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Capítulo 26: Sacrificio por el equipo

El demonio mostró los dientes envueltos por una pérfida sonrisa, literalmente los recibía con sus brazos abiertos y sus garras preparadas para trozar su piel. Ho-seok y Jimin fueron en línea recta hacia él, pero en última instancia cruzaron sus caminos, evadieron con velocidad los filos, se abalanzaron contra su cuerpo y lo arrastraron con violencia hacia un extremo, atravesando la pared.

Taehyung y Jung-kook por su parte, corrieron hasta donde yacía Jin para liberarlo. El primero se encargó de sus manos, mientras que el segundo tiró y rompió las esposas de cuero de sus tobillos.

―Vi-Vinieron ―bisbiseó muy débilmente, rotando despacio su cabeza hacia Taehyung, quien estaba frente a él ahora.

―¿Tenías alguna duda? ―Lo miró con una ceja enarcada y rompió de un tirón las gruesas esposas de cuero―. No íbamos a dejarte con ese loco del culo. Aunque... debo decir que realmente no quería venir aquí.

―L-Lo sé.

―¿Lo sabes? ―Alzó ambas cejas ahora, a lo que el otro asintió.

Notó las articulaciones del joven enrojecidas y marcadas; incluso si acariciaba la piel con suavidad se removía de dolor, cosa que provocó que arrugase el entrecejo con desánimo y mucha rabia, y fue a mayor en cuanto vio los golpes en su cara y las heridas en su espalda. Jung-kook se apresuró e hizo dos nudos a la camiseta, para unir los lados y cubrirlas.

―No se va a poder levantar con esto, mucho menos andar. Lo cargaré.

―Podemos darle un poco de sangre de demonio. Eso podrá ayudarlo un poc...

―No, no. No más sangre de demonio, por favor... Ya tuve suficiente con la que me obligó a beber ese maldito ―dijo Jin, pausado, mientras apoyaba las palmas sobre la mesa y erguía con mucha dificultad el cuerpo. Jung-kook lo asistió y lo recibió sobre su espalda, lo sujetó por las piernas y lo cargó como una mochila sobre el lomo.

―¿Te dio su sangre? ―Indagó el demonio de cabello rubio.

―El muy bastardo quería curar las heridas que me hizo su perro para poder hacer él las suyas después.

―Maldito hijo de puta.

―V, mi sangre tiene un sabor que pica. Dale la tuya.

―¿No escuchaste lo que acabo de pedirles? ―Refunfuñó Seok, posando las manos sobre los hombros de Jung-kook.

―La mía no es mucho mejor... Podemos pedirle a Jimin-ah que le dé la suya, es bastante dulce.

―¡Que no! ―Protestó Jin otra vez, palmeando esta vez sus omóplatos, aunque para el joven demonio era mucho menos que cosquillas.

―Oigan, ¿quién es ella? ―Preguntó, señalando con la mirada a la muchacha, que aún se encontraba encadenada contra la pared.

―Lizz... ―dijo, entristeciendo su semblante.

―Estos son tus amigos... ―dijo ella con esa voz tan suave, aunque repleta de agotamiento ―. No me dijiste que eran tan guapos.

El chico de la basura se mostró sorprendido; Jung-kook sonrió, y lo que era más, pretendía levantar su camiseta negra para enseñarle sus abdominales, pero Jin lo detuvo de un bofetón a su mano.

―Ha-Hay... que ayudarla ―susurró endeble.

―¡A UN LADO! ―La voz tosca de Jimin dio con ellos. Había sido despedido hacia su dirección a gran velocidad.

Todos alcanzaron a apartarse, exceptuando a la pobre chica quien no pudo hacer más que solo apretar los párpados y recibir el impacto, no obstante, Jimin puso sus manos por delante haciendo una pirueta para evadirla, y chocar justo sobre su cabeza. Con el muro cayendo a cascajos el joven logró atraparla en sus brazos, recibirla sobre su regazo y amortiguar la caída, aunque su culo recibió el peor impacto, al aterrizar sobre los cascotes.

―¡Justo en los mochis! ―Exclamó, luego de un fuerte quejido, cerrando un ojo y apretando los labios.

Vio entonces que ella llevaba las esposas unidas con una cadena, por lo que con un simple movimiento la cortó.

―¿Estás bien?

Pero Lizz no contestó, ni siquiera dio un pestañeo, tan solo acercó sus manos despacio y acunó su rostro, tomándolo por sorpresa. «Es hermoso. Di algo inteligente», pensó.

―Esto... Me duele el trasero ―balbuceó, aunque pronto entrecerró los ojos y llevó sus pupilas hasta arriba. «Eres imbécil», se regañó para sus adentros.

Apretó los párpados y volvió sus ojos grises hacia el muchacho que aún la sostenía en brazos; ambos se miraron en silencio unos segundos.

―¿Quieres fornicar conmigo?

―Por delante y por detrás, encanto.

―Trato hecho...

Y apenas terminó de decir aquello Jimin recibió el golpe de una bota justo en la cabeza. Expresó un «auch» con fastidio y giró el rostro en dirección a sus compañeros, aunque sabía a quién mirar en primer lugar. Taehyung señaló sin demora a Seok-jin, quien lo miró de reojo y receloso, sin importarle que pudiera verse sin problema que a él le faltaba su bota negra.

Jimin negó con la cabeza a la vez que apretaba los labios. Se levantó y bajó con cuidado a la chica.

―Por favor... dejen que se marche con nosotros... o ese maldito jugará con ella hasta matarla.

―Oh, chico hermoso. Lamento no haber podido hacer más por ti ―le dijo, dándole una suave caricia a su mejilla―. Aunque fue un poco excitante, debo admitir.

―Me retracto. Dejémosla aquí.

Dicho aquello, otro agujero fue hecho en el lado contrario, Astarot ingresaba nuevamente, teniendo a Ho-seok sujeto por el cuello contra el piso, aunque éste envolvió su brazo con sus piernas, consiguiendo doblarlo y zafarse del agarre, y sin detenerse ahí impactó con su pie en su quijada, dio un giro rápido y se puso de pie. Dirigió los ojos a sus compañeros: tenían a Jin. Buscar y encontrar hecho. Ahora solo quedaba lo más difícil:

―¡LARGUÉMONOS DE AQUÍ! ―Bramó, haciendo una brazada y movilizándose. Los demás lo siguieron.

―¡Vamos! ―Exclamó Jimin, tendiéndole su mano a Lizz.

Ella la tomó sin pensarlo un solo segundo y se marchó junto a los demás.

Una risa funesta comenzó a escucharse apenas en la maltratada habitación. Astarot se puso lentamente de pie, alzando su cabeza al último y dejando ver esos ojos con un púrpura vivificante.

―Niños... ¿Creen que los dejaré marcharse con mi preciosa perra y mi suculenta presa así como así? ―Rio entre dientes.

El pilar que era Nam-joon, sosteniendo el portal al otro lado, ya había no solo propasado su propio agotamiento, sino que también comenzaba a inquietarse de un modo que no era normal en él, por lo que hondó el vórtice dentro de la dimensión de Astarot, hasta conseguir dar con la entrada del castillo, el recibidor, donde se encontró con Yoon-gi, quien fumaba lo que era su segunda caja de cigarrillos.

―Suga.

Ante su llamado el muchacho volteó, encontrándose con el portal a unos metros de él.

―Estos tontos aun no regresan. Iré por ellos.

―¡No! Mantén tu posición. Al menos ahora podrán salir más fácilmente de ahí, teniendo el pasaje más cerca.

El chico se quedó mirándolo, estaba agitado, empapado en sudor, y la sangre comenzaba a asomarse discreta por los orificios de su nariz. El esfuerzo mental era mayor del que había imaginado; su cerebro estaba colapsando poco a poco. Yoon-gi se dio la vuelta, quitándose el cilindro de la boca y fijó sus ojos en la lejanía.

―¿Pero qué mierda están haciendo? ―Dijo por lo bajo, mientras el humo se escapaba por su boca y sus fosas nasales.

Al instante siguiente, un potente temblor, producto de un estridente y aterrador gruñido por parte del demonio estremeció el castillo entero. El grupo de rescate, todavía corriendo por el piso superior se vio obligado a detenerse para no caer.

―Está enfadado. Nos va a hacer polvo demoníaco ―dijo Lizz.

―Bueno para las salsas pero malo para la digestión ―adicionó Taehyung, a lo que ella asintió.

―No tenemos que pelear contra él, sino distraerlo y salir de aquí ―dijo Jung-kook ―. Hobi-hyung, encárgate de Jin-hyung, ¿quieres? Tengo una idea.

Tal y como se lo pidió, Ho-seok cargó a Jin, pasando su cuerpo por encima de sus hombros, para poder correr con mayor ligereza. Y con ello, el primero en echarse a correr fue el más joven, siendo seguido en la brevedad por el resto. Inmediatamente después, Astarot rompió una de las paredes unos metros atrás de ellos cuan fiera enardecida, con un halo violeta rodeándolo, su anatomía más corpulenta y mucho mayor que la usual; una dentadura prominente y filosa, tanto o más que las largas cuchillas que llevaba por dedos, y sus ojos yacían totalmente negros, con solo un pequeño punto púrpura en el centro. Con tan solo ver aquella figura infernal, un grito fue lo primero que Seok-jin dejó escapar, aferrándose a Ho-seok.

