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capítulo 8: cronica de una muerte.

Alex

Blas sonríe desde el otro lado del mostrador mientras prepara nuestra comida. Me encantaría borrar esa sonrisa de una piña, pone nervioso a Dante y eso no me gusta para nada y menos viniendo de el. Aunque solo lo ví dos veces, me resulta tan irritante su presencia que no puedo evitar estar en total silencio viendo a Dante jugando con las manos, el hace eso cuando está nervioso.

El me dice algo pero no logro concentrarme en otra cosa que no sea ese tipo que ahora me mira serio, demasiado bipolar, típico de estos idiotas. Levanto una ceja para que note que me desagrada y el mira para otro lado aunque sigue mirando de reojo, imbécil.

—Alex, deja de mirarlo. Me dice Dante y pongo toda mi atención en el.

—Lo siento, ni lo conozco y me cae fatal, ¿Por qué te sigue hablando?.

Dante levanta los hombros y yo gruño, necesito hablar de otra cosa antes de que me levante de la mesa y estampe la maldita cara de Blas en su puto mostrador. No entiendo porqué estoy tan enojado, pero saber que incómoda de mala manera a Dante me pone los pelos de punta.

—Vayamos a otro lado. Dice Dante y niego rápidamente a su sugerencia.

—No, no le daremos el gusto de que te afecte ese inútil. Respondo y el sonríe.

—Estas más enojado que yo. Dice el y niego.

—No me gusta que hagan sentir incomoda a la gente, es por eso. Además me contaste que fue una basura contigo y tampoco me gusta eso.

Veo que Dante suelta una sonrisa y no puedo evitar imitar su acción. Es involuntaria mi sonrisa pero no me desagrada mostrarla, a él no. Rato después el inútil... Digo, Blas, trajo nuestra comida pero hay algo de más, el le dejó un postre de frutilla de regalo a Dante ya que el no había pedido eso. Le sonríe y se retira.

Dante se rasca la cabeza y levanta los hombros, el tampoco se esperaba eso por lo que veo y lo coloca a un costado de la mesa. Miro hacia el mostrador y veo su sonrisa estúpida estampada en su cara, agarro el postre y me dirijo hacia donde el tonto está. Siento la mirada de Dante seguirme y escucho que dice algo pero no logro saber que.

—No le gusta la frutilla. Le digo y dejo el postre sobre el mostrador con una fuerza más de la debida.

—El puede venir y decirlo el, no?.

—No, sabes que no, no tiene ganas de hablar con vos. Le respondo y me doy la vuelta para irme pero el dice algo.

—¿Por qué lo protejes tanto?. Pregunta el tonto.

Yo respiro intentando mantener la calma porque este no me va a sacar la poca paciencia que estoy teniendo en estos momentos por su culpa.

—¿Te molesta?. Le pregunto.

—Para nada, pero no necesita de su novio para defenderse. Suelta y levanto una ceja.

—¿Y si fuera así, que pasa?,¿ Te molestaria que fuera su novio?. Le digo desafiante.

El suelta una risa pero se nota su falsedad a millones de kilómetros.

—No son compatibles en nada. Dice y ahí calló la verdad.

—¿Y tú con el si?, no me hagas reír, no es mi novio, es mi amigo pero gracias por la sinceridad, te revelaste solito, adiós.

Le digo y noto su cara sería pero me voy a nuestra mesa y le sonrio a Dante que tiene alta cara de preocupación. No escuchó nada de lo que hablé con ese idiota, solo pagamos la cuenta y nos vamos del lugar. Aunque quedó con la duda y no se tardó en preguntar.

—¿Qué hablaron?, estuviste bastante tiempo ahí para solo dejarle el postre.

—Para ser sincero, creo que a ese tonto le gustas y mucho. Le respondo sin filtro, no me voy a guardar un "secreto" de alguien que lo hace tan obvio.

Dante suelta una risa mientras niega varias veces. No lo cree y no lo culpo, yo tampoco creería que el chico que me molestaba, guste de mi, pero es así. El nota mi cara seria y su sonrisa se borra por completo. Eso me causó un poco de risa pero no lo emití.

