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16- Antídoto (Parte 1)

Penúltimo capítulo

Me eché en mi cama, mientras que Olivia se echó en la otra que había, no conversamos ni nada, estábamos tan nerviosos por el próximo reto que no dijimos ni una sola palabra y nos quedamos completamente dormidos del cansancio.

Luego de unas horas, se empezó a escuchar una alarma proveniente del internado, por lo que rápidamente nos despertamos, al prender la luz, notamos que en el ambiente había una especie de humo.

—¡¿QUÉ ES ESE MALDITO SONIDO?!- Olivia gritó, mientras se tapaba los oídos

—Y todo este humo- empecé a toser

Noté que empezaron a llegar mensajes al grupo, por lo que apenas entramos al grupo, la alarma dejó de sonar.

En el grupo "El internado del infierno"

Desconocido eliminó a Rodrigo

Desconocido: Buen día a todos!

Olivia: IDIOTA, SON LAS CUATRO DE LA MAÑANA

Desconocido: Les dije que el desafío iba a ser muy temprano :)

Michael: ¿Por fin dejarás de esconderte detrás del celular y nos mostrarás la cara?

Desconocido: Así es, pero solamente al ganador del desafío

Olivia: Cual será el graaaan reto de hoy?

Desconocido: No sé si lo han notado, pero hay un humo en todo el internado, este humo que respiran es completamente tóxico y morirán cuando salga en sol.

Michael: QUE

Olivia: Y tú dónde estás?

Desconocido: Eso no importa, si quieren evitar morir, tendrán que buscar el antídoto, pero mucha suerte, porque solo hay para UNO de ustedes

Michael: Maldita sea

Olivia: Eres un maldito enfermo!

Desconocido: Les recomiendo que se apuren, porque el antídoto no soporta por mucho tiempo las temperaturas extremas 😉

Olivia: Eso que significa?

Desconocido: Michael, como en el anterior reto mataste a Rodrigo, se te otorgará un beneficio el cual está en la cocina, puedes ir a recogerlo

Fin del chat

—No puedo creer que este sea nuestro último reto, no quiero que ninguno de los dos pierda- Olivia se pasó a mi cama, mientras me miraba con tristeza

—No tenemos opción, solo que gane el mejor- le sostuve la mirada

Los ojos de Olivia estaban húmedos, pude notar su tristeza pero no había nada que pudiera hacer para tranquilizarla. La tomé de la mejilla y nos miramos por unos segundos, empecé a acercarme lentamente.

—¿Qué mierda crees que haces?- se alejó Olivia de mi

—L-Lo siento, creí que era de esos momentos en donde surgía un beso o algo

—¡Claro que no! No confundas las cosas, Michael - respondió enojada

—Lo siento- respondí apenado

—Yo no soy de esas tipas fáciles, además no eres mi tipo

—Ya entendí, ya entendí...

—Solo ve a recoger tu tonto beneficio antes de que nos muramos por el humo

Ambos salimos de mi habitación y ella se fue a una dirección distinta. Fui corriendo hacia la cocina, a este punto, la electricidad ya había vuelto y todo estaba iluminado.

Encima del comedor de la cocina, había un pequeño mapa, por lo que procedí a ver lo que contenia.

Me mostraba un croquis del internado y habían algunas habitaciones las cuales estaban con una equis de color rojo, indicando que ahí no debía buscar porque no había nada.

Había una equis en mi dormitorio, en la oficina del director, en la recepción, en la entrada, y en algunos laboratorios, no era una gran ayuda, pero me ahorraría tiempo ¿Debería informarle a Olivia? Creo que no.

—Bien, debería probar en buscar en los laboratorios los cuales podrían estar...

Pude notar el mismo horrible olor que hace unas horas, pero está vez estaba más fuerte, no sabía que lo que era, pero era mejor concentrarme en buscar ese maldito antídoto.

Corrí por los pasillos y entré a los laboratorios, no sabía exactamente como lucía ese antídoto, pero tenía que mantener la vista en todo para encontrarla.

