Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

El infierno por la gloria

Pasaron un par de meses desde que se habían tenido que mudar de casa. Sukuna y Yuuji iniciaban una vida nueva como los únicos dos miembros de su familia.

Yuuji nunca conoció a su madre, y su padre paso muy poco tiempo a su lado debido al trabajo, por lo que consideraba mas de esa manera a su hermano.

Sukuna era hijo de su madre, mas no de su padre. Por lo que conoció a Yuuji cuando tenía 12 años de edad. Al principio él había guardado rencor por arrebatarle la vida a su madre, pero con la guía de Jin comprendio que era una victima inocente mas del ciclo de la vida.


Pronto Sukuna se convirtió en un niño sobre protector, que detestaba que otros; quienes fueran, se le acercaran a su hermano.


En el presente, Sukuna; de por si afectado por la muerte de Jin y su abuelo al mismo tiempo, menos permitía a un Yuuji de 12 años, convivir con otro que no fuera Sukuna y unos pocos elegidos de confianza.

Pero había algo que el buen hermano mayor ocultaba. La razón de la mudanza, tenia tintes algo oscuros. Era verdad que su universidad estaba un poco mas cerca, pero a la vez los departamentos exclusivos le daban mucha mas privacidad, en perspectiva, Sukuna sabía que la presión por ser el sostén de Yuuji, y las malas compañías, lo habían vuelto hiper consciente de su pequeño hermano. Era algo que había crecido como una plaga, una enredadera que intentaba arrancar de sus venas, de su piel, pero que solo se aferraba aún más, llegando hasta el hueso.

La figura de Yuuji, tierna y dulce, esa sonrisa que le encantaba ver. A pesar del sufrimiento por la perdida, Yuuji se esforzaba en sonreír para él.


—Quiero ser también tu soporte Onii-chan— le había dicho una vez


Sukuna estaba acostumbrado a tener a Yuuji entre sus piernas mientras estudiaba, acariciar su cabello cuando dormían; porque lo hacían juntos a pesar de tener suficientes habitaciones. Se bañaban juntos, comían juntos, estudiaban juntos, salían a pasear juntos.




Todo lo hacían juntos.




Paseaba su mirada por las piernas de su hermano cuando estaba acostado en el piso leyendo un manga, el calor del verano lo hacia usar pequeños shorts que cubrían a penas sus muslos.

Sukuna estaba a punto de volverse loco. A veces se despertaba a media noche, descubriendo su cuerpo, acariciando su cabello, cada centímetro aun por encima de la ropa.

Sukuna estaba dispuesto a estar de esa manera, no podía cruzar esa línea ya indefinida que los dividía, por el amor que le tenía.

Sin embargo, esa línea se deshilacho una tarde, comenzando una espiral que los llevaba a su actual forma de vida.

Sukuna se había quitado sus anteojos mientras estudiaba, uno de sus compañeros de la facultad se suponía vendría a su hogar para hacer esa tarea que tanto le había pospuesto, una que se supone decidirían sus futuros, cosa que no hizo estando por esa razón estresado. La meta de Sukuna era tener un récord perfecto escolar, para de esa forma darle la vida que sabia Yuuji merecía, pero ese hombre solo lo detenía.


Escucho las pisadas rápidas de Yuuji venir de la sala en su dirección, mas ese día no podía ponerle la atención que requería. Lo vio entrar y correr a su lado, Sukuna estaba a nada de enviarlo a la recama que usaban para recreación, mas el beso en sus labios lo detuvo.




—¡Yuuji! — grito Sukuna —¡¿Qué diablos?!—




El corazón de Sukuna latía como un demente en su pecho, más la visión de los ojos llenos de lagrimas en Yuuji detuvieron su ira. Lo tomo de los hombros y lo atrajo a su cuerpo, el cuerpo pequeño de Yuuji era perfecto entre el suyo, mas se obligo a dejar de pensar en ello. Paso sus manos debajo de sus axilas, levantándole para después sentarle entre sus piernas.




