Capitulo 18: Aullidos
Se incorporo bruscamente, sin ni siquiera importarle si el permanecía a su lado en la cama, aunque por suerte, no era así. Salto de la cama y descalza atravesó la habitación hasta llegar a la ventana, la abrió rápidamente y se asomo a la oscuridad de la noche.
Silencio....
Un silencio que habia sido roto minutos antes por un aullido.
Observo la superficie que se extendía ante ella, a lo lejos, fuera de las murallas.
Estaba ahí, lo sabía, le sentía.
-¿Estas bien? –Gaya la observo con el ceño fruncido, desde el otro lado de la mesa.
-Si –respondió mirándola fugazmente y volviendo a fijar la vista en su zumo.
-Buenos días –Aclair entro en la sala, con cierta tensión reflejada en su cuerpo, camino hacia la mesa y se sentó en la cabecera. La chica que estaba sirviendo el desayuno se quedo mirándole sorprendida, finalmente se apresuro en acercarse para servirle a él.
Freya lo observo durante unos segundos y después a Gaya, que mantenía el ceño fruncido.
Hacía varios días que bajaba a desayunar con Gaya y en una ocasión se habia atrevido a preguntar porque Aclair no las acompañaba. Y la respuesta fue muy simple, desde que habia vuelto, el Invencible no desayunaba en el comedor. Y Gaya pensaba que era por ella, por no compartir ese momento del día a su lado.
Y ahí estaba, acababa de entrar al comedor y sentarse a la mesa para desayunar con las dos.
No debería de ser una situación muy incómoda, pero lo estaba siendo.
Les rodeaba un tenso silencio, mientras comían. Hasta que el silencio fue roto por las pisadas apresuradas de varios hombres.
-¡¡Laird!! –Dareck se paro en la puerta, seguido de Quinsi y Jarter, también alterados.
Aclair alzo la vista hacia ellos, retiro su silla y salió de la sala, seguido por sus hombres, sin que ninguno pronunciara palabra alguna.
-¿Qué pasa? –Freya observo la puerta por la que acababan de desaparecer y miro a Gaya.
-Algo no muy bueno –Gaya suspiro, al ver que se levantaba la miro sorprendida -¿Dónde vas?
-No voy a quedarme aquí, sin saber que pasa –y salió de la sala, directa al despacho donde suponía se encontraban ellos.
Se paro en el pasillo, junto a la puerta del despacho.
-¿Dónde? –Aclair se apoyo en la mesa
-Al norte –Dareck se movió nervioso por la habitación –Han atacado dos aldeas, y matado a casi todos los guardias que habíamos mandado.
-Siempre aprovechan la llegada de la nieve –Quinsi se rasco la cabeza.
-¿Qué vamos a hacer? –Jarter se cruzo de brazos.
La habitación quedo en silencio, cuando Freya se paro en la puerta. Aclair fijo sus ojos en ella, observándola avanzar por el lugar, hasta pararse ante él.
-Saldremos en dos horas –Aclair hablo, mirándola a ella y finalmente fijo la vista en Dareck –Organiza todo y que veinte hombres se preparen. Tú te quedaras aquí con el resto.
Dareck asintió y tras mirar a Quinsi y Jarter, los tres salieron del despacho, dejándoles solos.
-¿Quiénes son? –Freya dio varios pasos, acercándose más a él.
-Hombres de mi hermano –respondió mirándola a los ojos y pudo notar como el odio la recorría.
-Entonces no nos equivocamos –se acerco a la mesa, apoyando las manos en ella, junto al –Pensé que eran tus guerreros.
-¿Te has encontrado con ellos en alguna ocasión? –Aclair se aparto de la mesa, girándose hacia ella, para mirarla.
-En más de una –tenia la mirada fija al frente.
-Han atacado algunas aldeas...-su voz sonaba fría, distante –Iremos en su busca.
-¿Siempre es así? Ellos atacan y destruyen, tu les persigues –giro el rostro para mirarle a los ojos –Yo voy.
-No –su respuesta fue cortante.
-No voy a quedarme aquí, encerrada en tu castillo, mientras tu persigues a los hombres que masacraron mi aldea y mataron a mi gente –entrecerró los ojos –Voy a ir. Me lo debes.
El la observo, en silencio, avanzo hasta pararse tras ella, sus manos se apoyaron a ambos lados de ella, en la mesa, con sus brazos rozando la cintura, pego el rostro al de ella, con los labios rozando su oreja.
-¿Y cómo se que no escaparas? –le hablo en voz baja, ella cerró los ojos, sintiendo su aliento rozándole la piel.
-Tendrás que confiar en mí –se giro hacia él, quedando apoyada contra la mesa y cerrada por su cuerpo contra esta. Le miro a los ojos y después su vista bajo hasta sus labios, su mano subió, hasta apoyarse en su pecho y subió por él, hasta su hombro. -¿Podrás?
Aclair la miro, larga, intensamente.
Se inclino sobre ella y beso sus labios despacio, lentamente, después se aparto, hacia un lado, girándose hacia la ventana.
-Ve a prepararte –hablo sin mirarla –En dos horas nos vamos.
Freya apretó los labios con fuerza, finalmente camino por la sala hasta salir de ella. Una ven en el pasillo, miro sus manos, donde estaban el papel y pluma que acababa de coger del escritorio de el.
-¡Todo listo! –Quinsi grito desde su caballo, observando a sus hombres, que terminaban de anudar las mantas y tiendas para acampar, además de la comida, en una de las carretas que llevaban.
-¿Estas seguro? –Dareck frunció el ceño, mirando el caballo que el mismo estaba sujetando. Sus ojos se fijaron en la puerta y la vio a ella, saliendo del castillo. Bajo los escalones y se paro junto a Aclair, entonces él le tendió una capa. –Ten, para el frio.
-Gracias –tomo la capa y le sonrió. –No te preocupes, no escapare –miro de reojo a Jarter, que estaba atento a la conversación –Y tampoco heriré a ninguno.
-Eso ultimo lo creeré cuando lo vea –Dareck rio mirando a Jarter.
-Toma –Aclair le tendió una espada, guardada en su propio cinto, ella observo el arma y después a él –No puedes ir desprotegida.
Freya tomo la espada y anudo el cinto a su cintura.
Todos los observaban de reojo, simulando estar ocupados con sus monturas, pero no dispuestos a perder detalle.
Subidos sobre sus caballos, el pequeño ejército emprendió el camino.
Aclair les guiaba, con Jarter y Quinsi a ambos lados, tras ellos Freya con otros dos guerreros, dos carretas siguiéndoles, cargados con todo lo necesario para la supervivencia y tras estas, el resto de guerreros.
Tras unas horas de silencio, Freya consciente de la vigilancia que los dos guerreros que la acompañaban y un silencio sepulcral, incito a su caballo a avanzar, hasta alcanzar al Invencible. Quinsi aparto a su caballo a un lado, dejando espacio para ella, la observo y le sonrió levemente.
-¿Voy a estar vigilada todo el camino? –hablo fijando la vista en Aclair, el fijo la vista en ella, molesto, después miro a Quinsi y a Jarter y ambos se adelantaron. -¿También van a vigilarme cuando me lave?
-Entonces te vigilare yo –el respondió bajando la vista por su cuerpo.
-¿Dónde están? –Aparto la vista, fijándola al frente.
-Atacaron las dos últimas aldeas del norte –observo su reacción –Tendremos que pasar...
-Por mi aldea –Freya cerró los ojos un instante –O lo que queda de ella.
-Acamparemos esta noche y seguiremos cuando amanezca –miro atrás, hacia sus hombres y suspiro -¡¡Paramos unos minutos para comer y reponer fuerzas!!
Freya tiro de las riendas de su caballo, obligando al animar a parar, se bajo y observo a Aclair hacer lo mismo.
-Todo parece en calma –Quinsi se acerco con el caballo, desmonto y se estiro.
Se sentaron en rocas que sobresalían de la nieve, comiendo algo de la comida fría que llevaban y bebiendo ron para entrar en calor.
-¿Un poco? –Quinsi se sentó junto a ella, que estaba sobre las raíces de un viejo árbol, tendiéndole una botella. Freya le miro, tomo la botella y dio un trago, después volvió a concentrar la vista en Aclair, que se encontraba de pie, con la mirada perdida, concentrado en sus propios pensamientos. –Se siente culpable.
-¿Por qué son los hombres de su hermano? –Freya le miro pensativa.
-Porque son sus hombres –suspiro –Son de su clan, deberían estar bajo su mando, jurándole lealtad, sin embargo siguen perdidos, por una causa que desapareció hace años.
-¿Llamas causa a asesinar y destruir aldeas? –Freya se tenso.
-No quise decir... -el frunció el ceño –Es que.. Draco está muerto y ellos siguen ...
-Hay gente cruel por naturaleza –Freya se levanto, miro a su alrededor y finalmente de nuevo a Quinsi –Necesito intimidad –vio como él se sonrojaba y se alejo caminando entre los árboles.
Se adentro lo suficiente, lo suficiente para alejarse del improvisado campamento, de la vista de todos ellos. Y esperaba tener tiempo suficiente antes de que Aclair notara su ausencia y fuera en su busca.
Saco la daga que llevaba guardada y poso la hoja en uno de sus dedos, la sangre broto con rapidez y volviendo a guardarla, se acerco al tronco de un árbol. Apoyo la mano en el, dejando el rastro de sangre, después al siguiente, volviendo a marcarlo. Así con varios más. Se paro allí, esperando.
-Vamos, se que estas por aquí –miro a su alrededor.
Consciente de que habia pasado demasiado tiempo, decidió volver al campamento, antes de que fueran a buscarla y entonces lo hoyo. El sonido de varias ramas crujir, pisadas.
Se mantuvo alerta, esperando, rezando porque no se tratara de alguno de los guerreros de Aclair.
Sintió que la observaban y se giro, se giro para mirar hacia un lugar concreto y allí estaban.
Sus ojos, aquellos ojos que parecían atravesarla, penetrantes, fieros, fieles.
-Hola amigo –sonrió y se arrodillo en la nieve, extendiendo un brazo hacia el –Vamos, ven.
Y se acerco, camino sobre la nieve, con sus patas hundiéndose en esta, hasta pararse ante ella.
-Buen chico –lo acaricio, como tantas otras veces -¿Me has echado de menos? –le tomo de la barbilla, obligándole a alzar la cabeza, para mirarla. –Necesito que hagas algo por mí. –saco el papel doblado, de su pantalón, lo enrollo en una tela, bien atada y después con una cinta de cuero lo ato a su cuello –Lleva esto a Ethan. –vio como la miraba –Estaré bien, venga. Ve –pero él no se movió, sus orejas se alzaron, su vista se fijo tras ella, su labio superior se alzo, mostrando sus colmillos y el gruñido salió de su garganta –No, eh. Vete –se incorporo, mirándolo y alzo el brazo en dirección contraria –Tienes que irte. Ve.
Y él, salió corriendo, en la dirección que Freya habia indicado.
Inspiro aire profundamente, observándole alejarse y entonces se giro y comenzó a caminar de regreso al campamento.
A unos metros de este, sintió un fuerte brazo, sujetándola desde atrás, rápidamente llevo la mano a su daga, para obligarle a apartarse, entonces el hablo.
-¿Qué hacías? –Aclair hablo en voz baja, pegándola contra su cuerpo, sintiendo sus curvas.
-Necesitaba estar sola –hablo con tranquilidad, el la soltó poco a poco y ella se giro para mirarle –¿Ya nos vamos? –alzo la mano para apartarse el pelo de la cara.
-¿Te has cortado? –alargo el brazo para tomar su muñeca, observo el corte en su dedo.
-No es nada –negó con la cabeza, intentando apartar la mano, pero él siguió sujetándola. Entonces levanto su muñeca, y sujetando el dedo introdujo este en su boca, lamiendo suavemente con la lengua la sangre que salía del corte.
Freya paso la lengua por sus labios, observando como el lamia su dedo.
Cuando el libero su muñeca, se quedaron mirándose, de forma intensa, como si hubieran conectado de una forma distinta. Pero la conexión se rompió, al oír un profundo aullido.
-Lobos –Aclair se giro mirando a su alrededor
-Sera mejor que nos vayamos –Freya hablo y viendo que él seguía mirando a su alrededor, alargo el brazo y tomo su mano, lo que llamo su atención –Tenemos que darnos prisa, no podemos entretenernos.
Aclair asintió, bajo la vista a sus manos unidas y comenzó a caminar hacia el campamento, sujetando su mano con decisión. Llevándola con él.
Ocho horas más tarde, ya oscureciendo, habían preparado otro campamento en el que dormirían. Varias hogueras estaban encendidas, dando calor y todo permanecía en silencio, a pesar de que nadie dormía realmente.
Aclair, sentado a un lado del fuego, permanecía pensativo, mirando este y de vez en cuando fijando la vista al otro lado, donde Freya permanecía acostada, tapada con una manta y simulando dormir. Le invadía la necesidad de cruzar el campamento, llegar hasta ella y sumergirse bajo la manta, pegado a su cuerpo, buscando su calor.
Freya se giro bajo la manta, colocando su rostro hacia el otro lado, como si así pudiera protegerse de la mirada de él. Pero seguía sintiéndola puesta sobre su cuerpo. Se permitió abrir los ojos, observando la oscuridad del bosque que se extendía ante ella y preguntándose si aquel mensaje, habia llegado ya a su destino.
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