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48

Tobías no entendía muy bien lo que estaba pasando. Todo le daba vueltas y comenzaba a ver cosas que no debería... En su mano derecha ya no habían cinco dedos, habían diez. Lo mismo pasaba con los dedos de sus pies.

Luego, el cubículo blanco comenzó a deformarse en el espacio, creando formas y colores nuevos.

Solo hasta ese momento se dió cuenta de que lo habían drogado.

-No me gusta cuestionar los medios utilizados por la señora D'Angelo, pero... ¿No le dimos demasiado?- preguntó una de las supervisoras de Tobias, la misma que hizo posible que Kinthy saliera de ese lugar.

-Tal vez, ¿Que más da? No me digas que estás sintiendo algo de empatía por alguien como él- respondió uno de sus compañeros -El fin justifica los medios. Jamás lo olvides.

-Tienes razón... Solo sigamos con el trabajo.

No podía mostrar sus verdades ideales, que chocaban con los de la mayoría de sus compañeros. Al resto de científicos solo parecía importarles el provecho que le sacarían a Tobias y todo el reconocimiento que iban a recibir, pero el daño que iban a provocar pasaba a segundo plano.

Por otro lado, Tobias parecía estar perdiendo la cordura lentamente. Al parecer no había pasado por todas las torturas posibles, ahora se sumaba una más a la lista.

Sombras con formas humanoides comenzaron a formarse por todo el cubículo. No tenían rostro ni algún otro rasgo físico, solo estaban hechos de una densa oscuridad, pero Tobias apenas si se inmutó.

-¿Vinieron a hacerme compañía?- preguntó él como si fueran a tomarse un café, mientras las figuras se acercaban lentamente -Bueno, vamos a charlar un rato.

- - - - - - - -

-Oye, chico- uno de los guardias de Zack se acercó por detrás del niño y apoyó su mano sobre su hombro -No puedes estar...

Y, en vista de todos los invitados y las cámaras, el niño se dió la vuelta y la pequeña bola de fuego que estaba en su mano, la puso en el pecho de aquel hombre.

-Que inoportuno de tu parte- dijo el niño. De un segundo a otro el fuego se expandió hasta que consumió a aquel hombre por completo. La escena era tan surrealista que las personas tardaron algunos segundos en reaccionar. Nadie entendía que estaba pasando, ni siquiera Zack.

El guardia comenzó a gritar mientras corría por toda la capilla, pidiendo ayuda a gritos. Todos se quedaron atónitos y algunas personas gritaron aterradas.

-¿Que está pasando?- preguntó Helena a Zack, pensando que se trataba de alguna especie de broma o de alguna actuación.

-Tambien me gustaría saberlo- la expresión del rubio no lucía alentadora.

El niño creo otra bola de fuego del tamaño de una pelota de tenis en su mano izquierda mientras consumía su chupetín, como si no acabará de incinerar a un hombre por completo. Parecía estar disfrutando del caos que estaba creando.

-Mamá dijo que me podía divertir todo lo que yo quisiera- el niño lanzo la bola hacia Zack y Helena, pero ella pudo reaccionar a tiempo para tirarse al suelo junto a Zack.

Aquel sol ardiente terminó por impactar en el rostro del padre, asesinandolo al instante.

Los gritos se intensificaron y las personas solo velaban por su bien, por salir de la capilla como fuera. Por eso todos corrieron hacia las salidas de la capilla, pero el niño ya lo había previsto y quemó todas las rutas de evacuación.

Algunas personas sacaron sus celulares para empezar a transmitir lo que estaba pasando por todas las redes sociales mientras que otros luchaban por buscar alguna salida antes de que él fuego se expandiera.

Con un breve gesto, Zack le dió la orden a sus hombres para que atacarán al niño, pero este había creado una muralla de fuego para detener las balas que venían desde su costado derecho.

El niño creo otra bola de fuego en su mano, está vez un poco más grande, pero antes de que pudiera lanzarla hacia sus objetivos, una mano se poso sobre su cabellera.

-Buen trabajo- dijo una voz femenina a sus espaldas mientras revolcaba su cabello con ternura -Aunque tal vez te pasaste un poco.

-Y eso que apenas estaba comenzando- respondió el niño con una expresión de orgullo en su rostro. Ya se había terminado su chupetín.

La mujer caminó hacia Zack y Helena, que apenas se estaban levantando del suelo, y se detuvo frente a ellos, lucía imponente.

-Hola Zack. ¿Cómo estás?

-¿Me puedes explicar que mierda está pasando aquí?- preguntó Zack. Parecía enojado, pero tampoco quería alzarle la voz a alguien tan misteriosa como ella.

-Nada importante de momento- hablaba tan despreocupada como siempre, con una confianza envidiable que haría temblar a cualquiera, y está vez se trata de Zack -Solo quiero dar un pequeño mensaje.

Se dió media vuelta para darle la cara a todos los invitados, que aparte de llorar, grababan todo con sus teléfonos.

