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Capitulo 5: Para mi

-¿MacGabe? –el rostro de Dareck se descompuso –Pero.....

-Sobrevivieron –Aclair, sentado en su silla, mostraba una expresión distante –Hubo supervivientes

-Ella... debía ser muy joven –Dareck paso la mano por su pelo

-Nos odia por ello –cerró los ojos un instante –Y tiene toda la razón

-¿Qué vas a hacer con ella? –frunció el ceño -¿Vas a dejar que se vaya?

-No –la respuesta salió de sus labios rápidamente, miro a su hombre –Se quedara aquí.

-Aclair –Gaya se paro en la puerta mirándole –No puedes retenerla aquí, es una MacGabe. Después de.... Odia a nuestro clan..

-¿Estabas escuchando? –El se levanto de su lugar bruscamente

-Yo –Gaya se mordió el labio nerviosa

-¿Desde cuándo escuchas conversaciones ajenas Gaya? –el dio un paso adelante, mirándola de forma penetrante –No te inmiscuyas en los asuntos que no te incumben

-Pero esto me incumbe –vio la mandíbula de el tensa y trago saliva

Dareck de forma sigilosa se desplazo hasta el otro lado de la sala y salió por la otra puerta, dejándolos a solas.

-Este también es mi clan y tu eres... eres todo lo que me queda –lo miro a los ojos –Me preocupo por ti

-Yo no te pido que lo hagas –el respondió bruscamente –Mis asuntos son míos Gaya, solo míos.

-Pero este asunto no es solo tuyo –ella se tenso –Esa chica es una MacGabe. La tienes aquí prisionera. ¿Por qué la quieres aquí? Lleva dos días encerrada en la habitación y ni siquiera la has tenido en cuenta. –Frunció el ceño –No te resarcirás con su clan, manteniéndola aquí, dándole vestidos ....

-¡¡Basta!! –al gritar, ella dio un respingo -¡Esta conversación se ha terminado!

Gaya lo miro unos segundos y finalmente se giro y salió de allí deprisa.

Aclair, respirando agitado paso las manos por su pelo y camino hacia el otro lado de la habitación, miro por la ventana.



-Buenos días –Quinsi abrió la puerta y la observo unos segundos

-Serán para ti que no te aburres –Freya contesto, tumbada en la cama, con los brazos tras la cabeza y mirando al techo.

El sonrió divertido, al tiempo que abría mas la puerta y una chica entraba con la bandeja de la comida.

-¿Dónde está Gaya? –pregunto a la joven que la miro sorprendida

-Hoy está revisando los alimentos que quedan en las despensas del castillo –La chica dejo la bandeja sobre la mesa

-¿Quién es? –Freya se incorporo, sentándose en la cama con las piernas flexionadas ante ella, rodeando con los brazos sus rodillas –Me dijo que era familia del Laird.

-Es su cuñada –la chica la observo unos instantes y después salió de la habitación.

-Que aproveche –Quinsi le hablo sonriendo y después cerró la puerta, dejándola de nuevo sola.

¿Su cuñada?

¿Cómo?

Entonces recordó. Eran dos.

El Laird tenía dos hijos, pero uno de ellos murió un año antes que él y entonces el tomo el control de todo.

Dos días. Ese era el tiempo que habia pasado desde la noche en la que le habia dicho a Aclair MacCarty a que clan pertenecía. Y desde entonces el no habia vuelto a verla, la habia dejado allí encerrada. Eso sí, todos los días recibía su comida y un baño, además de ropa.

Habia terminado de comer y se acerco a la ventana para observar el exterior, como si así pudiera sentirse menos encerrada, cuando la puerta se abrió. No presto atención, imaginando que sería la chica de antes para retirar la bandeja. Pero en cuanto la puerta se cerro, su cuerpo se sentó.

Sentía su presencia, sus ojos mirándola.

Permaneció de espaldas a él.

-Mírame –la orden recorrió cada fibra de su piel, pero se mantuvo en su lugar, sin girarse hacia él.

Escucho el gruñido que salió de su garganta y en unos segundos tenia la mano de él, rodeando su brazo. Sintió el fuerte tirón y se vio girada, hasta quedar ante él, mirándole.

-¿Crees que fui yo? –hablo en voz baja, mirándola a los ojos, ella no respondió, simplemente siguió mirándole –No fui yo

-Eres el Laird –Freya tiro de su brazo, logrando liberarse del agarre de él.

-Ahora –el entrecerró los ojos –Pero no importa ¿verdad? –suspiro –Nos odias

-¿Tu no lo harías? –apretó los labios en una fina línea -¿Qué vas a hacer conmigo?

-Has atacado al Invencible –el dio un paso atrás, dejando algo de espacio entre sus cuerpos -¿Sabes lo que eso significa?

-Que he logrado lo que muchos no consiguieron –sonrió con superioridad

-No puedo dejarte marchar –la miro a los ojos, con una intensidad sobrecogedora –Te quedaras aquí – se giro y comenzó a caminar hacia la puerta

-¡¿Por qué?! –ella dio un paso adelante, apretando los puños. Observo la espalda de Aclair, tensa. Permanecía inmóvil, ante la puerta, finalmente se giro despacio y la miro.

-Porque te quiero para mí –y dicho esto salió y cerró la puerta.