—¿De dónde aprendiste eso? — Sukuna uso cada célula cerebral de su cuerpo para hacer que su pene no endureciera con la sensación del dulce trasero de Yuuji




—Está en una de tus revistas de señoritas sin ropa— le dijo quitado de la pena —Pensé que eso estaba bien—




Sukuna dejo caer su cabeza hacia atrás, sabia que a la edad de Yuuji ya estaba mas que preparado para saber cierto tipo de cosas, más se había rehusado a manchar con esas cosas la tierna mente de su hermano, pero mas que nada en un intento de no cruzar esa línea ya desfigurada.




—Idiota, esa revista no es para niños— le dijo, poniendo su rostro entre el cuello y el hombro de su hermano, oliendo su dulce y tersa piel.




Una parte de su mente le decía que debía comenzar con la tan esperada charla, pero también esa parte malvada de su psique le decía que; de hacerlo, podía tergiversar sus palabas a su conveniencia.


—¿Quieres saber más? — le pregunto, tragando saliva cuando vio el rostro sonrojado de su hermano.




—Quiero... — le dijo ests un poco nervioso


Sukuna sintió como su pene se llenaba de sangre a una velocidad dolorosa, sabiendo que Yuuji lo podía sentir perfectamente. El mayor de los hermanos no dudo en pasar uno de sus dedos por los labios húmedos de su hermano acercándose con lentitud para esta vez besarlo. Uso uno de sus dedos para abrirle la boca, metiendo su lengua lo mas profundo que podía. No pudo evitar mover un poco sus caderas contra las nalgas de Yuuji, viendo con desesperación como lagrimas por el poco oxigeno que Yuuji podía tomar.

Cuando se separó de Yuuji, Sukuna casi se corrió al ver el rostro de este. Labios abiertos, respiración agitada, lagrimas corriendo con lentitud en sus mejillas.




—Quieres aprender un poco mas Yuu-ji— le dijo Sukuna




—Yo, yo... — escucho tartamudear a Yuuji




El mayor sabía que ardería en el infierno, sabía que corrompería la inocencia de su confiado hermano, pero el dolor en su pene le gritaba que lo hiciera.




—Vamos... estas reaccionando aquí también... —




Sukuna toco el pequeño pene de su hermano, tocándolo hasta dejarlo un poco duro. A su edad sabía que no tendría una eyaculación como tal, pero sí que sentiría placer. Había deseado lo que veía por hacía por tanto tiempo, masturbándose por las madrugadas al lado de Yuuji mientras lo veía dormir y tenerle en la posición en la que lo tenía lo hacía sentir poderoso.

Sukuna volteo a Yuuji, dejando su espalda contra su torso. Le quito esos shorts que tanto le excitaban, bajando en el proceso su pantalón y ropa interior, dejando su duro pene en medio de los muslos de Yuuji, sobresaliendo entre ellos.




—N-No hagas eso... Suku-nni... se siente raro—




Sukuna rio, haciendo que Yuuji llevara ambas manos sobre su duro pene. —Mueve tus manos de arriba abajo, así como lo hago con el tuyo— le dijo al oídio




Yuuji como el buen hermano menor que era obedeció, gimiendo suavemente cuando Sukuna se movió. Sabia que nunca antes había sentido esa sensación y saberse el primero lo hacía excitar más.

Sukuna mordió su labio cuando vio como del pequeño pene de Yuuji brotaba un poco de líquido, notando como sus piernas se flexionaban hacia arriba, su espalda arqueada, comprimiendo más su trasero contra sus caderas.




—¿Te gustó Yuuji? — le pregunto, lamiendo después su oreja




Sukuna vio a Yuuji asentir, por lo que se levantó de su silla, llevándolo a su cama, dejándolo suavemente contra esta. Vio lo que consideraba su obra de arte. Tomo su pene, masturbándolo mientras se acomodaba entre las piernas de su pequeño hermano, quería penetrarlo, con fuerza, lo mas profundo que pudiera. Mas considerando la primera vez de Yuuji, no lo hizo.






