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23

Tobías, por su parte, decidió encargarse de la tubería que supuestamente iba a arreglar junto a Helena. Ni siquiera tenía planeado que pasará algo como eso, pero en el fondo le había encantado. Aún podía sentir la textura de sus labios...

—En fin, de vuelta al ruedo— se acercó a la tubería luego de un profundo suspiro y comenzó a reparar la zona dañada, que solo tenía una pequeña abertura. Hasta el evento más mínimo puede cambiarlo todo en un abrir y cerrar de ojos...

Cuando menos pensó, ya no había fuga y el sol estaba más radiante que nunca. Se alegraba de que él fuera el único testigo de su encuentro con Helena.

Pero aún así el peligro no dejaba de ser latente, aún existía la posibilidad de que un escuadrón policial apareciera en su casa a media noche, o por el contrario no pasaría nada y seguiría con su vida como si nada hubiera pasado.

Pero las cosas sí habían pasado, lo que definitivamente le complicaría las cosas a la hora de dormir.

Decidió no perder más el tiempo y se puso en marcha para volver a casa, siguiendo las huellas que había dejado Helena.

—¿Algún día dejaras de ser tan terco?— preguntó una voz a sus espaldas, cuando Tobías volteó, vio al mismo niño de antes, con una paleta en su mano. Ya ni siquiera le molestaba a pesar de que lo había provocado minutos atrás —Ven, hagamos las pases, ¿Sí?

—Sabes que te voy a ignorar, ¿Cierto?

—Ohh no importa, puedes ignorarme, pero no puedes evitar pensar en lo que te digo, te has vuelto demasiado débil. Antes ni siquiera podía entrar a tu cabeza, y ahora parece que tú mismo me abres las puertas— ambos caminaban entre las hojas, aunque estás traspasaban al niño —Esa chica te hace mal... No quiero ni recordarte la última vez que decidiste tener una pareja.

—Esa vez fue diferente.

—Y está vez lo es aún más. No estás acostumbrado a estos tiempos y tarde o temprano tendrás que entenderlo. Hay gente poderosa, muy poderosa, y la tecnología está en pleno auge, las personas tienen miedo. A la próxima guerra mundial aún le quedan algunas años, pero eso se puede arreglar...— explicó el niño, está vez en un tono menos infantil —¿Y sabes que? Está vez no podrás detenerlo.

—Luces como villano barato de comic.

—Tal vez lo soy, tal vez no, da igual. Mejor hablemos sobre Helena.

Ambos siguieron caminando por la vegetación mientras que el fuerte sol no dejaba de azotar la piel de Tobías, quien seguía impasible ante las palabras del niño, excepto por su rostro contraído que demostraba lo molesta que era su presencia.

—Al parecer te gusta enserio, ¿Eh? Tú corazón se acelera cuando piensas en ella— Tobías no pudo replicar contra eso porque sabía que era cierto —Pero a la vez te sientes fastidiado porque pensabas que sería fácil conquistarla.

Eso también era una rotunda verdad...

—Desde un principio supe que es una mujer diferente— dijo Tobías.

—En eso sí coincidimos los dos, ¿Ves que no es tan difícil que nos llevemos bien? Se nota que ella busca algo más allá de un cuerpo bonito y un par de billetes, ella es más ambiciosa. La cara que puso cuando vio esa caída de agua me recordó a ti cuando eras más joven... Más intrépido, más vivo, pero mira en lo que te has convertido.

—Se lo que buscas, y a ese Tobías no lo vas a encontrar.

—Claro que lo haré, al fin y al cabo ya conozco tu nueva debilidad. Incluso ahora te refieres a ti mismo como Tobías, que bonito. Pero en fin, creo que ya te fastidie mucho hoy— de repente, una brisa fría y espesa atravesó a Tobías, quien se dio la vuelta rápidamente para encontrarse con el rostro de la mujer que acechaba sus pensamientos —Descansa, querido— ella puso su dedo índice sobre los labios de Tobías y luego desapareció sin dejar rastro alguno.

Tobías se quedó allí parado unos segundos, meditando en la conversación que acababa de tener con esa extraña presencia y las palabras no cuadraban para nada en su cabeza. Era incapaz de descifrar lo que traía entre manos.

No le dio más importancia y decidió no pensar en nada por un rato, aunque le fue imposible, pues las imágenes de Helena asaltaban su mente inevitablemente. Se estaba volviendo débil y ella, o eso, lo aprovecharía sin dudarlo.

Siguió caminando hasta que al fin pudo ver a lo lejos su pequeña cabaña. Era lo mejor que tenía y la verdad era que esperaba envejecer allí, pero la idea no dejaba de parecerle absurda... Envejecer, como si pudiera añorar algo como eso.

Se quedo de pie frente a sus cultivos, luego sintió algo que se paseaba entre sus piernas, se trataba de Kinthy. No dudo en tomarla entre sus brazos para acariciar su suave pelaje.

—¿Sabes? Ahora que lo pienso, siempre que intento ir a comprar mis herramientas pasa algo... Maldición— dijo luego de recordar que había dejado sus herramientas robadas tiradas en la acera por ayudar a Helena —Tal vez sea el karma.

Esa palabra no tenia efecto sobre el...

—¿Entonces que piensas hacer?— pregunto Kara a Helena. Ambas seguían en el mueble de la sala, hablando sobre lo sucedido con Tobías.

—Pienso en escribirle una carta como agradecimiento por todo lo que ha hecho. Además de algo de dinero...

—¿Dinero? ¿Y una carta? Estamos en el siglo XXI Hely.

—Debiste ver la choza en la que vive, casi se podía derrumbar de un soplido. Algo de dinero para que remodele no le vendría para nada mal, y tampoco le pedí su correo electrónico, dudo que tenga uno.

—Me parece perfecto, pero de momento tengo que dejarte, tengo mucho trabajo por hacer— Helena levanto sus cejas para invitar a Kara a que diera mas detalles —Una nueva modelo, mañana te muestro las fotos— Kara se acerco a Helena y puso un beso en su mejilla —Suerte con la carta, nos vemos.

Luego de que Kara saliera por la puerta principal, Helena se dispuso a escribir esa carta en su escritorio, ni siquiera sabia como empezar.

—Querido Tobías... No, demasiado formal. Hola Tobías, ¿Cómo estas? Mmmmm, no, muy informal— Helena tenia la punta del lapicero en su boca mientras pensaba en voz alta —¡Lo tengo! Buen día Tobías, espero que te encuentres muy bien...

Así comenzó a escribir, llenando la hoja en blanco que estaba debajo de sus manos. No dudo ni un segundo de las palabras que allí plasmaba, el único problema que encontró era la dirección que le iba a dar a la empresa de mensajería... Probablemente debería pagar un poco mas para que dejaran el mensaje en la puerta de su hogar.

Cuando termino de sellar la carta, se levanto de su silla y dio media vuelta para apreciar el atardecer a través del cristal del edificio. Pensaba en arreglar las cosas con Zack.

La boda estaba cada vez mas cerca.



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