levantaron un poco suspantalones para que no se mojaran al estar jugando un poco sobre la orilla delmar. Por mi parte me dediqué a estar sentado sobre una roca, mirando a mi noviay su amiga mientras corrían y saltaban sobre la espuma que dejan atrás lasolas; el cielo estaba gris, exclamando por la posible llegada de una tormenta,pero eso no nos quitó la tranquilidad. De momento.

El viento no bajaba su intensidad, y la amenaza de las nubes no se concretó, pero no había indicios de que el sol saldría pronto, por lo cual nos quedamos mirando a la deriva, hasta donde nuestra vista nos permitiera dilucidar el Mar de Seg.

Los pescadores ya se orillaban en la arena, listos para guardar el botín conseguido para venderlo posteriormente, felices y dichosos ellos por tener un buen día de trabajo a pesar del inclemente clima, que puso las cosas algo turbias en el agua, pero nada que mermara la dicha de aquellos viejos lobos de mar.

El viento dejó de soplar inmediatamente, las aguas se apaciguaron y del medio del mar salió un objeto que poco a poco caía sobre la arena; lo que vimos nos tenía atónitos, era un monstruo, un ser con forma de cocodrilo, pero de cuerpo antropomorfo, los ojos estaban iluminados por una estela de color rojo oscurecido y parecía expedir humo de su hocico.

Cuando volteó a la posición de los pescadores, pálidos y perplejos por lo que acaba de surgir, el animal solo abrió su mandíbula y de ahí lanzó un descomunal disparo de fuego, como si tuviera integrado a él un lanzallamas. Al ver el ataque inminente, los hombres se cubrieron tras el bote, el cual recibió todo el impacto de la llamarada, la cual terminando dejó reducido a cenizas dicho vehículo, desprotegiendo a ese grupo de trabajadores.

Durante ese primer ataque, Aria y yo nos paramos e intentamos tomar nuestras armas, sin recordar que las dejamos en casa de Ahn, pues no creíamos que las fuéramos a usar. Después de pedirle a nuestra amiga que se cubriera detrás de unas rocas para protegerse de cualquier cosa, fue cuando comenzamos a actuar, confiando en nuestras propias habilidades para enfrentar a ese animal.

Cuando aquel ser lanzó su segundo ataque, directo contra los pescadores, Aria los cubrió con un muro de agua, el cual se fue evaporando conforme el ataque de aquel cocodrilo continuaba; esa oportunidad fue aprovechada por los pescadores para salir corriendo del lugar. Ya sin miedo de lanzar ataques y dañar a alguien, pudimos pelear a palcer.

Confiado, algo arrogante, lancé una bola de fuego con solo una mano a la posición de nuestro objetivo, cuando este impactó en su pecho, Aria corrió rápidamente a él con la esperanza de golpearlo hasta dejarlo tendido en el suelo, apoyado a la distancia por mí lanzando ataques alrededor con la finalidad de no permitirle salir de sus embates. Pero no fue así; cuando se cubrió con sus brazos solo recibía uno a uno los golpes y patadas de Aria, como si fueran nada para él.

Pasado unos minutos de estar solo recibiendo golpes, agarró sus manos y la cargó para tenerla frente a frente, preparó su boca para soltar un ataque, pero fue impedido por mi invocación de talamia, que logró zafar a Aria y tumbar de espaldas al monstruo. Pero no contaba con que tomaría a mi creación por el cuello y lo destrozaría sin piedad. Cuando desapareció mi invocación, sentí como un golpe directo en mi corazón como si aquello estuviera conectado a mí.

De rodillas en el suelo y con un dolor tremendo en la cabeza, solo miré como el monstruo se paró y comenzaba a acercarse a Aria, quien se encontraba un poco dolida de los brazos por lo fuerte que la había apretado, sin oportunidad de reponerme rápido, lancé una última bola de fuego que solo desvió al mar. Pero antes de tan siquiera agarrar a mi querida novia, solo miré como un hacha impactó en su pecho, haciendo que retrocediera unos pasos y gruñera de dolor. Al voltear en dirección de donde vino el hacha, solo pude dilucidar la silueta de unas cuantas personas, pero con claridad escuché como se referían a Ahn, como si ella fuera quien los hubiera llamado, cuando logré ver con claridad que eran un grupo de aventureros, solo pude imaginarme que estábamos a salvo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro