Capítulo 8: Crimen y castigo
La noche llegaba a su fin con el último espectáculo. Baby doll y Tellurium acaparaban el escenario y tras finalizar un sensual baile, se abrazaron la una a la otra, estrellando sus vientres sudados, para así ahogarse en un beso húmedo, a la vez que recorrían y palpaban la desnudez ajena, mientras el público ovacionaba en histeria plena.
Seok-jin caminaba por el pasillo del último piso, desanudando la corbata de su camisa oscura, envolvió con ella sus nudillos y la guardó en el bolsillo de su pantalón, mientras que con su otra mano batió un poco su cabello, y apartó luego unas hebras, echándolas hacia atrás.
Ya había culminado su turno en la planta baja, después de dejar listas las últimas bebidas, por lo que marcó el paso hasta detenerse frente a la gran puerta al final de ese corredor y tocó repetidas veces.
―¿Jefe? Soy Jin. ¿Puedo pasar?
―Adelante, Kim.
―Estás vestido, ¿verdad?
El muchacho abrió la puerta ya con una mano sobre sus ojos y apretando los párpados con fuerza, para evitar ser sorprendido de una manera que no quería, pero que ocurría con demasiada frecuencia.
―Sí, estoy vestido. Puedes abrir los ojos.
―Oh, gracias. Gra... Ah, de verdad...
Jin apartó la mirada con decepción al ver que realmente se encontraba con el torso al descubierto y apenas abrochaba sus pantalones.
―¡Eres un maldito embustero!
―Me preguntaste si estaba vestido y lo estoy. ¿Te vas a morir por verme con el pecho desnudo? ¿Por verme los putos pezones? ¡No seas un bebé! ―le dijo, acercándose al sofá, donde yacía tendida su camisa blanca que se puso encima, acomodó el cuello y abotonó.
―¿Cómo están tus dolencias?
―Estoy mucho mejor, gracias a Chlorine.
―Oh, Chlorine... ―Rio entre dientes ―. Eres un chico afortunado.
El jefe tomó los tirantes colgando de su pantalón y los acomodó sobre la camisa. Agarró después el saco negro que estaba debajo de la primera prenda, se lo colocó encima, avanzó hacia su escritorio y tomó asiento en su cómodo sillón.
―¿Y qué te trae por aquí? ¿Alguien te está acosando sexualmente?
―¿Además de todo el mundo?
―No te quedes ahí parado. Toma asiento y dime.
―No, estoy bien así.
―No te lo estoy preguntando, Kim. Ven aquí ―insistió, haciendo un gesto con sus dedos.
El aludido suspiró y acató a su «pedido», se aproximó y se dejó caer sobre el asiento individual frente al escritorio.
―Quiero hablar de mi deuda. Quiero saber cuánto tiempo más tendré que estar en este sitio de locos, sin ofender por supuesto.
―¿Tu deuda? No llegas a cubrir ni un mugroso tercio, Kim.
―¡¿Cómo que no?! He estado trabajando muy duro todo este tiempo. He estado participando en los espectáculos, ¡¿cómo puede ser tan poco?!
―Que te animaras a subir al escenario fue algo muy bueno. Hemos ganado bastante, aunque no es suficiente. Si te quitaras la ropa en los shows, las ganancias subirían notablemente.
―No voy a prostituirme en el escenario, Nam-joon ―Bajó un poco los párpados.
―Es tu decisión. Y te tendré conmigo por mucho más tiempo.
―Ah... Suenas como un maldito pervertido ―dijo en un suspiro, aflojando el cuerpo sobre el sitial, estirando el cuello y dejando colgar su cabeza un momento.
―Soy un maldito pervertido ―confirmó, juntando sus manos sobre la mesa, entrelazando sus largos dedos decorados con un par de anillos, después arqueó una ceja y le concedió una mirada fulminante.
Jin levantó rápido la cabeza, sintiéndose alarmado.
―¿Qué mierda te sorprende? ¿Tienes algo más que decir o es todo? Soy un hombre ocupado y con necesidades que dudo que puedas satisfacer ―le dijo, señalando con su dedo índice hacia abajo.
Seok carraspeó, se enderezó, levantó y marchó a paso acelerado, escuchando las risas de Nam-joon a su espalda, lo que llevó a enrojecer sus orejas y también lo encrespó. Cerró la puerta y avanzó unos pasos, llevándose dos dedos a su entrecejo.
―¡Oh, Seok-jinnie! Te estaba buscando. ―La voz de Ho-seok resonó en el pasillo, aproximándose a él y pasando un brazo detrás de su cuello ―. Necesitaré tu ayuda para el espectáculo de la próxima noche. Me falta un bailarín y tú eres el hijo de puta más lindo que podría encontrar.
―Bueno, yo...
―Gracias, sabía que podía contar contigo ―dijo, dándole una palmada en el pecho y llevándoselo por un vórtice que él mismo abrió delante.
Aparecieron en el escenario, donde ya se encontraban Jung-kook, Jimin, Yoon-gi y hasta Taehyung, a quien jamás había visto poner un pie sobre la plataforma desde su primer día.
Ho-seok los alineó a todos y comenzó a guiarlos, sosteniendo en su mano un elegante cayado para dirigir sus pasos a distancia, y también para darles un golpe contra las pantorrillas en caso de equivocarse.
Después de sudar por agotamiento y nerviosismo a partes iguales, el experto se acercó al mayor.
―¿Lo tienes, Seok-jinnie?
―Lo tengo, lo tengo.
―Muéstrame. ―Se cruzó de brazos.
―¿Cómo? ¿Ahora?
―Ipso facto. ―Su tono fue más severo.
Seok sabía a la perfección que la danza no era lo suyo, sin embargo, se esmeraba para dar lo mejor de sí mismo hasta el más mínimo movimiento, aunque debía siempre doblar sus esfuerzos y hacer rendir su energía hasta el final. Luego de unas repeticiones, Hobi finalmente lo aprobó, permitiéndole hidratarse y descansar.
El muchacho se sentó en el borde del tablado y se bebió media botella de agua de una sola vez, todavía tratando de recobrar el aliento.
―Así que bailaremos juntos, ¿eh, hyung? ―Habló Jung-kook, tomando asiento a su lado.
―Así parece ―dijo, con la voz algo rasposa después de haber dado un último sorbo a su botella.
―¿No estás nervioso?
―Sí, lo estoy. Pero he hecho esto antes, así que no me paralizaré.
―Qué bueno. Porque si yo fuera tú estaría petrificado, con todos esos demonios de clase alta que vendrán a presenciar nuestro espectáculo. Por eso Hobi-hyung le está poniendo tanto empeño. No queremos decepcionarlo, ¿no?
―N-No lo haré.
―Y todos esos ojos amarillos sobre nosotros, testeándonos hasta los huesos. Uff, aterrador, ¿eh? Pero tú solo fíjate bien dónde pisas, dónde ubicarte, hacia dónde moverte y no vayas a confundirte, ¿okey? ―dijo, dándole una fuerte palmada en el hombro y meneándolo un poco ―. ¿Cómo era esa expresión que usan en el teatro? Ah, sí: «rómpete una pierna» ―añadió, ensanchando una sonrisa socarrona en su cara.
Tras darle otra fuerte y sentida palmada en el hombro se levantó y se marchó. El mayor se quedó mirándolo en silencio. Conocía el término, pero se lo había dicho en su cara con una sensación de malicia tan palpable, que había logrado generarle escalofríos. Definitivamente no confiaba en ese chiquillo, y aunque lo detestara, sí había logrado asustarlo un poco, motivo por el cual se irguió de inmediato y se dispuso a practicar los pasos un poco más.