―¡No grites, idiota! ―Exclamó Jimin.

―¡Mejor ríete! ¡Como en Monsters Inc! ―Comentó Taehyung.

―¡Oh, justo ahora estaba pensando en ello!

―¿De verdad hyung?

―¡NO!

―¡Jung-kookie-ah, ¿qué tienes pensado hacer?! ―Preguntó Ho-seok, corriendo casi a la par suya.

―¡Solo síganme!

Con un ágil salto, ayudándose con el barandal que rodeaba el camino, todos descendieron al nivel inferior, el «piso falso». En cuanto el joven demonio de cabello renegrido se dirigió a la última puerta a la derecha, todos entendieron lo que tenía pensado. Astarot les pisaba los talones, provocando que la superficie temblara con cada paso; arrasaba también con las paredes, dejándolas deshechas.

―¡Esa alma será mía! ―Vociferó, alargando las vocales en cada palabra y haciendo que su voz grave e imponente resonase por todo el lugar al punto de causar escalofríos.

Sumido en su instinto cazador en su estado más puro, solo se concentró en la tarea de perseguirlos y asirlos entre el filo de sus manos.

Jung-kook fue el primero en cruzar el umbral que lo dejó en la primera puerta al inicio del pasillo, apartándose y dejando pasar a los demás, y en cuanto el maligno asomó su cara al exterior plantó su suela contra su mejilla, con gran agudeza y brutalidad, derribándolo y dejándolo con la quijada partida en el acto.

Las escaleras no estaban muy lejos: Lizz los guio a ellas y sin escatimar en nada comenzaron a bajar. Taehyung se mantuvo firme en los primeros escalones para asegurarse de que su compañero regrese, cosa que hizo muy en la brevedad, aunque se detuvo al intentar seguir su marcha, llevando sus ojos curiosos a un llamativo cartel junto a una pequeña palanca.

―Uy, Resbaladilla superdivertida ―Leyó el cartel con entusiasmo.

―No deberías, Koo...

―Ah, ¿cuándo voy a volver a venir? ―Se encogió de hombros y sin más accionó la palanca.

Gritos de pánico y también de euforia, junto a miles de maldiciones, fueron escuchadas una tras otra al momento siguiente. Los dos mayores al frente, abrazados entre sí, dejando sus cuerdas bocales en la mierda misma.

―¡Kookie, qué mierda hiciste! ―Se quejó Jimin, pronunciando aquello rasposo y casi afónico.

―¡Yo no fui! ―Se defendió inútilmente, riendo a carcajadas, mientras se deslizaba panza abajo, con los brazos extenuados hacia delante y balbuceando en cada curva «Everybody say no», solo porque sí. Hasta que Taehyung, siendo el último en la cola, alcanzó a estirar una pierna y darle con su pie justo en las nalgas.

Ante el último doblez por la ahora rampa, pudieron percibir el suelo de la planta baja.

―¡SU-SUGA-HYUNG! ―gritó Ho-seok a todo pulmón.

El mencionado se giró con sus ojos amarillentos y con la mirada al frente dio una prominente calada al cilindro, convirtiéndolo en cenizas al instante. Alzó la cabeza y liberó todo el humo.

Inevitablemente Jin cayó al suelo apoyándose sobre sus palmas, muy adolorido y exhausto. Ho-seok lo levantó rápido, pasando su brazo detrás de su cuello, sujetando su cintura y se movió tan rápido como su estado se lo permitía. No obstante, Astarot hizo presencia de imprevisto, justo delante de ellos por medio de uno de sus portales. Taehyung y Jimin se arrojaron sobre él, sujetando cada uno un brazo y tirando cuanto pudieron, mientras que Jung-kook acometió con su puño directo a la boca de su maldito estómago, dejándolo con una rodilla plantada en el piso, y para rematar dio un giro y estampó una patada contra su cara. A su vez, Lizz ayudó a Ho-seok a sostener a Jin, pasando al lado de Yoon-gi.

―¡Apártense! ―Espetó este último a los demás que se quedaron más atrás, haciendo un ademán con su mano, luego le indicó a su bestia que atacara.

Sus compañeros acataron al instante y se alejaron, cediéndole el paso a la colosal pantera que embistió al maligno con todas sus fuerzas, arrastrándolo varios metros y dejando el pie de las escaleras totalmente destruido.

