Capitulo 13: El pasado
Se habia despertado demasiadas veces en la noche, con la sensación de que él estaba allí, en su puerta observándola, culpándola. Su mirada la atravesaba, con reproche, con rabia y no habia excusa, no habia disculpa, no habia cumplido con su deber. Habia decepcionado a todos.
-¿Nunca descansas? –observo a Dareck con una ceja alzada.
-Me fui poco después de que te retiraras a dormir –el sonrió divertido –Y he regresado hace unas horas.
-Y supongo que alguien te remplazo –cerro la puerta de su habitación
-Por supuesto –el la miro con el ceño fruncido -¿No quieres que te suban el desayuno?
-¿es que estoy obligada a desayunar encerrada? –y ella le miro con diversión, aunque realmente se estaba haciendo esa pregunta.
-No, es que... bueno...-se rasco la barbilla -¿Dónde quieres desayunar?
-¿Dónde desayuna Gaya? –y le miro fijamente
-Normalmente en el comedor –Suspiro –Pero hoy ha pedido que le suban el desayuno a su habitación.
-¿Y puedes decirme cual es? –al ver que el la miraba desconcertado, sonrió -¿Puedes llevarme a la habitación de Gaya, Dareck?
-Eh, si –asintió, pero permaneció allí, de pie, parado ante la puerta de la habitación de ella.
-Pues... ¿Vamos? –Alzo ambas cejas
-Ah, sí, si - y finalmente el comenzó a caminar por el pasillo.
Para sorpresa de Freya, fueron hasta la escalera y pasaron ante esta en dirección al pasillo del otro ala del castillo. Nunca se habia preguntado donde se encontraba la habitación de ella y ahora se daba cuenta que estaba al otro lado, lo más alejada posible del invencible.
Al llegar a la habitación, dudo un instante, ante ella, con la mano alzada, dispuesta a llamar. Giro el rostro y vio a Dareck, moviéndose incomodo.
-¿Por qué no me esperas al final del pasillo? –le sonrió brevemente, al ver sus duda, negó con la cabeza –Ya intente bajar por una ventana ¿recuerdas? Y no me fue muy bien.
-De acuerdo – asintió, dio un paso pero volvió a mirarla –Es una buena mujer, solo tomo la decisión equivocada.
-Lo sé –le miro un instante, después le observo alejarse. Inspiro profundamente y dio varios golpes a la puerta. Escucho "adelante" y empujo esta, adentrándose en la habitación. Una hermosa habitación, con un gran balcón, por el que la luz penetraba, grandes alfombras aislando del frio suelo y flores en un jarrón, en una mesa situada en el centro de esta. Sus ojos se posaron en el sillón, colocado ante el balcón, podía ver la cabeza de ella, mirando hacia el exterior.
-Puedes dejar la bandeja en la mesa, gracias –Gaya hizo un gesto con la mano, sin mirar hacia ella.
-Me temo que no traigo ninguna bandeja –Freya hablo y la vio levantarse rápidamente de su asiento y se giro hacia ella
-Fre... Freya –la observo sorprendida
-Lamento irrumpir en tu habitación, pero... -se sintió nerviosa y no le gustaba sentirse así. Apretó los brazos contra el vestido -¿Crees que podrías dedicarme algo de tiempo?
-Claro –ella le sonrió levemente, después camino hacia la cama y señalo esta –Siéntate.
-Gracias –Freya se acerco a la cama y se sentó en ella, mirándola -¿Es esta la habitación que compartías con...?
-¿Con mi marido? –ella hizo una mueca y se acomodo en la cama –No. En cuanto... murió... me cambie de habitación.
-Se que fue Aclair quien le mato –ambas se quedaron mirándose, fijamente.
-¿Te lo ha dicho el? –frunció el ceño
-Os escuche –Freya bajo la vista a sus manos, cruzadas en su regazo.
-Entonces lo sabes –una sonrisa triste apareció en el rostro de Gaya, aparto la vista, fijándola en su balcón.
-Cuando apareció Aclair, ¿Cuánto tiempo llevabas.. casada? –volvió a alzar la vista, hacia ella.
-Dos semanas –contesto con una mueca –Dos malditas semanas.