Llegada la tan aclamada noche, el burdel estaba atestado de demonios. Seok había tenido que despojarse de sus prendas para ir acorde con la presentación que realizarían: llevaban unos jeans negros, una playera lisa, una chaqueta con diferentes estilos y unas zapatillas converse del mismo color. En tanto el resto se preparaba, él atendía a algunos de los clientes y empleados en el bar, ya sea preparando y repartiendo tragos o saludando a alguna que otra diablesa arrojando besos al aire. Reía por lo bajo y meneaba un poco la cabeza, sin siquiera notarlo; le resultaba muy curioso con qué poco la gente enloquecía, aunque no ignoraba tampoco que era más que nada por ser carne de cañón entre aves carroñeras.
En cuanto levantó la cabeza sus ojos encontraron de inmediato a Chlorine, quien por supuesto le devolvió la mirada; le era imposible ignorarlo, mucho menos después de aquel acalorado sueño con él como su entero protagonista. Ensanchó los labios en una sonrisa discreta, sintiendo un cosquilleo, y del mismo modo movió sus dedos, saludándolo; Jin apenas inclinó un poco la cabeza en retribución. Hoy se veía especialmente hermosa, luciendo un reluciente vestido púrpura, marcando bien su cadera y contrastando perfecto con las puntas verde oscuro de su cabello cayendo por su espalda, la misma donde se posaba una gran mano de largos dedos y venas pronunciadas. Esta vez le había tocado acompañar a uno de los demonios más acaudalados. Aquello lo hizo suspirar y sentirse el ser más pequeño en todo ese basto lugar, sin siquiera alcanzar a comprender el por qué, pero lo sentía, como una fuerte punzada en el hígado que pondría de malas a cualquiera.
―Hyung. ―Una voz opaca con escaso aliento llamó su atención.
Taehyung hizo acto de presencia frente a la barra para indicarle que debía acudir al escenario ahora. Vestía una camiseta blanca con una chamarra de cuero negra encima, pantalones y zapatillas a tono, yendo acorde con el atuendo que llevarían todos. Seok respondió a su llamado y acudió de inmediato junto con él.
Al quedarse detrás del escenario, aguardando por su salida, un sudor involuntario empezó a apoderarse de él. ¿Saldría todo bien? Jung-kook no mintió cuando dijo que la noche estaría concurrida.
―¿Nervioso, hyung?
Hablando del diablo...
―Sí, creo. Pero puedo hacerlo.
―Qué bien que tengas tanta seguridad. ―Le dio una suave palmada en el brazo ―. Porque Hobi-hyung nos dijo que tenemos que invertir la posición de todos los pasos de baile.
―¡¿QUÉ?!
―¡Eso es mentira! Mocoso de mierda. ―Intervino Jimin ―. No le hagas caso, Jinnie ―dijo, poniendo sus manos sobre sus hombros y frotando con suavidad.
―Ah, qué aguafiestas eres, Jimin-ssi.
―Pareces un brabucón de escuela. Deja de joder a Jinnie. Un buen día se va a enojar y te dará un puñetazo en la cara.
El referido reprimió una sonrisa a la vez que dio un giro a sus pupilas, retirándose.
―Oye Jimin, me dijo Chlorine que interviniste cuando ese sujeto me golpeó. No tuve oportunidad de darte las gracias.
―Oh, no fue nada Jinnie. Nunca permitiría que un extraño te pusiera las manos encima y quedarme tan tranquilo ―dijo, pellizcando delicadamente una de sus mejillas.
―Muy bien, todo listo. Todos a sus lugares. Saldremos en diez minutos. ―Habló Ho-seok, juntando sus palmas frente a su rostro y dejando a todos en estado de alerta.
Su cabello se veía ahora castaño, aunque nadie pareció notarlo, a excepción de Jimin, quien no demoró en adularlo.
»Si alguien hace algo que no me guste ahora sí van a oírlo. Y si me exasperan, los atropello con un auto.