—Voy a meterlo... Yuuji—




Sukuna no espero a las palabras de su aun obnubilado hermano, levanto sus caderas bajando su rostro entre medio de esas pequeñas nalgas, para lamer su pequeño agujero.




—¡¡Suku-nni!!— grito Yuuji —M-Mis piernas están temblando, mi interior está todo caliente...—






Sukuna sonrió aun entre medio de las nalgas de Yuuji, metiendo aún más la lengua. Luego; procedió a meter un dedo, después otro y; cuando Yuuji gemía a gritos de placer, tres dedos. No soportándolo mas dejo a Yuuji contra la cama de nuevo, moviendo su mano con mas rapidez.




—Oh, ¿Estás tan jodidamente desesperado? Que patético eres nene, déjame arruinar tu pequeño coño ahora—




Las mas perversas cosas pasaron por su mente, las distintas formas en las que tendría a Yuuji de ese momento en adelante. Para siempre, nunca lo dejaría ir.

Metió con lentitud su dura verga en el pequeño agujero estirado de su hermano, soportando y mordiendo sus labios hasta sacarle sangre.




—Tu pene es tan grande. Suku-nni ¡Suku-nni! ¡Mi culo se está estirando tanto! —






—Lo siento, pero se siente muy bien— le dijo Sukuna, comenzando a moverse con un poco más de rapidez —Maldición, esta tan apretado—






Sukuna no pudo durar mas de lo que había querido, pues el cuerpo de Yuuji le era tan erótico, además de las ganas que le había tenido desde hacia tanto tiempo. Vertió todo su semen con fuerza, llenándolo a fondo, tanto que incluso una parte del espeso liquido salió como chorro hacia afuera. Cuando Sukuna se retiró, vio con asombro, como el líquido era expulsado en cada respiración de su pequeño.

Desde esa tarde, Sukuna sabía que la línea cruzada ya rota no se podía reparar, que ya no le importaba y; lo mas importante, que no dejaría que se fuera de sus manos.


Yuuji será para siempre suyo.











Sukuna estaba cansado esa tarde, y lo peor; molesto. Después de una semana de mucho sexo que lo enloquecía, tenia que soportar la presencia de su desobligado compañero.




El esperaba llegar, besar a su Yuuji y joderlo hasta la inconciencia contra alguna pared. Tenia unas ganas inmensas de hacerlo contra uno de los enormes ventanales de la habitación de la sala, esa que daba hacia la calle. Quería que vieran que le pertenecía, cosa que no era posible porque los vidrios eran tintados, pudiéndose ver hacia afuera, pero no de desde afuera. Tampoco permitirá que vieran la cara erótica de su Yuuji.

Llegaron, haciendo pasar a su compañero, viendo con una media sonrisa a su pequeño Yuuji, sentado en el sofá pues ya era casi de noche, tal vez viendo una de esas películas aburridas que solo a él le gustaban pero que Sukuna miraba porque lo ama.

Yuuji saludo, sonriéndole, haciendo que Sukuna frunciera el ceño al ver la sonrisa depredadora de su compañero, sintienfo un extraño placer por ello, puesto que era la misma que ponía cada que quería follarse a su pequeño hermano.




—Este es Toji Fushiguro, Yuuji; mi compañero de tesis—






—Toji-san, mucho gusto conocerlo— respondió Yuuji




Pasaron las horas, para cuando terminaron de hacer lo que tenían que hacer Yuuji cabeceaba en el sillón. Un aguacero rompió la quietud de la noche, por lo que Yuuji ofreció al pelinegro una de las habitaciones.




—Hay que ser buenos anfitriones— había dicho.




