Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11. Aura: Miradas y propuestas

Wil es un témpano de hielo a mi lado durante el resto de la noche.

Desde que estuvimos mirando el álbum con las fotos de nuestro viaje a España de hace unos nueve años y él y yo nos miramos a los ojos durante unos segundos incómodamente largos, no hemos vuelto a mediar palabra entre el parloteo del resto de nuestros familiares.

Sin embargo, de alguna manera, siento que estamos juntos en esto. Aunque se trate de una situación relativamente incómoda, como es el caso, tengo la sensación de que Wil y yo estamos en el mismo barco. Ese es un sentimiento que agradezco.

Hacia eso de las doce y gracias a algún Dios desconocido, la madre de Wil por fin dice que deberían ir marchándose. Con esas palabras, no obstante, anuncia la inminente ronda de abrazos de despedida sin saber bien cuándo volveremos a reunirnos todos.

¿Significa esto, esta cena de reencuentro, que de alguna manera hemos vuelto a la normalidad?

Por lo que a Wil y a mí respecta, no, desde luego, así que, ¿cómo afectará nuestra situación a las relaciones con el resto de ahora en adelante?

Ruth interrumpe mis pensamientos con otra de sus horribles y brillantes intervenciones.

—Wil, cielo, ¿cómo has visto a Aura esta tarde? —Wil se tensa a mi lado, hasta que Ruth sigue hablando—. Sus conocimientos científicos son penosos, ¿verdad?

Noto los ojos usualmente fríos de Wil clavados en mí por un segundo, y puedo oír la pequeña sonrisa en su voz cuando contesta.

—Así es más entretenido explicárselo. —es todo lo que dice y lo fulmino con la mirada por no haber negado lo ridícula que soy con las cuestiones científicas. Él tan solo se encoge de hombros, dando a entender que no tiene sentido negarlo. 

Entonces Ruth hace la siguiente pregunta de la manera más casual posible.

—Entonces, ¿necesitarás más su ayuda, Aura?

Las miradas de todos los miembros de nuestras familias se clavan en mí. Porque solo de mí depende que Wil y yo volvamos a vernos o esto se quede en una incómoda anécdota más que contar en un futuro.

Trago saliva y soy sincera.

—No lo sé... Aún no me he puesto a intentar desarrollar los conceptos que me ha explicado hoy, así que...

Y Ruth aprovecha la oportunidad sin dudarlo.

—¿Por qué no la llevas a tu trabajo un día de estos, Wil? —Su sonrisa es amplia y aparenta inocencia. Wil se queda mortalmente quieto a mi lado. Me pregunto si no tendrá un espíritu de de zarigüeya viviendo en su interior, ya que éstas suelen hacerse las muertas cuando se sienten en peligro. Ruth sigue hablando como si nada—. Así podría aprender esos conceptos de primera mano y no a partir de bocetos. —Agita las servilletas llenas de rayas y dibujos que me he llevado del restaurante, y no sé por qué me sonrojo un poco.

Wil sigue sin decir nada, y cuando lo miro con cautela veo que está paseando la vista por los rostros de todos y cada uno de los presentes.

Esperanza.

Los ojos y expresiones de nuestras familias rebosan esperanza. Esperanza de que Wil y yo podamos volver a sentirnos cómodos el uno con el otro, de poder volver a reunirnos todos juntos con frecuencia, de poder contar anécdotas del pasado sin tener que andar con pies de plomo sobre si tocarán una fibra sensible en nuestra historia o nuestros corazones.

Suspiro y Wil me mira. Obviamente, su mirada es inescrutable, pero bastante menos indiferente que antes. Aún así, estoy convencida de que va a decir que no hace falta, que no va a aportar nada, que siempre puedo enviarle un correo si necesito algo más.

—Claro. —contesta sin embargo, y todos los presentes contienen el aliento. Yo me vuelvo hacia él con brusquedad. Le está sonriendo a mis madres, que tienen las manos entrelazadas, mi madre con una expresión algo emocionada en el rostro. Frunzo un poco el ceño, pero no puedo evitar suavizar la expresión cuando los ojos se Wil se deslizan de nuevo hacia mí—. Seguro que te vendrá genial ver algún... "cachivache blanco" con tus propios ojos. —dice refiriéndose a las máquinas científicas tal y como lo hago yo. Mi sonrisa es pequeña pero genuina.

—Vale —es lo único que contesto.

—¿El miércoles? —me pregunta. Es decir, dentro de dos días. El corazón se me acelera en el pecho, solo un poco.

—Vale —repito con un hilo de voz, y Wil asiente, sereno e imperturbable como siempre.

Nadie dice nada en los siguientes segundos, pero la ilusión generalizada sumerge la habitación en una bomba de relojería a punto de estallar y soltar pétalos de rosa por todo el parqué.

Laurie da una palmada y rompe el hechizo.

—¡En fin! Hora de irse, que mañana tengo que coger un tren. —A Cambridge, cierto. No se me ha olvidado. Le sonrío y me pongo en pie para darle un abrazo. El resto empieza por fin con su ronda de despedidas.

—Gracias por quedarte esta noche. —le digo a la hermana de Wil con una sonrisa. Ella le resta importancia con un gesto y me abraza de vuelta.

—Cuidaos el uno al otro estos meses, Aurita. —me dice con una sonrisa pequeña pero sorprendentemente dulce. Me guiña un ojo y me planta un sonoro beso en la mejilla antes de dirigirse a abrazar a mis madres.