Jin tragó duramente. Visto lo visto no sabía si tomar aquello como un mero chascarrillo, como un intento más retorcido de «rómpete una pierna», o de manera literal.
En el tiempo estimado todos salieron a acaparar el escenario. Ho-seok y Jimin se lucían por completo, apoderándose del frente, con el menor de sus movimientos. Jung-kook y Taehyung no se quedaban para nada atrás. Incluso Yoon-gi, con su escaso poder en la memoria, se desenvolvía bastante bien. No podía evitar sentirse un poco abatido por no estar tan a ese nivel, pero al mismo tiempo estaba tranquilo de estar rodeado de aparentes expertos en la materia. Se concentró en cada paso que dio. Inevitablemente olvidó algunos movimientos, pero recobró el ritmo al visualizar a sus compañeros. No obstante, todo se vino al mismísimo demonio en cuanto Jung-kook, quien había estado surcando su alrededor desde el comienzo, posicionó su pie delante del suyo haciéndolo tambalear, Jin logró estabilizarse, pero el chico no se quedaría contento con ello, por lo que hizo presión contra su espalda, empujándolo y llevándolo al suelo, aunque lo que no tomó en cuenta fue que al caer, el mayor empujó por accidente a nadie más ni nadie menos que Ho-seok, quien quedó en el centro, apoyado con las palmas en el suelo, una pierna extendida y una rodilla en alto, y dirigió sus pupilas oscuras, que pronto levantaron un fulgor amarillo, hacia ellos.
Chlorine, siendo un espectador más, se llevó una mano a la cabeza con discreción, sintiendo pena por el pobre Jin.
Jimin tomó la iniciativa en ese momento, adquirió impulso y dio un salto imponente sobre su compañero, pisando con firmeza y quedándose al frente. Hizo un grácil giro y con ese mismo refinamiento le tendió su mano a Hobi, quien se puso de pie de un impulso. Lograron camuflarlo como si hubiera sido parte del show. El dúo se mantuvo en la parte delantera del entablado, protagonizando un ardiente breakdance, donde Seok-jin podría jurar que las suelas de sus zapatos sacaron chispas más de una vez.
En cuanto la presentación culminó la ovación del público fue descomunal. Los intérpretes saludaron y se retiraron. Esa había sido la última función de la noche, por lo que los invitados, clientes, las muchachas y muchachos comenzaron a dispersarse por todo el lugar. Los bailarines se quedaron murmurando respecto a lo ocurrido, a excepción de Ho-seok quien se colocó unos lentes oscuros, tratando de esconder el resplandor de sus ojos. Bajó de la tarima de un salto y se dirigió al bar. Esculcó entre las botellas y tomó una en mano a la cual ni siquiera se molestó en quitar la tapa, ya que con un minúsculo movimiento rompió el cuello arrojándolo al piso y se bebió todo el contenido de una sola vez, sin detenerse a respirar.
―A ver, a ver... ¿qué pasó? ―indagó Jimin por lo bajo, girándose hacia sus compañeros.
―Jung-kook me empujó. Eso es lo que pasó. ―Lo señaló con su dedo, mostrando una cara de muy pocos amigos.
―Oye, yo estaba bailando haciendo así: ―Gesticuló su movimiento con los pies ―. Si recibiste un pisotón entonces es tu culpa.
―¡Pisotón MIS HUEVOS! ¡Me empujaste vilmente!
Una vena se marcó en la piel enrojecida de Kim Seok-jin, producto de su incontenible furia. Taehyung y Jimin lo frenaron ahí mismo, debido a que si no lo hacían se abalanzaría contra Jung-kook quien, lejos de sentirse asombrado o intimidado, movía su boca como si masticara, apretando también los labios, tratando de no soltar una carcajada en la cara de todos. El mayor acabó por desistir y soltó el agarre de los otros dos. Bajó del escenario. Ocuparía su energía en lo verdaderamente importante, por lo que se dirigió al bar donde estaba todavía Hobi, bebiendo en solitario.