—¿Estás hablando en serio?. Preguntó el y yo asentí.

—Y no solo eso, pensó que yo era tu novio, el muy idiota.

Dante se pone un poco rojo y yo sonrió. Es gracioso cuando le da vergüenza algo porque sus mejillas no se ponen rojas sutilmente, es un rojo bien fuerte, como si le ardiera toda la cara completa y sienta lo caliente en ellas. Seguimos caminando hasta su casa sin decir nada, pero no por lo del otro idiota, sino que no teníamos mucho de que hablar sinceramente y no fue algo incómodo, nunca lo estoy cuando el está conmigo, no sé porqué.

Dante saca las llaves de su bolsillo y las señala, pero pone los ojos en blanco al mirar a su vecina que está mirándonos con una sonrisa de oreja a oreja y levantando las cejas, señora rara. El se da vuelta dándole la espalda y suspira sacando todo su aire interior.

—Es una chismosa, no tiene vida esa señora. Comenta Dante y me hace reír.

—Se llevarían espectacular con mi abuela. Le digo y vuelve a sonreír.

Me despido de él y me voy. Justo cuando paso por la vereda de la señora chismosa, ella vuelve a sonreír y señala a la casa de Dante. Espero que con la cara que pongo se entere lo incómodo que me pone haciendo esas caras, es una señora, no la culpo pero que vaya a hacer algo productivo y dejar de mirar a sus vecinos.

Rato más tarde llego a casa, mi abuela sale del baño acomodando su pelo y está arreglada, muy arreglada. Se mira en el espejo del pasillo y se pasa su labial rojo fuerte, yo la miro y ella sonríe y señala su vestido floreado y su peinado. Mi abuela siempre fue muy coqueta, le gusta estar arreglada para cualquier ocasión, sea especial o no. A diferencia mía que a penas me acomodo un poco el pelo y agarro lo primero que encuentro.

—¿Saldrás?. Le pregunto y ella asiente feliz.

—Voy a cenar con mis amigas, las locas del centro de jubilados, una de ellas cumple años y me ha invitado. Responde ella antes de agarrar la llave de la casa y pararse frente a la puerta.

—Buena suerte y tráeme torta. Le digo y ella guiña el ojo.

—El taxi está por llegar, hay pizza fría en la heladera, calentala en el microondas, adiooos.

Y se fue. Abro la heladera y veo las dichas pizzas en un plato, las agarro y las llevo al microondas y mientras se calientan, le mando un mensaje a Dante.

Yo
Mi abuela tiene más vida social que yo.

Unos minutos después, Dante responde.

Dante
Tu abuela es admirable. Mi mamá me contó que la chusma de mi vecina le preguntó por vos.

Yo
¿Qué preguntó?.

Dante
Quién eras y porqué nos ve juntos tan seguido. Mi madre le dijo que se vaya a lavar las bombachas antes de ver qué hace su hijo.

Yo
jajajajaajja, señora la amo. ¿Mañana tenemos matemática?.

Dante
Sip, el trabajo práctico de a dos.

Yo
Mierda, ¿Lo harás con Lucas?.

Dante
Si... Lo siento.

Yo
No pasa nada, le diré a Carla.

Dante
Tengo que irme a cenar, nos vemos mañana.

Desconectado*

Termino de hablar con Dante y enciendo la tele para ver alguna serie o película de Netflix. Carla me dijo que le encantaría hacer el trabajo conmigo así que ya conseguí compañera de matemática, genial. Ella me cae bien, no hablamos mucho pero es agradable.

Al otro día llegué a la escuela temprano, me senté en el aula para repasar los ejercicios que tendremos hoy en el práctico de matemática. Carla me dijo que se preparó toda la semana y yo a penas abrí el cuaderno anoche pero no sirvió de nada porque me dormí a los diez minutos. No es difícil, pero la práctica de esta materia me costó siempre, para mí suerte, siempre llegaba con la nota a fin de año, muy a penas, pero llegaba.
Un rato más tarde, Carla entró al aula con medialunas en sus manos y dos vasos con café. Sonrió al verme aunque era la única persona dentro y se sentó a mi lado.