―¡Vamos! ―Vociferó Ho-seok, girándose una última vez.

Él, junto a Jin y Lizz, fueron los primeros en cruzar el portal dejado por Nam-joon, estando de regreso por fin.

―¡JIN! ―Exclamó Chlorine, corriendo hacia su chico, envolvió su cuello con sus brazos y juntó sus labios con los propios. Y por supuesto que la recibió, incluso tan adolorido y desfallecido como estaba. ¿Cómo podría no hacerlo?

Una explosión, en conjunto con un espeluznante alarido se escuchó entre los escombros. Nadie consiguió ver nada, hasta que, por medio de un vórtice, Astarot se plantó delante de Yoon-gi atravesando su pecho con las cinco garras afiladas de su mano. El joven expulsó una gran cantidad de sangre por la boca, quedándose tieso. Al retirarlas de su carne y ver cómo su cuerpo lánguido se balanceaba todavía de pie, tomó impulso para arrancarle la cabeza con su siguiente blandir, sin embargo, las manos de Ho-seok atravesaron el portal y lo tomaron por la cintura, apartándolo en el momento justo y haciendo que las garras tocaran el suelo, justo entre las piernas extenuadas del chico, quien rápidamente fue arrastrado a salvo al interior del umbral. Con ese daño, la aparición animal que había creado se desvaneció, por lo que los tres restantes tendrían que ingeniárselas para poder cruzar. Jimin el primero, se movió con agilidad, evadió las cuchillas del demonio y consiguió propinarle un duro golpe en una de sus piernas, que lo obligó a flexionarla y llevar una de sus rodillas contra el suelo, entonces Jung-kook, como si se tratase de un balón, dio un golpe fornido contra su pecho, enviándolo a unos cuantos metros de distancia. Los tres emprendieron la carrera hacia el portal, siendo Jimin el primero en cruzar, Taehyung lo haría después de él, pero, sin poder con su genio, volteó para cerciorarse de que su compañero le siguiera el paso, y así lo estaba haciendo, sin embargo, una de las garras de Astarot logró alcanzar su tobillo, pasando la afilada hoja de lado a lado, cosa que lo llevó al suelo. Con un gruñido lleno de rabia y dolor, Jung-kook intentó arrastrarse con sus manos, pero en su lugar fue él atraído en dirección contraria. Las manos de Jimin, sin saber lo que había ocurrido, trataron de atraer a Taehyung al interior, pero éste fue más rápido al alejarse y volver para auxiliar a su amigo.

Jung-kook, incluso cortando su propia piel, logró remover la garra incrustada, dio un giro apoyándose con sus manos y se levantó, pero ya no era rápido ni ágil al desplazarse ante la presente cojera con la que tenía que lidiar ahora. Las garras fueron alzadas a su espalda, dándole tiempo a girar solo un tercio la cabeza. No obstante, Taehyung intervino, poniendo su cuerpo y reteniéndolas con sus manos y brazos.

―¡Yo lo sostengo, tú corre hacia el portal! ¡CORRE! ―Comandó con un rasposo gruñido, sintiendo como comenzaba a ser empujado por la fuerza adversa.

El chico asintió, se inclinó y dio un largo salto hacia el vórtice que aun aguardaba. Y del otro lado, el jefe estaba al borde del colapso; no duraría mucho más tiempo.

―¡Rápido, V! ―Le gritó, ya a unos centímetros del pasaje.

―¡Cruza!

―¡P-Pero...!

―¡QUE CRUCES TE DIGO!

Y Jung-kook no cruzó, pero en su lugar las manos de Jimin atraparon su brazo y lo jalonearon al interior. Tras ver aquello, el demonio de cabello rubio suspiró con alivio. Movió las garras de su enemigo hacia un lado, luego al otro, para apartarlo por fin y poder moverse.

―¡CIÉRRALO! ―Gritó con todas sus fuerzas, marcando las venas de su cuello, mientras corría en esa dirección.

Su voceo fue escuchado por todos; él aceleró el paso, creyó que llegaría antes de que lo cerrase, y de hecho lo consiguió, barriéndose contra el suelo, siendo sus piernas las primeras en cruzar al otro lado. Pero... Sí. Astarot logró alcanzar su muñeca y de un brusco tirón lo atrajo hacia él, arrojándolo contra el muro de la espaciosa sala. Sin otorgar un minúsculo segundo a cualquier reacción adversa, el maldito inhaló profundo en dirección hacia el umbral, y al otro lado exhaló su toxina.