―Hoba. Me apena mucho lo que sucedió, lo lament...
―Jin. ―Articuló con una voz rasposa, dejando la tercera botella bacía sobre la barra ―. Seok-jin. ―Abandonó su asiento ―. Kim Seok-jin ―pronunció, haciendo una muy breve pausa entre cada palabra.
Los tres chismosos de turno bajaron rápido del escenario y se aproximaron al bar para no perderse de nada. Yoon-gi, quien se había quedado abstraído mirando a la nada, los siguió unos segundos después, a paso mucho más sosegado.
Ho-seok se quitó sus anteojos oscuros, los cuales no solo dejó caer al suelo, sino que los pisó al dar un paso hacia Jin.
―Puedes insultarme. Carajo, puedes. Puedes golpearme y hacer que escurra mi sangre. Pero... avergonzarme... en mi... amado escenario... Eso es algo que no se lo permitiré a NA-DIE.
Sus ojos resplandecieron en un ámbar intenso, desbordando e iluminando ese prominente ceño fruncido.
―L-Lo-Lo sient...
―No. No lo sientes. ―Meneó la cabeza con desaire ―. Porque no te he hecho sentirlo todavía.
Levantó su mano a la altura de su hombro invocando su cayado, lo deslizó entre sus dedos hasta agarrar con solidez la calavera de diamante en la cúspide y lo estrelló contra el suelo que, para sorpresa de todos los presentes, el material se volvió flácido y flexible como un látigo. Ante el estruendo todos se sobresaltaron, abriendo los ojos de par en par; Jin el primero, encogiéndose en su lugar. Por otro lado, Yoon-gi simplemente dio un solo parpadeo.
Incluso si lo tomaba del cuello y se lo llevaba a la sala de castigos no sería suficiente para cesar su cólera. Lo arrastraría. Sí. Solo para darse el lujo de escuchar sus hilarantes gritos. Así que con su bastón transformado en fusta envolvió sus tobillos, derribándolo. Caminó por su lado, llevándoselo a rastras, como si se tratase de la pesca del día, y abrió un portal a unos pocos metros de su trayecto.
―¡Espera Hoba! ¡Espera por favor! ―suplicó, tratando de aferrarse contra el suelo con sus manos ―. ¡Jimin-ah! ¡Jimin-ah, ayúdame!
―Lo siento Jinnie, está fuera de mi rango ―respondió, con sus manos sobre su rostro.
―Ah, ¡dijiste que no dejarías que me lastimen!
―Dije extraño, que ningún extraño te lastime.
―¡Tae! ¡Taehyung! ¡Somos amigos! ¡Tú me ayudarás, ¿verdad?!
―Y-Yo no... No-No puedo, hyung. ―Hizo ademanes con las manos, paseando la mirada con preocupación y pensando qué hacer. Finalmente sacó algo de su bolsillo y se inclinó para entregárselo ―. Esta salchicha te dará energías para escapar.
―¡¿Sabes dónde te puedes meter la maldita salchicha?!
Entre gritos y suplicios Jin fue arrastrado sin más y el portal se esfumó junto a su último alarido ante la mirada atónita de todos, de todos exceptuando a Jung-kook, quien observaba con asombro, como si estuviese mirando su película de acción favorita.
―Hobi-hyung estaba enfadado. ¿Creen que lo mate?
―No va a matarlo... ¿verdad? ―Taehyung miró a Jimin.
―No... Espero que no. ¡Pero qué pena! Pobre Jinnie, lo siento tanto por él ―expuso, moviendo su cabeza de un lado a otro, apretando sus dedos contra sus mofletes.
―No sientes una mierda, ¿verdad?
―Ay es que cuando Jinnie grita es adorable y muy gracioso.
―¿Tú qué dices, Suga-hyung? ―le preguntó Jung-kook, reposando su codo sobre su hombro.
―Ustedes me dan asco ―contestó sin más, cruzándose de brazos.
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