-Y entonces todo se trunco ... -no preguntaba, lo sabia –No le querías, amabas a Aclair.
-Todo se trunco mucho antes –se levanto de la cama y camino por la habitación, pensativa –Durante mucho tiempo espere que regresara, pero asumimos que estaba muerto. Draco me propuso convertirme en su esposa y no acepte. Pero, su padre, me suplico, que lo ayudara, que convirtiera a su hijo en un buen Laird, que lo guiara. Estaba enfermo y sabia que no le quedaba mucho. Jamás debí aceptar. –sus ojos se anegaron de lagrimas –Draco destruía todo lo que estaba a su alcance. Convirtió mi vida en un infierno, igual que la del resto –la miro a ella –Y el regreso, regreso con fuerza, con ansias de volver a casa y ya no quedaba nada. Su padre habia muerto y yo..... le traicione.
-Pensabas que no regresaría –Freya se levanto y camino hacia ella, tomo su mano –Esta vida es demasiado injusta. –la miro a los ojos –Lamento que haberte causado problemas...
-Mi ayuda a tu huida no ha empeorado mucho mi relación con el –sonrió con tristeza –Lamento que no lo lograras.
-Eso ya no importa –soltó su mano, pero no dejo de mirarla.
-Vas a quedarte –no pregunto, lo estaba dando por hecho.
-Si –desvié la vista
-No voy a ser tu enemiga Freya –Gaya sonrió, con tristeza –Lo que fue entre Aclair y yo, termino hace mucho y no hay forma de recuperarlo. Quiero que sepas, que puedes contar conmigo, para lo que necesites.
-Hay algo...-volvió a mirarla, dudo un instante y finalmente suspiro -¿crees que podrías conseguirme ropa?
-¿Vestidos? –Gaya la miro sorprendida –Por supuesto, si no son suficientes los que...
-No –la interrumpió –No hablo de vestidos. Ropa de hombre, de algún chico joven.
-Pero...-Gaya la miro, de arriba abajo.
-Con algo de aguja e hilo las acomodare para mí –sonrió levemente
-Está bien –frunció el ceño, pero asintió –Ordenare que lleven todo a tu habitación.
-Gracias Gaya, por todo –se giro y camino hacia la puerta.
-Freya –al oírla, se paro ante la puerta, girando el rostro hacia ella –No le lastimes, ya lo hice yo.
La miro unos segundos y finalmente abrió la puerta y salió de allí, cerrando tras ella.
Cuando llego a las escaleras allí estaba Dareck, esperándola. Lo miro y sonrió.
-Bueno ...-miro hacia la planta baja -¿Y donde se supone que puedo desayunar?
-¿Eh? -el frunció el ceño -Pues, donde quieras, supongo.
-Ya -aguanto las ganas de reír, estaba claro que ni el tenia idea -¿Has desayunado ya Dareck?
-Si, comí algo antes....-El hablo pensativo
-Antes de correr como un loco a la puerta de mi habitación para que no escapara -se quedo mirándolo -Debo provocarte mucha ansiedad.
-Bastante -y el suspiro rascando su cabeza.
-Pues creo que será mejor que te relajes -comenzó a bajar las escaleras -O vas a pasar mucho tiempo ansioso.
-Lo que significa que te vas a quedar -Bajo tras ella
-Eso tu ya lo sabes -giro el rostro para mirarle y tras unos segundo el desvió la vista -Eres amigo de Aclair... supongo que te cuenta todo.
-Aclair no tiene amigos -el sonrió con tristeza -No quiere tenerlos
-Ahi te equivocas -Bajo el ultimo escalón y le miro -Te tiene a ti
-Señora -una de las sirvientas se paro ante ella, con una bandeja en sus manos -Ahora iba a subirle el desayuno.
-Pues ya no tienes que subirlo -ella la miro -¿Puedes llevarlo al comedor?
-Claro -la chica asintió
-Y trae otra bandeja igual -comenzó a caminar hacia el comedor despreocupadamente -Mi cuidador necesita alimentarse bien, por si me da por saltar por una ventana, golpearle o cualquier otra cosa.
La chica se quedo estática, con la bandeja en sus manos, miro a Dareck y frunció el ceño al ver que sonreía.
