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Capítulo 23: Pelirrojo

A la mañana siguiente, Jimin insistió en despedirse de los Jung quienes partirían temprano, fue acompañado por Clara debido a que Namjoon había ido a la ciudad de Calisto. Era una despedida formal, gran parte de los Wang estaban en la entrada de la mansión, preparados para despedirse también y agradecer la asistencia al banquete.

Al lado de los gemelos, Jimin no pudo disculparse con Jungkook, era la verdadera razón por la que quería despedir a la familia Jung. Disculparse y preguntarle si había tenido alguna represalia debido a lo sucedido, pero el mayor pareció entender sus intenciones y le sonrió, intentando hacerle saber que todo estaba bien.

Luego de la despedida, Esmeralda le pidió a Jimin que los acompañara durante el desayuno, Jimin pensó que era su oportunidad de demostrar que sabía como comportarse a pesar de su edad, pero el desayuno familiar pareció ser aun más relajado.

Jimin sentía que caminaba por un suelo movedizo y demasiado desconocido con la familia Wang, el realmente no sabía cómo relajarse en momentos así, estaba acostumbrado a guardar su postura aun cuando estaba solo en su habitación, era lo único que él sabía hacer, pero realmente no quería ser un invitado grosero, quería ser parte de ellos.

Desde su punto de vista, olvidando el suceso de la fuente, toda su estancia había sido agradable. Ni el Duque Wang, ni Esmeralda lo trataron como un simple invitado o desconocido, ni siquiera esa mañana en donde Taehyung se encontraba sentado a su lado, siendo algo evidente la tensión entre ambos.

Lo estaban tratando como si fuera un hijo más en la mansión y fue un sentimiento que Jimin quiso conservar.

Se preguntó entonces porque su padre nunca había realizado algún evento parecido o porque nunca había invitado a la familia Wang o los Jung a Isir. Hasta hace un día, solo conocía de vista a ambos duques y ahora sabía que Jungkook tenía cierta relación con Taehyung y que Taehyung parecía llevarse bien con los dos hijos de la familia Jung.

Quizá si los hubiera conocido antes, él también hubiera podido ser parte de esa amistad.

A pesar de que Namjoon había regresado a la mansión unas horas después, Jimin se mantuvo al lado de Esmeralda Wang y los gemelos, se podía decir que ahora era amigo de Sora y Teo. Pero ambos pasaban más en su mundo, con mucha energía de por medio, muy a comparación de Jimin que tenía una personalidad muy tranquila como para poder seguirles el juego.

Aun así, los tres miembros de la familia Wang le dieron un recorrido ameno por todos los alrededores de la mansión y Jimin disfruto cada momento.

Ahora, se encontraban en uno de los jardines internos de la mansión, los gemelos estaban sentados sobre una larga tela en el césped, al lado de una fuente artificial, comiendo galletas y dibujando en silencio. Jimin bebía un té con hielo, cada hielo con una pequeña flor roja dentro, era la primera vez que lo probaba y le pareció delicioso, y refrescante, mientras estaba sentado frente a Esmeralda en una pequeña y encantadora mesa blanca bajo la sombra.

Mecía sus pies de arriba, hacia abajo, realmente a gusto. Bebía también en silencio mientras veía a Esmeralda leer tranquila, en una mano su libro y la otro la misma tasa de té que él bebía. Jimin la había visto acariciando su barriga varias veces, como era de esperarse fue algo realmente curioso para él, pero esta vez no preguntó, simplemente quería seguir disfrutando del momento.

Pensó que era agradable compartir momentos así durante el día, él solo había bebido el té en compañía de su institutriz, la mayor parte de ellas en una lección de etiqueta. Estaba tan a gusto, que incluso logró dejar de lado todos esos estrictos pensamientos y solo se dedicó a seguir sintiendo las brisas que se colaban por la mansión.

Después de unos minutos, cuando el té y las galletas se habían acabado, Esmeralda cerró su libro con un suave suspiro, mientras los gemelos se levantaban de sus lugares y empezaban a jugar con un par de espadas de madera.

Volvió a ver a Jimin sonriente. — Gracias por acompañarnos Jimin, espero que no haya sido aburrido, hay muy pocas cosas que pudo hacer en estos días. —

Jimin negó rápido. — Fue divertido. — dijo sincero.

— Hemos visto los alrededores. ¿Hay algo más que te gustaría hacer? —

Una vez más, Jimin negó.

Ambos pasaron su vista a los gemelos, que gritaban entre juegos y peleaban con sus espadas como si ambos fueran unos verdaderos espadachines.

— ¿No quieres jugar con ellos? —

— No señora... —

Aunque no quería, era interesante para él verlos jugar, su juego no era nada comparado a la pelea de su padre contra Yongguk, pero le pareció grandioso verlos usar la espada de madera, Jimin pudo reconocer que no eran simples movimientos al aire, desconocía que ambos niños sabían lo básico de la esgrima.

— En ese caso, los llevaré a sus clases. — la única razón de que los gemelos tuvieran aquel tiempo libro era a causa de Jimin, era un intento de Esmeralda de que el pequeño de ojos dorados se sintiera más cómodo y que quizá se hiciera amigo de sus hijos. — ¿Nos acompañas o prefieres quedarte aquí? — le preguntó sonriente.

