Después de descubrir que no podía matar al tipo Sanzu huyo listo para empezar su investigación, ¿De verdad ese simplón pensaba ser el girasol de su rey? Por favor su rey merecía el sol, no un estúpido girasol.

Takemichi Hanagaki.

Era el nombre del estúpido dueño de la floreria y chico que lo vio caerse, por todos los infiernos, su nombre hacía alucinó al bambú y su apellido literalmente significaba pétalos, que persona con imaginacion de mierda abriría una floreria, era demasiado cliché.

Estudió botánica, graduado con honores en una de las universidades mas prestigiosas del país, hizo un doctorado en el extranjero y escribió varias importantes tesis con solo veintiseis años de edad.

¡¿Y abrió una maldita floreria?!

Sanzu azoto el expediente contra el piso, estaba molesto, ¡definitivamente nunca permitiría que alguien tan poco ambicioso y simplon estuviera con su rey!, ¡Nunca!.

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Y así llegamos a la actual situación, Haruchiyo escondido escondido sujetando dos ramas, mientras ramitas y hojas adornaban su cabeza, escondido en un arbusto mientras espiaba al interés amoroso de su rey. 

— No hay manera de que Mikey pueda estar enamorado de ese apestoso imbécil.

Murmullo viendo al azabache de espaldas charlar con su amigo en el parque, Chifuyu Matsuno actual dueño de la clinica animal mas grande de Tokyo, obviamente las amistades de Takemichi venian en la informacion recopilada.

— Así que ese tipo es Takemichi ¿eh? — Dijo Ran saliendo del arbusto de al lado con la misma decoración de ramitas en la cabeza que su hermano.

— ¿Qué carajos hacen aquí? — Sanzu no esperaba compañia.

— No íbamos a dejarte divertirte solo, además nosotros también queriamos saber quien es Takemichi. — Le respondio Ran como si fuera la cosa mas obvia del mundo con una expresión infantil.

— Si, es cierto. — Aseguro el menor de los Haitani con la misma expresión infantil.

— Espera, ¡Callate viene hacia acá! — Dijo mientras observaba como el azabache pofin volteaba.

Haruchiyo jura que vio florecitas volar alrededor del sonriente azabache, su rostro bonito, piel blanca y pestañas largas lo hacían sencillamente adorable.

Lástima que estuviera demasiado concentrado en la imagen que notó que cierto alguien llego furioso, los hermanos fueron golpeados cruelmente y seguía él.

— Sanzu.

Hablo una voz desde su espalda provocando que su piel se erizara, lentamente volteo topandose con su rey furioso, Haruchiyo estaba listo para morir en ese instante pero el destino le deparaba algo peor.

— ¿Mikey? — La suave y melodiosa voz llego para salvar a los Haitani.

— Mitchy, no esperaba verte por aquí. — Una sonrisa boba adorno el rostro del jefe de la terrible organización llamada Boten.

— Yo tampoco pero me alegra. — Sonrió, sonrisa que dejo aún mas enamorado a Manjirō. — ¡Oh pero si tú eres el de ayer! — La vista del de ojos azules se volvió en dirección a Sanzu.

— ¿Mitchy conoces a Sanzu? — La rabia en el tono era obvia, pero como siempre Hanagaki Takemichi era tan denso que no lo notó.

— Si, verás ayer fue a la tienda y estaba mojado, fue mi culpa no coloque el letrero como siempre. — Los hermanos captaron la idea de forma rápida, intentaron no reír pero las carcajadas lograron salir.

— Mitchy estoy seguro que fue culpa de Sanzu. — Lo tranquilizo suavemente Mikey mientras le daba una mirada mortal a Sanzu, si las miradas mataran ya estaría tres metros bajo el suelo.  

— Lo lamento tanto, la próxima vez que vayas a la tienda no te cobrare. — Se disculpó hacía Haruchiyo. — Mikey puedes venir a verme cuando quieras no es necesario que compres flores. — Lo último lo dijo bajito mientras sus mejillas se teñian de un bonito color cereza.

— Mitchy...

— Me tengo que ir. — Un avergonzado Takemichi salio corriendo de ahí, siendo sinceros a él también le gustaba mucho su cliente frecuente.

En cuanto ya no se veían ni las luces de su amado sol Mikey regreso su vista al trío de idiotas.

— En cuanto a ustedes... — Sonrió helado la sangre de el trío.

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Inspirado en minicomic de
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