-Supongo que ustedes son los famosos influenciadores que inundan las redes con sus millones de seguidores... Ahora ya no serán tan inútiles por unos minutos- se aclaró la garganta y se acercó más a las cámaras -Muy buenas tardes, queridos habitantes de la Tierra. Probablemente se estén preguntando que es lo que está pasando... La respuesta es muy fácil y sencilla, todos van a morir. Se que es una declaración muy brusca, pero deben asimilarlo desde ahora.

Miles de personas se iban sumando a las transmisiones en vivo. En los comentarios había un poco de todo, pero dominaban las personas que creían que se trataba de otro show hecho por Zack para causar más revuelo. Solo había una pequeña minoría que en verdad estaba asustada por las palabras de esa mujer.

-En fin. Nos vemos más tarde- volvió su mirada hacia Zack, que seguía junto a Helena presenciando toda la masacre, y les hizo un gesto de despedida con la mano -Lamento los inconvenientes.

-¿Y ahora? ¿Ya liberaremos a los otros?- preguntó el niño emocionado.

-Si, debemos seguir con los preparativos- la mujer comenzó a caminar hacia la salida que estaba envuelta en llamas -Ellos ya no sirven.

El niño creo una última bola de fuego en su mano y la lanzo al suelo para que el fuego terminara de consumirlo todo poco a poco.

-¡Maldita sea! Sabía que no debía confiar en ella- maldijo Zack con los puños apretados.

Helena no le prestó atención a lo que acababa de decir, ya hablaría con él luego de encontrar una salida, porque ciertamente la situación con Zack la estaba cansando demasiado. De momento solo buscó con la mirada a Kara y a Clay, quiénes estaban con el tumulto de gente. Era un caos total y el fuego no tardaría en atraparlos, pero afortunadamente había alguien con los nervios entrenados para ese tipo de situaciones.

-Tú y tú, vayan a mover ese banco de la izquierda. Ustedes dos, ese de allí- ordenó Clay, que parecía de los más calmados a pesar de la gravedad del asunto y ni hablar de su estado de salud. Era una carga para todos en ese momento con esas muletas.

Todos siguieron sus órdenes sin objeciones y comenzaron a mover los bancos de la capilla hasta la entrada lateral, que era la menos incendiada de todas.

-¡Dense prisa!- gritó una señora desde el tumulto. Los primeros en llegar fueron los primos de Zack. Dejaron el banco a pocos centímetros del fuego, luego llegaron los otros dos y dejaron el banco encima del otro.

-Tendremos que saltar hasta el otro lado. No hay más opciones- dijo Clay. En ese instante todos se formaron en una hilera para esperar su turno. Las primeras en saltar fueron las mujeres.

La mayoría de los invitados se habían quitado o rasgado sus ropas elegantes por comodidad, como Helena, quien tenía su vestido completamente destrozado pero contaba con ropa cómoda debajo.

Las primeras personas que saltaron ayudaban a las otras a pasar, pero el fuego cada vez lo consumía todo más rápido, cuando menos pensaron, los bancos ya se estaban quemando y aún faltaban los camarógrafos de la boda por pasar. No les importo tirar sus cámaras a un lado para sobrevivir.

-¡Vamos, vamos, vamos!- alentó Clay, que sin duda era el mas desfavorecido -Avancen y no miren atrás- uno por uno fueron evacuando hasta que todos llegaron a tierra firme, o no todos...

-Clay- exclamó Kara mientras lo buscaba desesperada con la mirada entre toda la gente -¿Dónde está Clay?- una de las invitadas señaló el fuego, él era el único que faltaba por saltar, pero en sus condiciones era poco probable que lograra pasar -¡Tenemos que volver!- Kara no dudo en correr hacia él.

-¡Kara, espera!- gritó Helena.

Helena la tomó en sus brazos con fuerza. La rubia intentaba safarse con todas sus fuerzas de su agarre, pero se rindió luego de unos segundos.

Cuando Clay estuvo seguro de que era el último de todos, decidió tirar sus muletas a un lado antes de dar el salto. Estaba sudando a mares, en parte por el calor y por la tensión del momento, no sabía si iba a lograrlo por su estado de salud, pero en ese instante una sensación de adrenalina recorrió todo su cuerpo, haciendo que deje el dolor de lado por unos segundos, dándole las fuerzas necesarias.

No lo pensó dos veces y salto sobre el fuego con todas sus fuerzas. Su zapato alcanzó a rozar el fuego, pero al final logró pasar con éxito al otro lado.

El aterrizaje no fue el mejor, sintió una fuerte punzada en sus costillas que le hicieron soltar un gemido de dolor, pero ahora todos estaban fuera de peligro.

-Gracias al cielo- Kara se abalanzó hacia él y lo abrazo tan fuerte como pudo -El apoyo ya viene- Clay correspondió su abrazo mientras que todos divisaban el destructivo paisaje -Y si vuelves a hacer eso, te mato- susurró ella en su oído. Ambos rieron al unisono por esto y Helena sonrió al verlos tan unidos.

-¿Que carajos acaba de suceder?- preguntó un niño, un sobrino de Zack. Helena fue la única que le prestó atención.

-Buena pregunta, Nicolás- respondió Helena pensativa con la mirada fija en la capilla incendiada -Buena pregunta.

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