"Te quiero para mi"

La intensidad de sus palabras la atravesaron, la realidad de su situación la hizo por primera vez en mucho tiempo, estar asustada.

No volvería a ser libre, no volvería con los suyos. El no se lo permitiría.

Pero Freya MacGabe era mucho más que una superviviente. Era una luchadora, era un corazón libre, salvaje, era la fuerza de la venganza, del odio, era vida y esperanza para muchos. Ella era especial y tenía una razón para vivir, tenía un deber, con los suyos y con ella misma.



-¿Te encuentras bien? –Dareck se paro tras ella, observándola sentada en el banco del jardín trasero, con la mirada perdida.

-No lo sé –Gaya no le miro –Siempre he pensado que el tiempo...

-El tiempo no puede lograr algunas cosas, Gaya –Dareck suspiro, se sentó a su lado –Yo también le perdí. Era mi mejor amigo, pensamos que estaba muerto y... cuando regreso... cuando... Ha cambiado, todo lo ha cambiado.

-Y crees que yo no puedo ayudarle –lo miro con una sonrisa triste

-No puedes –la miro a los ojos –Quizás, antes de... si las cosas hubieran sido de otro modo. Pero ahora solo eres el recuerdo de ... de cosas que el querría olvidar.

-Pero no puedo dejar de quererle –cerro los ojos y una lagrima se deslizo por su mejilla.

-Lo sé –volvió a posar la vista al frente, incomodo

-¿Crees que siente algo por ella? –Gaya se miro las manos, juntas, sobre su falda

-Es extraño ...-frunció el ceño



-¡¡Tenemos que irnos!! –Allan se acerco a ambos, agachado -¡Antes de que nos vean!

-Frey vamos –Ethan se incorporo, con ella aun apretada entre sus brazos –Tenemos que irnos

-Lo ha matado, lo ha matado –no podía dejar de llorar, no podía dejar de ver la imagen de su padre, siendo atravesado por aquella espada y el dolor atravesarla, encogerle el corazón. Se abrazo a sí misma, gimiendo y llorando. –Esta muerto

-Tenemos que irnos –Allan aparto a Ethan y se agacho para mirarla –Ey, pequeña, mirarme –la tomo de la barbilla y la obligo a mirarle –Le prometí a tu padre que cuidaría de ti y es lo que pienso hacer. –después paso sus brazos alrededor de ella y la cargo contra su pecho.

Comenzó a caminar deprisa, hacia el bosque, con ella encogida en sus brazos, llorando contra su pecho y con Ethan siguiéndoles.

A las dos horas de caminar, comenzó a llover.

-Ya queda poco –Miro a Ethan, que caminaba sin fuerzas a su lado y después a ella, que seguía encogida entre sus brazos. –Tenemos que llegar a las cuevas antes de que...

-¡¡¡A por ellos!!! –el grito retumbo en el bosque y antes de poder reaccionar cinco guerreros se abalanzaban sobre ellos.

Allan, la soltó en el suelo, empujándola tras su espalda, protegiéndola con su cuerpo, al tiempo que desenvainaba su espada y luchaba contra dos al mismo tiempo.

Ethan esquivo el golpe de uno y pronto terminaron en el suelo, golpeándose con ferocidad.

-¡¡Ah!! –Freya grito cuando se vio empujada bruscamente contra el suelo, aprisionada por uno de aquellos gigantes

-¡¡Voy a disfrutar mucho de esta preciosa!! –él la sujeto de los brazos alzándolos sobre su cabeza, mientras besaba su cuello

-¡¡Noo!! ¡¡Ahh!! –se revolvió entre sus brazos, alzando el rostro hacia la lluvia que mojaba su pelo.

-¡¡No tal toques!! –Ethan le golpeo por detrás y el tipo cayó a un lado.

Freya quiso levantarse pero las piernas le fallaron, se arrastro por la tierra, con esta pegándose a su vestido rasgado, hasta apoyarse contra el tronco de un árbol. Les vio, les vio luchando por sus vidas, por la de ella.

Ethan consiguió asestar un golpe mortal a su contrincante, pero cayó a su lado, con los ojos entrecerrados y la respiración acelerada.

El gemido de dolor la hizo mirar hacia el, hacia el hombre que estaba dispuesto a todo por protegerla, incluso a perder su vida. Y eso era lo que estaba pasando, ese animal estaba sobre Allan, con las manos apretando su cuello y el gemía intentando liberarse, sin fuerzas.

"Prometí a tu padre que cuidaría de ti y es lo que pienso hacer"

Se levanto, apoyándose en el tronco, avanzo un paso, se agacho y tomo la espada y con la imagen de su padre, de su cuerpo sin vida, derribado a los pies del enemigo, con la rabia recorriendo su cuerpo y un fuego ardiendo en sus entrañas, empuño el arma contra aquel hombre y le atravesó el pecho. La aparto de un tirón y el cayó a un lado, con la sangre goteando en su cuerpo.

Allan la miro, tomando bocanadas de aire.

-¿Estas bien? –Ethan se levanto con dificultad, caminando hacia ella.

-Si –respondió con la espada apretada en su mano. Limpio su rostro con la mano libre, apartando las gotas de lluvia y los restos de tierra de su forcejeo. -¿Cuánto queda para las cuevas?

-Veinte minutos, poco mas –Allan se incorporo, con la mano aun en su garganta –Gracias

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