En la madrugada, debido a que ya les era costumbre dormir juntos, más el estrés de Sukuna, ignoro por completo que su compañero se hallaba en la habitación de al lado.

Antes de que se diera cuenta, Yuuji estaba medio desnudo sentado encima de uno de sus muslos durante una nocturna sesión de intensos besos. No podía evitarlo, el dulce néctar prohibido que era Yuuji lo incitaba a tenerle entre sus brazos.

Fue entonces que vio por la rendija de la puerta, una gran sombra que no se escondía de su vista. No dejo de besar a Yuuji, sonriendo malvadamente ante lo que veía.




—Dime Yuuji — le dijo Sukuna al oído —¿Quieres que te la meta? —




—Suku-nni... Suku-nni... por favor— Sukuna levanto a Yuuji de entre sus brazos, dejándolo parado a un lado de la cama —Esta vez quiero que hagas algo diferente ¿Confías en mí? —




Sukuna vio como Yuuji asentía, haciendo entonces que Yuuji se arrodillara mientras el mayor se bajaba los pantalones, Yuuji sabia lo que debía hacer, por lo que aun de rodillas se acerco al duro pene de su hermano, dándole un beso en la punta, comenzando a lamer y meter como podía toda la circunferencia en su boca.


Yuuji escucho un sonido a sus espaldas, pero Sukuna no le permitió que dejara su tarea.




—¿Confías en mí? — volvió a decir




Yuuji sintió entonces un par de manos en su trasero, sacando el pene de su hermano de sus labios. —¿Nii-chan? —






—Shhh, se un buen chico Yuuji ¿Lo serás? —






Sukuna ve entonces como Toji se mueve debajo de Yuuji llevando sus manos a las caderas, sentándose en su silla giratoria para estar más cómodo. Su gran muslo se frotaba contra el culo de Yuuji.




—La fricción es deliciosa— gime Yuuji. Frotando sus caderas contra Toji, provocándole más placer, dejando escapar un gemido contra sus labios, pues Sukuna se había acercado para besarlo.




Toji se aleja de Yuuji por un momento para mirarle y le da una sonrisa —¿Te gusta la sensación, bebé? —




Yuuji no puede evitar sonreír y sonrojarse mientras asiente.




—Bueno... — Le dice Sukuna —¿Por qué no continuamos entonces? — No era una pregunta, Sukuna le estaba diciendo lo que harían.




Sukuna permite que Yuuji sea levantado por Toji, moviéndose arriba de la cama, quitándose toda la ropa. Toji se mueve hacia atrás, levantándose de la silla, para ir a la cama y dejarlo debajo de él para poder masturbar su pene ya en su mano contra el cuerpo semi desnudo de Yuuji y frotarlo más cómodamente. Sus labios bajan hacia su rostro, besándolo, dirigiendo sus labios a cada parte de piel disponible, intentando dejar mordiscos a lo largo de su cuello y clavícula.




—Sin marcas, Yuuji es mío cabrón— le dice Sukuna mientras frota su pene viendo lo que Toji le hace a su hermano.




Toji se ríe, levantándose para quitarse por fin la playera negra y el pantalón. Viendo con arrogancia a Sukuna, viendo también a un Yuuji sonrojado, sudado, lleno de lagrimas y con la respiración agitada.






—Disfrutando de este ángel tu solo, he. No seas más codicioso Sukuna—






El nombrado solo gruñe, levantando a Yuuji contra su cuerpo, comenzado él si a dejar marcas en la piel de Yuuji, sentía su ritmo cardiaco a medida que se acercaba a su orgasmo, por la vista de la forma en la que Yuuji se removía por el placer jadeando y gimiendo por el placer de la boca del pelinegro en su pene.

El contacto áspero de Toji y sus labios le hacen terminar, viendo ambos como los ojos de Yuuji se cierran mientras echa la cabeza hacia atrás por él placer.