—Cuando me dijiste que llegaste a temprano, me pareció demasiado para ser verdad, y aquí estás. Comentó ella con un tono de burla.

—Que poca fe me tenes, rubia.

Ella se ríe y apoya las cosas en la mesa, las medialunas huelen increíble al igual que el café que definitivamente no lo compró en la cafetería de la escuela porque de ahí no sale nada rico, sin exagerar. Mientras comíamos y tomabamos el café, prácticabamos los ejercicios y tengo mucha fe en que vamos a aprobar.

Rato más tarde los demás empezaron a llegar a la escuela y al aula. Uno de ellos era Dante que venía riendose con Lucas mientras tomaba de su café. Se sentaron en su lugar. Dante miró hacia donde estaba yo y sonrió acompañado de un saludo con la mano. Le devolví el gesto y volvió a hablar con Lucas.

Tiene el pelo distinto, algo se hizo, ayer no lo tenía tan desparramado y corto, ahora sí, le habrá agarrado unas de esas crisis que te hacen cortarte el pelo y después te super arrepentis porque el resultado es asqueroso, pero no es el caso de Dante, a él le queda super bien, dudo que algo le quede mal, es muy...

—Tierra llamando a Alex que vuela en Saturno. Dice Carla agitando su mano frente a mis ojos.

—Lo siento, estaba pensando. Le respondo y ella sonríe.

—¿Se conocen hace mucho?. Pregunta ella pero no sé de quién habla hasta que señala al chico que tiene su pelo distinto.

—No mucho, pero nos llevamos súper bien, fue muy random la forma en que nos conocimos. Le respondo y ella levanta una ceja.

—¿Qué pasó?.

—Ambos nos quedamos encerrados en el aula cerrada del fondo de la escuela. Fue gracioso en su momento porque el no notó mi presencia. A diferencia mía si lo ví un buen rato, estaba tan distraído que cuando me vió, pegó un salto. Después pasó algo terrible, había nevado tanto que cayó mucha nieve haciendo que todo el basural de la puerta del lado de afuera cayera y trabara la puerta.

Carla abrió los ojos sorprendida.

—Hasta ahí no fue tanto drama, pero Dante empezó a respirar mal y a ponerse nervioso, le pregunté si estaba bien y me dijo que sufría de claustrofobia. Lo ayudé a calmarlo, pero me asusté, creí que se iba a desmayar pero no, pudimos salir de ahí aunque nos retaron. Nunca me voy a olvidar de la cara de Dante cuando lo estaba ayudando, sus ojos brillaban y sentí que al hacer contacto con el, su respiración volvía a la normalidad. Desde ahí somos amigos.

—Wow, un poco fuerte la forma en que se conocieron.

—Si, gracias a la nieve nos conocimos.

—Alex, ¿Te escuchas cuando hablas?, específicamente cuando habías de Dante. Dice ella y yo abro los ojos.

—¿A qué te referis?. Le pregunto y ella revolea los ojos.

—Hablas de Dante y no podés evitar sonreír, recordas perfectamente como se conocieron y ahora te colgaste en Saturno mirándolo, es obvio.

¿De que habla... Oh no, no no.

—Crees que...?.

—Si, creo eso, el te gusta.

—No, Carla por dios no. Digo y me pongo nervioso y seguramente colorado.

—Alex, quizás no te diste cuenta, suele pasar eso, pero si, el te gusta.

No, claro que no, no me gusta, o sea, me gusta, pero no de gustar, sino de gustar de agradar, ¿Se entiende?. Carajo.

—El me agrada. Respondo y ella se ríe.

—Il mi igridi. Dice en tono burla.

—Ay, cállate.

Suelta otra risa. ¿Y si Carla tiene razón?, creo que si, creo que Dante me gusta, y mucho. Mierda. No debí haber visto física y química.

