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Capítulo 26: Festival

Tan solo una hora más tarde, Jimin estaba de vuelta en la carpa de los Kim, le había asegurado a Clara que sería puntual, así que incluso llegó diez minutos antes para ser precavido. Su tiempo con Jungkook y Taehyung fue divertido, y sobre todo, algo nuevo.

Se sintió lo suficiente cómodo como para pensar en otras cosas o preocuparse, rio y aprendió un poco más sobre ellos. No fue capaz de darse cuenta que estuvo sin miedo a cometer un error o comportarse de una manera indebida que fuera juzgada.

Lamentó despedirse, pero al igual qué tenía la fiesta de té, ellos tenías que prepararse para su cabalgata.

Su vestimenta fue cambiada por una más elegante, pero igual de sutil y fresca como el ambiente lo sugería. Clara le contó que tomarían el té en una gran mesa con manteles blancos, rodeados de luces y juegos de tazas coloridos provenientes del extranjero. Al parecer la familia Ross no había escatimado en gastos y muy posiblemente había obtenido ayuda de la emperatriz para que fuera un evento excepcional a pesar de ser algo únicamente niños.

Ninguna de aquellas cosas mencionadas por su niñera había llamado su atención, solo pudo pensar en cuanto le hubiera gustado montar a caballo junto a Jungkook y Taehyung.

Una vez más, la encantadora apariencia de Jimin fue alagada por los más cercanos a él, su padre le sonrió y le pidió que disfrutara antes de salir de la carpa, había estado presente mientras lo arreglaban y no pudo evitar sentirse melancólico, pero aún así feliz de ver cuanto estaba creciendo su pequeño hijo.

Yongguk se mantuvo como su escolta una vez más, guiándolo hacia la dichosa fiesta, Jimin estaba agradecido de tenerlo a su lado, y muy dentro de sí, rogaba que no se apartará de él como lo había hecho en palacio imperial.

Todo se veía exactamente como Clara se lo había descrito, y aún que le gustaba mucho el tiempo del té, ya quería irse de ahí con el primer vistazo.

Justo cuando llegó, un mesero sonó una copa, indicando a todos los niños presentes que el té ya iba a ser servido. Jimin sintió un gran alivio cuando al otro lado de la mesa reconoció dos cabelleras pelirrojas, Teo y Sora, hermanos menores de Taehyung, estaban ahí, sintió un gran alivio y por fin pensó que podía disfrutar de aquel momento.

Pero cuando dio un par de pasos con la clara intención de acercarse a ellos, un segundo mesero le indicó muy claramente donde debía tomar asiento. Una parte de Jimin quiso negarse, no veía que a los demás les dieran indicaciones, pero reprochar por algo así sería algo muy infantil de su parte, guardó su desilusión y sencillamente asintió.

Al sentarse notó como los gemelos había quedado al otro extremo de la mesa, ambos pelirrojos le sonrieron desde la distancia una vez se percataron de su presencia, pero no había mucho que pudieran hacer.

Un violinista empezó a tocar a la distancia, mientras diferentes tipos de pasteles, galletas y gelatinas, fueron servidos, dando por opciones una gran variedad de tipos de té.

Solo eso fue necesario para dar inicio y que la gran mayoría empezara hablar. Había unos once niños más a parte de él, todos parecían tener edades diferentes, pero cercanas a la suya.

Jimin miró de reojo donde se encontraba Yongguk, suspirando y tomando delicadamente su taza de té, su caballero no estaría justo a su lado sido no era una necesidad.

— La reunión se ve increíble, señorita Ross — dijo un niño, quizá un año mayor a Jimin, se encontraba a dos asientos de su lugar.

— Gracias, mi madre se esmeró organizando hasta el más pequeño detalle para que fuera perfecto. —

Gracias a esa respuesta Jimin pudo reconocer quién era la anfitriona, una niña con un increíble cabello rubio y ondulado, vestía un vestido verde claro, con bordes de encaje blanco y un tierno sombrero blanco para el sol. Su meñique se encontraba exageradamente levantado mientras tomaba su taza.

— Aunque en este descuidado lugar es difícil organizar algo grande, como estamos acostumbrados. — agregó.

— Es un honor haber recibido una invitación. Todo es perfecto. — afirmó otra niña.

— Bueno no todo es perfecto, estuvimos obligados a invitar a familias de un rango no muy alto. — mencionó, mirando descuidadamente al niño sentado al lado de Jimin.

Jimin se estaba sintiendo incomodo, pero aquello último lo dejó en blanco y sin saber que hacer. La niña había hecho saber muy explícitamente que no quería al chico en aquella fiesta por su rango.

— ¿Eres hijo de un barón, cierto? Ni siquiera recuerdo su apellido. —

El chico solo asintió y no dijo absolutamente nada. Jimin fue incapaz de tomar un tragó de su té, dejándolo sobre su plato.

— No es necesario recordarlo. — rieron.

— No sean así, también es un invitado. — habló la anfitriona a pesar de ser ella quién hizo el primer comentario desagradable. — Debes estar agradecido de que mi padre, el Marqués Ross tenga en alta estima a tu familia. —

Era completamente diferente al ambiente en el banquete de los Wang, donde Jimin consideraba que los adultos podían llegar a tener más desacuerdos. Era exactamente lo que se temía de la fiesta del té, cuando Jungkook y Taehyung empezaron a aconsejarlo, detestando la idea de que asistiera.

No pensó que podía ser incomodo por otra razón, pensó que simplemente estaría inseguro por no conocer a nadie. Incluso se animó así mismo porqué quería tener más conocidos, pero definitivamente no quería verse involucrado con aquellos niños que habían hablado hasta ahora.

— Me gusta tu dije. — mencionó Jimin, ni siquiera fue consiente de sus propias palabras.

No estaba seguro de haberle dicho a su cerebro que formulara aquella oración, incluso se impresionó de escuchar su propia voz, pero no titubeo en alagar la piedra azulada del collar del niño que se había mantenido cabizbajo.

Jimin pensó que no decir nada, lo haría parte de aquellos horribles comentarios. Y detestaba la idea.

La compostura del niño cambio radicalmente al escucharlo y los demás guardaron silencio repentinamente, Jimin tenía una voz suave y tranquila, pero cuatro palabras fueron suficientes para cambiar todo su alrededor.

— Gracias... — titubeo el niño.

— ¿Cómo te llamas? — preguntó Jimin, curioso e intentando que dejara de lado aquella actitud triste.

— Mikael... Rin Mikael. — sonrió apenado al final.

— Es un placer, Rin Mikael. Mi nombre es Kim Jimin, — sintiéndose también tímido, devolvió la sonrisa.

— Todos aquí sabemos quién eres. — interrumpió uno de los niños que había hablado de más, obteniendo la atención de Jimin. Se sintió algo comprometido, él realmente no sabía quienes eran.

— ¡Por supuesto! Eres el príncipe del Norte, el hijo de dios y quién se casará con el príncipe Yoongi. —

— Mi madre me dijo que este es su primer evento social. — la señorita Ross, no dudo en enfatizar lo último.

— Lo es... — contestó Jimin, sintiendo la repentina atención que había recibido Mikael, ahora en él.

— ¿Conoces al príncipe Yoongi? — le preguntaron.

Jimin dudó, no quería responder pero con la presión de sus miradas, terminó por asentir con la cabeza sin mucho animo. Todos parecieron maravillados con aquella respuesta, mientras que él no pudo evitar pensar, qué con lo poco que lo había conocido, no había nada por lo cual emocionarse.

— ¿Qué se siente saber que te casaras con él? — pronto las preguntas parecían muy emocionadas.

— Eres muy afortunado. —

— ¿Por qué no te acompaño hoy? — preguntó la señorita Ross.

Entre todas las palabras dichas repentinamente, aquella última fue la única que llamó su atención, como si sus sentidos se hubieran enfocado únicamente en esa pregunta.

Pero antes de ser capaz de decir algo, un niño que hasta ahora no parecía formar parte de su conversación, pareció encontrar el momento perfecto para hablar.

— ¿A caso no sabe qué el príncipe Yoongi esta aquí en el festival? —

Jimin frunció levemente el ceño, sintiendo que el aire se le escapaba con solo la idea de que Yoongi estuviera ahí.

Pero intentó no perder la compostura, ni ser tan evidente. Pudo inventar un excusa, pero fue sincero, no le veía nada de malo no saber la asistencia del príncipe. Su padre ni siquiera lo había mencionado. — No, no lo sabía. —

Hubo un silencio poco agradable, que solo dio paso a peores comentarios.

— Quizá por ser su primera vez en el festival no lo sabe, pero es un evento importante, en gran parte, porque la familia real siempre participa. —

— ¿No se supone que los herederos y los hijos de dios son muy cercanos? — el mismo niño volvió hablar, con una clara intención.

Incomodo, Jimin miró de reojo y pudo notar la expresión fría y harta en Yongguk a pesar de los metros que los separaban.

— Realmente pensé que el príncipe iba a asistir a la fiesta.

— Yo también, después de todo el hijo de dios estaba invitado. — los murmullos empezaron a crecer en la mesa.

Jimin pensó en lo importante que parecía ser que estuviera o no, con el príncipe Yoongi. Estaban hablando de más, siendo descorteces, pero sus palabras no apuntaban muy lejos de la realidad, porque al final de cuentas Yoongi lo odiaba.

— Ustedes son muy niños para entender como funcionan las cosas. — a pesar de estar al otro lado, Sora habló en un tonó de voz lo suficiente alto para que todos pasaran su mirada hacia ella.

Para Jimin fue divertido escuchar aquello al ver que prácticamente los gemelos eran los menores ahí.

— Es claro que el príncipe Yoongi tiene muchas ocupaciones para asistir a una fiesta de té, incluso Jimin estaba lo suficiente ocupado, estuvo la tarde con mi hermano mayor y el heredero Jung. — habló también Teo, comiendo desinteresadamente un pedazo de pastel.

— La señorita Ross debería de estar agradecida de que Jimin asistiera a su fiesta del té después de todo. Oh está quemada. — sin mucho ánimo, Sora dejó caer una galleta a su plato después de mirarla mientras hablaba.

Y tan pronto como dejó de hablar, bromeó con su hermano Teo y rieron traviesos, muy consientes de lo que habían hecho. Jimin les sonrió, eran iguales que Taehyung y eso le hizo recordar sus palabras.

Un silencio acompañó a los niños que hace tan solo unos minutos no paraban de hacer comentarios groseros. Ninguno ahí podía hacerse la idea de cuanto le temía Jimin al hecho de casarse con el príncipe, incluso pasó por su mente que si fuera capaz le daría su lugar a cualquier otro ahí para que cumpliera sus anhelos, en con tal de librarse de su destino.

Pensando en eso, se preguntó entonces porqué le preocupaba tanto que la emperatriz estuviera bien con su asistencia a la fiesta del té, al final aceptó porque no sentía correcto que su padre siguiera rechazando lo que ella le pedía. Pero ya había cumplido con su parte, asistió con sus mejores intenciones, pero todos ahí eran niños groseros, estaba en su derecho de irse. Si la emperatriz pensaba que estaba mal, también esperaba que viera la actitud del resto de niños nobles en esa mesa.

— Gracias por la invitación, pero me voy a retirar ahora. — anunció.

Más murmullos cruzaron por la mesa, entre ellos el hecho de que a Kim Jimin no le había gustado la fiesta del té organizado por la familia Ross.

— Es muy pronto, puede ser algo descortés de su parte. — la anfitriona se acomodo en su lugar, preocupada e intentando evitar que Jimin se fuera después de tan mal momento.

— Señorita Ross, ya otros han sido descorteses. Incluso considero que ha sido una anfitriona demasiado soez. —

Los ojos de la señorita Ross se abrieron en sorpresa ante el mal cometario a su fiesta del té y a ella misma.

— ¿Soez? — repitió callada.

Jimin la volvió a ver, inclinando un poco su cabeza, con una mirada inexpresiva y repentinamente tranquilo. — ¿A caso la hija de un marqués no sabe el significado de soez? —

Los murmullos aumentaron, mientras las mejillas de la niña de encantador vestido, se sonrojaron por la vergüenza.

— Una vez más, gracias por la invitación. — Jimin se levantó, y aún qué fue educado, todos fueron capaces de darse cuenta que pareció decir que no esperaba una invitación nunca más. Con una suave sonrisa volvió a ver al resto y luego a Rin, con un claro motivo. — Espero que me acompañes algún día a tomar el té en Isir. — le invitó.

Los brillantes ojos de Mikael dijeron más que mil palabras. — Gracias... —

Jimin caminó lejos de ahí, notando que Sora y Teo también se habían levantado de la mesa.

De camino a la carpa y con Yongguk caminando a su lado, Jimin suspiró aliviado, sin darse cuenta que su caballero sonreía, orgulloso de él o quizá satisfecho.

— ¿Estaré en problemas? —

— No. — contestó sin preocupación alguna a la tímida pregunta.

— ¿Papá estará en problemas? —

— Su padre reirá después de que le cuente lo sucedido. — Jimin agachó la cabeza, a pesar de todo, no podía evitar recordar lo que su padre le había dicho después del incidente de la fuente, aún qué la situación había sido diferente. Pero Yongguk fue capaz de darse cuenta de todo lo que el pequeño de ojos dorados pensaba. — Jimin, no hay nada, absolutamente nada, en lo que su padre no lo apoyaría. Incluso lo imposible, él lo hará posible por usted. Así que no tema tomar decisiones que sienta que pueda afectar a los Kim o directamente a su padre. —

Quería confiar en sus palabras, las creía, pero seguía siendo difícil para él, a pesar de que esta vez solo había sido una reunión informal de niños.

Aun así, las palabras del caballero a su lado fueron grabadas casi con fuego en su cabeza, el sentimiento de no querer decepcionar a su padre incrementó, pero también se sintió seguro.

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