— Si me lo permite, me gustaría quedarme aquí. —

Esmeralda asintió, avisándole que si algo ocurría no dudara en buscarla o hablarle al primer caballero que se cruzaba por su camino. Los gemelos se despidieron de él y pronto quedó solo en el jardín.

Le hubiera gustado que su padre los hubiera acompañado durante la hora del té, pero según había escuchado de Esmeralda, todos esperaban que su padre se tomará su tiempo en Calisto para descansar, así que con esa idea en la cabeza y recordando que había salido durante el amanecer, no quiso molestarlo.

No se sintió realmente solo, había un par de caballeros de Solaris haciendo guardia, y de vez en cuando, otros caminaban por los pasillos alrededor del jardín.

Tan pronto los gemelos y Esmeralda se fueron, Jimin se levantó de la silla y caminó hacía donde estaban los gemelos sentados unos minutos atrás. Ambos habían dejado sus espadas de madera y no pudo evitar querer tomar una.

Estaba en su sangre, era parte de su linaje, pero Jimin lo desconocía. Todos en su familia habían sido fríos y abrumadores guerreros desde muy jóvenes, todos los descendientes de la luna habían crecido con una espada en sus manos, pero era hasta este momento que él tenía la oportunidad de tomar una espada entre sus manos.

Las palabras de Junhong volvieron a su cabeza, recordando lo que había dicho de su padre y su linaje. Aunque no sabía descifrar lo que sentía, se encontró algo molesto al escuchar que todos los Kim tenía un don por las espadas, que estaba en su sangre defender el imperio y ser los mejores.

Notó de inmediato que los gemelos Teo y Sora, tenían ciertos conocimientos de esgrima y ambos eran un año menor que él. Y si pensaba al respecto, tenía sentido, los niños Wang parecían seguir los pasos de sus antepasados y el mismo legado como caballeros de sus padres.

Fue entonces, que Jimin se preguntó porque era ajeno a todo aquello, si él también era hijo de una familia militar. Incluso se suponía que él era el único heredero Kim, que incluso los caballeros de Avalon sería su responsabilidad. Al menos, eso era lo que él entendía.

Los niños Wang parecían ser parte de lo que era su familia y Jimin se preguntó porque él no lo era para los Kim. Un repentino recuerdo del incidente de la biblioteca llegó a su mente, como si fuera una respuesta a lo que se estaba preguntando.

— Es una espada de entrenamiento de verdad, aunque mi padre se las dio a mis hermanos como si fuera un juguete. — Jimin brincó sorprendido, girando hacia Taehyung quien sin darse cuenta había llegado hasta su lado. Este se cruzó de brazos y le sonrió burlón. — ¿Te asusté? —

Jimin solo tardo un par de segundos en recuperar la compostura, reconociendo al mismo niño grosero de anoche. No pudo evitar pensar lo molesto que era.

— Solo lo estaba recogiendo... —

— No importa. — se encogió de hombros, para luego pasar su vista lejos de Jimin. — Vengo de entrenar y te vi... Y... Bueno, quería disculparme por lo sucedido anoche. —

Taehyung intentó sonar despreocupado, como si le hubieran obligado a decir aquellas palabras, pero lo cierto era que su padre ni siquiera le había dicho algo aún.

Después de ser jalado al agua y ver lo molesto que había estado el niño de cabello plateado, Taehyung sintió que quizá lo había juzgado mal. Él esperaba que Jimin corriera donde su padre, llorando y culpándolo de todo, incluso de tratarlo de una manera ofensiva. Algo que reconocía que había hecho al propio.

Pero para su sorpresa, Jimin no era el niño llorón que esperaba, ahora entendía porque incluso Jungkook estaba con él sin problemas.

Aunque Taehyung tenía esa intensión de no sonar verdaderamente arrepentido, Jimin logró ver detrás de aquella fingida actitud. Entendió que no era algo que el chico pelirrojo hacía con facilidad, era claro que intentaba mantener la imagen que había dado el día anterior, pero sus disculpas eran sinceras.

— Creo que está bien...— respondió Jimin. — Yo soy quien tuvo que haberse disculpado primero, caí al agua por accidente, en cambio yo te jalé a propósito... Lo siento mucho. —

Taehyung sonrió de lado, al final aquel acto había sido lo que cambio la manera en que veía a Jimin.

Le pareció interesante que no se quedará de brazos cruzados, que le devolviera lo que le había hecho, sabía que todos en el banquete defenderían a Jimin, por ser el protegido del Duque Namjoon y el niño bendito, todos iban a escuchar sus quejas y resolver sus problemas, pero no lo hizo. Él solo lo empujó al agua.

Con su cabello atado, esta vez en una cola baja, y con sus mismas dos trenzas, Taehyung extendió su mano hacía Jimin, envuelta en vendas, algo sucias por su entrenamiento.

— ¿Todo bien? – con una sonrisa de medio lado, le preguntó.

Sin ningún resentimiento y sintiéndose bien al respecto, Jimin extendió su mano, y sin dudarlo, la apretó con fuerza.

— Todo bien. —

Ambos apretaron sus manos sin saber que esa pequeña acción, tan solo iba a ser el inicio de su amistad. Una vez más Isir y Calisto reforzaban sus alianzas, en una inquebrantable lealtad, de la cual ambos niños aun eran inconscientes.

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