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Capitulo 15: Hielo


Esta vez le habia sentido.


Le habia sentido abandonar su cama y dejar solo el calor impregnando las sabanas, que mas tarde volverían a estar frías.


Habia sentido su mano, recorriendo su espalda desnuda, hasta detenerse allí, en el final de su cadera, en aquella marca, mientras ella yacía sobre el colchón, bocabajo con la cara girada hacia el otro lado. Noto su interés, en aquel dibujo, en aquella marca que la reclamaba como mujer, que la obligaba a no olvidar cual era su cometido.


No mostro signo de estar despierta, porque quería entenderle.


Sintió su aliento, cuando acerco la boca a su hombro y beso este, despacio, suavemente.


Y entonces llego el frio.


Habia apartado la sabana y salido de la cama, se coloco su pantalón rápidamente y salió de la habitación cerrando la puerta.


Como si esperara que regresara, que volviera a la cama a su lado, espero, unos minutos, sin moverse, con la respiración en calma. Pero cuando comprendió que no ocurriría, se giro en la cama y se incorporo sentándose en esta. Miro hacia la ventana y por fin entendió porque las otras veces no le habia sentido marcharse. Aun no habia amanecido, el cielo estaba oscuro, la oscuridad de la plena noche rodeaba el castillo.


Así que Aclair MacCarty no dormía con ella, se marchaba después de haberla hecho suya.


Ignoro el súbito dolor que sintió en el pecho, como si le estuvieran negando algo, algo que le pertenecía, algo que al parecer, el no quería darle.


Al haber dormido tan profundamente y solo despertarse ya entrada la mañana, habia imaginado que él se marchaba al amanecer, cuando el sol comenzaba a salir.


Pero esta noche era diferente.


Salió de la cama y sintió el frio del suelo de piedra, en sus pies descalzos. Totalmente desnuda, camino hacia la ventana y la abrió. La leve brisa se adentro en la habitación, haciendo que las llamas de la chimenea se balancearan. Sintió como el aire acariciaba su piel desnuda, sintió el frio en su piel. Frio.


El frio que demostraba que el inverno habia llegado.


Extendió el brazo, y coloco la palma de la mano hacia arriba.


Un copo de nieve cayó sobre ella y lo observo. Lo observo recordando, recordando cuando apenas era una niña, cuando veía en la nieve la maravillosa llegada de sus celebraciones, de sus cantos. Cantos que no habia vuelto a oír, desde que masacraron a los suyos.


Cerro la ventana y miro al interior, a la habitación, a la cama.


Hacia unas horas habia estado ahí, tumbada, con el sobre su cuerpo, sintiendo su piel, su deseo, consumiéndose.


Y ahora estaba sola, con ese miedo que se apoderaba de ella, con esa sensación de traición.


Recordó a Ulises, esperaba que cumpliera, que no volviera a traicionarla.


Traición.


Algo que ella odiaba, algo que la perseguía. Algo que ella misma estaba haciendo, ahora.







Sus botas crujieron al hundirse en la nieve y bajo la vista hacia estas, una leve sonrisa recorrió su rostro.


-Parece que te gusta –Dareck la miro sonriendo


-Antes, era un símbolo –hablo con añoranza –Festejábamos, cantábamos, celebrábamos.


-Las ceremonias celtas, las recuerdo. Me encantaba ir a tu aldea –Dareck se quedo pensativo, fijo la vista en ella -¿Y ahora?


-Ahora se habia convertido en un símbolo de frio, de hambre –el dolor se reflejo en su rostro –El inicio de las nevadas, nos daba tregua para no tener que escondernos tanto. Los caminos estaban intransitables, pero... el frio, es difícil combatirlo en cuevas y más cuando no tienes lo necesario.


Las risas y gritos de unos niños llamaron la atención de ambos, miraron mas allá del patio de entrenamiento, fijando la vista en el lago, que habia junto a la colina. Estaban allí, corriendo sobre el agua helada del lago, patinando sobre él. Caían y reían, se volvían a levantar y se lanzaban.


Disfrutaban.


-¡¡Tened cuidado!! –Una de las madres, que estaban sobre la colina observándoles les grito.


Freya los observo y sonrió levemente.


Hacía mucho que no escuchaba las risas de los niños, que no veía a pequeños, jugando, disfrutando, sin preocuparse.


-¿Dónde está Aclair? –pregunto sin dejar de mirar a los niños


-Fue con algunos hombres a apartar la nieve de los caminos –Dareck también tenía la vista fija en los niños –Antes de que se amontone mas.


Un grito, un niño habia patinado y terminado cayendo sobre el otro, ambos rieron tirados en el hielo. Se incorporaron y volvieron patinar.


Pero algo cambio.


El hielo se resquebrajo, una fina línea, apenas perceptible.


Pero ella lo vio.


-No –y Freya comenzó a correr hacia allí -¡¡Salid de ahí!! ¡¡Salid del hielo!!


-¿Qué? –Dareck la miro confundido y la siguió corriendo, cuando fijo la vista en el lago, pudo verlo.


La raja aumento, atravesando todo el lago y en ese instante un pequeño resbalo, su golpe en el hielo hizo que este se partiera. Y su grito fue lo último que se escucho, antes que se sumergiera en el agua.


-¡¡¡Ahh!!! –la madre grito, bajando por la ladera hacia el lago.


-¡¡Al lago!! ¡¡Todos al lago!! –Dareck grito, mientras llegaba justo al filo de este, resbalo unos instantes hasta que se hizo a caminar por el hielo.


-¡¡Salid de aquí ya!! –Freya grito a los niños mientras llegaba hasta el hueco que habia en mitad de la pista, metió el brazo en el agua helada, tratando de sacar al niño, pero no lo encontraba.


-¡¡¿Qué hacemos?!! –Quinsi llego a su lado, seguido por mas guerreros.


Dareck se paro junto a ella, de pie, mirando el agua horrorizado.


Los llantos de los niños llegaban hasta ellos, y los gritos de las mujeres, sobre todo de la madre del pequeños, que peleaba con el guerrero que la sostenía apartada unos pasos de ellos.


-La corriente –metiendo el brazo en el agua, comprobó hacia donde iba la corriente, entonces se incorporo -¡¡Clavad las espadas en el hielo, rasgadlo!! –señalo la dirección -¡Tres metros mas allá en adelante!! –y sin avisar, se quito las pieles que la abrigaban y sus botas.


-¿Qué haces? –Dareck la miro sobresaltado, mientras el resto de hombres hacia lo que ella habia ordenado.


-Necesito esto –y ella le arrebato la espada del cinto y se lanzo al agua, desapareciendo al instante.


-¡No! ¡Mierda! –Dareck metió las manos en el agua nervioso.


Unos segundos, transcurrieron, mientras él seguía mirando el agua, asustado. Entonces los cascos de caballos llamaron su atención y alzo la vista. Vio al grupo de hombres, guiados por su Laird que cabalgaban hacia ellos a todo galope.


-¡¡¿Qué pasa?!! –Aclair desmonto su caballo, observando a las mujeres que gritaban y después a sus guerreros que acuchillaban el hielo.


-¡Un niño! ¡Se ha... se ha caído! –Dareck se levanto nervioso, señalando el agujero en el hilo, miro a Aclair –y ella... ella ha...


Los ojos de Aclair se enfocaron en los de él, después bajo la vista a las pieles, las botas que habia en el suelo y sintió su sangre arder. Un gruñido salió de su garganta, al tiempo que tomaba a Dareck del cuello, furioso.


-¡¡¡La has dejado meterse en el maldito hielo!!! –Aclair apretaba con fuerza su agarre, sus ojos ardían de furia.


-¿Qué hacen? –Jarter miraba al resto de guerreros, acuchillando el hielo.


-¡¡¿Cuánto hace que ...?!! –Aclair lanzo a Dareck al hielo, bruscamente.


Sus ojos se enfocaron la capa de agua helada. El miedo lo invadió, un miedo irracional, imposible de sofocar.



Y entonces sucedió.


El acero de una espada emergió en mitad del hielo, donde los hombres estaban acuchillando. Sobresaltados, estos se apartaron.


La espada emergió aun mas y el hielo se rompió, haciendo que el agua apareciera ante ellos.


-¡¡Ayudadme!! –Freya grito, apretando al pequeño contra ella. -¡¡Cogedle!!


Rápidamente todos se abalanzaron hacia el agua, cargaron al crio, tumbándolo en el hielo y la ayudaron a salir.


Sintiendo el frio calarla, Freya agradeció la ayuda de dos fuertes guerreros, que la sacaron del agua, se sentó en el hielo y miro al niño.


-¡¡Oh Dios!! ¡¡Dejadme pasar!! –Gaya gritaba desde la colina, peleado con un guerrero -¡¡Tengo que atenderles!!


-¡¡Dejadla!! –Freya grito y los guerreros se apartaron.


Gaya corrió hacia el pequeño y se arrodillo junto a él.


-¡¡Traed mantas!! –coloco las manos en su garganta y miro a Freya aliviada –Respira. ¿Cómo?


-Le di aire –respirando agitada, paso las manos por su rostro apartando el agua. –Le pase aire con mi boca.


Dareck, aun permanecía tirado en el hielo, mirándola sin ser capaz de reaccionar, igual que el invencible, que apretaba la mandíbula de pie, observándola.


Quinsi corrió hacia ellos, dando mantas a Gaya, que se apresuro a tapar al pequeño y otra a Freya.


-Dásela al niño –Ella negó con la cabeza –La necesita más que yo.


-¡Acepta una maldita manta! –Aclair hablo, caminando entre sus hombres, con la mirada fija en ella.


Quinsi, nervioso, dejo la manta sobre sus hombros, abrigándola y se alejo.


Freya alzo el rostro para mirarle, no se aplaco ante la fiereza de su rostro.


-¿En que estabas pensando? –La voz de el sonaba contenida -¿Estas loca?


-¿En salvar al niño? –se incorporo, sujetando la manta sobre sus hombros.


-¡¡Podrías haber muerto!! –y el estallo -¡¡¿No puedes dejar de meterte en problemas?!!


-¡¡Gracias!! ¡¡Gracias!! –la madre del niño se abalanzo sobre Freya, abrazándola y Aclair frunció el ceño y apretó la mandíbula – Has salvado a mi niño, gracias.


-Se pondrá bien –Freya le sonrió amablemente y después observo como la madre seguía al hombre que cargaba a su hijo.


-¡¡Gaya!! –el grito hizo que esta diera un respingo, pero su vista estaba fija en la de Freya -¡¡Llévala a su habitación y atiéndela!!


-Puedo ir a mi habitación yo sola –respondió mirándole fijamente, con la barbilla en alto, dio un paso adelante y dejo que la manta cayera al suelo, desafiándole –No necesito atención –y camino hacia el castillo, con la ropa empapada y bajo la atenta mirada de todos.


Miradas cargadas de admiración.


-Esto va a traer cola –Jarter suspiro, al ver como Dareck y Aclair le miraba, se encogió de hombros –Hirió al Laird, el la ha besado en pleno campo de batalla y ahora...-señalo el suelo helado –emerge en mitad de un lago, del frio hielo, salvando a un niño. –alzo ambas cejas negando con la cabeza –Las mujeres ya murmuraban sobre ella y ahora los hombres.


-¿Y qué murmuran? –Aclair entrecerró los ojos


-Que es la mujer para el Invencible –Fue Dareck quien contesto –La señora del Clan del Hielo.







¡Habia salvado al crio! ¡¡Habia salvado al niño de morir ahogado en el lago congelado!! ¡¿Y el aparecía gritándole?!


Volvió a sumergir la cabeza en el agua caliente de la bañera y de nuevo salió al exterior, suspirando.


Estaba furiosa y no conseguía sofocar su enfado.


Sería mejor que no se acercara a ella en bastante tiempo, porque....


Y la puerta se abrió, sin llamar, sin pedir permiso. La puerta se abrió y él se adentro en la habitación, con su fuerza, con su prepotencia.


Iba a gritarle, a decirle que se marchara.


Pero sintió una gran satisfacción al ver la sorpresa de verla en la bañera, sumergida en el agua caliente. Y se sintió poderosa, muy poderosa, cuando vio la duda en su rostro.


Pero dudo un instante, la duda, solo tardo un instante en desaparecer.


Cerró la puerta y camino hacia la bañera, con la vista fija en los ojos de ella, sin apartarla.


Sus ojos reflejaron lo que sentía, la preocupación, el miedo y eso la conmovió, pero pronto se vieron llenos de deseo, de lujuria. Se paro junto a la bañera y extendió la mano, hacia ella.


No dudo, ni un instante.


Se incorporo, dejando que el agua se deslizara por su piel, parándose totalmente desnuda, ante él. Y coloco la mano sobre la suya, aceptando su ayuda para salir de la bañera.


Aclair quedo hipnotizado, verla desnuda, ahí, ante él, ofreciéndole todo. Con la luz que entraba por la ventana, bañando su piel, las gotas de agua tibia, resbalando por su cuello, por su ombligo.