Tras el desayuno, Freya, pidió a Dareck que le enseñara el castillo, al completo y después los alrededores, es decir los cuatro patios, los jardines, los establos, el campo de entrenamiento. Para cuando terminaron de recorrer todo, era la hora de comer y ahora sí, Gaya se reunió con ella en el comedor. Momento en que Gaya le informo que una de las muchachas había llevado la ropa, aguja e hilo a su habitación.
Así que el resto de la tarde la paso encerrada, arreglándose la ropa con la que estaría mas cómoda. Aunque al tiempo que las preparaba, no podía evitar pensar en la reacción del Invencible, cuando la viera así vestida. ¿Se enfadaría? Desde que había llegado allí, lo único que le llevaban a la habitación eran vestidos.
Un poco antes de la cena, tomo un baño y para cuando salió del agua estaba tan cansada que pidió que le subieran la cena a la habitación. Así que ceno, sola y tranquila, sumergida en sus propios pensamientos.
Pero a pesar del cansancio, no pudo conciliar el sueño.
Y pensó que quizás era por él, porque sentía que vendría a ella esa noche.
Y cuando escucho la puerta, permaneció tumbada, de lado, dando la espalda a esta, pero muy consciente de la presencia de ese hombre en su habitación. Escucho sus pasos, prácticamente silenciosos, hasta pararse ante la cama.
Como si su cuerpo tuviera vida propia, se giro, despacio, hacia él.
Lo miro a los ojos y se incorporo, sin apartarle la mirada, hasta quedar sentada en la cama.
Totalmente hipnotizado, Aclair alargo la mano y le acaricio el rostro suavemente, hasta para en su barbilla, su dedo gordo delineo sus labios y entonces se inclino, para tomar posesión de ellos. Fue un beso lento, pero no por ello menos intenso, sintió su lengua adentrarse en su boca e inconscientemente, ella, alzo sus manos, hasta posarlas en su pecho desnudo.
Aclair dejo de besarla y se incorporo, quedando de nuevo parado ante la cama, mirándola con deleite. Sus manos viajaron hasta la cintura de ella, pero no para tocarla, sus dedos se enredaron en la tela que cubría su cuerpo y sin dejar de mirarla a los ojos, tiro de ella.
Consciente de lo que estaba haciendo, Freya alzo las manos, facilitándole la tarea. Pronto, el Invencible lanzo el blanco camisón al suelo y sus ojos recorrieron su cuerpo, con ansia, con avidez. Sin poder dejar de mirarla las manos de él se situaron en su pantalón y tras desatarlo, lo dejo caer al suelo.
Con total descaro, ella le miro. Igual que el había hecho antes, se deleito con su masculinidad, con su fuerza.
Y eso hizo que Aclair se encendiera aun mas.
Ella era distinta.
No se avergonzaba de su desnudez y tenía el descaro suficiente de mirarlo desnudo, de provocarlo.
Al apoyar la rodilla en el colchón, este se hundió bajo su peso, apoyo las manos a ambos lados de ella y su rostro quedo muy cerca. Su nariz rozo la de ella y siguió, como si siguiera un rastro, por su mejilla, hasta su pelo, bajando después hacia su cuello y allí, la beso, sensualmente, provocando que un suspiro saliera de los labios de ella.
Las manos de Freya volvieron a posarse en su musculoso pecho, pero esta vez lo recorrió hasta llegar a los hombros y entrelazarse tras su cuello, tirando de él, al tiempo que caía sobre el colchón, sintiendo su peso sobre su cuerpo.
Como si estuviera poseído, Aclair no era capaz de pensar en nada, que no fuera su piel, su sabor, su olor. Bajo por su cuello y comenzó a deleitarse con sus pechos, sintiendo como ella gemía e inconscientemente se movía hacia él, buscándole, provocándole.
Sus manos se posaron en su cadera y la sujeto, la sujeto contra el colchón, mientras sus labios subían a apoderarse de su boca. Y al mismo tiempo que su lengua se adentraba en su boca, el se adentro en ella, provocando que a ambos les recorriera el mayor placer de todos.
Un placer que les estaría concedido durante toda la noche.
AHI OS DEJO UNA FOTO DE GAYA
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