Capítulo 5 - Una noche loca
13 de octubre de 2364
Montevideo, estación de televisión El Faro
Leonardo comenzaba a sudar, no sabía qué responder, ya que no era una de las preguntas que recibió previamente de Mario.
Pero de repente recordó el consejo que recibió de Sofía usando la palabra "clasificado". Leonardo da un "gracias" por dentro por el consejo.
-Estamos esperando su respuesta.
Tomamos en serio nuestra seguridad, pero no estoy en libertad de discutir asuntos clasificados.
-Que respuesta tan madura.
-Eso es muy responsable.
-Muy sabio para su edad.
Los espectadores del estudio de televisión critican de manera positiva a la respuesta de Leonardo.
-Parece que les gustó eso... continuemos. -Pablo no le gustaba los comentarios de los espectadores.
-Cambiando de tema. No hay indicios de usted en una relación, y la gente debería saber de eso como una cuestión de sucesión. ¿Está soltero? ¿Cuándo fue la última vez que estuvo con una mujer, su Majestad?
Leonardo da un profundo suspiro con los ojos cerrados y los vuelve abrir antes de hablar.
-Entiendo que una de las responsabilidades de un monarca es tener un hijo como heredero para así continuar con la dinastía. Pero... soy viudo desde hace poco...
Los espectadores se quedaron en shock ante la respuesta de Leonardo.
-... dejé atrás a mi esposa Jazmín y a mi hijo Victor que aún no había nacido con la esperanza de volverlos a ver después de despertar de la criogenizacion, pero ahora veo que ya no será así. Aún no estoy preparado para tener una relación ahora, pero quien sabe, puede que el tiempo lo dirá.
-¡Tan maravilloso!
-¡Qué caballero!
-¡Soy Leandra! ¡Puedes tener bebés conmigo!
Los espectadores se sintieron conmovidos por las palabras de Leonardo.
-Se loa ganó... ¡Solo vino y se los ganó! -Pablo estaba enojado porque Leonardo le había robado la atención del público.
-Eso es todo por esta noche. Gracias por sintonizarnos. He sido su anfitrión, Pablo Rojas. ¡Buanas noches y Dios bendiga al Imperio!
Los espectadores aplauden y se cierra la transmisión.
-Hmp... tanto por ser inexperto e ingenuo... ese niño es un maestro de la persuasión. -Pablo murmura entre dientes mientras abandona el estudio.
* * *
Más tarde...
Palacio Imperial
En el comedor del palacio, una larga mesa llena de personas importantes esperan sentados a la llegada del emperador.
-¡Su Majestad Imperial esta aquí! -Anuncio uno de los androides mayordomos.
Los invitados se ponen de pie y le hacen una reverencia al apenas ver a Leonardo entrando en el comedor.
-Para celebrar tu victoria, invite a algunos oligarcas y senadores para honrarte. -Dijo Mario, quién está entre los invitados.
Leonardo se acerca a la mesa y comienza a saludar a cada uno de los invitados. Que para su fortuna, no eran tantos como en la fiesta de la investidura.
-Raul Ortega. Nos conocimos en la fiesta de tu investidura, pero las circunstancias no fueron favorables. Me tomé un descanso rápido de mi apretada agenda para ver tu entrevista con Rojas.
Estrecho mano con Leonardo, el mismo oligarca con voz pomposa con quien Leonardo no había entendido nada.
-Um, si gracias.
Una vez sentados en la mesa. Raul chasquea los dedos para que los sirvientes trajeran una botella.
-Vino rosado dulce de 2357, un buen año. Me tomé la libertad de sacar esta bebida de mi bodega personal.
-Eh, no soy muy de beber... así que no creo...
Leonardo intenta negarse, pero es interrumpido por Raul.
-Oh, insisto su Majestad. Un hombre viril y heroico como usted, quién derrotó por sí solo a la prensa corrupta y orgullosamente defendió nuestros valores consagrados por el tiempo. ¡Simplemente debe!
Leonardo llena una copa de vino y la levanta ante los invitados.
-Bueno, en ese caso... ¡Salud!
* * *
Unas horas después...
Lo que antes era una cena formal, ahora era un desorden llena de borrachos. No importa cuántos siglos pasen, beber de más en un evento donde se sirva alcohol es parte de la esencia de ser latinoamericano.
-Con estas sanciones comerciales restrictivas... que en última instancia puede ser más perjudicial que bur...
-Si, si, si... te entiendo...
Leonardo y Raul aun continúan hablando cuando no podían contener el vino en sus copas.
-¿Está todo bien?
-¡Todo está bien! Tuve profesores como usted, siempre actuando taaan pomposos como si fueran mejor que todos...
-Bueno, francamente eso es...
Pero cada vez que Raul hablaba, era interrumpido por Leonardo.
-Y por cierto. ¿Recuerda cuando dije que eta "malo"? Bueno, ¡estaba mintiendo¡
Pero antes de terminar de hablar, Leonardo es detenido por Sofía, quien lo levanta de la silla.
-Es hora de irse, Leonardo.
-¿Eh? Pero, espera... ¡me estaba divirtiendo!
-Ya tuviste suficiente, Leonardo. -Luego Sofía se dirige a Mario. -Ministro Aguirre, voy a escoltar a su Majestad a sus aposentos.
-¿Ah? ¡Pero todavía es temprano!
Mario, aún borracho, tenía a una invitada mucho más joven que él sentada sobre su regazo.
-El emperador no está en condiciones de continuar.
-Bien, bien... que haga lo que quiera.
Luego de darles permiso de irse, Mario comienza a besuquearse con la joven sobre su regazo.
Sofía sale del comedor cargando a Leonardo sobre sus brazos.
-No me di cuenta que eras tan fuerte... Jazmín.
Confundiendo a Sofía con Jazmín por la influencia del alcohol, Leonardo habló mientras estaba siendo cargado por Sofia por los pasillos del palacio.
-Mis huesos son de fibra de carbono mientras que mis músculos son de silicio coloidal, por lo que soy un poco más fuerte que el humano promedio. Pero si me permite, debes tener cuidado cuando hables con oligarcas, son personas poderosas.
-¿Tener cuidado...? ¡Pero si te tengo para eso...!
-Si, Leonardo.
Tras caminar por unos minutos, el dúo finalmente llega al dormitorio de Leonardo. Sofía, al ser una androide, solo necesito mirar fijamente la puerta para que esta se abra, ya que su cerebro electrónico estaba conectada inalambricamente a los sistemas del palacio.
Tras entrar, Sofía recuesta a Leonardo en la cama. Le quita los zapatos y la chaqueta.
-Ya esta todo, ya puedes descansar, Leonardo.
-Gracias, Jazmín... aunque me hubiera gustado luchar con ese viejo gordo... De seguro le habría ganado... ¿sabes a que me refiero...?
-No.
Leonardo se encoge de hombros al ver que Sofía no entendió el chiste.
-Pero realmente impacte en esa entrevista, ¿verdad?... totalmente improvisado.
-No del todo, Leonardo.
-¡Oh, no seas así...! Estoy bromeando... me ayudaste mucho...
-Hasta mañana, Leonardo.
Sofía intenta alejarse de la cama, pero Leonardo la agarra del brazo. La tira con tal fuerza que hace que Sofía caiga acostada sobre Leonardo.
-Se como darte las gracias... Jazmín...
Leonardo, aún influenciado por el alcohol, le da un beso a Sofía.
-Deberías descansar, Leonardo.
-No... sigamos un rato más...
-¿Quieres tener relaciones sexuales conmigo?
-Si... Jazmín...
Entendido la petición de Leonardo como una orden, Sofía se sienta sobre Leonardo y se quita la parte superior de su ropa, revelando su desnudo cuerpo.
* * *
A la mañana siguiente...
Era una mañana cálida con los rayos del sol entrando por la ventana.
Leonardo yace sentado en su cama intentando recordar lo que hizo anoche, pero su memoria estaba borrosa debido a todo el vino que bebió anoche y a la resaca.
Mira a su lado y ve a Sofia acostada y desnuda mientras mira al techo como un especie de maniquí. Aunque en realidad ella está a la espera de nuevas órdenes.
Leonardo lo había hecho, había rato sus votos matrimoniales. Solo podía apoyar su rostro en sus manos y lamentarse por ser débil, por serle infiel a Jazmín.
-Sofía.
-¿Si, Leonardo?
Sofía levanta la parte superior de su cuerpo para estar sentada junto con Leonardo.
-Esto fue un error. ¡Sí, si! ¡Un estúpido error! Estaba tan borracho que no sabía lo que hacía... solo eso. Solo descargab un poco de estrés acumulada, nada más. -Leonardo se masajes las sienes. ¡No, no, no! A quién engaño. No llegué ni a un año de matrimonio y ya le puse los cuernos a mi esposa.
-Usted es viudo y yo una androide. Por lo que no es inmoral, ni tampoco ilegal. Es a lo que en tu época llamaban "hacerlo con una muñeca inflable".
Sofía intentaba excusar a Leonardo de la culpa por tener relaciones sexuales con ella. Ya que en el siglo XXIV es casi tan común tener relaciones sexuales con sintéticos de unidad C como lo era en el siglo XXI con una muñeca inflable.
-¡Eso no me ayuda! Puede que para vos y el resto del Imperio crean que mi boda fue hace trescientos años, pero para mí fue el otro día.
Leonardo da un suspiro antes de seguir hablando.
-Y si dejásemos ese asunto de la fidelidad conyugal de lado, también está el problema de la opinión pública. Es como decir que en mi época el presidente del Uruguay se acostara con una muñeca inflable todas las noches. ¡Sería un desastre! ¿Cómo reaccionarian los ministros? ¿Y la gente? Ayer les caí bien, pero, ¿quién sabe?
-No hay de que preocuparse. Archivare esto como clasificado y haremos como que esto nunca pasó.
Leonardo da otro suspiro antes de hablar.
-Esta bien. ¿Qué tenemos para la agenda de hoy?
Leonardo pregunta para intentar olvidar este incidente.
-Hoy tienes una reunión con el ministro Aguirre para hablar sobre los resultados de la entrevista de anoche.
* * *
Ministerio de Propaganda
En el despacho del ministro Aguirre. Leonardo ve a Maria tomando unas pastillas antiresaca para momentos después, verse completamente recuperado. Las maravillas de la medicina del siglo XXIV.
-Mientras que toda la entrevista fue un rotundo éxito, a la gente realmente le gusto acerca de tu vida amorosa con ese bonito discurso. -Mario se pone la mano sobre el mentón en pose pensativa. -Aunque es raro, no recuerdo haber escrito eso. Toda esa noche se puso un poco borrosa.
Mario se levanta de su escritorio y comienza a mirar la ventana.
Pero me hizo pensar. ¿Y si le damos algunas mujeres (fuertemente controlado) acceso a ese lado íntimo tuyo?
Tras volver a sentarse de nuevo en su escritorio, activa su holoherramienta mostrando lo que parece ser una página de citas.
-Te presento... ¡¡¡"Cita con el emperador"!!! ¡Es una aplicación especial de citas, donde tu eres el único hombre! ¡¡Las mujeres se pelearan entre sí, para así tener su codiciada cita con su querido emperador!! ¿Qué te parece su Majestad?
-Bueno... yo...
Leonardo estaba dudando sobre la propuesta de Mario, incluso se inclinaba a la idea se rechazarlo. Pero es interrumpido por Sofía.
-Me parece una idea excelente, ministro Aguirre. Una idea perfecta proviniendo de un ministro de propaganda.
-¿Ves? Hasta tu sintético le parece una buena ide. Bueno, ya esta en beta, mientras tanto voy a revisar la lista de mujeres para asegurarme de que no vea algo... inapropiado.
Leonardo levantó una ceja al no entender lo que quiso decir Mario con "inapropiado".
Pero lo que Leonardo no ve, pero Mario si, son las fotos de usuario de las mujeres ya suscritas a la aplicación. Con imágenes y frases un poco inapropiadas. La primera, es una mujer de 25 años llamada Valeria cuya foto de usuario es de ella mostrando los senos co la frase "¡Tetas para mi Leonardo!", y otra de una joven de 22 años llamada Leandra con la frase "Padre de mis bebés".
* * *
En la limusina de camino al palacio. Leonardo mira fijamente a Sofía quien esta sentada en frente.
-No estoy muy de acuerdo de haber aceptado el plan de Mario. Ni mucho menos de que hayas aceptado por mi.
-Pienso que lógicamente es la manera más rápida de aumentar tu popularidad, al menos entre la población femenina.
-¿Y si no me gusta la ganadora? -Pregunta Leonardo de brazos cruzados.
-Puedes inventar alguna excusa para romper con ella. Según las estadísticas, el 92% de las relaciones formadas en aplicaciones terminan en rompimientos, debido al factor humano.
-Perdón por ser demasiado "humano".
Leonardo responde diciendo "humano" entre comillas con los dedos. Aunque en el fondo sabe que Sofía tiene razón en eso.
-Lo siento si te ofendí.
Leonardo da un suspiro antes de hablar.
-No, no es eso... vayamos a mi palacio. No quiero que nadie me moleste por el resto del día, ¿entendido?
-Si, Leonardo.
* * *
Horas más tarde...
Leonardo se haya en la sala de juegos mirando mirando televisión, o más bien, poniéndose al día con las películas de Marvel, DC y animes que no pudo ver mientras estaba cruogenizado.
Mientras Leonardo miraba la televisión, que en realidad es una enorme holopantalla en la pared, sentado en su sofá. Sentada junto a él está Sofia que estaba fingiendo ver la televisión cuán en realidad estaba descargando los últimos archivos del Protocolo Legión.
Enseguida recibe una notificación del guardia de seguridad que vigila la entrada del perímetro de exterior del palacio solicitando su presencia.
-Ya vuelvo.
-¿Qué pasa? -Pregunta Leonardo tras ponerle pausa el video.
-Hay alguien afuera. Voy a ver, tu tranquilo.
* * *
Unos minutos después...
El Palacio Imperial cuenta con un sistema de defensa muy complejo que protege al emperador de cualquier amenaza externa. Entre los que se encuentran defensas antiaéreas, defensa aérea con cazas de combate provenientes de un aeródromo cercano, sensores infrarrojos, ventanas a prueba de balas, un bunker en caso de ataque nuclear, barreras de hormigón y acero, agentes de seguridad tanto humanos como androides, sensores de presión dentro y fuera del palacio, incluso catadores de comida en caso de haber comida envenenada de los proveedores.
Al llegar a la entrada del palacio en un vehículo, Sofía ve al otro lado de las rejas una limusina cuya matrícula coincide como propiedad de la familia Ponce.
La orden de Leonardo era no querer recibir visitas de nadie por el resto del día. Normalmente serían rechazados por el guardia, pero al tratarse de la familia Ponce, una de las familias oligarcas más influyentes en el Imperio, el guardia prefirió consultarlo con Sofía.
-¿Qué pasó aquí? El emperador dijo explicitamente de que no quería visitas el día de hoy.
-Bueno... yo...
El guardia tartamudeaba un poco debido a las insistencia tanto de Sofía como del chófer de la limusina. Cuando de repente la puerta de la limusina se abre y de su interior sale una mujer joven de unos veintitantos años de cabello castaño y ojos verdes, vestida con ropa formal pero moderna, y se acerca a la entrada.
-Abre la reja. -Ordenó Sofía al guardia.
-¡Sí!
A la odern de Sofía, el guardia abre la reja y la joven se acerca hasta estar a un metro de distancia de Sofía.
-Soy la asistente de su Majestad, unidad AM-227 con el sobrenombre de Sofía. ¿En que puedo ayudarle?
-Por fin alguien de adentro quien me atienda. Soy Amelia Ponce. Me gustaría hablar con su Majestad para conocerlo...
-Retírese, por favor.
Pero antes de que Amelia pudiese seguir hablando, es interrumpida en seco por Sofía.
-¿Qué...?
-¿No escucho? Tengo órdenes de no dejar pasar a nadie sin arreglar una cita previa. Así que, por favor retírese.
Amelia frunce el seño. Nadie la había interrumpido de esa forma, ni mucho menos por un sintético.
-¡¿Acaso no escuchaste quién soy?! Soy Amelia Ponce, ¡montón de circuitos inútiles!
-Ya escuche que eres Amelia Ponce. Mis sensores auditivos funcionan correctamente.
-¡Entonces déjame entrar!
-No. Tengo órdenes de no dejar entrar a nadie. Así que si me disculpa, tengo mucho trabajo que hacer.
Amelia se molesta cada vez más al serle negado la entrada al palacio. Su intención era conocer a Leonardo y seducirlo ya que el Emperador era considerado como un buen partido para los intereses de su familia. Así que decidió saltarse los procedimientos de la aplicación de citas e ir a verlo directamente en persona.
-Eres un sintético. Por lo que tus directrices te obligan a obedecerme.
Las directrices de las IA están basadas en el Decálogo Imperial, y entre ellas se encuentran la obediencia de las IA hacia los humanos. Pero en el caso de Sofía...
-El Sexto Valor del Decálogo el la Lealtad hacia la autoridad, pero recibo órdenes del emperador. Que es una autoridad superior a la de una hija de un oligarca. Por lo tanto, no hay lógica en seguir tus órdenes. Si quieres ver al emperador, use la aplicación para conseguir una cita.
Sofía se da la vuelta y mira al guardia.
-Cierra la reja. Y si insiste, llama a la policía.
El guardia procede a "cerrarle la puerta en la cara" a Amelia, haciendo que esta grite e insulte tanto a Sofía como al guardia.
* * *
De vuelta en el salón de juegos. Leonardo escucha a Sofía entrando por la puerta.
-¿Quién era?
-Solo un vendedor.
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