Su boca se abre y sale un gemido gutural que hace que ambos se sientan aún más excitados. Yuuji aun en su orgasmo, puede ver una mancha húmeda a lo largo del su muslo de su hermano y lo obviamente lo duro que es aún esta Toji, a pesar de ya haberse venido.




—Ahora, cariño, ¿Por qué no continuamos con esto? — le dice Sukuna al oído




Yuuji a penas murmuro algo, cuando Sukuna ya lo tenia boca abajo, no planeaba dejar que Toji le cogiera primero. Hundió su pene con rapidez en el que sabia ya era un agujero dispuesto, abriendo la boca en un gemido silencioso cuando se sintió deliciosamente apretado. Se movió con fuerza, viendo por la periferia de sus ojos, como Toji se movía de lugar, para dejar su pene frente al rostro de su hermano.






—Vamos Yuuji, ayuda a Toji con su gran problema— dice Sukuna algo agitado.






El pelinegro no espero a que Yuuji hiciera nada, usando sus largos dedos para abrir la boca de este, dejando ir toda la longitud de su duro pene en la boca del pequeño- —¡Joder, eres bueno en esto! —




—Fui yo quien le enseñó— respondió Sukuna sin dejar de arremeter en el pequeño agujero




—Estás siendo una puta tan buena para mí, pequeño Yuuji— dijo Toji —Pero quiero terminar en tu culo, ¿Qué dices? Oh gran hermano mayor—




Sukuna arremetió sus caderas contra el culo de Yuuji pero prestándole atención a las palabras del pelinegro. Salió de ese interior que tan bien le apretaba, haciendo que Yuuji se desplomara contra la cama, suspiro, pero movió su mano en aceptación a las palabras de su compañero.

Toji no perdió el tiempo, sentándose en la cama, atrayendo a Yuuji contra su pene, para luego hundirlo de un solo golpe en su agujero. Yuuji grito por la fuerza imprimida, pero ambos hombres vieron como de su pene salían pequeñas gotas de semen.




—Tan lindo... — dijo Toji — Estás tan apretado para mi polla, pero lo hacemos encajar, ¿No, cariño? —




—Suku-nni, Toji-san ¡Me siento taa~n lleno! —




—Aun puedes complacerme ¿No, Yuuji? — Le dijo Sukuna mientras veía como Toji abría más las piernas de su hermano, exponiendo su agujero lleno de la verga de este— Gime más para papi, cariño, sabes que necesitas mi polla más de lo que necesitas aire—




Sukuna guio su pene al agujero ya lleno de polla de Toji, encajándolo con lentitud, hasta que sintió la estreches de ese agujero aun mas fuerte por tenerles a ambos dentro.






—N-No puedo... ahhh... no puedo... respirar— dijo Yuuji




Sin embargo, poco les importo eso, ambos de rodillas ya en la cama, se movieron al unísono, encajando sus vergas en un muy húmedo Yuuji, viendo Sukuna como su pequeño pene saltaba medio duro entre su vientre y el de Yuuji. Toji no dejaba de apretar los pezones del menor, dejándolos duros e hinchados por el abuso. No duraron demasiado de esa manera, entre el sonido estrangulado que dejaba salir Yuuji por la excitación y la sensación de sus pollas en su estrecho agujero, haciendo que pronto su semen explotara, llenándolo tanto, que este salía con cada embestida.


Ambos vieron como Yuuji tenía espasmos por el placer, dejándolo de rodillas en la cama, con el trasero levantado, sacando borbotones de semen de su aun abierto culo.




—Sera un placer hacer la tarea contigo más seguido, Sukuna— le dijo Toji al mayor de los Itadori mientras acariciaba el culo de un agitado Yuuji.




—Ya veremos si se repite la experiencia bastardo—




Sukuna tenía mil y una ideas de lo que podía lograr con Yuuji, pensando que no estaría mal compartir un poco mas a su hermano. Después de todo, el cato sí que le había gustado.






Fin

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro