Los gritos resonaron por toda la biblioteca, el último libro que Jungkook guardaba cayó al suelo y los únicos dos caballeros dentro corrieron a su rescate. Yongguk fue el primero en tomar entre sus brazos al agónico Jimin, quien gritaba como si estuviera siendo cruelmente torturado. Se revolcaba entre sus brazos, mientras cientos de lágrimas bañaban su rostro, sus manos apretaban su garganta como si un dolor inexplicable lo estuviera ahogando.
No había sangre, no había alguna herida a la vista, pero Yongguk tuvo que luchar contra su joven amo para intentar retenerlo y evitar que se lastimara, mientras sus gritos perforaban y perturbaban el corazón de los tres presentes.
Jungkook retrocedió desconcertado al ver al tímido niño de hace solo unos minutos retorcerse entre llanto. Junhong salió en busca del duque, mientras los caballeros imperiales empezaban aparecer.
Kim Namjoon, al lado de sus dos fieles amigos, jamás espero que su más joven caballero interrumpiera de aquella manera en el estudio de la emperatriz. Solo unos momentos después de escuchar las alarmantes palabras de Junhong, los tres duques, e inclusive caballeros de Solaris, se abrieron paso a la biblioteca.
Los gritos dejaron inmóvil por un segundo a Namjoon al reconocer que eran de su pequeño hijo.
Corrió a su lado, sus rodillas tocaron el suelo mientras intentaba sostenerlo en sus brazos. Intentó hablarle, pero se dio cuenta de inmediato que su voz no lo iba a tranquilizar y supo entonces que no era uno de sus ataques.
Hoseok apareció a su lado y en un intento desesperado, utilizó su magia para dormir a Jimin. El silencio hizo presencia y las fuertes respiraciones de muchos hicieron eco, dando fin a la desesperada situación.
Con su corazón latiendo, con verdadero temor y aun permaneciendo en el suelo, Namjoon pudo abrazar a Jimin, el pequeño cuerpo entre sus brazos estaba pálido y sudoroso. Limpió su impasible rostro y secó las lágrimas que aun recorrían su rostro, sintiendo que estuvo cerca de perderlo de alguna manera.
Jackson envió de inmediato a sus caballeros a que registraran el lugar y que se aseguraran de atrapar a cualquier sospechoso dentro del palacio.
Pero nada había sucedido.
Por ordenes de la emperatriz, Jimin fue llevado a una de las habitaciones del palacio principal, para ser atendido ahí. Ya entrada la noche, Namjoon guardó silencio mientras veía al médico retirarse, después de escucharlo decir que su pequeño hijo estaba bien. Ahora que se había tranquilizado, estaba completamente estable. No tenía alguna herida y aun que cayó de una considerable altura, no hubo ninguna contusión por la cual preocuparse.
Los caballeros de Solaris enviados por Jackson no encontraron a ninguna persona sospechosa, haciendo que las cosas fueran mas complicadas de entender.
Namjoon le cuestionó a Yongguk en un principio, pero este no tuvo mucho que decir. Le dijo que la biblioteca parecía vacía en un primer momento, que Jimin se encontraba perfectamente y no parecía enfermo o aturdido, afirmó que cuando le escuchó hablar, fue y se aseguró de quien se trataba, pero que se abstuvo de intervenir al ver que se trataba del segundo hijo de los Jung, regresando a su puesto. Incluso para él, que estuvo presente en todo momento en la biblioteca, nada parecía tener sentido.
Yongguk se mantuvo en la habitación, guardando silencio mientras Namjoon acompañaba a su hijo. Ninguno de los dos podía simplemente aceptar que Jimin había llorado de aquella manera solo por una caída. — He participado en guerras, se lo que es asesinar a alguien. Sé lo que es torturar a alguien. — habló. — Jimin lloraba como si una daga atravesara su corazón... —
—¿Y qué sugieres entonces? El único con una sospecha es el hijo de Hoseok. —
Yongguk negó. — El niño estaba igual de impresionado, además sea lo que haya ocurrido, él no estuvo a su lado en ese momento, le vi llegar hacia él. —
— Jimin necesita estar dormido para sufrir un ataque... Es imposible que sea eso. — Namjoon intentó seguir indagando. Masajeando su frente ante un repentino e insoportable dolor de cabeza.
—¿Y si ya no es así? Sus ataques son por la divinidad en él... ¿Qué tal si está empeorado por lo mismo y ahora los puede llegar a sufrir incluso consiente? —
— Es imposible... —
El silencio se hizo presente nuevamente, mientras observaban el tranquilo semblante dormido de Jimin, un semblante que parecía ajeno a todo lo que había ocurrido.
Lo que decía Yongguk debería de ser imposible, pero parecía lo más probable hasta ahora. Si Namjoon dudara de su lealtad, sería diferente, pero no era así, de entre todos sus hombres, él y Junhong era los únicos por los que pondría las manos en el fuego. Y el hijo de Hoseok, era un niño de tan solo diez años, el cual le había visto crecer. Sabía que el niño era astuto, pero no veía maldad en él, no aún, y tampoco lo veía a una justa edad para que pudiera causar daño, no sin que él, ni ninguno de sus hombres, se diera cuenta.
Y fue entonces donde la angustia lo agobió una vez más, como cada noche donde veía a Jimin sufrir, como cada vez que lo veía agotado y cansado sin saber el porqué.
Namjoon se preguntó cuánto tiempo más, su pequeño hijo iba a ser presa de su propia mente, y si realmente estaba empeorando. ¿Cuánto más iba a empeorar? ¿Cuánto más tenía que pagar por algo que él no pidió?
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