―¡CÚBRANSE! ―Fue todo lo que se alcanzó a oír poco antes de que el vórtice se cerrara por completo.

Nadie lo recibió directamente, aunque Jimin y Ho-seok, quienes se encontraban más próximos al veneno sí sufrieron una gran irritabilidad en el rostro y parte de sus cuerpos. Nam-joon se puso de pie y con un fuerte pisotón elevó una gran masa de aire que dispersó aquella toxina y con un movimiento de su brazo la dirigió hacia el extremo, que se hallaba al descubierto al no haber sido reparado todavía.

Miró a los alrededores, divisando a sus muchachos y la chica desconocida. Pasó su mano por debajo de su nariz y notó la sangre. Estaba mareado, le costaba desplazarse, pero no le importó. Volvió a mirarlos a todos y... en efecto alguien faltaba.

―¿Dónde está V? ―Fijó sus ojos en cada uno de nuevo, hasta que se detuvo en Jung-kook, quien con mucho pesar negó con la cabeza, haciendo que los ojos del jefe se abrieran de manera palmaria.

»¡¿Estás diciéndome que Taehyung se quedó atrapado allá a merced de ese trozo de mierda?! ―Espetó, elevando el tono de su voz con cada palabra agregada, liberando saliva incluso ante la rabia y su indignación, señalando al aire.

«No me importa que me hayas dicho que no me meta con ese hijo de perra, si el momento llega lo enfrentaré, no me interesa si me cuesta el culo, la cabeza, o ambos», recordó lo que él le había dicho con anterioridad. «Nam-joon-ah... realmente no quiero ir a la cabeza». La culpa comenzaba a carcomerlo.

Taehyung era un ser misterioso en cuanto a lo emocional, pero si había algo que se podía destacar sin ningún tipo de incógnita de por medio era su franqueza. Tuviera miedo, rabia, desconcierto, interés o desinterés, él lo expresaría en el momento, e incluso sin estar convencido o de acuerdo era alguien que accedería a hacer sacrificios por un bien común. El jefe lo sabía muy bien.

Astarot fue recobrando su aspecto habitual poco a poco, mientras que el joven demonio, un poco mareado tras haber recibido el impacto con su cabeza, se ponía de pie.

―En un momento así... solo se puede reír ―dijo por lo bajo y en un suspiro.

El demonio adverso se hallaba para entonces extenuado y con un enojo tan profundo y silencioso, lo cual era el epíteto de lo que lo hacía ser temido. Decidió ahorrar pasos y directamente trasladarse delante del chico por medio de un portal. Le dedicó una mirada frívola y funesta, tronando algún que otro hueso de su cuerpo, que resonó como eco por toda la extensión del hall.

―Y... ¿te gustan los memes? ―Formuló Taehyung, aferrándose forzadamente a la pared.

El contrario colocó una palma sobre el tapizado, a la altura de la cabeza del muchacho, luego la otra, y fue arrimando su rostro, tan invasivo que el otro tuvo que ladear su cabeza. Astarot movió la suya de un lado a otro con suma lentitud, negando, para responder a su sarcástica pregunta.

Con su cabeza a punto de estallar, presintiendo que en cualquier momento caería desmayado, y una presión en el pecho, el jefe se llevó las manos a la cabeza, siendo asediado por las palabras que le había dedicado su compañero, su viejo amigo.

―N-Nam-joon-ah... ―Habló Seok-jin, tras haber podido levantarse con ayuda de Chlorine.

―¿Estás bien, Jin? ―Hubo delicadeza en su voz, y reposó su mano sobre su hombro.

Lo había apodado por primera vez. Seok-jin se sorprendió ante aquello, y más se acrecentó su asombro al sentir su palma sobre su mejilla, y una pequeña caricia escondida con su pulgar. Sus ojos lo recorrieron desde el rostro hasta sus pies, y más de un músculo en su fisionomía se contrajo, al ver el estado en que ese maldito demonio lo había dejado.

―Gracias a todos ustedes estoy bien, pero... ―Retiró su mano con gentileza―, Taehyung...

―Lo ayudaremos. En cuanto reponga energías, yo...

―No podemos esperar.

―¡No tenemos más opció...!

―¡Sí la tenemos! ―Dijo, y extendió el brazo, con su palma bien abierta―. Tómala.

Ni siquiera tuvo que añadir nada más, el jefe sabía perfectamente de lo que estaba hablando. Miró su mano y luego subió la vista hasta alojarla directo a las pupilas opuestas.

―Toma mi alma, Nam-joon. Tómala para salvar a Taehyung, y haz pedazos a ese maldito de Astarot.

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