Después de esa charla, el profesor entró al aula y comenzó el trabajo práctico de matemática. Me concentré lo más que pude, pero alguien venía a mi mente a cada rato. Nunca voy a entender porque cuando uno se da cuenta de algo, todo lo que hizo siempre ahora le parece obvio, siempre pensé en Dante desde que lo conocí pero como amigo, pero me doy cuenta de que no, no pensaba en el de esa forma.

                                  <3

Pasaron dos semanas desde que tuve la conversación con Carla y mi gusto por Dante aumentó. Este tiempo estuvimos casi siempre juntos exepto los fines de semana, o sea casi las dos semanas completas. Hay diferencia entre como lo trato yo ahora que se que me gusta y como me trata el. Para Dante soy solo su amigo, para mí también, solo que yo lo veo lindo y con ganas de otras cosas... Ay, basta.

Salgo de mi casa y me pongo los auriculares, abro spotify y al poner en aleatorio, suena 8 letters. Hoy no nevó en todo el día así que aprovecho para salir a correr, aunque siga estando fresco afuera, no pude hacerlo porque había tanta nieve y no me quería caer de cara contra la calle blanca. Al pasar por el restaurante que fuimos con Dante el otro día, lo veo al inútil afuera fumando un cigarro, me mira y saluda con su mano.

Obviamente no le devuelvo el saludo, solo revoleo los ojos y sigo mi camino alrededor de la plaza del centro de la ciudad. En ella hay bastante gente con sus mascotas, niños jugando y adolescentes besandose en los bancos de madera. Otros hacen lo mismo que yo y corren algunos más lentos y otros más rápido, yo voy intermedio, ni muy rápido ni muy lento.

Luego de 15 vueltas, me siento en uno de los bancos de la plaza y tomo agua. Estaba súper cansado, dejar por un tiempo hizo efecto en mi ya que siempre hacia casi 25 vueltas, pero 15 no está mal, es como si estuviera en clase de educación física aunque la profesora solo nos hace correr 10.

Intento retomar mis vueltas después de descansar bastante pero me toman del brazo por atrás. Lo veo al bobo de Blas sonriendo, siempre sonríe y es la sonrisa más falsa y estúpida que vi en mi vida y todavía no llegué a los veinte. Me ofrece una botella de agua pero yo solamente lo miro de arriba bajo.

—Corres mucho. Dice Blas cruzándose de brazos.

—Aja. Le digo e intento esquivarlo para retomar el trote pero se vuelve a poner frente a mi. Mi paciencia se está agotando.

—Espera, quiero que hablemos. Me dice y levanto una ceja.

¿De qué quiere hablar este conmigo?.

—Sobre...?.

—Sobre Dante. Responde y suelto una risa.

—Se ve que te pegó muy fuerte lo que te dije el otro día. Le ladro y el pone los ojos en blanco.

—¿Qué querés de el?. Me pregunta totalmente serio.

—¿Perdón?. Pregunto confundido.

—Eso, te veo últimamente muy seguido con el, ¿están saliendo?, otra víctima más en el juego de Alex.

—Que mierda te importa. Le suelto enojado y doy la vuelta para irme pero vuelve a abrir su boca.

—Tal vez yo quiera salir con el. Grita y me acerco rápidamente hacia Blas.

—Dante jamás estaría contigo. Le respondo mirándolo asqueado.

—Tuvimos nuestros asuntos en el pasado pero eso es historia.

—Esos "asuntos" lastimaron a Dante. Le gritó al idiota llamando la atención de la gente alrededor.

—Tu ni existias para el. Me dice y me vuelvo a reír pero irónicamente.

—Y aún así hice lo que tú no podrías jamás, y eso es caerle bien.

Lo empujo hacia el costado y retomo mi trote dejando al inútil atrás. Ese idiota de Blas piensa que tiene oportunidad con Dante, porfavor, soy mucho mejor partido que el fracasado de Blas, obviamente. Voy a proteger a Dante de quien sea, nadie se mete con el chico que me gusta.

Dicho en voz alta podria sonar mejor, pero no cuando el mejor amigo de Dante aparece frente a mi con la boca abierta sorprendido por lo que acabo de decir.

—¿Lo dije en voz alta,no?.

—Si, lo hiciste.

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