La miro a los ojos, al tiempo que la acercaba a su cuerpo y se apoderaba de sus labios, en un beso lento, saboreando. Una lenta pasada rozando sus labios, una embestida con la lengua sobre su boca entreabierta.


Llevada por su deseo de él, Freya llevo las manos a su camisa, mojando esta, logrando así que se pegara a su duro y fuerte pecho. Recorrió la tela con los dedos, hasta pararse junto a los lazo y desabrocharla. Introdujo las manos, sintiendo su ardiente piel y tiro de la camisa, logrando que esta se deslizara por sus brazos, hasta caer al suelo.


Entonces él se aparto y sin dejar de mirarla a los ojos, llevo las manos al lazo de su pantalón y tirando de él, consiguió aliviar un poco la presión sobre su erección, finalmente, deslizo este por sus piernas y quedo totalmente desnudo.


Con total descaro, ella le recorrió con la mirada. Sus hombros, su pecho, su estomago y aquella inmensa erección, que durante las noches anteriores la habia hecho gritar.


Con una sonrisa prepotente, Aclair volvió a tomar su mano y tiro de ella, llevándola hasta la cama.


Pero al contrario de lo que Freya imaginaba, el se giro hacia ella, parado ante la cama, se sentó en el filo, tirando de su cuerpo, dejándola de pie, ante él. Alzo el rostro, para mirarla a lo ojo, mientras sus manos se posaban en sus muslos y subían, acariciando su suave piel hasta llegar a su trasero y tiro de ella, hacia él, haciéndola sentarse a horcajadas sobre sus piernas.


La excitación la recorrió cuando sintió el roce de su virilidad en su zona intima, mientras sus rodillas se hundían en el colchón, a ambos lados de las caderas de él. Sintió sus fuertes manos, sujetando con fuerza sus nalgas, pegándola a él. Sus pechos se estrecharon contra su duro torso, mientras sentía sus besos lentos y premeditados en el cuello.


Las manos del Invencible subieron, recorriendo su espalda, hasta volver a bajar y posarse en su cintura, dejo de besar su cuello y la miro a los ojos, mientras la guiaba. Con la mandíbula tensa y conteniendo un gruñido, apretó los dedos en su cintura, sintiendo como lo recibía, adentrándose en su estrechez, deleitándose con su calor.


Freya apretó las manos en sus hombros, sujetándose con fuerza, mientras sus labios se entreabrían, dejando salir su respiración acelerada, sintiéndose completa, llena.


Y todo a su alrededor desapareció.


Guiada por él, por sus fuertes manos clavándose a fuego en su piel, se movió, sintiéndole entrar y salir, deslizarse en ella, haciéndola delirar. Con un gemido profundo, alzo la vista al techo, dejando caer la cabeza hacia atrás, sintiendo el balanceo de su cuerpo sobre él.


La contención de él se evaporo, trataba de no ser brusco, pero verla allí, moviéndose, buscando el placer, con sus ojos cerrados, su rostro alzado hacia atrás y sus labios abiertos mientras sus gemidos salían de su boca, consiguió que su control se evaporara. Alzo las caderas adentrándose aun más profundamente y un gruñido salió de lo más profundo de su garganta, sus dedos bajaron, hasta llegar a su trasero, atrayéndola con fuerza. Con voracidad se lanzo a su garganta, a besarla, a devorarla, bajando por sus hombros sus pechos, mientras se movía desesperado por llegar al final, por lograr hacerla pedazos, sobre él, entregada completamente.


Y entonces ella lo sorprendió, moviéndose sola, buscando su ritmo, incorporando el rostro hacia él, mirándolo, con una intensidad y una profundidad, que sintió que nunca podría apartarse de ella. Y sintiendo como el final llegaba, alzo una mano a su nuca, para tirar de ella y apoderarse de sus labios, diciéndose que era para acallar el grito, que en esos instantes, salía de los labios de ella, pero lo cierto es que necesito concentrarse en algo, ocupar su boca, para que el gruñido de placer que salió de lo más profundo de él, no resonara en todo el castillo.




Y así, unidos, piel contra piel, quedaron sentados sobre aquella cama, abrazados el uno al otro, con sus corazones latiendo desbocados y su respiración acelerada inundando la habitación.





OS DEJO LA FOTO DE LA MARCA QUE LLEVA FREYA TATUADA EN LA PARTE BAJA DE SU ESPALDA


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