Busqué por los cajones, en los rincones, en las estanterías, vitrinas, dentro de frascos, en la basura, por todos lados y nada.

Por momentos escuchaba algunos pasos, pero sabía que eran de Olivia, ya que los doctores se supone que llegarían en la noche, miré la hora y había pasado media hora. Salí del laboratorio y bajé al sótano esperando que mi suerte cambiara.

—Está todo oscuro...- procedí a encender la linterna

Cominé por todos lados y a buscar caja por caja, no encontré nada a excepción de unas cuantas gotas de sangre en el suelo, no quería saber de quién era. Salí del sótano algo estresado, no quería morir, NECESITABA encontrar ese antídoto.

—¿Tal vez esté en los dormitorios de mis compañeros muertos?- me pregunté

Revisé mi mapa y efectivamente, no todos los dormitorios estaban con equis, por lo que empecé a correr hacia ellos con la esperanza de encontrar algo.

Al llegar al pasillo de las habitaciones, me encontré con Olivia, ella tuvo la misma idea y estaba rebuscando.

—¿Qué haces acá?- volteó a mirarme

—Lo mismo que tú

—No quiero sonar grosera, pero sería bueno que busques en otra parte, esta es mi zona- se cruzó de brazos

—Creo que hay suficientes dormitorios para los dos

—Asi es, pero solo hay un antídoto, así que no veo el porqué deba dejarte buscar

—¡Solo déjame buscar en una!

—Michael, mi vida está en peligro

—¿Y crees que la mía no?

—¡Maldición, has lo que quieras!

Olivia regreso para seguir buscando en uno de los dormitorios, por lo que yo fui a otro a hacer lo mismo. Luego de unos diez minutos de busqueda, no encontré nada.

Para ser honesto, empezaba a creer que no estaban en los dormitorios, sería demasiado básico y aburrido. Luego recordé las palabras del desconocido:

"Les recomiendo que se apuren, porque el antídoto no soporta por mucho tiempo las temperaturas extremas"

¡Eso es! Ahora todo tenía sentido, probablemente el antídoto estaba en la zona de la morgue, allí la temperatura siempre era menos.

Salí del dormitorio y me fui corriendo hacia la zona de la morgue, era probablemente mi última esperanza, debía aprovechar ahora que Olivia estaba entretenida buscando en los dormitorios.

Cuando llegué a la zona de la morgue, busqué por todos lados, en la mesa, en los cajones, dentro de los incineradores, en las refrigeradoras, pero no había nada, solo me faltaba una puerta.

—¿Cómo vas?- preguntó Olivia detrás mío

Di un salto del susto, no necesitaba en este momento su presencia, debía mantener la calma para que no sospechara nada.

—N-No hay nada...- respondí

-Creí que estaría aquí, pero si ya buscaste y me dices que no hay nada, supongo que iré a otro lugar

—Si, deberíamos cubrir terreno

—Nos vemos- salió hacia los pasillos

Di un suspiro de alivio y volteé hacia la puerta de la congeladora, estaba hecha de metal y tenía una pequeña ventana de vidrio laminado, la cual servía para poder ver del otro lado.

Agarré la manija y la abrí, sentí una corriente de aire muy fría, era completamente insoportable, pero pude ver el cadáver de Ilhabela a un rincón, en las paredes estaba escrito con sangre que buscara en su boca.

Me dieron ganas de vomitar, no podía ver su cadáver, en algún momento la quise y me dolía verla así, pero tenía que salvar mi vida.

Caminé hacia su cadáver y empecé a meter mi mano por su boca.

—Esto es asqueroso...- volteé hacia otro lado

Seguí metiendo mi mano hasta llegar a su garganta, seguí metiendo hasta sentir una bolsa de plástico, rápidamente agarré lo que fuera que fuera eso y lo saqué.

¡BINGO!

Era el antídoto.

Una vez lo tenía, caminé hacia la puerta rápidamente, el frío era insoportable, sin embargo, no podía abrir la puerta.







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