Richard y Josephine me dan dos besos en las mejillas y un abrazo, y me sorprende que la madre de Wil me murmure un "te echábamos de menos" en voz baja antes de dirigirse a la salida. La mayoría de la familia Ashton, salvo Lauren, siempre ha sido corta en palabras referidas a sentimientos o emociones. Le sonrío, pero antes de que pueda contestarle que yo a ellos también, ya se está alejando de mí.

Solo queda Wil, apoyado contra el marco de la puerta, los brazos cruzados ante el pecho y su típica expresión inescrutable en el rostro.

Finjo no darme cuenta de cómo mis madres se adentran más en nuestra casa para darnos algo de privacidad y cómo su familia se aleja en dirección a la suya propia.

Carraspeo un poco y me acerco a él.

—Disculpa a Ruth, ya sabes cómo es —trato de bromear, pero al ver que él sigue con la expresión completamente seria, suspiro—. No hace falta que me enseñes tu trabajo si no quieres, de verdad, lo entiendo, yo...

Niega con la cabeza y me interrumpe.

—No, te dije que te ayudaría, ¿verdad? —Su mirada se endulza, solo un poco—. Voy a hacerlo. Voy a ayudarte. Y Ruth tiene razón en que puede serte muy útil ver un contexto científico experimental real.

Trago saliva y asiento.

—Vale, gracias. —De verdad que tengo que empezar a ampliar mi vocabulario...

Nos quedamos un segundo en silencio, hasta que él lo rompe con las únicas palabras que no me esperaba para nada que salieran de sus labios.

—Podemos intentarlo —murmura en un tono suave y tranquilo. Lo miro, el corazón martilleándome entre las costillas. Tiene los ojos clavados en mí, los labios fruncidos—. Por ellos, podemos intentarlo.

Se me anegan los ojos en lágrimas porque entiendo perfectamente lo que quiere decir. Por nuestras familias, por el cariño que nos tienen y se profesan los unos a los otros, por la esperanza, inevitable y pura, que ha brillado esta noche en sus ojos, Wil y yo podemos intentar volver a llevarnos bien, tratar de ocultar el dolor que aún amenaza con engullirnos en presencia del otro. O al menos fingir una cierta normalidad entre nosotros ante ellos.

Vuelvo a asentir, incapaz de decir nada más.

Wil me dedica una media sonrisa e inclina la cabeza.

—Te enviaré la dirección de mi universidad. Puedes venir sobre las 12. Es cuando solemos hacer un descanso de unas horas para comer y podré enseñarte los laboratorios.

Asiento de nuevo. Joder, debo parecerle idiota.

—Vale. —Claro, mucho mejor. Qué elocuente.

—Buenas noches —murmura, y se separa de la puerta.

—Buenas noches —contesto en voz baja mientras lo veo caminar por el patio delantero de nuestra casa en dirección a la de sus padres.

Quiero decir algo más. Necesito decir algo más.

—Wil —lo detengo. Me mira por encima del hombro, las manos descansando en los bolsillos de su chaqueta. Le dedico una sonrisa amplia y sincera—. Me alegro de verte.

Se queda en silencio, sus ojos clavados en los míos, su expresión ilegible.

Inclina la cabeza en un gesto de agradecimiento. Sus ojos verdes y pelo castaño claro lucen mucho más oscuros bajo la luz anaranjada de la farola de la calle cuando me mira un segundo por debajo de sus largas pestañas. Da media vuelta para dirigirse a la casa de al lado.

—¡Nos vemos por Navidad! —exclama Laurie al cabo de unos momentos, saludándonos desde el portal de al lado antes de cerrar la puerta, ya con todos los miembros de su familia dentro.

Y así, de esa manera tan simple, la promesa de volver a reunirnos todos juntos de nuevo se asienta sobre nuestras vidas como una capa de algo cálido y familiar sobre nuestros hombros.

En cuanto la puerta maciza de madera de roble de nuestra casa se cierra ante mi nariz, me vuelvo con brusquedad, los labios fruncidos y los ojos echando chispas, hacia las mujeres en el interior.

Ruth está escondida detrás de mi madre, quien tiene una sonrisa pequeña y dulce pero divertida pintada en el rostro, utilizando su cuerpo como escudo.

—Te voy a matar —gruño y camino amenazadoramente hacia la pareja de mi madre.

Ella pega un chillido y echa a correr por el salón. La persigo.

—¡Lo siento! ¡No he podido evitarlo! —Ruth suelta carcajadas mientras se esconde detrás de una mesa. La miro desde el otro lado, una pequeña sonrisa furiosa en los labios.

—Me da igual. Entre la cenita sorpresa, que también estoy convencida de que ha sido cosa tuya, la gran idea de sacar el álbum de fotos y proponer que visite su trabajo para más documentación, te has lucido esta noche. —La persigo alrededor de la mesa como un depredador.

—¡Silvia, cariño, protégeme de tu hija! —exclama ella entre risas. Pongo los ojos en blanco.

—Lo siento, pero estás sola en esto. —Mi madre habla entre risas y se acerca a Ruth con una sonrisa en los labios, le da un beso en la mejilla y anuncia—: Me voy a dormir. Resolvedlo entre vosotras, pero no hagáis mucho ruido. Buenas noches, Aurita.

Me da un beso a mí también antes de murmurarme al oído.

—Siempre puedes atacar sus bonsáis.

Mi sonrisa se amplía y Ruth suelta una exclamación ahogada.

—¡Traidora!

Con una carcajada, mi madre desaparece escaleras arriba.

----------

Hola, corazones!

De verdad pueden intentarlo?

Vota y comenta si te ha gustado!

Nos vemos la semana que viene :))

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro